Miserias del capitalismo del juego Gracias a Belcebú por Aaron Sorkin y Jessica Chastain, dos de los profesionales con más talento hoy trabajando en la industria del cine. El director y guionista y la actriz construyen en Apuesta Maestra (Molly's Game, 2017) un magnífico retrato de aquel “pequeño” emprendimiento de apuestas de póquer encabezado por Molly Bloom (Chastain), el cual a su vez funciona como un ejemplo de una red mucho más amplia de intereses económicos en torno al negocio del juego. Allí mismo radica la fuerza sutil de la película, en recrear dicho entramado de influencias y a la vez dar forma a una lógica narrativa súper aguerrida que no tiene nada que envidiarle a los opus previos de Sorkin como guionista, léase las extraordinarias Steve Jobs (2015), El Juego de la Fortuna (Moneyball, 2011), Red Social (The Social Network, 2010) y Cuestión de Honor (A Few Good Men, 1992). Aquí, en su ópera prima como realizador, vuelve a enlazar la pirotecnia verbal que lo caracteriza con una historia en verdad apasionante que no da respiro al espectador porque lo que pretende es precisamente recuperar aquel nervio realista del Nuevo Hollywood de la década del 70. Para aquellos que no lo sepan, vale aclarar que la Bloom de carne y hueso atravesó un derrotero prácticamente idéntico al que expone la propuesta en cuestión: la mujer de joven estaba encaminada hacia una carrera profesional en el esquí pero un terrible accidente en las pruebas para las Olimpíadas le hace replantear su vida, por lo que se muda de Colorado a Los Ángeles y allí consigue un trabajo como camarera con la meta de disfrutar de algo de tiempo libre antes de ingresar a la universidad para estudiar derecho. Todo cambia cuando conoce a Dean Keith (Jeremy Strong), un chanta apático que le pide que sea su asistente y que eventualmente le asigna la organización de unas partidas semanales de póquer en un club nocturno en las que distintos personajes del jet set y el empresariado ganan y pierden miles y miles de dólares a pura rutina, una coyuntura que le permite a Molly aprender el oficio de a poco. Cuando las finanzas de Keith comienzan a sentir un cimbronazo por malas decisiones varias y el susodicho pretende dejar de pagarle como asistente, la mujer se corta sola y monta sus propias reuniones de póquer en un hotel lujoso con apuestas bien elevadas. Sorkin nos ofrece una estructura retórica que va y viene entre el pasado lejano de Bloom con su padre Larry (Kevin Costner), un hombre muy exigente que la presionó para que sea la mejor tanto a nivel intelectual como atlético, el presente del relato circa 2013/ 2014 cuando es arrestada por el FBI bajo cargos de lavado de dinero y apuestas ilegales, lo cual la lleva a contratar a Charlie Jaffey (Idris Elba) como su abogado defensor, y finalmente la crónica detallada de este ascenso al estrato del juego de alto perfil, siempre entre las elites de la oligarquía del espectáculo, los deportes, los conglomerados económicos y el capital financiero; a lo que para colmo se suma un nexo con las mafias italiana y rusa al poco tiempo de que Molly decide trasladar su andamiaje de Los Ángeles a New York debido a que un tal Jugador X (Michael Cera) -que en la vida real todos sabemos que es el actor Tobey Maguire- la termina expulsando del negocio de las apuestas de la costa oeste. El eje del film pasa por la lucha de la protagonista para mantener su independencia en un mundo dominado por hombres ricos, egoístas y bastante patéticos, sin embargo la trama jamás cae en los estereotipos feministas de gran parte del cine esquemático de nuestros días porque prefiere no victimizar a Bloom en pos de edificar un pantallazo complejo sobre las distintas patas del ámbito de las apuestas y la manipulación cruzada entre las agencias estatales de investigación, el sistema judicial estadounidense, el crimen organizado, los capitalistas repugnantes de siempre y los popes de la industria cultural y sus intereses en todo el asunto. De hecho, entre los asistentes a los juegos de Molly se encontraban figuras como Leonardo DiCaprio, Macaulay Culkin, Ben Affleck, Alec Gores, Andy Beal y el ya nombrado Maguire, a quien Sorkin acusa -no sólo a él, sino también a todos los demás por elevación- de ser unos sádicos horrendos que disfrutan más de destruir las vidas de los otros jugadores que del póquer en sí. En consonancia con lo anterior, sorprende la valentía del director porque además de su ingenio para los diálogos filosos y demoledores, el señor no deja pasar ni una sola oportunidad para disparar munición pesada contra todos los involucrados: al gobierno y el FBI los trata de simples chantajistas que le confiscan a Bloom el dinero de las apuestas -cinco millones de dólares- y la amenazan con prisión para que entregue los datos de los apostadores que concurrieron a sus mítines durante la década en la que se llevaron a cabo, a la alta burguesía la tacha de miserable, cruel y -en mayor o menor medida- adicta al juego, y finalmente no se olvida de la estupidez de las mafias rusa e italiana, la primera participando en los envites como si nada y la segunda presionando a lo bestia para quedarse con una tajada ofreciendo sus “servicios” para cobrar las deudas que varios apostadores tenían con Molly. El opus de Sorkin enfatiza en todo momento la decisión de Bloom de no recurrir a la violencia para recuperar su dinero y mantener a raya a los jugadores, algunos de los cuales o le declaraban su amor intermitentemente o le pedían crédito para continuar apostando o la estafaban haciendo algún tipo de trampa a lo largo de las extensas partidas. Ese es precisamente el único rasgo condescendiente del film para con la antiheroína de turno, el reconocimiento de su rechazo a desbaratar la existencia de los que fueron sus “clientes” en el pasado, a sabiendas de que ir tras ellos no entra en su marco ético y además produciría un tsunami de insospechadas proporciones que le podría caer sobre su cabeza. Como de costumbre el desempeño de Elba es perfecto, no obstante lo de Chastain roza lo sublime: con Apuesta Maestra la norteamericana se termina de transformar en otro de los monstruos sagrados del cine gracias a una disposición vocal, física y actitudinal que la colocan muy por encima de casi todas las actrices del mainstream contemporáneo, ahora entregando una actuación arrolladora que esquiva la caricaturización y abraza el devenir de una mujer real, mostrándonos cada etapa anímica del camino que atravesó Bloom con precisión y astucia interpretativa. Aquí Sorkin nos regala muchas escenas memorables como la del accidente de la apertura, toda la secuencia centrada en el atormentado Harlan Eustice (Bill Camp), los intercambios entre Bloom y el Jugador X, la llegada de los mamarrachos que trae Douglas Downey (Chris O'Dowd) a la “pyme de Molly”, el tremendo ataque contra la protagonista, el encuentro a puertas cerradas entre ella, Jaffey y los representantes de la fiscalía, la charla con su padre cercana al desenlace y -por supuesto- el final en sí. Muy pocas películas en la actualidad alcanzan el nivel de excelencia de este debut, un trabajo maravilloso que desnuda las miserias y la corrupción de las altas esferas del poder cultural, económico y gubernamental, asimismo un enclave en el que las sonrisas superficiales esconden amenazas y un canibalismo despiadado, constantemente al acecho…
Con respecto a quienes son los famosos y lo que es verdad y no en este apasionante relato biográfico muy bien narrado (donde la misma Molly Bloom estuvo implicada en la producción del film), sepan que el personaje de Player X es.....
Barajar y dar de nuevo 'Apuesta maestra' llega a los cines para contar la interesante historia real de Molly Bloom, con Jessica Chastain como protagonista, acompañada por Idris Elba y Kevin Costner. ¿De qué se trata Apuesta maestra? Molly Bloom (Jessica Chastain) era una esquiadora con aspiraciones olímpicas que debe abandonar su carrera deportiva tras una grave lesión. Buscando otra forma de ganarse la vida, trabaja como asistente personal de un organizador de partidas de póker, lo que la introduce en el lujoso mundo de las apuestas. Su inteligencia la lleva a convertirse en una de las principales organizadoras de partidas de póker clandestinas de Estados Unidos. En un mundo de hombres poderosos y millonarios, Molly Bloom tendrá que ingeniárselas para sobrevivir. Cuando la acusen de estar involucrada con la mafia rusa, deberá acudir a un abogado (Idris Elba) que la ayude a no ir a prisión. Con qué te vas a encontrar ¿Te acordás de ‘La gran apuesta‘? En esa película se contaba la historia real de cuatro tipos de la bolsa durante la crisis de las hipotecas. Me acuerdo que cuando la vi, sentí que estaba buena pero que no había entendido nada. ¿Por qué? Porque no sé nada sobre la bolsa. Con ‘Apuesta maestra’, podía existir ese riesgo, pero el director Aaron Sorkin, en cambio, logró crear una película interesante y entretenida sobre el mundo del póker, que se entiende perfectamente aún si no sabés nada del juego. Al margen de esto, ‘Apuesta maestra’ es, sobre todo, no tanto una historia sobre el mundillo del póker, como el retrato de una mujer astuta y ambiciosa que no solo logra sobrevivir en un ambiente masculino, sino que triunfa con creces. El párrafo anterior podría hacerte creer que, quizás, nuestra protagonista se ve enredada en cuestiones amorosas con millonarios, pero lo interesante es que eso no sucede. Y el hecho de que no suceda es fundamental. Las películas sobre ambientes de dinero, mujeres bonitas y hombres poderosos rara vez se salvan de caer en la escenita barata de amor fugaz en un rincón de alguna habitación de un 5 estrellas. Escaparle al cliché no es poco mérito. Conclusión sobre Apuesta maestra Jessica Chastain se pone el film al hombro y está fantástica, como siempre. La chica hace todo bien, es así. Y, además, en los primeros minutos del film, nos regala un comentario deportivo que todo argentino va a agradecer. Mirala y vas a ver a lo que me refiero 😉 ‘Apuesta maestra’ podría haber sido menos extensa, pero aún así el resultado es una gran película: ágil, inteligente, veloz y entretenida. Vale la pena. Puntaje: 8/10 Título original: Molly’s game Duración: 140 minutos País: Estados Unidos Año: 2017
La premisa debería aplicarse a cuaquier película que se precie, pero en particular las que tienen a Aaron Sorkin como guionista exigen plena concentración desde el primer fotograma. Films como La red social (2010) y Steve Jobs (2015) desplegaban una ametralladora de información que, a fuerza de estética de videoclip, esgrima verbal y veloces saltos temporales, no daban lugar a la distracción ocasional. En Apuesta maestra, su debut detrás de cámara, las armas de Sorkin serán las mismas.
Las reglas del juego De la mano del gran guionista norteamericano Aaron Sorkin llega la adaptación de la historia de Molly Bloom, una esquiadora de nivel olímpico que deviene en organizadora de eventos exclusivos de apuestas de póker. Basada en las memorias de la protagonista, Molly’s Game: The True Story of the 26-Year-Old Woman Behind the Most Exclusive, High-Stakes Underground Poker Game in the World (2014), la ópera prima de Sorkin como director es un drama sobre la relación entre el semi legal mundo del juego y los millonarios y adictos al juego dispuestos a apostar todo, que reconstruye la vida de Bloom desde el rigor disciplinario de su padre, Larry (Kevin Costner), hasta su arresto por parte de las fuerzas federales de Estados Unidos por su participación en actividades ilegales y posterior juicio. Con un estilo vertiginoso y una narración cínica el realizador narra las peripecias de Molly en primera persona, su fortaleza, sus debilidades, las causas de su caída en el mundo del juego para llegar desde una perspectiva psicológica al origen de sus problemas. Jessica Chastain interpreta a la protagonista con un tesón parsimonioso mientras que Kevin Costner personifica con una gran severidad afectuosa al padre de Molly, quien la entrena como esquiadora y será para ella su verdadero escollo inconsciente para superar las dificultades que su ambición de poder y las circunstancias la han colocado. Idris Elba, por su parte, realiza un gran papel como Charlie Jaffey, el abogado de Bloom, en un film de grandes personajes secundarios que interpretan a las celebridades que atendían a los juegos que Molly Bloom organizaba. La historia de Molly Bloom devela el entramado de apuestas multimillonarias de las celebridades norteamericanas y su relación con las actividades mafiosas e ilegales tanto en Hollywood como en Nueva York. Con todas las posibilidades a su favor, Bloom elige el camino más fácil, que en un principio, parece el trayecto más corto hacía una riqueza asegurada, pero lo que era una forma de ganar dinero rápido se convierte en una adicción de control sobre aquellos hombres que creen tenerlo todo y están dispuestos a apostarlo en un juego de cartas. Apuesta Maestra (Molly’s Game, 2017) interpela así las contradicciones de una clase social y un país que lidera el nuevo capitalismo con sus argumentos, intersticios, trampas y callejones sin salida que representan las caras y contracaras de un sistema cada vez más injusto y absurdo que incita a la ilegalidad y a la rebelión. Sorkin encuentra en el caso de Bloom una fuente paradigmática sobre la relación interconectada entre el mundo legal y el ilegal que conviven inconscientemente sin conflictos ni juicios éticos o morales. Al igual que en sus anteriores guiones, Red Social (The Social Network, 2010), El Juego de la Fortuna (Moneyball, 2011) y Steve Jobs (2015), todas adaptaciones de libros de gran éxito en su país, Sorkin indaga con un ojo incisivo y descarnado en personalidades significativas sobre el liderazgo del mundo, hombres y mujeres ambiciosos que se han encontrado en un lugar de gran exposición pública con responsabilidades y derechos que los superan y los convierten en dirigentes no preparados ni elegidos en un mundo en el que solo importa el lucro instantáneo, fatuo y hedonista. Apuesta Maestra logra captar de esta forma ese mundo donde la riqueza se desvanece en un segundo, las estrategias son derrotadas por el azar, los más capaces terminan aceptando un acuerdo extra judicial y cualquiera puede ser la nueva luminaria del año que se apaga cuando se cumple su ciclo.
Hollywood y el poder se van al mazo. Desafío al spoliler si los hay, la ópera prima del reputado guionista Aaron Sorkin se toma el atrevimiento -como siempre suele hacerlo- de exponer detrás de una trama de alta complejidad un caso real, que gira en torno a la corrupción estatal, la ludopatía en altas esferas de la sociedad y sobre todas las cosas a la podredumbre de la doble moral yankiee, hoy blanco de un incipiente y peligroso puritanismo a partir de la sobre actuación y acusaciones cruzadas de acoso y abuso a las actrices, que hizo mella en la última edición de los Globos de Oro y seguramente en la próxima entrega de los Oscars el 4 de Marzo. Apuesta Maestra toma como contexto el mundillo secreto de las partidas privadas de póquer, cuyos jugadores pertenecen a la crema del jet set, la clase empresarial, deportistas multimillonarios y varios personajes exóticos pero tapados de millones. También recrea el derrotero de Molly Bloom, bautizada por los medios sensacionalistas como “La reina del póquer”, quien fuera durante varios años la mayor organizadora de partidas con apostadores que despilfarraron fortunas en las diferentes veladas, muchos de ellos ludópatas no reconocidos, entre otras cosas. Lo que el guionista y ahora director desarrolla en un guión perfecto, con todos los aditivos de sus anteriores trabajos, es el entramado que se despliega cuando de acopiar dinero se trata en la inhumana carrera del capitalismo salvaje. Las presas de esta cacería en este caso son las celebrities de doble discurso, aquellos multimillonarios mimados por el sistema y que hacen de la imagen pública y popularidad su mejor escudo. En ese sentido, el trabajo de Sorkin apunta al corazón de Hollywood, pero no se queda en la anécdota de la incorrección política cuando suma un nuevo jugador: el Estado y el FBI como extorsionadores de Molly, dispuestos a quebrar su código ético -parece risueño hablar de ética en este caso- o a hacerle la vida imposible en lo que hace a lo económico y también personal. No es novedad contar con diálogos rápidos, agudos y de una contundencia y síntesis asombrosa. Para ello, el reparto acierta en los actores elegidos: Idris Elba, en la piel de un abogado y la magnética Jessica Chastain en el cuerpo, mente y piel de Molly Bloom, rol que la ubica en el podio de las estrellas con talento superlativo. La primera advertencia al espectador principiante es que el film se entiende a pesar del hermetismo del lenguaje relacionado con el sistema del póquer, sus estrategias, trucos y maneras de llevar a la práctica determinado tipo de acciones con un objetivo concreto que no es otro que el de que todos pierdan, menos la banca y claro está un cómplice dentro de la partida disfrazado de jugador. Sin embargo, para que el mecanismo se aceite y realmente cada jugada sea anticipatoria de una catarata de dólares en juego, la pata en la que debe sostenerse el andamiaje ludópata se relaciona directamente con el reclutamiento de malos jugadores con mucho dinero para perder. Desde esa raíz del juego, sus jugadores y las miserias humanas, Sorkin baraja varias subtramas, entre ellas la judicial, la de la corrupción, la de la infancia y adolescencia de Molly y su azaroso empleo de verano, que la introdujo en el universo de las apuestas privadas primero como asistente de un anfitrión con pocas luces. Apuesta Maestra por momentos asume una energía y dinámica para sacarse el sombrero, resulta indispensable prestar toda la atención posible mientras la historia avanza y retrocede en el tiempo de Molly, sin lugares fáciles donde descansar narrativamente hablando y con la impronta de acompañar cada situación desde la distancia del narrador que no toma partido o juzga a sus personajes. Gran debut de Aaron Sorkin detrás de la cámara.
La costurerita que dio el mal paso Versión megalómana de “la costurerita que dio el mal paso”, Apuesta maestra es la historia de una chica inteligente, de buena familia, con una carrera exitosa en los deportes y un futuro universitario promisorio, que sin embargo termina enredada en problemas mayúsculos a partir de algunas decisiones que deberían haber sido más meditadas. Siendo reduccionistas, más o menos así es el camino que recorre Molly Bloom. Hija de un prestigioso psicoanalista, esquiadora profesional y a punto de entrar a estudiar derecho, Molly sufre un terrible accidente durante las pruebas clasificatorias para los Juegos Olímpicos de invierno, en una de las disciplinas más peligrosas de slalom en velocidad. Ese accidente cambia su vida y es el punto de partida de esta historia elegida por el exitoso guionista Aaron Sorkin para comenzar su carrera como director. La decisión resulta lógica: Apuesta maestra es una película de guion, una de esas en las que los personajes hablan rápido y mucho. En primer lugar como vehículo expresivo de personajes ingeniosos (avatares del ingenio del guionista), pero también porque hay muchas cosas que, a falta de un recurso narrativo menos literal, necesitan ser explicadas de forma clara y directa. ¿Es decir que muchas veces los personajes que parecen mantener un diálogo en realidad están explicando algo que sería imposible que el espectador entendiera a partir de la simple acción? Algo así. Hay todo un subgénero de películas de este tipo y Sorkin se especializa en ellas. Basta mencionar sus antecedentes para saber de qué tipo de película es Apuesta maestra. Sorkin fue el guionista de West Wing, serie que marcó su época justamente por la agudeza de sus guiones; ganó un Oscar por Red social (David Fincher, 2010) y fue nominado por El juego de la fortuna (Bennett Miller, 2012). Que su trabajo como guionista haya recibido una nueva nominación por esta película habla de la habilidad con que el hombre maneja los hilos de su oficio. Pero no todo es explicación en Apuesta maestra. Sorkin consigue generar intriga para contar la historia de Molly, que a partir del accidente y como una inconsciente forma de oponerse a los designios de un padre exigente y controlador, decide mudarse a Los Angeles para trabajar de camarera en un bar de moda. Ahí conoce a un buscavidas “hi class” que nunca se sabe bien cómo gana el dinero, pero que la convence para que trabaje como su secretaria privada. A través de él comienza a organizar juegos de póquer que son clandestinos pero sin llegar a ser ilegales, a los que su nuevo jefe convoca a estrellas de cine, empresarios, deportistas y músicos famosos. Una forma de ganar mucha plata simplemente dejando que sean los demás quienes la pierdan. Pero su jefe es lo que en castellano rioplatense se denomina un sorete y Molly termina quedándose con su agenda de contactos para organizar sus propios juegos. Por supuesto, terminará involucrada con gente que hubiera sido mejor no conocer, dando pie a una segunda trama policíaco-legal que abona a otro popular subgénero: las películas de juicios. Sorkin se las arregla para que Molly y muchos de los personajes con los que se cruza resulten atractivos a partir de sus lenguas filosas, capaces de responder en velocidad como si todos fueran dueños del ingenio de un gran guionista. Lo cual es cierto. Apuesta maestra se mueve rápido y no da respiro, pero Sorkin también tiene la inteligencia de parar la pelota en momentos clave y contrabandear escenas de gran carga emotiva. Como la charla que Molly tiene con su padre (Kevin Costner siempre cumple), que por sí sola consigue sumarle a los personajes, en este caso padre e hija, otro nivel de lectura, una nueva dimensión que los aparta de la literalidad y los vuelve más profundos. Humanos.
Juego de naipes Empecemos por una cosa: todo material audiovisual que hable sobre póker, ya sea el juego en sí, como hacer trampa en el mismo o solo una historia que circule alrededor de este juego de azar, es complicada, no por la historia, que quede claro, sino por el juego, siempre tan complejo. Apuesta maestra, la nueva película de Aaron Sorkin, nos relata la historia de Molly Bloom, una ex-esquiadora cuasi profesional que luego de un retiro forzado decidió meterse en el juego “legal” de apuestas, organizando noches de póker con enormes figuras públicas. Lo primero que se nota es Jessica Chastain y toda esa facilidad que tiene para hacer bien su trabajo, una interpretación magnífica de la actriz. Lo segundo que notamos es la hábil mano que tiene su director y guionista para los diálogos rápidos e intensos, sobre todo cuando Chastain habla con el otro protagonista del film, Idris Elba, quien hace del abogado de Molly Bloom. Eso sí, hay algo que me hizo ruido y fue la duración: 140 minutos, en una historia que se podría haber contado en 100 o 110.
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Aaron Sorkin se larga en solitario a dirigir luego de haber creado series y guiones para terceros. Con la historia de Molly Bloom, su meteorico ascenso y luego la emboscada en la que se vio envuelta, construye un tenso relato sobre la pasión y el poder. Jessica Chastian vuelve a deslumbrar con una Molly verborragia, indemne, fría y calculadora, secundada por grandes intérpretes que no hacen otra cosa que apuntalar la en una propuesta que gracias a su dinamismo entretiene y reflexiona.
Aaron Sorkin sabe narrar también con la cámara Nunca es tarde para dirigir un primer largometraje. Sobre todo si quien lo hace es Aaron Sorkin, uno de los guionistas más prestigiosos tanto en el universo del cine ( Hombres de honor, Mi querido presidente, El juego de la fortuna y Red social, por la que ganó el Oscar) como en el de las series (creó The West Wing y The Newsroom). Tras escribir por encargo para los demás, se dio el gusto de filmar a los 56 años Apuesta maestra, transposición de la novela autobiográfica de Molly Brown. Molly (interpretada con convicción y magnetismo por Jessica Chastain) manejó primero en Los Ángeles y luego en Nueva York un multimillonario negocio de partidas clandestinas de póquer en el que participaron entre 2003 y 2010 muchos ricos y famosos (léase desde estrellas del espectáculo y los deportes hasta financistas de Wall Street y mafiosos rusos en Manhattan).
Con la cartas bien marcadas Jessica Chastain es prácticamente la película, que cuenta con guión de su director, Aaron Sorkin, candidato al premio de la Academia. El guión de Apuesta maestra es candidato al Oscar a mejor libreto adaptado. Es obra de Aaron Sorkin, el de Red social, Cuestión de honor y Moneyball, quien debuta como realizador precisamente con esta película. A diferencia de lo que ocurre en nuestro país, donde en el 90 % de los casos de cine de autor el realizador es autor del guión del filme que dirige, en el cine de Hollywood la proporción es casi a la inversa. Esto, a cuento de que Apuesta maestra tiene una verborragia, monólogos extensos y a velocidad crucero, marcas distintivas de Sorkin como guionista, y era de esperar que como director no iba a coartarse, a contenerse a sí mismo. La historia está basada en el libro de memorias de Molly Bloom, que erigió un imperio en Los Angeles, primero, y luego en Nueva York, de una mesa de póker donde la apuesta arrancaba en cinco dígitos y algunos perdieron millones de dólares. Y las sillas las ocupaban estrellas de Hollywood, deportistas, hombres de poder. El filme arranca con la redada en su hogar, años después de haber dejado el juego, y lo que sigue es un racconto de su ascenso, cómo decidió no dar a conocer los nombres implicados (el disco rígido de su computadora podría destrozar matrimonios y familias enteras, además de carreras exitosas) y lo que sucede después de ser denunciada. Pero también va antes en el tiempo, cuando Molly era una niña y luego joven esquiadora a punto de ingresar al equipo olímpico de los Estados Unidos, su accidente y la particular relación con su padre psicólogo (un ciertamente recuperado Kevin Costner). Y tal vez otro sería el resultado si Molly no estuviera interpretada por Jessica Chastain. La actriz de La noche más oscura y El árbol de la vida es el filme en sí mismo. Se carga toda la película sobre sus hombros y demuestra que no importa que los personajes masculinos que la rodeen sean fuertes: ella solita se encarga de constituirse en una dama difícil de roer, de dejase pasar por arriba. Es cierto, Molly es un gran personaje, y en manos de la dupla Sorkin Chastain cobre hasta vida propia en los 140 minutos de acción y palabras.
Nominado al Oscar al mejor guión adaptado, este debut en la dirección de una de las plumas más prestigiosas del cine y la TV tiene a Chastain como una irresistible (anti)heroína. Aaron Sorkin, uno de los mejores guionistas de Hollywood, debuta como director de cine con esta entretenida película basada en la historia real (y la novela) de Molly Bloom, una mujer joven que manejaba una multimillonaria red de póker clandestino primero en Los Angeles y luego en Nueva York, de la que participaban ricos y famosos, y que fue arrestada y acusada de tener vínculos con la mafia rusa. Jessica Chastain irradia la inteligencia, fuerza y vulnerabilidad que el papel requiere. Los diálogos rápidos e ingeniosos que son marca registrada del autor de películas como Hombres de honor, Mi querido presidente y Red Social, y de series como The West Wing, Sports Night y The Newsroom brillan aún más en las escenas que comparte la actriz con Idris Elba, quien interpreta a su abogado defensor. Pero el mejor momento del film es un encuentro entre Molly y su padre -encarnado por el gran Kevin Costner- con quien tiene una relación muy complicada. Las palabras de Sorkin y la interpretación de estos talentosos actores convierten a esta escena en antológica. Y también es antológico el comienzo del film con una secuencia de pura lógica Sorkin, rápida y repleta de inteligencia y humor. Apuesta maestra demuestra que el celebrado guionista puede llevar lo que escribió a la pantalla con eficacia y total control sobre la puesta en escena. Pero también parece subrayar que el gran talento de Sorkin es la escritura y su marca de autor sigue estando en el papel.
El famoso guionista Aaron Sorkin debuta en la dirección con "Apuesta Maestra", sobre la historia real de Molly Bloom. Sorpresivamente, el lugar más seguro, el guion, es lo que deja algunas dudas. Las historias de ascensos y caídas siempre son atractivo para la grandilocuencia cinematográfica. Más si esos subidas y bajadas incluyen la posibilidad de hablar de personalidades famosas, aunque sea “de modo incógnito”. "Apuesta Maestra" era precisamente una apuesta fácil para el debut en la dirección de Aaron Sorkin, guionista de prestigio, responsable de "Cuestión de Honor" y "Red Social", entre otras. La historia real de Molly Bloom (nada que ver con el personaje de James Joyce) tenía todos los condimentos para que Sorkin desplegase sus artes narrativas, diera peso a “personajes prexistentes”, y pudiese atrapar en un juego que incluya relato judicial, negocios turbios, y seres de moral ambigua. Molly Bloom fue llevada a juicio entre los años 2013 y 2014 por ser la organizadora de unas mesas de póker a las que concurría gran parte de la elite estadounidense, principalmente hollywoodense, pero también algunos miembros de la mafia italiana y rusa. Luego de un arreglo y una fianza, Molly salió de prisión y escribió su autobiografía "Molly's Game: From Hollywood's Elite to Wall Street's Billionaire Boys Club -My High-Stakes Adventure in the World of Underground Poker", la cual se encargó ella misma de hacer llegar a Sorkin para que la adaptase al cine. Sorkin poseía casi un regalo caído del cielo. Narrada en diferentes planos temporales, Molly (Jessica Chastain) era una prometedora esquiadora que tenía todo par triunfar en el mundo de las altas competencias. Su padre (Kevin Costner) la había forjado con un rigor extremo para que intente ser ganadora en todo, a fuerza de perseverancia, y nunca deje de lado su inteligencia. Pero el destino quiso torcer esa voluntad, y un accidente grave la deja fuera de los torneos de esquí. Mudándose a Los Ángeles, Molly pasa de camarera a ser asistente de un bribón con negocios turbios (Jeremy Strong), entre otros, las mesas de póker. Cuando el hombre la traicione, Molly formará su negocio propio organizando partidas en hotel de lujo. En la cresta de la ola, Molly recibe todo tipo de influencias, es ahí cuando Sorkin aprovecha para hablar aleatoriamente de varias personalidades, sobre todo del mundo de Hollywood. Molly es manipulada, pero también astuta para saber moverse en un mundo de predominancia masculina. Cuando finalmente los hechos se le escape de las manos por varios frentes, incluyendo la participación de mafiosos ávidos de poder, Molly conocerá que el abismo. Toda esta información, Sorkin decide arrojarla casi de entrada para luego ir repasándola en una suerte de boomerang permanente. Su estilo narrativo es sólido y contundente como nos tiene acostumbrado el guionista de Steve Jobs, casi envolvente. Los problemas comienzan cuando pareciera que Sorkin desconfía de cuánto sabe el espectador promedio sobre el póker y los negocios ocultos de las altas esferas. Tal como sucedía en Moneyball, también de su autoría, "Apuesta Maestra" discurre su fuerza en medio de explicaciones y sobre explicaciones. Es verdad, probablemente la mayoría desconozcamos cómo se manean estas mesas de apuesta, hasta puede ser que ni siquiera sepan cómo se juega al póker; el asunto es que Sorkin considera que tener estos conocimientos es fundamental para comprender todo y entrar en el clima de la película, por lo tanto, se toma el tiempo en explicar detalladamente todo, hasta lo que pudo comprenderse visualmente. "Apuesta maestra" es claramente un film con la mira puesta en las premiaciones, y se sabe, la fórmula para eso es que no duren menos de dos horas. Los 140 minutos de Apuesta Maestra se hacen notar, y mucho, la historia no siempre se sostiene, en gran parte porque la mayoría de esos minutos se van en diálogos explicativos. Sorkin tira munición gruesa contra Hollywood, la clase alta, el gobierno (aunque siempre salvando el patriotismo, obvio), la mafia – a la que subestima bastante . pero deja una mirada algo benévola para su protagonista, en definitiva, una estafadora. Molly es una mujer fuerte en un mundo de hombres (aunque lo muestra sin lugares comunes, está claro que esto es central, y si Molly no fuese bonita muchas puertas no se hubiesen abierto), es alguien que quiere cumplir el sueño americano, que sufrió una tragedia y una educación estricta y debe reponerse a eso. También es alguien que puede ser timada y sobrepasada por un mundo más peligroso del que creía, y además, es leal. Está claro que "Apuesta Maestra" es una autobiografía. Tal cual sucedía con Martin Scorcese y El Lobo de Wall Street, "Apuesta Maestra" toma a su protagonista con pinzas, juzgándola pero siempre con un guiño de confianza. Jessica Chastain (que la propia Molly Bloom pidió que la interpretase) realiza otra de sus labres sobresalientes, pero a esta altura parece ser que este tipo de personajes de fortaleza y glamour le salen con bastante facilidad. Entre los secundarios, Idris Elba como el abogado de Molly tiene menos peso del necesario, y resalta Kevin Costner como ese padre férreo. "Apuesta Maestra" es una película fuerte, con mucha potencia y convicción narrativa, correctas interpretaciones y apartados técnicos de alto nivel. Sorkin no mantiene la misma vara alta a la hora de frenar el ritmo y explicar lo que quizás o era necesario si tan solo hubiese corrido un poco el eje del asunto.
Gran estafa basada en hechos reales Aaron Sorkin, autor de la obra original del film con Jack Nicholson y Tom Cruise "Cuestion de honor", debuta como director con esta historia real de una mujer acusada de organizar juegos ilegales de póker en los que ricos y famosos invertían cientos de miles de dólares. Aparentemente en su momento este fue un caso muy sonado, y tal vez por eso el guión -nominado al Oscar como libro adaptado- se centra en todo tipo detalles relacionados con la protagonista, incluyendo algunos que no tienen mucho que ver con el centro de la cuestión. Esto por momentos le quita fuerza a una película que cuando logra ir al grano realmente funciona bien. De hecho, promediando la proyección hay varias escenas de enervantes partidas de póker que realmente logran meter al espectador en el estado febril de los jugadores, y por supuesto también de la anfitriona que funciona como banca. También son muy buenas las escenas que van describiendo cómo el personaje de Jessica Chastain llegó a esa posición partiendo de la nada. Pero la duración de más de dos horas y el empecinamiento en mostrar flashbacks sobre su relación con su severo padre terapeuta Kevin Costner estiran demasiado las cosas. Idris Elba, como el abogado de la acusada, también queda un poco desdibujado aunque tiene un par de escenas donde se logra lucir. Pero claro, la reina de este juego es Jessica Chastain, cuya excelente actuación es uno de los motivos para recomendar esta película.
Apuesta maestra representa el debut como director de Aaron Sorkin, uno de los guionistas más prestigiosos que tiene en la actualidad el cine norteamericano. El escritor responsable de grandes películas como Cuestión de honor, Red social, Steve Jobs y Moneyball es un artista que tiene la habilidad de sostener íntegramente una película con diálogos ingeniosos que pueden convertir la charla entre dos personajes en un momento apasionante. Lo cierto es que cuando uno se sienta a ver una película escrita por Sorkin no quedan dudas que él estuvo detrás del guión debido a las características de su estilo. Diálogos rápidos y monólogos extendidos que suelen presentar un gran dominio de la ironía. En su primera película como realizador Sorkin retrata la historia de la famosa "princesa del póker", Molly Bloom. Una mujer que a los 26 años organizó una de las más exclusivas redes clandestinas de juego en la que participaron figuras de Hollywood como Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio y Ben Affleck, además de empresarios importantes del mundo de los negocios. En las partidas ilegales de póker se apostaban cifras millonarias y el negocio de Bloom se complicó cuando entró en escena la Mafia rusa y el FBI. Este es el primer proyecto que Sorkin emprende centrado en un personaje femenino y en este film escribió el guión para el lucimiento exclusivo de Jessica Chastain, quien ofrece probablemente una de las mejores interpretaciones de su carrera. La actriz consigue generar empatía con el personaje y tiene muy buenos momentos junto a Idris Elba y Kevin Costner, quienes la acompañan en roles secundarios. Michael Cera es otra de las figuras destacadas del reparto y encarna a un actor de Hollywood basado en Tobey Maguire, quien no quedó muy bien parado en la biografía de Molly Bloom, que fue el material en que se basó esta película. Su comportamiento inestable y la adicción al juego que describió Bloom en varias entrevistas son dos componentes que aparecen en el rol de Cera que por supuesto tiene otro nombre. La narración de Sorkin, que parece tomar cierta influencia de Martin Scorsese y Oliver Stone, es muy dinámica y aunque la película dura 140 minutos, el director genera un interés constante por los personajes y el conflicto principal que presenta. No obstante, hay un detalle que hace ruido. Ya sea porque hoy se puso de moda que las películas incluyan un mensaje feminista o el hecho que el director Sorkin le tiene cariño a Molly Bloom, llama la atención la extrema indulgencia con la que se retrata a la protagonista. Hay un marcado esfuerzo en el relato del director para que Molly le caiga bien al espectador y por momentos Apuesta maestra parece narrar la historia de una joven emprendedora que tuvo que sortear numerosos obstáculos en el mundo corrupto de los negocios. Una visión de esta historia algo cuestionable. En la vida real Molly Bloom fue condenada dos veces en la justicia de los Estados Unidos por una causa de lavado de dinero y otra por evasión de impuestos. Nos referimos a una mujer que está muy lejos de ser una heroína noble y se enriqueció a través de actividades ilegales. Sin embargo en el cine se la retrata de un modo diferente. Salvo por este detalle de la trama y el forzado final Hallmark que no termina de cerrar demasiado, Apuesta maestra logra ser una película muy atractiva por la temática que trabaja y la labor de su protagonista.
Como espectador ocurre algo un poco raro con Apuesta maestra, y es que te encariñás mucho con un personaje que no tiene nada que ver con vos y que incluso tiene actitudes y formas que rechazás. No es casual que esta película llegue ahora a los cines, nos encontramos ante una gran época de cambio (por suerte) y reivindicación del lugar de la mujer tanto en la industria como en la sociedad. Esta historia real, de quien fue tapa de los tabloides y programas de espectáculos norteamericanos hace unos años por organizar juegos de póquer de celebridades, llega en el tiempo justo y con un revisionismo necesario. En su momento se habló de que Ben Affleck, Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, y tantos otros, participaban de estos juegos, y que Molly Bloom era una especie de villana. Aquí el gran productor y guionista Aaron Sorkin, quien escribió joyas tales como A few good men (1992) y The social network (2010), debuta como director, y a su vez como una especie de paladín de la justicia. Amén de que también está nominado al Oscar como mejor guión adaptado. Jessica Chastain interpreta a Molly de manera magistral. Un personaje fuerte, y provocador en todo sentido. Las diferentes facetas y etapas por que atraviesa resaltan por lo gran actriz que es. Lástima que también interpreta el papel del personaje adolescente porque ahí perdemos el verosímil y la película se daña un poco. La acompañan Idris Elba (muy correcto) y un gran Kevin Costner, que se roba todas sus escenas. Por su parte, Michael Cera, quien nos tiene acostumbrados a verlo como un perdedor sin muchas luces, aquí hace algo diferente como “el Jugador X”, quien se cree que en la vida real es Tobey Maguire. El film también sirve como analogía hacia la sociedad norteamericana y su exitismo. Hay un metalenguaje muy interesante para analizar y debatir luego del visionado. Apuesta maestra es una buena película y un gran alegato ejemplificador de los tiempos que corren y la sociedad de Estados Unidos.
Apuesta maestra, de Aaron Sorkin Por Jorge Barnárdez Entre los géneros que Hollywood sabe producir como nadie, el de las película con los juegos de azar y las estafas son una especialidad de las casa. Si además la historia está escrita por Aaron Sorkin, quizás el mejor guionista de las industria y creador de grandes series como The Newsroom, lo único que se puede decir es que el espectador se sienta con altas expectativas en las butacas. La historia de Molly Bloom -la película se basa en el libro escrito por la Princesa del Poker, como la bautizó la prensa-, es ideal para un escritor como Sorkin. Molly fue de niña altamente competitiva y bajo el impulso de su padre, se había especializado en el esquí sobre nieve pero pese a su empeño, un accidente la sacó de ese deporte. Brillante, cáustica y rebelde, Molly se fue de casa a los 22 años tras decidir que merecía tomarse un tiempo antes de dedicarse a alguna carrera universitaria y así empezó la lucha por la supervivencia. Camarera, secretaria, asistente y así, de trabajo en trabajo, termina organizando para un jefe detestable y explotador mesas de poker cuyo costo de entrada era nada menos que de diez mil dólares. Molly se transformó en el engranaje esencial de esos juegos y entre su salario como asistente el plus que cobraba por el armado de esas noches y las propinas de los asistentes, su cuenta bancaria de Bloom se fue abultando. Por supuesto que el crecimiento de la asistente no pasaba inadvertido para el jefe de Molly, que tras una mala racha tuvo un brote de celos pero la chica empezó a sospechar que se le acababa la cuerda con su mentor armó y su propia mesa en un hotel cinco estrellas. Comida exclusiva preparada por un chef, los mejores puros, bebidas caras y mujeres bellas como asistentes. Molly era la regente de un verdadero paraíso para ricos y famosos. Mucha plata, crédito para los que se olvidaban la billetera pero nada de cuestiones ilegales, o sea, nada de drogas o prostitución, dentro de ese recinto, en el pasillo o en los alrededores no era algo que a Molly Bloom le importara. Pero, siempre hay un pero, el crecimiento del negocio, la llegada de multimillonarios a la mesa sin preguntar cuáles eran sus vinculaciones y las presiones, hacían que Molly trataba de superar consumiendo toda clase de drogas que la mantuvieran despierta o que la ayudaran dormir cuando llegara el momento. Millonarios, chicas lindas, drogas y la mafia en distintas versiones y con eso el riesgo de vida lleva mezclarse con esas organizaciones y detrás de todo eso el FBI, claro, que vigila y que no deja pasar oportunidad si uno se aparte del camino y la pobre Molly entre la cocaína y las otras drogas, perdió el control y le eficiencia, por lo que terminó detenida en un súper operativo. Aparte de detenerla el gobierno de los estados Unidos le incautó toda la plata y le inició una demanda buscando que Molly Bloom contara todo lo que sabía. Jessica Chastain está magnífica poniéndole el cuerpo a un personaje que no abandona nunca su fachada de total control, Idris Elba es el abogado que la representa y Kevin Costner, que por supuesto nunca falla, es el padre de la protagonista. Aaron Sorkin es mejor guionista que director, pero de que el relato pasa sus dos horas veinte y tal vez puedan ser excesivas, no afloja nunca su tensión y le permite a su creador una mirada sobre el sueño americano y varias cuestiones adyacentes. El mayor valor de los guiones de Sorokin suele ser que una vez terminada la película, se produce esa anomalía para estos tiempos, la de quedarse pensando. APUESTA MAESTRA Molly’s Game. Estados Unidos, 2017. Guión y dirección: Aaron Sorkin. Intérpretes: Jessica Chastain, Idris Elba, Michael Cera, Kevin Costner, Jeremy Strong, Chris O’Dowd, Bill Camp, Graham Greene y Bryan D’Arcy James. Fotografía: Charlotte Bruus Christensen. Música: Daniel Pemberton. Edición: Alan Baumgarten, Elliot Graham y Josh Schaeffer. Diseño de producción: David Wasco. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 140 minutos.
Aaron Sorkin es uno de los nombres más consagrados de la ficción. Basta mencionar sus créditos: Cuestión de Honor, Mi Querido Presidente, Red Social, Steve Jobs, y desde luego las series The West Wing y The Newsroom. Tomando en consideración su formación como hombre de teatro (Cuestión de Honor adapta una obra teatral de su autoría) y ser uno de los precursores del recurso de puesta en escena llamado “Walk and Talk” (dos personajes hablando seguidos por una steadicam), sorprende que su debut en la dirección haya tomado tanto tiempo. Apuesta Maestra, aunque no se aleja del molde “basado en hechos reales” de sus labores más consagradas, si es su prueba de fuego en el terreno de la dirección, donde debe decirse tiene tanto aciertos como errores en un modesto balance. Poker Face Apuesta Maestra cuenta la historia de Molly Bloom, una esquiadora olímpica que ve frustrados sus sueños de gloria al tener un accidente poco antes de alcanzar el título. La señorita decide irse de su Colorado natal (lejos de su estricto padre) para empezar de nuevo en Los Ángeles. Una vez allí, consigue trabajo como asistente de un inversionista de poca monta. Entre sus muchas responsabilidades está la de agendar a los participantes de un juego de Poker de alto nivel, donde participan figuras clave de la farándula. Las cosas se complicarán cuando Molly empiece a entender mejor las reglas del juego, arme su propio lugar, y empiece a flirtear con el límite de lo legal en cada partida. La narración en Apuesta Maestra empieza con un ritmo veloz y claro en sus ideas, pero llegada la segunda mitad el ritmo se ralenta y pierde esa claridad. Aunque sabe cómo meter al espectador de lleno en su conflicto principal y hace intentos notables para que este no se pierda de vista, le resulta complicado la conexión emocional con la protagonista. Esto se debe a que la narración dedica gran parte de su tiempo en establecer los tecnicismos del póker, a un extremo tal que cuando llega el momento de trabajar en lo más emocional de las escenas, se nota que están trabajando con la poca energía que les quedó después de desarrollar el intenso juego de cartas. Este detalle es el que le impide levantar vuelo a dos cuestiones importantes que parecían ser carne central del relato: la relación de la protagonista con su padre y la razón por la cual ella no delata a los jugadores. Ambos terminan siendo más el flojo atado de dos cabos sueltos, que dos tramas adecuadamente trabajadas. En materia dirección, Aaron Sorkin se luce como director de actores y tiene una idea muy clara de la puesta en escena. No obstante, un guion tan explicativo trae sus consecuencias en el montaje: de los 140 minutos de película sobran por lo menos 20, y la mayoría son de explicaciones que si bien denotan un alto nivel de investigación (y por ende de realismo) acaban por poner en el límite tanto a la atención como a la paciencia del espectador. En lo actoral tenemos a una Jessica Chastain tan carismática como sobria, acompañada muy dignamente por un Idris Elba que apoya y desafía. Pero quien destaca es Kevin Costner: si bien otorga una interpretación parca como el padre de la protagonista, sabe cuándo ceder a los matices de gris que le permiten ir más allá del arquetipo de “soy duro con vos porque te quiero”. Conclusión Aunque decente en el apartado actoral, Apuesta Maestra queda un poco a mitad de camino, principalmente por la dificultad de sostener una primera mitad muy dinámica. Aunque el conflicto nunca es perdido de vista y entiende (y aplica) la necesidad de una resolución clara, el saldo final es inevitablemente tedioso.
Apuesta Maestra (2017) está basada en la historia de Molly Bloom (Jessica Chastain), una joven carismática que empezó a organizar las partidas de póker clandestinas más exclusivas e importantes de los Estados Unidos. Apuesta Maestra se desarrolla con un ritmo vertiginoso, audaz y desafiante que no se detiene ni un segundo gracias al carisma de Jessica Chastain así como también por la agilidad del guión. Con mucha ironía y una rápida acidez, los diálogos movilizan la narración además de contener información que en algunos pasos se pierde si el espectador no está concentrado o atento a lo que ocurre en pantalla. Ya desde su prólogo, Apuesta Maestra muestra sus cartas para desenvolver sus intenciones e intensidad y así también la adrenalina con la cual la protagonista desarrolla su vida. Apuesta Maestra es el debut cinematográfico de Aaron Sorkin, quien anteriormente estuvo detrás de la exitosa serie de televisión The Newsroom (2012-2014). A pesar de caer en la utilización de un hecho real para producir un film, Sorkin con Apuesta Maestra llevó esta tendencia a otro nivel posicionando a Chastain como una imagen rutilante e imponente en pantalla. La actriz absorve toda la atención con una actuación soberbia y brillante encarnando a la joven Molly Bloom. Cada acto en la vida de Molly tiene una consecuencia que le llevará a tomar partido de las decisiones más importantes en su vida, posicionándose como una mujer fuerte, decidida y protagónica aunque comparta pantalla con figuras importantes masculinas como Idris Elba (La torre oscura /2017) y Kevin Costner (Figuras ocultas /2016). En este caso, no se podría imaginar a Apuesta Maestra si Chastain no estuviese en el papel de Molly o tal vez difícilmente sea el mismo resultado. A pesar de que Chastain acapara todas las luces en la sala, tanto Elba como Costner alcanzan la sintonía que promueve la actriz con grandes actuaciones para ambos. Aunque parezcan un poco excesivos los 141 que tiene de duración, Apuesta Maestra es un thriller que nunca disminuye la intensidad ni el entretenimiento para que el espectador baje la guardia o llegue a aburrirse. Son más de dos horas en las cuales Jessica Chastain se impone en la pantalla con una actuación soberbia en la película basada en el libro Molly’s Game. Una película que no para nunca en su vértigo por mostrar como la élite y el juego clandestino se mezclan en un cóctel explosivo. Por Alan Schenone
Una historia muy atractiva que también fue best seller y un guionista famoso y premiado que debuta como director: el resultado no puede ser malo. Más cuando la protagonista fue la reina de las partidas de póker clandestinas frecuentadas x celebridades. Y el libro lo escribe y dirige Aroon Sorkin. El eligió crear esta especie de fabula moral, un caso de superación personal de una mujer en un mundo de hombres. Le saco toda connotación sexual: es una ex deportista olímpica con conflictos con su padre, que en algún momento se pierde en un torbellino de drogas para no dormir o para descansar. Se mezcla con la mafia rusa y es arrestada. Pero zafa. Aires de ” Buenos muchachos” y “El lobo de Wall Stret”, pero sin tantos excesos. Eligio a Jessica Chastain perfecta en su rol de mujer fuerte pero también conmovedoramente frágil, sumamente inteligente y rápida. Ella funciona muy bien en los diálogos o en los muchos relatos que pueblan el film. Es una actriz intensa y talentosa. La historia es larga, dos horas veinte, tiene textos filosos como puñales y mortales como balas. Pero Sorkin quiere explicarlo todo, desde las jugadas a los mecanismos de las partidas y las ganancias y se excede. Sin embargo, por su protagonista, los muy buenos actores secundarios con Kevin Costner e Idris Elba a la cabeza, la historia y sus ironías es un film más que disfrutable.
En una escena alguien pregunta: “¿Otra palabra para definir ‘estoy cansada’? ‘Débil’”. He aquí el rudimentario corazón de este enmarañado aunque esquemático biopic sobre Molly Bloom, alguna vez eximia deportista, más tarde una “empresaria” del juego clandestino y también “escritora”. El guion es del señor Aaron Sorkin, presunto conocedor de personalidades ligadas al desmedido éxito económico, venerado por la supuesta perspicacia de los diálogos y también por la capacidad que detenta para delinear los meandros psicológicos de los capitalistas creativos de nuestro tiempo. Ahora, además, Sorkin dirige.
Esta es la ópera prima Aaron Sorkin (guionista “Red social”, “Moneyball” y “Steve Jobs”) , que lleva a la pantalla grande la historia real de Molly Bloom interpretada por la actriz estadounidense de teatro, cine y televisión Jessica Chastain quien con solvencia y soltura, sale airosa. El director nos muestra a una exitosa mujer de gran temperamento, quien fue una importante esquiadora y pasó a ser la reina del Póker, con tan solo 26 años y supo destacarse en un mundo rodeada de hombres. Además se va describiendo personajes, situaciones y combina el presente judicial de Molly con su pasado a través del flashback. Hay una interesante crítica al FBI, a la justicia, aquí participa el abogado, Charlie Jaffey con una impecable actuación de Idris Elba que logra lucirse, como en algunos planos secuencia entre él y Chastain, con interesantes diálogos. Resultan grandiosas las explicaciones en la oficina del fiscal. Cuenta con un destacado elenco secundario: Kevin Costner, interpreta al padre de la protagonista, un ser duro, exigente, y vemos buenas escenas hasta un toque freudiano; como villano Jeremy Strong, machista, racista y detestable. Por otra parte: Michael Cera, Chris O’Dowd, Brian d’Arcy James, Bill Camp y J.C. MacKenzie. Además nos encontramos con un buen maquillaje, lujosos: salones, hoteles, joyas, autos, vestimentas y bebidas, entre otras ostentaciones. Uno de los problemas del film es que da demasiados detalles, se hace algo pesado, muchas explicaciones de las partidas de póker para aquel espectador que desconoce el juego queda afuera, pero para aquellos conocedores y amantes de las partidas tal vez le resulta recreativo. Mucha voz en off de la protagonista, por momentos se hace reiterativa y le sobran por lo menos 20 minutos
Soy de las personas que le atraen las películas “basadas en hechos reales”, también sé que hay muchas de estas películas que dicen eso para atrapar a personas como yo, y en realidad no son tales. No es el caso de este film que está basado en un libro escrito por Molly Bloom, quien es el personaje principal. La película empieza con una vorágine impecable, es como una inyección de adrenalina con la escena principal, previa al nombre de la película. Para los argentinos existe un plus (porque nos encanta que nos nombren en películas) en esa escena adrenalínica (creo que acabo de inventar una palabra) del comienzo. El resto de la película mantiene esa vorágine tan característica del director Sorkin. Por momentos parece perder un poco el ritmo, pero esos momentos son necesarios para la historia contada. La banda sonora del film no es destacable, pero tampoco es mala, para mí paso desapercibida, no me molestó en ningún momento, como así tampoco dije “Ah que buen tema”, algunas personas dicen que eso hace una buena banda sonora, no da que hablar. Porque si lo hace quiere decir que el film no logró captar la atención completa del espectador, ya sea para decir algo positivo o algo negativo sobre la misma. Las actuaciones son espectaculares en su gran mayoría. Comenzando por Chastain quien hace un papel espectacular como Molly, pasando por muchos momentos y haciendo sentir eso al espectador. Michael Cera tiene un papel no muy grande, pero lo hace de manera excelente, acostumbrado a verlo en comedias, verlo hacer un papel algo dramático es muy atrayente. Idris Alba también se destaca en la actuación, lo hace de manera formidable cada vez que aparece. Costner también aporta lo suyo, con un papel chico, pero MUY importante en la historia. Me quiero quedar con dos escenas que son espectaculares, ayudan a la trama y logran hacer que, si por esas casualidades te había aburrido, te vuelvas a meter de lleno. La primera es cuando están Alba, Chastain y los fiscales. El monólogo que hacer Alba es increíble, como lo hace, lo que transmite en esa actuación (ya quisiera poder hacer un monólogo así). La otra es la escena con Costner y Chastain, el primero como padre y psicólogo intenta ayudar a su hija y le dice “Vamos a hacer 3 años de terapia en 3 minutos” y lo que ocurre en esa escena te pone piel de gallina y hasta te puede hacer llorar, conmigo lo logró. Mi recomendación: Muy buena película que merece ser vista en el cine y merece ganar varios Oscar. Mi puntuación: 9/10
Jessica Chastain encarna a Molly Bloom, una esquiadora de talla mundial que tras sufrir un accidente decide dar un vuelco a su vida y huyendo de las exigencias de su padre -Kevin Costner-, un cúmulo de casualidades y explotando su inteligencia e ingenio sin ayuda de nadie, se convierte en menos de diez años en millonaria e impulsora de las más exclusivas apuestas de póker clandestinas en las que participan estrellas de Hollywood, deportistas, empresarios y hasta la mafia rusa. Un imperio que comienza a desmoronarse por la ambición y que encuentra en el prestigioso abogado Charlie Jaffey -Idris Elba- su única posibilidad para librarse de la cárcel. Con una estructura similar a La red social -combinando flashbacks con una entrevista con su abogado y el uso de la voz en off-, un vertiginoso prólogo con montaje casi de videoclip o Serie de TV -que recuerda Escándalo Americano, La gran apuesta o El lobo de Wall Street-, referencias fugaces a la cultura pop, su sello dramaturgo plasmado en diálogos y monólogos de indiscutible brillantez formal pero por momentos algo tediosos y largos, sumados a sus ya habituales referencias intelectuales -en este caso con 'El crisol', de Arthur Miller-, Sorkin logra aunar su toque comercial con una historia interesante, una gran actuación de Jessica Chastain y una trama que por momentos abunda en explicaciones y que supera las dos horas, diluyendo cierto interés en varios fragmentos del relato. Tras el vértigo y emoción del comienzo que lleva a la protagonista a darle un nuevo rumbo a su vida, Sorkin elije centrarse en la explicación acelerada del juego con sus códigos y algunas partidas espectaculares -poco atrapante para los ignotos del póker-, para luego posar la mirada sobre los que juegan y como funcionaba el negocio de Molly Bloom, cómo organizaba las partidas, captaba jugadores y manejaba el dinero. Promediando la mitad del relato es cuando comienza a desarrollarse el drama íntimo del Molly, marcada por una familia de lo más exigente y peculiar, mostrando toda la evolución psicológica de su personaje y renunciando a tópicos como el sexo, la mafia y la violencia, para dar lugar al cuento moral de superación basado en una heroína real, audaz e inteligente pero también con defectos. Tal vez sobre el tramo final, cierto simplismo en la resolución de su problema -aunque ello derive en una de las mejores escenas del film, el encuentro Jessica Chastain con Kevin Costner- y la demasiada racionalización y condescendencia con los actos de la protagonista, sumado a algunas características poco verosímiles -no por ello menos verídicas- como el hecho de no mantener relaciones con sus clientes, no tener guardaespaldas y ser extremadamente generosa restan fuerza al relato. El carisma y talento de Jessica Chastain para darle los diferentes matices a esa deportista malograda, pero autoexigente y obstinada que se reinventó hasta convertirse en "la princesa del póquer", se complementan con un notable Idris Elba y un fantástico, aunque breve, Kevin Costner que pone el broche de oro sobre el final con su «terapia de tres años en tres minutos».
El cine incursionó varias veces en el mundo del póker y los juegos de azar, desde El golpe (The sting; 1973) hasta 21 blackjack (21; 2008) este ámbito de clandestinidad y codicia ha sido retratado desde diferentes perspectivas. En esta ocasión, la astucia y el poder se concentran en una figura femenina (concepto poco abordado en el cine y por demás interesante), Molly Bloom quien escribió sus propias memorias en las que se basa esta ópera prima de Aaron Sorkin, guionista de La red social (The social network; 2010). Molly (Jessica Chastain) es una tenaz competidora de esquí, cuyo futuro se ve truncado después de sufrir una caída casi mortal. Tras su ausencia en los juegos olímpicos decide mudarse y cambiar de vida, estudia derecho, trabaja de camarera y es allí cuando ve una oportunidad en el juego. La inteligencia de Molly para las relaciones sociales le ha permitido llegar a codearse con un entorno de gente importante que juega a apostar dinero en partidas de póker. Molly llegó a ser millonaria a una joven edad pero el FBI estaba tras sus pasos. El juego de Molly (título real de esta película) consiste en no rendirse, ya sea por un padre exigente (Kevin Costner), esquivando sutilmente la voracidad masculina de los jugadores o la ilegalidad (en un principio) para no caer arrestada. El tempo sorkiniano fluye como un río cuando se trata del ascenso de Molly a las grandes ligas del póker, no puede decirse lo mismo de los conflictos y traumas familiares, aun así no deja de ser disfrutable en su conjunto. Pueden destacarse además las actuaciones de Idris Elba como un abogado verborrágico y a Michael Cera como el jugador X lleno de malicia. Pero es Jessica Chastain quien sobresale en el papel de esta intrépida mujer y sabe demostrar que menos es más, su mínima gesticulación facial vale todos los elogios que está recibiendo. La trama goza de un ritmo trepidante, quizá un poco acelerada, producto 100% de Aaron Sorkin. Como no podía ser de otra forma tiene un guión milimétricamente pulido y está nominada al oscar en el apartado mejor guión adaptado. Apuesta maestra es recomendable para aquellos que quieren ver un film con buen ritmo narrativo o un ejercicio de superación.
GANADORA Aaron Sorkin es un brillante guionista. Pero no lo es solamente porque sus diálogos son una delicia para la lectura y denotan que quien los escribe es alguien con una enorme inteligencia y conocimiento. Lo es también (y principalmente) porque en sus guiones, más allá de toda la parafernalia dialoguista, hay una comprensión cabal de la materialidad del cine, de cómo es un arte que se construye a partir de lo espacio-temporal y el movimiento, con el montaje como factor clave. Pero además, las líneas que vierten los personajes de films como Steve Jobs, El juego de la fortuna y Red social pueden verse como declaraciones de principios individuales y al mismo tiempo como apuntes socio-políticos. En los guiones de Sorkin conviven lo particular y lo general, una mirada a veces desesperanzada pero en otras ocasiones optimista, sobre Estados Unidos como país, como estructura social e histórica, como construcción simbólica. Sea desde la amargura, el cinismo, la esperanza o el idealismo, Sorkin se revela como un patriota, pero no de ese tipo de patriotas a lo Michael Bay -más preocupado por emocionarse frente a la bandera y alabar a las instituciones militares-, sino como esos patriotas que piensa en ese Estados Unidos que más que una Nación o una potencia, es una idea; en la “América” de los Padres Fundadores, de Lincoln, la de los ideales de integración y libertad, la que se puso de pie para luchar contra los totalitarismos; la que hace de la libre competencia una virtud; la que apoya a los innovadores; la que sale a ganar y, por ende, gana. Creo que vale la pena recordar todo esto sobre el guionista porque Apuesta maestra, su debut en la dirección, es un Sorkin elevado a la enésima potencia, tanto desde lo formal como desde lo temático. El “fuck you” con el que termina el primer monólogo de Molly Bloom (Jessica Chastain), cuando tras una milagrosa recuperación ve frustrada definitivamente su carrera como esquiadora en un insólito accidente, es también pronunciado, tras bambalinas, por el propio Sorkin. Es como si el tipo nos dijera “¿No te gusta mi estilo verborrágico? ¿No te cae bien mi montaje a hachazos y a mil por hora? ¿No te cierra mi punto de vista sobre el mundo? Jodete”. Y eso es sólo el principio: a partir de ahí, el realizador se fusionará con Molly y su juego, con ese recorrido vertiginoso por el cual llegó a manejar el juego de póker más exclusivo y de mayor volumen de dinero del mundo, hasta que se metió en problemas con las drogas, unos cuantos famosos, las mafias y el gobierno estadounidense. A lo largo de Apuesta maestra, Sorkin se revela como una especie de mezcla de Martin Scorsese y David Fincher, pero desde una postura tangencial, entre interpeladora y cuestionadora. Molly podría haber sido un personaje de Casino o El lobo de Wall Street por sus tendencias conflictivas y autodestructivas; y de Red social o Perdida, por las enormes dosis de cinismo y rencor que posee; pero a la vez sale de esos lugares. Ese corrimiento se da por dos factores: porque es una mujer en un mundo de hombres, capaz de delinear un rumbo propio sin abandonar su feminidad; y porque siempre se apoya en el valor de su palabra, en su honestidad a la hora de afrontar los distintos dilemas que se le presentan. Y es ahí donde surge el cruce entre lo particular y lo general: las acciones de Molly están marcadas por un conflicto no resuelto con un padre (Kevin Costner) tan exigente como inconformista; pero también por la colisión con un país, que desde sus instituciones, alimenta la idea de la competencia permanente pero luego persigue sin hacerse cargo de lo que genera. Esa idea de competencia que trabaja Sorkin desde el personaje de Molly es particularmente atrayente. Quizás lo que más le interesó al realizador de la historia de Molly es que es una mujer que se hace cargo de la existencia de reglas determinadas -incluso cuando las rompe- y que le pide lo mismo a los demás, lo que incluye a su abogado (Idris Elba) pero también al gobierno norteamericano. En Apuesta maestra, lo lúdico no es visto como algo inocente, sino como un terreno donde se explicitan éticas determinadas y una moralidad que marca la pauta. La victoria o la derrota no son fruto de la casualidad, sino de la causalidad: están asociadas a posicionamientos, al cumplimiento de normas, a la forma en que se juega. Por eso también las victorias o derrotas de Apuesta maestra no son casualidad. Sorkin filma de la misma forma en que piensa el juego: va para adelante con total honestidad, con arrojo casi desenfrenado, atacando con todo lo que tiene y sin dejar nada (ni nadie) atrás. De ahí sus errores: por momentos se regodea en los manierismos del montaje, explica (o remarca) demasiado y pierde el hilo narrativo pertinente. Pero cuando acierta, son golazos, y eso se nota especialmente en las actuaciones: si la nobleza de Elba y Costner (ambos interpretando a hombres extremadamente profesionales y rigurosos) es a prueba de balas, la forma en que Chastain le pone el cuerpo a la película es granítica y apabullante. Apuesta maestra es un film demandante, incluso agotador, pero no sólo desde lo formal. También implica un grado de atención mayúsculo porque es esencialmente un cuento moral, un retrato individual y social, y la concreción de una tesis política. Sobre el final, Molly dice “soy difícil de matar”: esa frase es un autorretrato pero también el resumen de la mirada de Sorkin sobre Estados Unidos. Es la idea, la aspiración de una nación, con la consciencia de que esa expresión de deseo muchas veces choca con la realidad de un país que perdió su esencia y hasta es expulsivo, pero quizás pueda volver a ser, que tiene la capacidad y la motivación para levantarse, barajar de nuevo y volver a convocar a los mejores. Es la América que, aún en la derrota, descree de la noción del “ganador moral”, porque en lo que verdaderamente cree es en salir a ganar en serio, a competir a fondo, en ser el mejor. Molly es América, la América de Sorkin, la que compite, la que da todo de sí, resurge de sus cenizas y, finalmente, triunfa. Y si no te gusta esa idea de América, fuck you.
La generación de un mito Meses atrás discutimos fervientemente dentro de un grupo cinéfilo de whatsapp acerca del auteurismo de una obra en particular: Steve Jobs, con guión de Aaron Sorkin. Entre comentarios surgió la premisa de considerar que la concepción de un film a partir de un excelente guión (como acostumbran ser los de Sorkin) disminuye las chances de que este sea fallido, excepto que el director lo arruine. Alguien expresó la idea de que el cine es más que nada puesta en escena, sugiriendo que un buen film no se elabora a partir de un buen guión sino también con el acompañamiento de un realizador acorde. Finalmente, todos coincidimos en que ese maridaje a veces funciona; otras tantas no. Hablamos entonces de Sorkin, reconocido guionista de Cuestión de Honor, Mi Querido Presidente, La Red Social, Moneyball, Steve Jobs y también de Apuesta Maestra, quien da en esta última su primer paso como director, y lo hace bastante bien. Con un comienzo abrupto que funciona como chiste, Sorkin ya deja una pista del subsiguiente rise and fall del personaje principal. Se trata de Molly Bloom (Jessica Chastain), una eximia esquiadora olímpica de slalom que fracasa en una competición crucial. Mediante un montaje paralelo y falseando la línea temporal, vemos a Molly en una doble caída: física/deportiva por un lado, legal/anímica por el otro. A partir de allí cobra vida una idea de renacimiento, vinculada a la organización de apuestas en juegos clandestinos de póquer. Ello da pie a una primera historia como columna vertebral del relato (el comportamiento delictivo de la protagonista), que derivará en consecuencias legales y un eventual juicio. El film de Sorkin, por cierto, se basa en la autobiografía de la verdadera Molly. Intencional o casualmente, Molly Bloom comparte nombre y apellido con aquel personaje al que James Joyce destinó un monólogo en el último capítulo de Ulises. Criatura que, a su vez, está simbólicamente basada en Penélope de La Odisea. La Molly Bloom de Sorkin parece continuar esa propuesta joyceana. Durante todo el film, su voz en off narra -quizá en dosis un tanto excesivas- no solo lo que ocurre en escena sino también lo que ocurre afuera. Molly repite, asimismo, el mito de Penélope: pretendida por varios hombres (jugadores), fiel a todos ellos en lo que a la actividad respecta, y en cierta manera atraída por el que luego la traiciona. En una escena Molly hace referencia al mito, lo vomita sobre el espectador y, desafiante, dice estar “construyendo uno nuevo”. Ese prolífico negocio clandestino, todo un reto para ella, no terminará de llenar el vacío que desde hace años la aqueja. Su redención y comprensión surgen, en parte, gracias al significativo aporte del personaje interpretado por Kevin Costner, el cual no resuelve ciertas incongruencias narrativas pero sí brinda un impulso placentero y emotivo hacia el final de la historia. Si, luego de ver Apuesta Maestra, pudiese volver atrás en el tiempo a esa conversación de chat, diría que vi la obra de un gran guionista. No su mejor guión, pero sí su mejor film. El primero.
Aaron Sorkin hace su debut como director con un guión propio, adaptado del libro autobiográfico de Molly Bloom -la proclamada “Reina del Póquer”-, quien llegó a amasar fama y fortuna al fundar su propia compañía organizadora de partidas. Molly’s Game retrata el ascenso y caída de una mujer que logró sobreponerse y hacer valer su persona dentro de un mundo dominado por el hombre, no sin ciertos sacrificios y avatares, tal como deja bien en claro el guión de Sorkin.
Castillo de naipes Tal como sucede en Tres Anuncios sobre un Crimen, cuando un guionista pasa a convertirse en director corre el riesgo de transmitir una idea del mundo más a través de la palabra que de las imágenes. Aaron Sorkin es sin dudas el escritor más aclamado en Hollywood actualmente, con sus diálogos veloces y punzantes provenientes de la boca de personajes tan inteligentes como despiadados como sus Mark Zuckerberg y Steve Jobs. En su debut como director, Sorkin aborda otra historia real, la de Molly Bloom, una exesquiadora profesional que, a causa de una lesión, decide dar un vuelco a su vida organizando partidos de póker algo ilegales al que concurren desde estrellas de Hollywood hasta empresarios millonarios y miembros de la mafia rusa. Ya desde los primeros minutos de Apuesta maestra vemos el estilo Sorkin en todo su esplendor: un veloz y milimétrico montaje que asocia las imágenes con el monólogo interior de Molly, que cuenta su derrotero de deportista frustrada a millonaria empresaria. Ese comienzo sirve a la perfección para entender las fortalezas y debilidades de la película de Sorkin. Sin dudas se trata de alguien talentoso que sabe narrar y construir personajes complejos, con tantas virtudes como defectos, de los que Molly no es la excepción. Pero como todo guionista reconocido, también se le escapan ciertas canchereadas, como algunos monólogos demasiado extensos o el uso constante de referencias literarias. Donde más se percibe la habilidad de Sorkin es en la elaboración de enfrentamientos verbales entre sus personajes, como sucede entre la Molly (que encarna Jessica Chastain con autoridad) y su abogado interpretado por el siempre confiable Idris Elba, y que recuerda a los intercambios picantes propios de la screwball comedy clásica como Ayuno de amor, de Howard Hawks. Pero no es hasta el final, cuando la protagonista, cada vez más complicada legalmente, se reencuentra y mantiene un dialogo crudísimo con su distante padre (interpretado por el gran Kevin Costner), que la película se sale del vértigo y de sus trucos de guion para producir una empatía y emoción genuinas. Después de tanto partido de póker, jugadas y trampas, la última aparición de Costner es la carta que Sorkin venía guardándose para el final.
Otro dudoso sueño americano El guionista de Red Social (The Social Network, 2010) vuelve sobre un personaje existente que realizó el sueño americano: obtuvo el éxito a fuerza de inteligencia y esfuerzo. Sólo que su triunfo fue en el juego clandestino situación que pone a sus logros en pleno cuestionamiento ético y legal. Molly (Jessica Chastain) es una esquiadora profesional que, cuando su actividad deportiva decae producto de un accidente, no duda en obtener cualquier trabajo para subsistir. Pero su formación deportiva le permite hacer el sacrificio necesario para obtener mejor rendimiento, hecho que aplica ni bien se le presenta la oportunidad: contactos y códigos para coordinar partidas de póquer clandestinas con millonarios. El salto al poder -y con él al dinero- es veloz hasta que la ley cae sobre ella. La película busca poner en cuestionamiento su imagen, ¿es una sobreviviente que desarrolló habilidades ante las circunstancias? ¿o es una delincuente incapaz de hacer dinero trabajando dignamente? Apuesta maestra (Molly's Game, 2017) posiciona su figura como un modelo contemporáneo de éxito que no depara en ética profesional. ¿El sueño americano lo hace? Aquí no se trata del creador de una red social como Facebook pero sí de una persona que supo leer con exactitud la oferta y demanda social para construir un imperio sumamente redituable. El foco de Apuesta maestra del mismo modo que el de Red Social, supera al personaje y cuestiona a la sociedad que lo crea. He ahí lo interesante de su propuesta. Apuesta maestra utiliza con inteligencia los universos que el tema elegido le propone: el deportivo y el del juego, sumándose a una infinita lista de films de apuestas que terminan con sus protagonistas con la ley en los talones. Lo peligroso se fusiona en un coctel atractivo para el espectador, pero es el punto de vista de su personaje, con su lengua filosa para justificar su accionar ante los tribunales, el que invita al espectador a ponerse en los pies de la protagonista y pensar en sus propios límites éticos. Aaron Sorkin repite la fórmula de su exitosa Red Social en su debut como director y encuentra, en la historia de Molly Bloom, una nueva figura difícil de catalogar, propia de nuestros tiempos.
El juego de póker, fortuna y pérdidas "Apuesta maestra" es un film que trata sobre una mujer que debe abandonar su prometedora carrera en el ski por una lesión. La película sabe equilibrar el drama con el thriller y cuenta con una excelente actuación de Jessica Chastain. "Apuesta maestra” llega a los cines de Argentina a un mes de su estreno en Estados Unidos, con el pelotón de las películas guardadas hasta que se dieran a conocer las nominaciones a los Oscar. Si bien tuvo buena aceptación en los festivales, y algunas nominaciones en los Bafta y Globos de Oro, la fortuna no acompañó a la película escrita y dirigida por Aaron Sorkin y no logró estar entre las candidatas para la Academia. Sin embargo, vemos un film que sabe equilibrar el drama con el thriller, con un guión inteligentemente marcado -como le gusta a Hollywood, complejo en tema y simplificado para el entendimiento de la audiencia- y entretenido. Molly Bloom ( Jessica Chastain) debe abandonar una prometedora carrera en el ski por una grave lesión. Tras graduarse de la universidad, se muda a la ciudad y, con el deseo de vivir mientras sobrevive con el poco dinero que tiene en el bolsillo, conoce a un hombre para el que comienza a trabajar como secretaria. Sin embargo, cuando su jefe la inicie en el mundo de la organización de partidas de póker clandestino, entenderá que el dinero fluye rápidamente por lugares no muy legales y, al aprender del negocio, decide lanzarse sola y crea un imperio por lo que, tiempo más tarde, sería llamada “La princesa del póker”. En el medio, se encontrará con todo tipo de problemas -drogas, robos- y personas: adictos, estafadores, gente que sacará provecho de la situación -como ella siempre lo hizo- y hasta deberá lidiar con la mafia, lo que le trajo sus problemas más grandes. En Estados Unidos, las historias de vida famosas llevadas al cine suelen tener éxito. Hay algo entre lo real y lo que el público imagina, que genera placer al verse ilustrado aunque se trate de algo más ficcional que verdadero. En pocas palabras, la gente compra la verdad que el cine vende, aunque eso sea distante de lo que realmente ocurrió. Un éxito similar tienen los relatos sobre el dinero, ganado lícita o ilícitamente. El “sueño americano”, como se suele llamar al éxito económico logrado gracias a la astucia o virtud propia, se mezcla con la emotividad de la autosuperación, y todo termina entre lágrimas por el orgullo y la valoración monetizada. Dentro de esa frivolidad, Sorkin encuentra una buena historia que contar, escapándole al paradigma del conflicto romántico, pues pese a que la protagonista es mujer, no hay historia de amor, lo que es, de por sí, un logro pocas veces visto en el mainstream. También hay que destacar las actuaciones de Chastain, que se come el filme, y de Kevin Costner, que en sus pocos minutos en pantalla demuestra que aún está en forma para regalarnos grandes performances.
Sólida realización para retratar un personaje rico en matices compuesto con singular verosimilitud Tener un carácter duro, ser autoexigente, con una personalidad delineada y forjada para ser una gran campeona, tanto en el deporte como en el trabajo, es lo que recibió Molly (Jessica Chastain) durante su infancia por parte de su padre Larry (Kevin Costner), un importante psicólogo que también fue su entrenador. Lo que no sabían ambos, es que, durante una importante competencia, un insólito accidente terminaría con la carrera de esquiadora que tenía la chica, con sólo 22 años. La relación entre ellos nunca fue un lecho de rosas, así que la protagonista de éste relato aprovechó su forzoso retiro deportivo, para mudarse a una zona más calurosa, alejarse de todo y de todos, y empezar su vida desde cero. Basada en una historia real el exitoso guionista Aaron Sorkin dirige su ópera prima, retratando el ascenso y caída de la que se llamó “la princesa del póquer”, Molly Bloom, quien organizó en hoteles de lujo, mesas de juego donde iban actores de primera línea de Hollywood, grandes empresarios, deportistas famosos, etc que no tenían inconvenientes en apostar sumas millonarias, aunque sabían que podían perderlas. Molly, gracias a su gran inteligencia, supo entender cómo se juega, que reglas de convivencia debía pactar con sus invitados, y logró armar su negocio de forma independiente, después de ser una empleada de otro garito. La película va y vine en el tiempo. Utiliza muchos flashbacks para comprender mejor al personaje. El guión, no sólo manipula la historia verdadera, para que pueda ser cinematográficamente contada, sino que genera una inmediata identificación con ella. Como lo bueno dura poco, el FBI la detiene, le decomisa todos sus ahorros, y contrata a un abogado llamado Charlie (Idris Elba) para que la defienda. Lo más importante y atractivo de éste film no son las explicaciones didácticas que da Molly sobre las partidas de póquer, sino los diálogos que mantiene con su padre y, especialmente, con su abogado, los que son muy ingeniosos, y algunos, muy emotivos, que le dan mucha fluidez y dinamismo a la película. Esto no hubiese sido posible sin la presencia de Jessica Chastain, que se luce en el personaje protagónico, tanto como Kevin Costner que demuestra todo su aplomo, experiencia y calidez para encarnar el padre, como asimismo Idris Elba componiendo a un abogado serio, responsable y riguroso, no sólo con el cumplimiento de la ley, sino también, con la educación de su pequeña hija. Quedará la gran duda de si Molly montó su riesgoso negocio con el único objetivo de delinquir, o si creyó realmente que lo suyo era totalmente legal, donde no iba a tener consecuencias porque gracias a su inteligencia, habilidad y capacidad para lograr contactos con personas importantes y ricas, ella podría dominarlos y ser también una millonaria como ellos.
VERTIGINOSIDAD APARENTE “El póker no es un juego de azar, es un juego de habilidad”. Lejos de restringirse a la práctica de naipes, la frase se aplica también a la construcción del filme pero con una salvedad: ya no se trata de destreza, sino de desacierto, sofoco y cansancio. Es que el despliegue de estrategias narrativas, visuales y estéticas del director Aaron Sorkin desgasta cualquier factor vertiginoso atosigándolo con diálogos pesados, grandes explicaciones y escenas repetidas; un combo que debilita la trama volviéndola monótona e insistente. Estos problemas se refuerzan debido a la organización del relato, es decir, una propuesta tripartita articulada con flashbacks para caracterizar a Molly Bloom desde el único lazo con su padre: la formación de una ganadora. De esta forma, la primera fase se centra en los entrenamientos de esquí durante la infancia y adolescencia para participar en los Juegos Olímpicos y el abandono del deporte por una grave lesión en la columna. La segunda etapa aborda la independencia familiar, los primeros trabajos, el ingreso al mundo de las apuestas y una nueva caída propiciada por el jefe. Por último, el restablecimiento de cierto poder, la elaboración de sus propias reglas, un sostenido ascenso, drogas, nuevos ricos mafiosos –parece increíble que alguien tan astuta como ella desconociera con quien trataba– y una rápida caída. La oscilación permanente entre éxito y deterioro no hace más que remarcar la ausencia del vínculo con el padre y la necesidad de obtener algún reconocimiento por cuenta propia para aliviar dicho vacío; un elemento constante de Apuesta maestra que cierra su círculo en una de las últimas escenas de una forma un tanto previsible. En este caso, falló la maestría y hasta el azar del relato transformándolo en un exceso de justificaciones y monólogos a tal punto que ni siquiera Bloom pudo sortear las adversidades de una mano que prometía ser una escalera real y, por el contrario, debió descartar. Por Brenda Caletti @117Brenn
La opera prima como director del celebrado guionista de “Red social” y “Cuestión de honor” –además de varias series de TV– narra la historia de Molly Bloom, una mujer que se convirtió en la “Princesa del Poker” organizando mesas de juego para celebridades y multimillonarios. Un gran trabajo de Jessica Chastain para una película que funciona más como monólogo actoral que como drama. No hay duda alguna que a Aaron Sorkin le gusta escuchar el sonido de su propia voz. O, puesto de otro modo, ver cómo sus textos son interpretados por actores en la pantalla. Y era de esperar que, en su opera prima como realizador y sin una mirada externa que controle sus impulsos más extremos, el hombre diera rienda suelta a esos deseos desaforadamente, cosa que hace en APUESTA MAESTRA. Y el resultado combina lo mejor y lo peor del celebrado guionista de RED SOCIAL. Por un lado, logra contar una historia apasionante con un personaje central fuerte y inusual. Pero, por otro, uno podría considerar que, más que un filme, de lo que somos testigos es de un excelente monólogo de más de dos horas de Jessica Chastain con un montón de imágenes de fondo. La historia de Molly Bloom es apasionante y es evidente que Sorkin se fascinó con el personaje de esta mujer inteligentísima, muy segura de sí misma y decidida que, empujada de maneras distintas y contradictorias por su padre (un muy sobrio y efectivo Kevin Costner) a triunfar a toda costa en lo que sea (primero, como esquiadora; luego, según los planes, como abogada), se convirtió en la reina de los juegos de poker tanto en Los Angeles como en Nueva York, hasta que comenzaron los problemas con la ley. Sorkin estructura la historia en varios tiempos y siempre con la voz en off velocísima de Chastain narrándolo todo, todo, todo. La película empieza por la detención de Bloom y vuelve hasta su infancia, yendo y viniendo entre esos dos momentos (la preparación para el juicio junto a su abogado que encarna Idris Elba; y sus desventuras en el submundo del juego para apostadores millonarios), pero lo que la enmarca siempre es su permanente voz narrativa. A tal punto es omnipresente esa voz que uno tiene la impresión que está más ante un monólogo ilustrado que ante una película que nunca termina por empezar. La estructura –y hasta ciertos trucos de montaje– le deben mucho al cine de Martin Scorsese, especialmente a las historias del ascenso y caída de gángsters/empresarios como BUENOS MUCHACHOS, EL LOBO DE WALL STREET y, especialmente, CASINO. A ambos les encanta describir cómo funcionan esos mundos de manera detallada y específica (si es con voz en off, mucho mejor), pero allí donde Scorsese de a poco va dando paso a la construcción de películas que profundizan en las vidas de sus protagonistas y las personas que lo rodean, da la impresión que Sorkin jamás logra del todo salir de la trampa en la que se metió solo. Sobre la última parte del filme, cuando la carrera de Bloom va entrando en una previsible espiral decadente, ya es muy tarde para generar algo parecido a la emoción o a la construcción de un mundo cinematográfico por fuera de la protagonista y su mesa de poker. De todos modos, APUESTA MAESTRA es una gran historia y los detalles de la vida y “profesión” de esta mujer que llegó a Los Angeles tras un accidente que la dejó afuera de una carrera de esquiadora olímpica y se fue involucrando con celebridades de Hollywood y del mundo de los negocios como una suerte de “madama” de la más exclusiva mesa de poker de Los Angeles, son por momentos apasionantes. Editada velozmente (de vuelta, en un estilo 100% scorseseano), la película va contando el ascenso y la caída de esta muy inteligente, decidida y bella mujer que crea un pequeño imperio a partir de conectar gente entre sí y, como ella misma confiesa, utilizando mucho Google… hasta para aprender los detalles del juego en sí. Pero no todo puede durar para siempre, claro, y menos en un juego millonario donde empresarios, criminales de guante blanco, grandes celebridades (sintetizadas, curiosamente, en el manipulador personaje que encarna Michael Cera que está basado en Tobey Maguire) y hasta la mafia rusa participan. Como en muchos de sus guiones (STEVE JOBS, especialmente), Sorkin encontrará un agujero negro psicológico en Molly y hará que su mundo se construya/destruya en torno a eso, asunto que resolverá de una forma terriblemente banal. Y, fuera de Chastain, el realizador no logra crear personajes que generen mayor interés pese a las más de dos horas del relato. Todos pasan, hacen sus aportes a la vida de Molly, y desaparecen. En ese sentido, la película es un show de Chastain, que está encendida de principio a fin mostrando todos sus atributos actorales y dejando que el espectador sea llevado de las narices por su personaje, cosa que logra a fuerza de talento, belleza (Molly se vestía de una manera particularmente sexy en su trabajo) e intensidad. Es una actriz de una enorme capacidad para hacer prácticamente cualquier cosa y si el filme no termina de convencer no es por su culpa ni mucho menos. De hecho, es el propio director/guionista quien debería haber tratado de construir otros personajes con una décima parte de la complejidad de su protagonista para crear algo parecido a un drama a su alrededor. Pero no lo logra hacer. Y esa decisión, si bien permite el lucimiento excluyente de la actriz de EL ARBOL DE LA VIDA, termina siendo contraproducente para la película.
Las cartas sobre la mesa Aaron Sorkin debuta en la dirección con una historia de ascenso y caída en el mundo del poker clandestino que es una síntesis de sus virtudes y defectos. En una de las escenas finales de Apuesta maestra, la protagonista Molly Bloom (Jessica Chastain) dialoga con su padre Larry (Kevin Costner) en un banco del Central Park, de noche. Se reencuentran después de muchos años de estar alejados. Ella está esperando que su abogado Charlie Jaffey (Idris Elba) logre un buen arreglo con el fiscal que la acusa de haber montado el juego de poker clandestino más grande de los Estados Unidos y de tener contactos con la mafia rusa; él es un psicólogo que la sobreexigió cuando era adolescente (a ella y a sus dos hermanos) y ahora quiere recomponer la relación y ayudarla. La escena es larguísima, dura casi ocho minutos, y es un duelo verbal entre dos personas muy inteligentes, que se chicanean pero en el fondo se quieren. En un momento, Larry le dice a su hija: “Vamos a hacer tres años de terapia en tres minutos, voy a hacer lo que todos los pacientes siempre les piden a los terapeutas que hagan: te voy a dar todas las respuestas”. A esa línea de diálogo, ante la que cualquiera que haya hecho un poco de terapia seguramente sonreirá amargamente, le sigue un ida y vuelta que por un lado es delicioso en sí (realmente lo seguimos como si viéramos un partido de tenis) pero por el otro, si lo miramos en el contexto de la historia, es demasiado explicativo. Larry (es decir, el director y guionista Aaron Sorkin, que es quien escribe ese diálogo) nos está dando todas las respuestas. Y si bien es cierto que eso es lo que queremos como pacientes, no necesariamente es lo que queremos como espectadores. Sorkin sabe de diálogos ácidos, agudos e ingeniosos, y la escena captura nuestro interés a pesar de su extensión ridícula. Pero al final, claro, hace una de más, y Larry dice: “Es gracioso cuánto más rápido podés ir cuando no cobrás por hora”. Este comentario es típico de las virtudes y defectos de Sorkin: es demasiado inteligente, le contagia eso a sus personajes, y la tentación de demostrarlo a cada momento va en detrimento de la verosimilitud y también de la emoción. Pero, de vuelta, el resultado no deja de ser casi siempre muy interesante. Parece mentira, pero Apuesta maestra es el debut de Aaron Sorkin en la dirección de cine. El tipo ya es un veterano de 56 años, creador de la memorable e influyente serie The West Wing (1999-2006), de la más reciente The Newsroom (2012-2014), y guionista de grandes películas como Red social (2010, por la que ganó un Oscar), El juego de la fortuna (2011), Cuestión de honor (1992) y Steve Jobs (2015), entre otras. La historia que eligió no podría ser más apropiada. Basada en el libro de memorias de Molly Bloom (nada que ver con el personaje de Joyce, aunque es un nombre demasiado pesado como para soslayarlo; después de todo, gran parte de la película transcurre con la voz en off de Molly, un poco a la manera del famoso soliloquio), cuenta la historia de una chica tan inteligente como ambiciosa que después de un accidente de ski que la aleja de la competición profesional, se va a vivir sola a Los Angeles y medio de casualidad entra en el mundo de los juegos clandestinos de poker. Es la clásica historia de ascenso y caída como El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013) o la más reciente Barry Seal: Solo en América (Doug Liman, 2017), o incluso Buenos muchachos (Scorsese, 1990), pero está contada en dos tiempos, alternadamente. Por un lado, el ascenso, es una película frenética con un relato en off bien sorkiniano en el que Molly Bloom se luce con sus comentarios sarcásticos y, si miramos el vaso medio vacío, un poco sobreescritos. Cuando Molly se pelea con Player X (Michael Cera), un actor muy famoso que participa de su juego y que atrae a muchos otros jugadores por su fama, dice “I couldn’t loose to that green-screened little shit”. Posible traducción: “No podía perder contra esa mierdita de pantalla verde”, haciendo alusión con esa palabrita doble (green-screened), gracias a la magia del inglés, a la técnica audiovisual del croma, en la que se filma a un actor con una tela o pared verde atrás y después en la posproducción se agregan los escenarios. Una manera extraordinaria y muy concisa de basurear al personaje. Por el otro lado, alternadamente, Sorkin narra la relación entre Molly y su abogado cuando, años después de la caída, se prepara para defenderla en el juicio. Esa otra película es igual de frenética y veloz, aunque no por el montaje o el relato en off, sino por los diálogos filosos entre ellos, de un ida y vuelta desaforado, que, otra vez, muchas veces están sobreescritos y son demasiado vivarachos. Apuesta maestra de todas maneras es una película entretenida y apasionante, con una Jessica Chastain memorable (la suya es una de las ausencias importantes en las nominaciones al Oscar) que a pesar de que muchas veces tiene que sortear esos diálogos tan difíciles, logra darle a su Molly Bloom esa mezcla perfecta de mujer fuerte y bella, que a la vez se aprovecha de su belleza pero que también es víctima de ella en ese mundo de hombres poderosos que han tomado demasiado whisky. Claramente Sorkin-director es menos potente que Sorkin-guionista, y a pesar del ritmo que logra imprimirle a la película, está lejos de esas grandes secuencias de droga y paranoia de, por ejemplo, la ya mencionada Buenos muchachos. Molly Bloom hace muchas referencias a la droga que consumía hacia el final, pero esto no pasa del plano del discurso. Apuesta maestra es entretenida, sí, pero pudo haber sido mucho mejor. Probablemente Molly y su padre, tan exigentes consigo mismos y con los demás, no la aprobarían del todo.
“Molly’s Game” representa la ópera prima como director del célebre guionista Aaron Sorkin (“Cuestión de Honor”, “Steve Jobs”, “La Red Social”). Decidió dar el salto detrás de cámaras con una propuesta bastante lograda desde lo narrativo y el guion, como era de esperarse. Para ello, contó con una de las intérpretes más destacadas de la actualidad, la enorme Jessica Chastain (“La Noche más Oscura”, “Interestelar”). La película en cuestión consiguió una nominación a Mejor Guion Adaptado en la próxima entrega de los Oscars, y nos cuenta la historia basada en hechos reales de Molly Bloom (Chastain), una esquiadora profesional que llegó a ser millonaria antes de los 21 años. Tras perderse los Juegos Olímpicos por un terrible accidente, Molly se trasladó a Los Ángeles, donde incluso trabajó de camarera. Gracias a su inteligencia y a sus dotes empresariales, la joven acabó ganando millones de dólares en el mundo del póker clandestino antes de que el FBI la investigara. La vida de esta mujer da un giro de 180 grados cuando conoce a Dean Keith (Jeremy Strong), un hombre vulgar que la toma como asistente y que comienza a encomendarle la tarea de organizar sus partidas semanales de póker con distintos empresarios y personas de gran poder adquisitivo. Luego de que Molly corte el vínculo con este sujeto, se dará cuenta que puede montar sus propios juegos a partir de los contactos que fue generando. Todo esto la llevó a lograr encuentros impresionantes con estrellas de Hollywood, empresarios y millonarios varios. Sorkin demuestra su enorme capacidad para desarrollar un relato atractivo a partir de la forma en la que está contado. El film presenta una estructura que va y viene entre el presente y el pasado, alternando situaciones que están relacionadas según las necesidades narrativas. Un atrayente e interesante ejercicio cinematográfico que pudimos ver previamente en otros relatos que Sorkin escribió como “La Red Social” y “Steve Jobs”. El director logra generar un ritmo ágil e intrépido que no nos da respiro a pesar de los 140 minutos que dura la cinta. Por el lado interpretativo, Jessica Chastain se carga la película al hombro, convirtiéndose en el principal sostén de la obra. Su composición de Molly es brillante y nos da muchísimas ganas de verla más seguido en papeles importantes como este. Kevin Costner, Idris Elba y Michael Cera acompañan muy bien a la protagonista con personajes bien delineados que buscarán interponerse (para bien o para mal) en su camino. “Apuesta Maestra” es una cinta vibrante, entretenida y bien actuada que cuenta con el sello característico de Aaron Sorkin. A pesar de ser su primera película como director, los personajes y las situaciones cuentan con su firma particular y con momentos de excelentísima verborragia. Un film que pese a que por instantes se siente demasiado largo, termina sorprendiendo y gustando por su destacado guion.
Un drama que relata de manera excelente el antes, durante y después de la asunción de Molly al frente de los juegos de póquer clandestinos. Sorkin se encarga de que la historia tenga todos los condimentos juntos para enganchar al espectador y que no padezca el relato. Entre tanto blockbuster de las grandes cadenas de entretenimiento, está bueno que las carteleras de los cines tengan alternativas para quienes no disfrutan tanto de estos tanques que mueven montañas de dinero o para simplemente tomar un breve respiro de ellas. Esta situación suele darse más a menudo en los comienzos de cada año, sobre todo, por las clásicas y tan “importantes ” nominaciones en la temporada de premios y por sobre todo por los Oscars. En esta ocasión llega a los cines de todo el mundo el primer trabajo como director de Aaron Sorkin, luego de ser el guionista de otras joyitas del cine como Jobs (2015), The Social Network (2010) y Moneyball (2011). Este primer trabajo suyo detrás de las cámaras, también estará basada en una historia real. La historia es la de Molly Bloom (Jessica Chastain), una ex esquiadora profesional estadounidense que debido a diferentes situaciones, decide abandonar su carrera de deportista y barajar de nuevo para probar suerte en otros ambientes totalmente diferentes. Esta búsqueda por encajar, llevará a Molly a involucrarse con una serie de juegos ilegales de póquer en donde escalará de tal modo que terminará convirtiéndose en una famosa y reconocida organizadora de juegos clandestinos. Molly deberá afrontar su codicia y el resto de sus errores, cuando el FBI la contacte para aclarar su caso y junto con su abogado, Charlie Jaffey (Idris Elba), encontrar una salida que no la declare culpable por engañar al fisco norteamericano. Apuesta Maestra (Molly´s Game) es un drama que relata de manera excelente el antes, durante y después de la asunción de Molly al frente de los juegos de póquer clandestinos. Sorkin se encarga de que la historia tenga todos los condimentos juntos para enganchar al espectador y que no padezca el relato. La dosis de humor que posee la peli no hace que se pierda el hilo conductor, sino todo lo contrario, relaja, descomprime y funciona como perfecta rueda de auxilio. También, la narración cuenta con un toque aventurero que hace querer involucrarse con el film. De la misma manera, esta película hará pensar a quien la vea. No es la típica producción para desconectarse del mundo, en esta oportunidad para entender todo de manera ideal, hay que prestar mucha atención e involucrarse en lo que se cuenta. Uno de las contras que se pueden observar es el constante uso de las terminologías propias del póquer que, si uno no entiende de que va este juego, es muy probable que en muchos lapsos pueda perderse un instante. Por suerte, el relato es tan bueno que la historia fluye sin mayores dificultades. El guión de la peli es de un nivel maravilloso. Cada diálogo, secuencia, encuadre y toma, están perfectamente llevados a cabo. Incluso, el montaje queda perfectamente alineado con lo que se puede ver, siendo ágil y preciso con una gran relación con lo que transmite el relato, que muchas veces no pasa. Claro está que Sorkin, siendo un guionista por excelencia, estos detalles no se le podían escapar. Un elemento que no se puede pasar por alto es que en medio de un movimiento todavía poco habitual en el cine de Hollywood, Molly´s Game es una película al servicio de un personaje femenino potente y complejo que se define por su talento profesional y llena toda una película sin necesidad de apelar al romanticismo. El elenco está perfectamente elegido y estos hacen su trabajo de la mejor manera. Desde las participaciones esporádicas de Kevin Costner como Larry Bloom, y Michael Cera como el Jugador X , hasta la protagonista Chastain. La colorada, de anteriores pasos por Interestellar (2014) y Crimson Peak (2015), parece haber nacido para interpretar este personaje. Lleva a cabo un trabajo de maravilla que en muchos momentos es hasta incluso comparable con Bryan Cranston y su trabajo en la gloriosa Breaking Bad (2008- 2013). Desde la obsesión por tener siempre el control y, la codicia por tener más y más dinero, es inevitable no contraponer a Molly con el gran Heisenberg. Otro que está acostumbrado a romperla y esta no es la excepción, es Idris Elba, que parece tener las habilidades reales para defender cualquier caso que se le proponga. Sin dudas, harán bien si a esta peli le ponen un par de fichas en la temporada de premios, ya que en muchas categorías puede ser sorpresa, por ejemplo, en la de Mejor Actriz. Otro que puede estar nominado es Sorkin, quién logra debutar con el pie derecho bajo la dirección con un elemento que parece simple, pero es uno de los más complejos que hay en el cine: como contar una historia.
Un filme clásico y original Es la historia real de una esquiadora que cambia las chances de ser olímpica por las partidas clandestinas de póker Apuesta maestra cuenta la historia verídica de Molly Bloom, una extraordinaria esquiadora quien tras una lesión debe abandonar su carrera deportiva. Gracias a su inteligencia y sus dotes empresariales, la joven comienza a regentear partidas ilegales de póker, convirtiéndose en millonaria. Su vida dará un vuelco cuando el FBI se ponga tras sus pasos. El debut detrás de cámaras de Aaron Sorkin (enorme guionista de Red Social) es tan poderoso y elocuente como sus libretos. Se trata de una historia atrapante y bien narrada que jamás da respiro al espectador. Jessica Chastain en el cuerpo de Molly, cautiva, enamora, empatiza y lo hace de manera natural, adueñándose de un personaje escrito a la medida de su talento. Play El filme, con un montaje preciso y una puesta en escena exquisita, desde el brillante prólogo hasta el logrado desenlace, no solo se desarrolla como un thriller dramático, sino que además nos presenta el mundo íntimo de un personaje femenino elocuente, de esos que lamentablemente no abundan en Hollywood. Y si Chastain nos sorprende con su composición, es en parte también, porque esta secundada por un dream-team de actores encabezado por Idris Elba, Kevin Costner y Michael Cera. Los diálogos precisos, mordaces, se lucen en boca de estos intérpretes magistrales. Los amantes de los naipes sin duda disfrutarán de un plus, ya que el guión muchas veces da por sentadas varias reglas y no se detiene en explicaciones. Pese a eso, el ritmo es tan frenético que los espectadores no podrán apartar la mirada de la pantalla. Clásica y original, una película plagada de grandes ideas y momentos fílmicos puros.
UN BUEN NOMBRE ES LO MÁS VALIOSO QUE UNO PUEDE… Aaron Sorking debuta con una gran historia y un gran personaje femenino. Aaron Sorkin se hizo de su buen nombre con la creación de series como “The West Wing” o “The Newsroom”, pero más que nada por los afiladísimos guiones de “Red Social” (The Social Network, 2010) o “Juego de Poder” (Charlie Wilson's War, 2007), solo para nombrar algunos. Lo crean o no, “Apuesta Maestra” (Molly's Game, 2017) es su debut tras las cámaras, la adaptación de la biografía de Molly Bloom (cosas que le salen de taquito), ex esquiadora a nivel olímpico que se convirtió en una experta en apuestas de alto riesgo, organizando los juegos de póker más exclusivos. Jessica Chastain se pone en la piel de Bloom, joven atleta, bastante presionada por papá Larry (Kevin Costner) y el legado de dos hermanos mayores que la superaron desde hace rato. Todos sus sueños olímpicos se frustran después de un accidente en la pista, y decide dejar todo atrás en Colorado para mudarse a Los Ángeles y buscar la independencia familiar y económica. Molly arranca como camarera (obvio), pero se consigue un segundo trabajo como secretaria full time de Dean Keith (Jeremy Strong), un tipo bastante desagradable que, entre otras cosas, organiza partidas de póker entre celebridades, deportistas, empresarios y cualquier miembro de elite que pueda desembolsar altas cantidades de billetes. Bloom oficia de mera asistente, pero en el ínterin observa, investiga y aprende todo lo que puede sobre el juego porque a los ojos de todos será “una chica linda”, pero resulta ser mucho más inteligente. Cuando Molly le quita protagonismo, Keith decide despedirla y es ahí donde ella toma coraje y con la ayuda del Jugador X (Michael Cera) –una estrella de Hollywood que vive buscando grandes contrincantes-, decide organizar sus propias veladas. Todo legal, todo muy refinado, todo viento en popa…, hasta que le toca lidiar con los problemas económicos de algunos jugadores, y decide mudarse a Nueva York con la cola entre las patas, pero dispuesta a retomar esa independencia que la alejó de su hogar en un primer momento. La Gran Manzana le ofrece oportunidades únicas, pero también peligros, asociaciones no deseadas, la debacle y, finalmente, la pone en la mira del FBI que no duda en arrestarla y quitarle todas sus posesiones. Así arranca “Apuesta Maestra”, con un arresto casi cinematográfico, una (anti)heroína en busca de representación legal y un abogado (Idris Elba) que decide juzgar al libro por su portada, literalmente hablando. Molly se convirtió en una celebrity de pasquín con su autobiografía recién editada, una especie de “madama” que se relacionó durante años con estrellas de todo tipo, empresarios multimillonarios y hasta la mafia rusa (sin saberlo), y es ahí donde las autoridades quieren meter la mano. Pero Molly no es nada de lo que parece a simple vista, con esa apariencia exuberante de por medio, sigue siendo esa mujer inteligente y dispuesta a seguir aprendiendo que, además, se aferra a su inquebrantable moral, y no piensa divulgar ninguno de los nombres de sus clientes. Por ahí viene todo el tire y afloje legal de la historia de Sorkin, la relación de Bloom con Charlie Jaffey (su abogado, un tanto renuente al principio), y los propios fantasmas de la chica, que nunca duda (ni miente) en reconocer que llegó a tocar fondo y, en última instancia, traspasó la línea de la ilegalidad. “Apuesta Maestra” es un drama biográfico que destila el estilo verborrágico de Sorkin desde el guión hasta la estética visual. La primera hora, el recuento de la historia de Molly “llegando a la cima” es vertiginoso, lleno de datos y momentos hilarantes que ni nos permiten parpadear un segundo. Es su marca registrada, y acá le calza como anillo al dedo, pero Chastain es en definitiva el alma de todo lo que sucede en la pantalla, componiendo uno de los personajes femeninos más interesantes de los últimos tiempos. Sorkin no fuerza el humor, ni los momentos emotivos, y a pesar de los lujos y las situaciones ‘espectaculares’, Molly se nos presenta como un personaje humano y real con una temática tan antigua como universal: la mujer haciéndose un lugar en un mundo de hombres, si les gusta aún más, en un juego de hombres, donde no siempre es bienvenida ni bien vista, y donde al final le quieren hacer pagar el precio. Pueden ir y leer lo que pasó con los cargos en su contra (acá no lo vamos a spoilers aunque sea de conocimiento público), pero lo interesante es conocer su historia de primera mano (narrada por Chastain), y aunque siempre se suma cierta ficcionalización y dramatismo, nadie duda de las peripecias de Molly ni por un segundo, justamente, por esa sinceridad que exuda. El punto más flojo, sin duda alguna, son esos daddy issues que intentan justificar todo, o al menos, confundir sus motivaciones y logros personales con una postura más revanchista contra los hombres que siempre la superaron. Hay lecturas y lecturas, y preferimos celebrar su ética intachable y su lucha por la verdad en este caso, su posición de “empresaria” y mujer que se construyó a sí misma, antes de esa imagen frívola y despreocupada que devuelven los diarios más amarillistas. Molly quiso jugar en el mismo patio que los chicos, con las mismas reglas de juego y condiciones, pero al momento de ser juzgada (por el FBI y la opinión pública) su condición femenina siempre se vuelve relevante, en la mayoría de los casos, para mal. Sorkin y Chastain se aseguran de que el personaje (y la persona real que está detrás) se presente de forma casi transparente en la pantalla, porque Bloom nunca esconde sus errores, aunque tampoco deja que la menosprecien. LO MEJOR: - Chastain, siempre Chastain. - La estética visual tan acorde con el relato de Sorkin. - Que a pesar de su espectacularidad, resulta muy relevante para estos tiempos de empoderamiento femenino. LO PEOR: - La sobreinformación puede marear a más de uno. - No toda la culpa la tienen los padres, ¿o sí?
Aaron Sorkin es uno de lo grandes del guión contemporáneo en los9 Estados Unidos, tanto en TV (la brillante The West Wing) como en el cine (La red social, Cuestión de honor, Moneyball). Su estilo es irónico y rápido, con diálogos de una velocidad e ingenio que superan en vértigo las mejores secuencias de efectos especiales de los tanques. Esta película es su debut como director y mantiene las marcas que hacen distinguible su trrabajo como escritor. Hay un personaje central inteligente y que ve aquello que los demás, no: la Molly de Jessica Chastain, una joven que pierde su carrera deportiva pero termina dominando el mundo del poker de altísimas apuestas. Pero más allá de lo anticonvencional de la protagonista -especialidad de sorkin y también de Chastain, aquí perfecta- lo interesante es el costado humano de estos personajes que permiten entender una trama que podría, de otra forma, ser engorrosa. Lo esencial es esa mujer dura, inteligente y luchando contra una especie de injusticia. El elenco (vea la ficha) es de lo mejor que tiene Hollywood para ofrecer.
Jugadas del destino Aaron Sorkin es uno de los guionistas más prestigiosos de Hollywood. Escribió películas como "Red social" y "Steve Jobs", y creó series como "The West Wing" y "The Newsroom". "Apuesta maestra" es su ópera prima como director, y por supuesto el guión lleva su firma. Esta vez Sorkin eligió contar la historia real de Molly Brown (Jessica Chastain), una mujer súper inteligente y decidida que durante años manejó un negocio multimillonario de partidas clandestinas de póquer, en el cual participaron desde ricos y famosos hasta mafiosos rusos instalados en EEUU. Pero Molly Brown no sólo fue la "Princesa del Póquer". Tenía un pasado como esquiadora profesional con un currículum brillante en la universidad y su padre era un conocido psicoanalista tan controlador como exigente. Fue justamente un accidente en los Juegos Olímpicos de invierno lo que la empujó a dejar todo para iniciar una nueva vida en Los Ángeles. El director narra al detalle la intensa metamorfosis de Molly, tanto que se toma 140 minutos para desarrollar la trama. Ahí caben desde flashes de la adolescencia de la protagonista hasta su ascenso en el oscuro mundo de las apuestas, todo atravesado por un thriller judicial que mantiene la tensión y el ritmo narrativo. El problema es que, sin un director experimentado que lo contenga, Sorkin se desborda con su "sello": los diálogos irónicos y afilados. "Apuesta maestra" está demasiado dialogada, y dialogada a mil por hora, como si estuviésemos asistiendo a un concurso de verba veloz de los personajes, que por momentos parecen títeres de las palabras de Sorkin. Afortunadamente, Jessica Chastain logra desmarcarse del corset que impone el director con su talento y su sola presencia, que es tan poderosa como cautivante.
Crítica emitida por radio.