El boomerang del oportunismo La vara es demasiado alta para hablar y disfrutar en estos días de una película de acción, con las ofertas televisivas como 24 o Homeland, por citar los ejemplos más obvios, que hacen foco en el terrorismo como enemigo invisible y todopoderoso, sin villano ni rostro definido y pretexto que justifica todo tipo de idea intervencionista, o fiel a los preceptos de la policía del mundo, tan vigente en estos días.
En París se la pasa bomba. Michael Mason (Richard Madden) es un habilidoso carterista norteamericano que se encuentra en París hurtando a turistas distraídos. Una noche roba un bolso que parecía no contener nada interesante y lo deja abandonado en la calle, pero apenas se aleja unos metros el bolso explota. La explosión deja cuatro muertos y varios heridos; de la noche a la mañana Michael -todavía aturdido por el hecho y sin saber qué pasó- se convierte en el hombre más buscado de Francia. Sean Briar (Idris Elba), un agente que colabora con la CIA en París, es el único que cree en la palabra de Michael y ambos deben buscar a los verdaderos culpables del atentado, pero al hacerlo no solo deben enfrentar a los terroristas de siempre, sino también a un entramado de policías y políticos corruptos. Con prolijas y coreografiadas escena de acción, una atrás de la otra, el filme no tarda en convertirse en una buddy movie donde el experto agente y el joven al margen de la ley deben ayudarse uno al otro para atrapar a los malos y limpiar su nombre. La fórmula es efectiva, pero en este caso no funciona porque a pesar de que ambos actores son muy talentosos, la química entre ellos es inexistente. El filme cuenta con no pocos elementos para ser un tanque de acción, pero no lo logra, todo lo que sucede es una predecible sumatoria de clichés, con terroristas musulmanes, franceses mala onda, y norteamericanos que a los tiros y sin pedir permiso arreglan todo lo que la policía francesa no puede arreglar. "Atentado en París" es un filme de acción prefabricado, con un director prolijo que ha construido muy buenas escenas de acción con numerosos extras y efectos especiales, pero que no ha desplegado ni un poco de creatividad para distinguir a este filme entre muchos otros similares.
El terrorismo como fachada En nuestros días ya casi no existe la calidad en el marco de la adrenalina cinematográfica y sus derivados, no obstante siempre podemos hallar alguna que otra excepción como el presente film, un cóctel eficaz de muerte, intriga y agitación colectiva. Dentro del modelo de producción estadounidense, desde hace mucho tiempo los thrillers de acción fueron reemplazados por épicas de fantasía atiborradas de CGI que recurren una y otra vez a la misma fórmula gastada del camino del héroe y demás latiguillos destinados al segmento adolescente y los adultos infantilizados/ castrados de hoy en día. Así las cosas, los europeos -con el inefable Luc Besson a la cabeza, en su rol de productor- tomaron la posta y construyeron un combo de referencias retro pero adaptadas al contexto internacional actual, las tensiones sociales a gran escala y todos esos escenarios que brinda el viejo continente. Atentado en Paris (Bastille Day, 2016) es algo así como la “versión británica” de un esquema que viene a llenar el espacio vacío en un mercado ninguneado por el mainstream hollywoodense y su poco apego para con la diversidad y la riqueza retórica. En esencia estamos ante una buddy movie de tono policial que analiza -desde la sordidez e ironías del género- el proceder del terrorismo y las fuerzas de inteligencia, dos estratos cuyos límites se difuminan en función de la manipulación cruzada y esa tendencia a encontrar chivos expiatorios que se amolden a la agenda política de las administraciones del Primer Mundo. Poniendo siempre el acento en la hipocresía y la corrupción de los representantes de la ley y sus socios en el poder, el film propone una dupla compuesta por Sean Briar, un agente de la CIA interpretado de manera extraordinaria por un Idris Elba intimidante (a mitad de camino entre la parquedad de 24 y el carisma de los adalides del blaxploitation de la década del 70), y Michael Mason, un “artista de la estafa” con el rostro de Richard Madden (típico eslabón débil de aquellos productos de súper acción de los 80). La premisa de base gira en torno al engranaje del “falso culpable”, ahora apuntalado en un robo al azar por parte de Mason que lo termina comprometiendo en un atentado vía una bomba escondida en una bolsa, la cual el susodicho había sustraído a una joven momentos antes de estallar. Briar lo localiza, lo interroga y finalmente el carterista pasa de sospechoso a convertirse en un aliado en la investigación, esa misma que pronto destapa un complot que involucra a los esbirros del sistema y a las altas esferas del estado francés. El gran responsable de la química del dúo y la eficacia de las secuencias de acción es James Watkins, un director inglés que ya había demostrado su pericia en las previas Eden Lake (Eden Lake, 2008) y La dama de negro (The Woman in Black, 2012), la primera una excelente epopeya de trazos gore y la segunda una propuesta correcta vinculada a los relatos góticos. Sin duda la diferencia más importante entre los paradigmas del rubro la hallamos a nivel del humor: mientras que la industria norteamericana contemporánea gusta de cancherear a través de chistecitos vulgares (la pobreza suele quedar al descubierto en los mamotretos de superhéroes, por ejemplo) y el “arquetipo Besson” ofrece un díptico conformado por películas trágicas que evitan la comicidad y, en la otra orilla, proyectos con un puñado de one-liners al paso (la división puede ser muy tajante), el enfoque de Atentado en Paris es más solapado porque el sarcasmo está implícito en el comportamiento de los personajes y puesto al servicio de la trama. Aquí Watkins esquiva toda pomposidad en las coreografías de las escenas de acción y construye un verosímil sensato alrededor de las fachadas del dominio y de esa desprotección a la que nos someten aquellos que deberían ampararnos.
TIROS, PERSECUCIONES Y SORPRESAS Ya el titulo remite a realidades terribles ocurridas en la capital de Francia, es bueno aclarar que el original se refiere al día en que se recuerda la toma de la Bastilla. Si uno puede olvidarse de esos hechos reales y se entrega al entretenimiento de una película pochoclera, el resultado es otro. Sin carga de ningún tipo y con un héroe de acción de gran presencia como Idris Elba, promocionado por el mismísimo Daniel Craig como digno sucesor para encarnar a James Bond. A el lo acompaña el carilindo Richard Madden famoso por “Game of trhones” y la delicada Charlotte Le Bon. Un trío que pareciera querer permanecer en una secuela improbable. La relación de un hábil carterista, una chica ingenua convencida de llevar una bomba para producir caoes, un agente de la CIA y un complot de sorpresivo objetivo. No es una película genial pero tiene acción de sobra, humor e ironía. Para pasar el rato entretenido.
El viejo y rendidor juego del gato y el ratón. La decisión de hacer coincidir fechas reales con las ficcionales hizo que Atentado en París se estrenara en Francia un día antes del 14 de julio de este año –que será recordado en ese país como uno de los aniversarios de la Toma de la Bastilla más tristes de la historia (80 muertos y casi 300 heridos en el atentado de Niza)–, obligando a la distribuidora a levantar la película de cartel de inmediato. Conocida internacionalmente bajo varios títulos (Bastille Day en Francia y el Reino Unido, dos de sus países coproductores, The Take en los Estados Unidos), el film tampoco tuvo demasiado suerte con los críticos, que en líneas generales han visto en su relato de acción y suspenso un producto barato y poco original. Y que lo es, lo es, pero en algún punto a mucha honra: escrita y dirigida por James Watkins (La dama de negro), Atentado en París no pretende ofrecer más de lo que puede dar, y en esa falta de ambiciones –al menos hasta el clímax, que parece algo inflado y ciertamente poco creíble– encuentra un canal de conducto para sus módicos pero certeros placeres audiovisuales. En París, un excelso carterista de origen estadounidense (el escocés Richard Madden, estrella de Game of Thrones) tiene la mala pata de robar un bolso con explosivos, que detona en pleno barrio de Belleville. Atrás del tipo salen a la caza tanto la seguridad francesa como un agente de la C.I.A. afincado en Europa (el británico Idris Elba, cuya agenda está cada vez más ocupada). La ingenua chica de los explosivos (una francesa interpretada por la québécois Charlotte Le Bon) escapa de sus perseguidores, un grupo de terroristas con varios secretos escondidos detrás de la fachada pública. Así dadas las cosas, y a pocos minutos de iniciada la trama, una suculenta persecución por los tejados –realizada a la vieja usanza, con dobles de riesgo, sin mucha manipulación digital– anticipa lo mejor del film: su insistencia en la velocidad y el movimiento. En el fondo, se trata de otra aliteración de la buddy movie, en este caso con forma de triángulo: a los muchachos se les sumará la chica en cuestión, que a pesar de su cara de terror demostrará ser de armas tomar. Con las celebraciones del 14 de julio arruinadas por una precisa y calculada serie de eventos digitadas desde las sombras, los malos de la película terminarán siendo los menos pensados; en ese sentido, Atentado en París se cuida de no meterse demasiado con el espinoso tema del terrorismo contemporáneo. En el fondo, la película no es otra cosa que la enésima versión del viejo juego del gato y el ratón, con heroísmos a flor de piel que brotan en personajes empujados a circunstancias límite (el recuerdo de Duro de matar es inevitable, y por varias razones). Resumiendo: no hay nada demasiado estimulante o novedoso por aquí, pero el paquete es compacto y bastante más disfrutable que tanta producción onerosa con el pretenciósometro a punto de estallar por la presión.
Thriller divertido y con estilo Una película que incluye la explosión de una bomba en París, que atrasó su lanzamiento por los atentados de noviembre 2015, y luego terminó estrenándose el 13 de julio de 2016 con el título de Día de la Bastilla. Horas después, se produjo el ataque de Niza. Más allá de estas coincidencias trágicas y de que la película toma el miedo y la persecución al terrorismo como uno de sus temas, Atentado en París trata de una investigación policial que incluye corrupción política, un agente de la CIA y un carterista que deben unirse por las circunstancias. La película empieza con una secuencia que nos pone a tono con lo que vendrá: el carterista hace un raid de teléfonos y billeteras en Montmartre, mientras aprovecha que una chica baja las escaleras del Sacré Coeur desnuda. Esto es un disparate festivo y muy divertido, a pesar de los temas mortuorios; un thriller de esos en los que no importa tanto la lógica del argumento como la eficacia del clima general, y que brilla en la inteligibilidad de los golpes, tiros y persecuciones. Los condimentos estilísticos del director parecen incluir a Michael Mann, las de Bourne y hasta el imaginario bessoniano -no bressoniano, por más carterista que haya- de Subway. Se habla más inglés del que se habló jamás en París, los malos son desalmados y el agente con pasado complicado es el actor inglés Idris Elba, que lleva con mucho carisma el peso de hacer de taciturno, honorable y pocas pulgas.
Acción, humor y cero hipocresía Entretenimiento puro, es como una gran persecución continua por la Ciudad Luz, con un gran Idris Elba. Desde la caída de las Torres Gemelas el terrorismo asolando ciudades es como un imán para guionistas y productores. Atentado en París le suma que los protagonistas son estadounidenses (un carterista -el escocés Richard Madden, el Príncipe de La Cenicienta y Robb Stark en Game of Thrones), un agente de la CIA -el londinense Idris Elba-), que por supuesto se las arreglarán como pareja despareja e indeseada para salvar al mundo, o al menos a la Ciudad Luz. Están metidos a la fuerza en un país extranjero. Pero Atentado en París es menos hipócrita que Missing, de Costa Gavras, donde lo central no era la dictadura de Pinochet, sino el derrotero de los estadounidenses en Chile. Como esto es entretenimiento, el filme tiene acción, es como una gran persecución continua por las calles de París –no siempre la más turística, vale la acotación- con toques de humor, que no llegan a parodiar al género. Michael Mason es un ladrón, que ve una oportunidad al robarle un bolso a una joven (la canadiense Charlotte LeBon: no hay ni un personaje que utilice su nacionalidad), lo que no sabe es que allí, en un oso de peluche, se esconde una bomba, y cuando él descarta la bolsa, el artefacto explota, causa cuatro muertos y se desencadena el caos. La chica es una anarquista engañada por amor, el carterista es más bueno que Rin Tin Tin y el agente de la CIA un topoderoso. La película tira y emboca unos cuantas patadas a los políticos y la policía francesa, lo cual está bárbaro, pero habría que ver qué pasaría si el agente fuera francés y denunciara lo mismo en los Estados Unidos. O sea. Pero en el Haber se destaca la labor de James Watkins, el director inglés que conmovió con Eden Lake, con Kely Reilly (aquí es Karen, agente de la CIA) y ratificó sus quilates con La mujer de negro, con Daniel Radcliffe). Y lo cierto es que sin Idris Elba, que ya fue Mandela y hay quienes insisten en que podría ser el nuevo James Bond de la diversidad racial, todo podría ser aburrido. Tiene más carisma que el pelado Jason Statham y puede recitar mejor los diálogos que él y que unos cuantos héroes de acción. Richard Madden tiene un papel muy lineal, sin aristas, el del muchacho bueno aunque ladrón, que quiere sacar ventajas de todo lo que pueda. En fin, como esta película.
CON SOLO UNA IDEA NO ALCANZA La historia alrededor de Atentado en París no deja de ser curiosa e interesante, porque muestra ciertas formas en que accionan los estudios cinematográficos frente a las contingencias políticas: aprovechando su título original (Bastille Day), el film se estrenó un día antes del Día de la Bastilla, que fue precisamente el día en que ocurrió el atentado en Niza, en el que un hombre arrolló con un camión a un enorme grupo de personas que asistían a las celebraciones. Frente a eso, StudioCanal, que distribuía el film, mantuvo el lanzamiento pero decidió retirar todo el material publicitario digital y aunque no retiró los afiches en las salas, dejó a criterio de las cadenas de cines el retirarlos o no. ¿Decisión de tinte moral o mero cálculo para no quedar mal con nadie? Difícil saber. Lo que no es difícil saber es que Atentado en París es una película floja. Y lo es a pesar de tener a un director y coguionista como James Watkins, que había mostrado rasgos interesantes en cuanto al manejo de la tensión y el suspenso en La dama de negro y Eden Lake; y a un protagonista como Idris Elba, alguien capacitado para manejar diversos registros, como ya demostró en las series The wire y Luther, o en films como Beasts of no nation o Titanes del Pacífico. Y también lo es a pesar de tener una premisa ligeramente atractiva, con un relato centrado en un ladrón callejero (Richard Madden) que se ve inculpado falsamente de un atentado terrorista en París y a quien sólo le cree un agente de la CIA (Elba), que se va dando cuenta que el pobre ladrón es un mero peón dentro de una serie de maniobras para generar caos en la ciudad durante el Día de la Bastilla. Hay allí un germen potente referido a los usos y abusos del concepto de terrorismo, su vínculo con lo mediático y cómo su concepción puede servir a actores institucionales con agendas muy particulares. Pero esa idea, esa semilla que podía ser el inicio de una narración repleta de mascaradas, superficies y climas paranoicos en el siempre atractivo contexto urbano parisino, pronto se desinfla. No hay nervio en la acción, sino rutina, con la excepción de una persecución por los techos de París. Tampoco hay personajes sólidos, sino estereotipos explicándose continuamente en sus características y acciones. Casi desde el comienzo el film entra en el territorio de lo anodino, los guiños más elementales y los giros supuestamente sorpresivos que en verdad son extremadamente previsibles. Atentado en París era un film con potencial, o más bien potencialidades, pero enseguida cae en todos los lugares comunes, condenado a la mera repetición de lo ya visto. Para una película sobre el terrorismo, la manipulación a través de las redes sociales y sus implicancias político-económicas, va demasiado a lo seguro, con lo que termina aburriendo.
Idris Elba. Eso es todo lo deberías saber de esta película para disfrutarla en el cine. Ya era hora que Elba (Luther, Pacific Rim) empezara a aparecer con más roles protagónicos y en esta película independiente de acción él es la principal atracción. Una propuesta que representa el debut en el género del director James Watkins, quien fue responsable de los filmes de terror Eden Lake (2008) y La dama de negro (2012). En esta ocasión ofrece un thriller decente que trata temas de actualidad como el terrorismo y el drama de los inmigrantes en Francia, motivo por el cual el estreno de este film se postergó varios meses en los cines (ver Dato loco) . El director Watkin hizo un gran trabajo con el suspenso de la historia que a lo largo de su desarrollo presenta los suficientes giros para capturar la atención del espectador. La investigación de los protagonistas es interesante y tienen como telón de fondo temáticas que son de máxima actualidad en Europa. Dentro del reparto Elba y Madden formaron una dupla con química y ambos personajes logran despertar el interés necesario para engancharse con el conflicto. En materia de acción Watkins brinda muy buenas persecuciones a lo largo del relato y hacia el final un intenso tiroteo donde Elba demuestra por qué su nombre fue mencionado en los medios como un posible candidato para interpretar a James Bond. Salvo por algunos momentos, donde las técnicas de robo del personaje de Madden resultan algo inverosímil, en general la película brinda una propuesta decente dentro de este género. Tiene un muy buen elenco, las secuencias de acción son impecables sin abusar del CGI y la historia no es una estupidez. No hay demasiadas objeciones para hacerle a este film si tenés en claro lo que vas a ver. Para los aficionados del género Atentado en París es una muy buena opción para tener en cuenta. El Dato Loco. 1-Esta película tenía previsto su estreno internacional a comienzos de este año pero los productores pospusieron la fecha debido a los atentados ocurrido en París en noviembre del año pasado. Cuando se estrenó en Francia, el último mes de julio, esta producción no tuvo mejor suerte. Un día después de llegar a la cartelera se produjo el ataque terrorista en la ciudad de Niza y la productora Studio Canal decidió levantar el film de los cines por respeto a las víctimas de ese hecho. 2-Atentado en París representa el debut musical de Idris Elba, quien interpreta la canción que suena en los créditos finales. Por cierto, queda claro que el fuerte de Idris sigue siendo la actuación.
“Atentado en París”: el film que Francia debió retirar de cartel el 14 de julio Un eximio carterista estadounidense en París roba un bolso con un muñeco de peluche que contiene una bomba; al descartarlo, es buscado como responsable de una explosión que mata a varias personas. Un agente de la CIA lo encuentra antes que la Policía francesa, y ambos trabajan juntos para descubrir a la organización que amenaza con otro atentado el Día de la Bastilla. James Watkins, director de "La dama de negro", se mete en un terreno más convencional con este film de acción con buen ritmo y no tanta garra. El asunto tiene varios de los lugares comunes de los thrillers hollywoodenses que se desarrollan en territorio francés, empezando por los detalles pintorescos con inmigrantes y manifestaciones callejeras, a lo que se suma el hecho de que, a diferencia del agente y el ladrón, casi todos los franceses son malos o tontos, o ambas cosas a la vez. El guión agrega detalles de actualidad, como la tensión con la población musulmana, y aunque el atentado al que se refiere el título local no tenga nada que ver con los ataques terroristas sufridos en Francia en los últimos tiempos hay que recordar que fue este film, estrenado en Francia el 13 de julio de este año, el que se retiró de todas las pantallas de ese país cuando al día siguiente, el de la Bastilla, se produjo el sangriento atentado de un tunecino en Marsella con un camión. Dicho esto, aquí hay mucha acción y no demasiado para analizar. La película es entretenida, y el dúo formado por el ladrón Richard Madden y el agente Idris Elba exhibe un carisma razonable.
¿TERRORISMO O CORRUPCIÓN? En vísperas del Día de la Bastilla todo puede pasar. La ciudad francesa de Niza, sin ir más lejos, fue escenario de un trágico ataque terrorista en el festejo de este año. Atentado en París no hace más que proyectar la cruda realidad que hoy vemos alrededor del mundo en los diarios y revistas -de hecho, su fecha de estreno fue postergada por tocar una trama tan delicada-. El Estado Islámico reclama París como la “capital de las abominaciones y de la perversión” y, en un simple acercamiento a un mundo que está en guerra, la producción inglesa de James Watkins (La dama de negro) demuestra que, si de violencia se trata, el terrorismo y la corrupción van juntos de la mano. Michael Mason (Richard Madden), un carterista estadounidense prófugo que reside en París, se ve implicado en un supuesto atentado terrorista cuando roba un bolso en el que había algo más que una simple billetera. Tras ser perseguido por la CIA, el agente Sean Briar (Idris Elba) comprende que Michael no es más que el último eslabón de una conspiración criminal y lo reclutará para desarmar una gran red terrorista que podría afectar a la seguridad internacional. Resulta extraño pensar que, al ser una coproducción europea, la película se acerca más a lo que fue Londres bajo fuego de Babak Najafi: un yankee llega para salvar al mundo. Sin embargo, Watkins como director le apuesta al clásico lobo solitario de la CIA y la pareja dispareja que luchará para defender los ideales y la integridad occidentales. Terrorismo, agentes estadounidenses y un poco de acción a la licuadora dan con la fórmula para una perfecta película cliché. Burócratas fachos y policías corruptos pueden ser mucho más peligrosos que el fundamentalismo islámico al que intentan concebir como enemigo para justificar sus acciones. Desafiar al poder político y sembrar el caos, ese supone ser su objetivo principal, pero, ¿acaso sabemos también por quien nos dejamos gobernar? Si algo diferencia a Atentado en París de la saga de Jason Bourne solamente son un par de hashtags y rebeldes anarquistas. ATENTADO EN PARÍS Bastille Day. Reino Unido, 2016. Dirección: James Watkins. Guión: Andrew Baldwin. Producción: Bard Borros, Fabrice Giabfermi, Steve Golin y David Kanter. Música: Alex Heffes. Fotografía: Tim Maurice-Jones. Edición: Jon Harris. Intérpretes: Idris Elba, Richard Madden, Kelly Reilly, Charlotte Le Bon y Anatol Yusef. Duración: 92 minutos.
Las manos mágicas. El mejor carterista del mundo es también el más desafortunado cuando -aprovechándose de la distracción de una joven al borde de un ataque de nervios- desaparece sin dejar rastros con la bolsa que ella cargaba. Para su decepción, el botín solo incluye un celular, un oso de peluche y algunas chucherías sin valor, por lo que rápidamente se guarda el teléfono y arroja el resto a la basura, alejándose justo a tiempo para sobrevivir a la detonación de la bomba escondida dentro del oso. No tenía forma de saber entonces que la crisis de la joven se debía a haberse negado a plantar el dispositivo en una oficina, tras descubrir que no estaba vacía como le habían prometido. Así se convierte inmediatamente en el principal sospechoso del ataque y cae en la mira de la CIA, que aunque no pueden reconocer que estaban operando en la zona, tampoco van a dejar que se cumplan las amenazas de otro ataque y deciden rastrearlo para entregarlo discretamente a las autoridades locales. Como debe ser en estos casos, el agente asignado tiene problemas para seguir órdenes y controlar su enojo, por lo que tarda muy poco en inmiscuirse en el caso mucho más de lo que le fue encomendado, para desenmascarar a los verdaderos responsables del atentado en París. No diga si: El trailer no miente: Atentado en París es una de esas películas que se parece a muchas otras. Un agente rudo, un civil con algún talento excepcional y la necesidad de una improbable alianza para impedir una gran amenaza, dejando -de paso- a alguna agencia estadounidense como guardianes del mundo por más que ambos protagonistas sean ingleses fingiendo el acento con dispar éxito. Aunque pudo mostrar su talento con Beasts of no Nation, y haciéndonos pasar por alto el detalle de interpretar a un vikingo negro, Idris Elba prácticamente repite su rol de Luther, lo que no es algo necesariamente malo ya que es responsable de cargar sobre sus hombros casi toda la película, pues parece que desde la Boda Roja Richard Madden acostumbra llevar livianos los suyos. En el fondo no es su culpa que alguien considerara una buena idea poner a dos británicos interpretando a estadounidenses persiguiendo por París a una canadiense haciéndose pasar por francesa. El guión es simple y funciona mientras no se lo estudie mucho, porque es principalmente una excusa para secuenciar peleas y persecuciones, esta vez con un tema candente en Europa como es la inmigración desde Medio Oriente y la consiguiente reacción del nacionalismo. Aunque tardamos bastante en enterarnos de los planes de la organización, el desarrollo de la historia avanza sin salirse de lo esperado a cada paso, pero si algo sorprende de Atentado en París es la evidente limitación de presupuesto que se delata en cortes toscos en el medio de una escena de acción, o algunos efectos poco verosímiles para disimular los recursos que pretendían tener pero faltaron. Conclusión: Atentado en París es una clásica película de acción pasatista, sin un guión complejo ni mucho presupuesto.
James Watkins, director de La dama de negro, llega con el estreno de Atentado en Paris con Idris Elba y Richard Madden. Atentado en París, es una mas de las tantas películas que se estrenaron en los últimos años. Un policial, que mezcla el terrorismo con la comedia, con referencias a clásicos como Duro de Matar y Arma Mortal. Conocemos al comienzo al personaje de Richard Madden, un carterista que se aprovecha de todos los transeúntes de París. En uno de sus robos, se lleva una bolsa que cuando la descarta explota por la bomba que tenia en su interior sin que él supiera. De ahi comienza una búsqueda por parte de la CIA y del agente interpretado por Idris Elba, colaborando con la policía local de Francia. A medida que avanza el relato, el carterista tiene que demostrar que no es el culpable y encontrar, junto al agente de la CIA, a los verdaderos autores del atentado. La historia, los escenarios, todo ya lo vimos muchas veces. El mayor logro de Atentado en París es el ritmo de la película, sumado a buenas actuaciones, hacen que al pasar los 90 minutos de duración lleguemos al final sin darnos cuenta y probablemente disfrutando. Atentado en París funciona ademas por que, en lugar de hacer este tipo de película del mondo Hollywoodense, lo hace a la forma Europea y que grandes exponentes ha dado en el genero.
Una locura: un agente duro e incorrecto (Idris Elba, un camión de carisma) debe hacer dúo con un carterista en París para evitar un atentado tremendo. Más allá de que hay vueltas de tuerca de la trama y los malos están en todas partes, el dúo es de una simpatía notable, las escenas de acción tienen nervio y en su decidido enfoque de clase B, la película se divierte con todas las variables posibles y la libertad de ir donde se desee. Hay momentos buenísimos. Si tuviéramos más caracteres, casi le subiríamos la calificación. Haga de cuenta.
Crítica emitida por radio.
Una trama con mucha acción, entretenida, cautivante y con un montaje ágil. Entre otros tópicos incluye: agentes encubiertos, persecuciones, luchas cuerpo a cuerpo, corrupción terrorismo, ladrones y el juego del gato y el ratón. Posee un toque similar a aquellas películas de Bruce Willis y del agente 007. No resulta novedosa pero cumple bien con el género.
No pudieron darle la saga 007 a Idris Elba, así que se tuvo que contentar con Bastille Day, una respuesta anglofrancesa y no alienígena al ataque sufrido por los norteamericanos en la fiesta patria por excelencia. Corta de ideas pero con anhelos fílmicos interesantes, la nueva película del inglés James Watkins -la fascinante y turbia Eden Lake, la atmosférica The Woman in Black– se queda a medio camino entre el fragor de las sugerentes escenas de acción y la mala planeación del guión. ¿En qué mundo un ladrón de poca monta se ve involucrado con un agente encubierto de la CIA en París como agente de repuesto en su intento para frenar el atentado terrorista del título? En el mundo que crean a partir del guión Watkins con el novato Andrew Baldwin, donde los caprichos de la trama deben dejarse de lado para disfrutar de las sinceras motivaciones de un grupo de villanos frente a la bondad de un dúo disparejo que se une por la fuerza del destino. Tanto el Briar de Idris como el Michael Mason de Richard Madden tienen esa química que remite a otras duplas memorables del cine de acción, pero por mas que se esfuercen en soltar diálogos convincentes, es la línea narrativa la que no los ayuda en nada y se dedican a lanzar frases que dan vergüenza en ciertos momentos pero resultan loables en otros. Por otro lado, el apartado femenino se queda corto, con la linda Charlotte Le Bon reducida a una mezcla de damisela en peligro e histeria, mientras que la bellísima Kelly Reilly está totalmente desperdiciada como una agente de la CIA que se la pasa de oficina en oficina. Sí, el plan de los malos tiene sentido y aparenta lo que no es, pero su ejecución es de un estilo tan de manual que cae en los lugares más obvios imaginables, donde el espectador astuto podrá identificar cuáles son los próximos giros y revelaciones. La película sale a flote por el carisma de Elba y por las inspiradas escenas de acción, una corrida por los techos parisinos aquí, una persecución a alta velocidad allá, y un par de piñas y tiros para condimentar. Bastille Day funciona, dura lo justo y necesario, pero le quiere competir a producciones americanas con una temática en la que los yanquis son amos y señores. Al ser un film acotado, el patriotismo apenas si se siente en la trama, como si la historia fuese totalmente intercambiable con otras naciones portentosas del mundo. Y ya cuando las ideas huelen a intercambio, el resultado tiene que ser excelente y, lamentablemente, la última película de Watkins apenas si araña lo interesante.
Con inspiración en el éxito de la saga de Bourne, el director y co-guionista James Watkins es el creador de Atentado en París (Bastille Day) con Idris Elba (The Wire) y Richard Madden (La Cenicienta) como protagonistas. La premisa del film tiene a un ladrón estadounidense en Paris acusado erróneamente de ser un terrorista. Mientras tanto un agente de la CIA lo persigue para descubrir la verdad. Con una trama minimalista y centrada en la ciudad de París, el film es básicamente una larga e intensa persecución por calles y edificios parisinos. A pesar de las previsibles vueltas de tuerca del guión y de la relativa eficacia técnica del equipo creativo, Atentado en París no logra crear un estilo o identidad propia como para despegarse de su influencia más directa: La saga de Jason Bourne. Quizás el problema más grave sea el final, el cual está falto de impacto y resuelve el largometraje en una nota mediocre. A pesar del buen trabajo de parte del reparto y del equipo técnico, Atentado en París no logra ser más que una película olvidable apenas termina su proyección.
El terrorismo como fachada "Atentado en París" tuvo un derrotero accidentado en el Primer Mundo. En principio se atrasó su estreno por los atentados de noviembre de 2015 justamente en París, en los cuales murieron 137 personas. Y después se terminó estrenando el 13 de julio de este año, un día antes del ataque terrorista en la ciudad francesa de Niza, que dejó 85 muertos. Estas coincidencias, sin embargo, sólo aportan a la anécdota, porque la película poco tiene que ver con el terrorismo islámico que estuvo involucrado en esos dos ataques, y porque la película, además, sólo aspira a ser un producto de entretenimiento sin reflexiones ni análisis. La historia comienza con Michael Mason (Richard Madden), un carterista experto que en una de sus tantas rondas por las calles de París le roba el bolso a una joven. Lo que él no sabe es que, dentro de un oso de peluche, el bolso esconde una bomba, y cuando tira el bolso a la basura el artefacto explota dejando un saldo de cuatro muertos. A partir de allí empiezan a dispararse las alertas en toda la ciudad y entran en juego varios actores: un rebelde agente de la CIA (Idris Elba), la policía francesa, el ministro del Interior de Francia y un grupo de terroristas que esconde varios secretos. Escrita y dirigida por James Watkins ("La dama de negro"), "Atentado en París" es muy irregular. Por un lado es muy efectiva en la claridad y el estilo clásico de las escenas de acción, y por otro lado es una buddy movie fallida, porque la falta de química entre Elba (gran actor) y Madden es notoria. También tiene elementos de thriller que no llegan a cuajar, más si se tiene en cuenta que las vueltas de tuerca sobre el final tiran la verosimilitud por la ventana.
Tal como es ya una costumbre arraigada en las productoras de cine-entretenimiento-negocio, esto sólo es la explotación económica de sucesos que mantienen la atención del público, dicho esto en sentido de la recurrencia temática, a partir de atentados reales, lamentables, digamos, Las Torres Gemelas, Atocha, el metro de Londres, etc, es que se presenta ésta realización. Es por eso que no sorprende, además, que el título original “Día de la Bastilla” se estrena modificado e incluyendo la palabra “atentado” en el mismo y al terrorismo musulmán en el texto. Una película de acción con todos los clichés del género, de formula, bien filmada, bien contada en tanto corte y montaje se refiera, lo mejor es la delineación de los personajes, y sus interpretaciones, no el desarrollo posterior de los mismos. El problema se suscita a partir de la previsibilidad del relato luego del discurso que establece. Lo primero redunda en cuanto provoca el deseo por parte del espectador en llegar al enfrentamiento final entre los malos y los buenos. Lo segundo gira en derredor de los políticos de la derecha recalcitrante yankee, que se consideran los salvadores del mundo. En fin. El filme abre de manera muy explicita: una mujer baja por las escaleras la Basilica del Sagrado Corazon, en Montmartre, Paris, totalmente desnuda, todos los turistas distraídos terminan siendo víctimas de Michael Massen (Richard Madden), un carterista que les sustrae los celulares, billeteras, pasaportes. Simultáneamente nos presentan a Sean Briar (Idris Elba), un agente de la C.I.A. que trabaja en solitario por fuera de las reglas (alguna vez quisiera que alguien me aclare cuales son las reglas de la C.I.A.), casi caído en desgracia. En paralelo conoceremos a Zoe (Charlotte Le Bon), una ingenua joven enamorada de un supuesto reivindicador del oprimido pueblo francés en manos de las grandes corporaciones. Con él planea un atentado con bomba en un edificio corporativo, con el cuidado de no producir victimas. Ella será la ejecutora del plan. Pero nada sale como se planeo, y el atentado termina por reunir a los tres personajes que deben correr, investigar, descubrir la verdad oculta y permanecer vivos, si es posible. La realización es una catarata de escenas de persecución, tiros, peleas, por la ciudad luz, en los espacios más lúgubres de Paris, barrios marginales si se quiere, abordando temas como el engaño, la discriminación, la corrupción, la traición, que están a flor de piel. El director denota su capacidad de narrar, pero finalmente los 92 minutos que dura la proyección se sienten demasiado extensos, ni siquiera son salvados con la inclusión de algunos momentos de humor con los que si cuenta el filme, sobre todo desde los diálogos, puesto en función de la distensión de la adrenalina que supone la acción constante, nunca parodiando al género, eso no está permitido en este tipo de producción. Un filme que a partir del carisma de los personajes, de la química que se establece en pantalla por parte de los actores, podría llegar haber sido al menos entretenido, pero no alcanza. Una lastima.
Un año más y una nueva película que pone a Francia en crisis por ataques terroristas, el nuevo film del creador de Eden Lake (2008) James Watkins, es aburrido, estruendoso y desalmado. Watkins vuelca todo su peso en el imponente Idris Elba. La película busca destacar su presencia, como si fuera una campaña de marketing para postularlo como el nuevo James Bond, Elba literalmente se apropia de toda escena haciendo una gran sombra y minimizando las actuaciones de sus co estrellas, entre ellas Richard Madden (Robb Stark de Game of Thrones) y Kelly Reilly, cuya actuación es sinónimo de ¿para que se molestaron en llamarla?. Con un guión ultra gastado de agentes en busca de terroristas en Paris (a esta altura Francia es un imán de este tipo de películas de acción) el film no consigue destacarse, toda resolución se siente como una figurita repetida, ya visto y hecho, con pobres giros argumentales – a esta altura si vemos a dos personas a punto de reunirse a solas sabemos que esa reunión no va a terminar bien – y un uso mediocre de esa gran ambientación que puede conseguirse en una ciudad como París, Bastille Day/The Take (título original del film) es un clon de un proyecto de Luc Besson en uno de sus años flojos. Atentado en París es un viaje en piloto automático, pero por algún milagro de la industria cuando se recurre a las escenas de “caos masivo” encabezado por su estrella principal, uno puede decir con tranquilidad: “por esto vine a ver la película.” Hay que decir que el evento del “Día de la Bastilla” es simplemente una mera excusa para situar el metraje en una fecha histórica y tranquilamente este proyecto podía haber sido filmado en Nueva York, Rio De Janeiro o hasta en el barrio San Telmo. En conclusión, Atentado en París, es una película de acción que pasa sin pena ni gloria. Lo único que logra efectivamente es posicionar a su protagonista en un puesto sumamente alto hacia una nueva voz del espía favorito de todos, 007.
Michael (Richard Madden, de Game of Thrones) es un punga de alto vuelo. En la primera escena de este film de acción e intriga internacional, el ladrón se vale de una amiga desnuda en la escalinata del Sacre Coeur para desplumar a una docena de babosos. La escena siguiente es protagonizada por Zoe (Charlotte Le Bon), una militante idealista que es enviada a plantar una bomba en la sede del Partido Nacionalista francés, pero recula al ver personal de limpieza que aparece inesperadamente. Zoe no quiere víctimas inocentes pero, antes de que arroje el artefacto al Sena, Michael le roba la bolsa letal. Minutos después, explota; el punguista es registrado en una cámara de seguridad y pasa a ser el enemigo público número uno, buscado tanto por la policía francesa como por la CIA, en su carácter de norteamericano. Aparece Briar (Idris Elba), hombre fuerte de la CIA que enseguida pesca a Michael y descubre la farsa, pero para probar su inocencia deberán atrapar a Zoe, punta del ovillo de una conspiración que involucra a parte de la policía francesa. Entre manifestaciones anti fascistas preparadas para el 14 de julio, engaños y corrupción en altas esferas, esta coproducción resulta efectiva por su timing, algunas escenas vibrantes (como una persecución en los tejados parisinos) y la infalible presencia de Elba en el rol protagónico.
Se busca hombres maduros y rudos para ser héroes de acción. Ese parece ser el lema en la industria. Ya nadie se resiste. Digamos que desde "Taken" para acá, esa es la norma y hacia allí apuntan los productores. Esta vez le toca a Idris Elba, un británico muy conocido por sus series y trabajos en la BBC ("Luther" sin ir más lejos), quien se pondrá el traje de agente especial para resolver un problema bastante actual en la Francia de estos días: un atentado terrorista. James Watkins, quien dirigiera "The woman in black", es el responsable de hacer un decente film de acción. No desborda de ingenio pero tampoco se le puede discutir su correcto fluir narrativo, Elba es un recio ideal para este tipo de films, así que en principio, las condiciones están dadas para que los amantes del género la pasen aceptablemente. La historia es la de un carterista americano, Michael (Richard Madden), muy hábil, que le roba a una chica, Zoe (Charlotte Le Bon), una bolsa con un muñeco de peluche. Hasta ahí, todo normal. Pero claro, nosotros ya sabemos que en su interior se alberga un explosivo que detonará en un mal momento y en un lugar bastante sensible. Ya todos sabemos que en París, las cosas no están bien, así que el guión acierta en instalar un escenario complejo. Cuando estalle el atentado, Briar (Elba), un agente de la inteligencia estadounidense se ocupará de investigar que sucedió (su gobierno no quiere pecar de responsable siendo que quien es primero sindicado como autor del hecho es Michael) así como también grupos de alto entrenamiento locales, quienes tratarán de dar caza a los terroristas. Porque además, al día siguiente, es el Día de la Independencia para Francia, y todos aseguran que algo malo va a pasar. Y tienen razón! "Bastille day" como ya dijimos es un producto prolijo, tiene buenas persecusiones, hay disparos, atentados, coreografías decentes... Entretiene. Si lo tuyo es ver un film relajado, donde prima la acción y la velocidad, sin mayores pretenciones, entrá sin miedo. No defrauda.
Llega Bastille Day, el nuevo film del director de La Dama de Negro, y es una buena para recordar Sábados de Superacción.
“Bastille Day” es una película que, desgraciadamente, hace mucho tiempo debería haberse estrenado. Llega el día de la fecha y tengo que decir que es una lástima que por cuestiones de distribución mucha gente quizás no la acompañe como es debido y la vea como es: una buena película de suspenso. El film tiene una historia básica que ya hemos visto en muchas otras producciones, lo sé, pero creo que estamos buscando algo que no nos haga pensar mucho y que, por lo menos, cierre la historia de manera prolija y real, y en ese marco, “Bastille Day” te lo otorga. Parte de esto recae en la dirección de James Watkins, un director muy talentoso que suele brindar películas de distintos géneros, una más entretenida que la otra, y acá, a pesar de que esté en piloto automático, destaca más que nada por su ritmo narrativo y la forma en la que encara a sus personajes. Pasando a los mismos, es imposible no bancar a Idris Elba. El muchacho tiene papeles excelentes y muchos otros que quizás no brillen, pero a pesar de que esta no sea la actuación de su vida, le pone una garra y dureza al papel tremenda, al igual que Richard Madden, que dentro de la paleta de actitudes de su personaje se destaca bastante bien. La acción se encuentra posicionada de muy buena manera dentro de la historia y no hay escenas que sucedan porque sí. Todo tiene una razón de ser y es importante destacarlo. Lamentablemente no todo es color de rosas y la película puede volverse tan común por momentos que quizás le pierdas el hilo por la falta de interés aplicado, cosa que es entendible porque no es un film que innove en ningún aspecto, sino que toma cosas de muchas otras cintas y las aplica a su entorno argumental. En resumen “Bastille Day” es una buena película, que te va a entretener si buscas un rato ameno frente a una pantalla junto a una historia de suspenso y acción a raudales. Quizás su visionado no sea obligatorio para un cine pero su recomendación es válida. Puntaje: 4/5