La maternidad abnegada Ya sabemos de sobra que el séptimo arte es el terreno del ensueño, la magia, la ilusión y todas esas pavadas que componen lo que suele ser el corazón del eslogan del mainstream estadounidense del último siglo y monedas, una frase hecha que la mayoría del público y la crítica suele repetir cual loros, sin discernimiento de por medio. Ahora bien, como una forma de reforzar lo anterior y recalcar la estrategia narrativa hegemónica en Hollywood desde la década del 80 hasta nuestros días, una de las reglas no escritas pero invariantes del cine norteamericano es la del éxito de la perseverancia: los adalides de las gestas/ odiseas de aventuras, acción o fantasía por lo general salen muy airosos por más que tengan que atravesar un verdadero infierno a lo largo del relato (por supuesto que no siempre fue así, ya que durante los 60 y 70 el nihilismo y el realismo sucio dominaron de lleno la ecuación). ¿Qué mejor lugar para ejemplificar la obstinación de la industria con los finales felices que los thrillers adrenalínicos, en los que al trasfondo de la desesperación de los protagonistas suele sumarse una interminable ristra de acontecimientos que ponen a prueba la suspensión de la incredulidad y el gustito del espectador ocasional por las “emociones fuertes”? Desaparecido (Kidnap, 2017) es el último eslabón de esta cadena basada en personajes variopintos que deben concretar una proeza -cada día más pomposa, acorde con la sobreexcitación sensorial y aséptica/ castrada de todo peligro de la actualidad- que siempre se verá recompensada al final del arcoíris: el título ya aclara de qué va la cosa, basta agregar que el secuestrado es Frankie (Sage Correa), el hijo pequeño de Karla Dyson, una pobre camarera (interpretada por Halle Berry) que para colmo está en plena batalla con el padre por la custodia del niño. Luego de un prólogo bien trash que incluye imágenes del crecimiento de Frankie, algo de maltrato hacia Karla en su trabajo y la visita del dúo protagónico a un parque público, por suerte rápidamente la trama se vuelca al secuestro del nene y una serie de persecuciones automovilísticas tras los captores. El opus fue dirigido por el apenas correcto Luis Prieto, el de la floja remake del 2012 de Pusher (1996), una de las joyas de Nicolas Winding Refn, no obstante el ritmo presuroso y las eficaces escenas de acción compensan el sustrato delirante de todo el planteo, otra de las tantas sobreactuaciones de Berry y lo bizarro que resulta esta combinación de distintos elementos de películas como Roadgames (1981), Máxima Velocidad (Speed, 1994) y Enlace Mortal (Phone Booth, 2002), por nombrar sólo algunas de las obras centradas en el esquema de la manipulación en un contexto asfixiante. Continúa sorprendiendo que todavía nadie haya aprovechado el potencial actoral de Berry, una mujer que a lo largo de su trayectoria se la pasó perdida en los moldes de “femme fatale”, “persona común”, “secundario de relleno” y ahora “madre abnegada”. Dicho de otro modo, si bien es innegable que estamos frente a un vehículo comercial preparado para ella, como lo fue anteriormente 911: Llamada Mortal (The Call, 2013), en esencia el film nunca llega a sacarla de los estereotipos que han poblado su carrera, no ofrece ni un ápice de novedad intra género y encima cae unos cuantos escalones por debajo de esa propuesta de cuatro años atrás en materia de entretenimiento hueco, por momentos logrando invocar el encanto de aquella clase B desatada de antaño. La buena labor en los rubros técnicos necesitaba de un diapasón dramático menos rudimentario y más coherente, lo que deriva en una epopeya demasiado melosa y facilista en el apartado anímico aunque placentera en lo referido al hostigamiento pistero, la angustia, los choques y las amenazas entrecruzadas…
Recordá que no estás viendo un documental, así que relajate, dejá de lado todo lo inverosímil, y disfrutá a pleno de este film entretenido y dinámico lleno de acción y tensión. La actitud del personaje de Halle Berry puede ser visto como un gran hallazgo o como una pavada: el hallazgo está en que...
Halle se las ve negras Desaparecido es un film que tranquilamente podría no haberse estrenado en salas comerciales porque no se explica bajo ningún concepto cuál es hoy por hoy el incentivo de ver a Halle Berry, actriz que no supo salir del estancamiento de la industria y aceptó someterse a cuanto papel mediocre se le presentara, para quedar como figurita fácil en producciones berretas o de bajo nivel, incluso el título que nos convoca donde además figura como productora ejecutiva. Lo primero que hay que decir de este thriller adrenalítico, con un guión que hace agua por cualquier lugar con el objeto de mantener un verosímil, donde cada solución se descarta de antemano para que la historia avance hacia la obviedad, es que el relato se instala muy rápido en el núcleo del conflicto: una madre asalariada y que busca la custodia permanente de su hijo pequeño ve con sus propios ojos cómo una mujer ampulosa lo lleva a rastras para introducirlo en un vehículo y salir a toda velocidad en las inmediaciones de un parque público. La desesperación de esta madre en modo “con mi hijo no” hace que se involucre en la persecución pistera de dicho vehículo (Auto rojo persigue auto verde). Aquí las conceciones al personaje sin estrategia le devuelven el peso dramático a cada escena y pone de manifiesto el conflicto secundario: recuperar al vástago afroamericano, secuestrado por blancos sureños y malolientes y hacerlo a espaldas de un Estado bobo que incluye policías ineptos y comunidad indiferente ante el dolor ajeno. Algo de acción en la carretera y ciertas peripecias donde el físico jugará un rol importante, llevan a la actriz que interpretó a Gatúbela (del ridículo nadie vuelve) a exigirse en el papel desde el punto de vista corporal, pero su sobreactuada madre en apuros a veces da por tierra con el equilibrio necesario que un papel unidimensional de estas características, sin expertise pero dispuesta a llevarse el mundo por delante requiere. Tampoco puede decirse que Desaparecido transite por los andariveles del cine escapista con identificación primaria desde el punto de vista emocional, ni siquiera por el estereotipo de los villanos de turno que se hacen odiar apenas maltratan al pobre negrito para amedrentar la persecución de su madre, pues en varios tramos el film derrapa en plena autopista de la obviedad. Tensión a medias sabiendo de antemano que el final feliz se encuentra a la vuelta de la esquina, y mucho más cuando ese maltrato a la criatura nunca concreta ninguna acción genuina, ni tampoco la violencia contenida en los clímax. Mejor perderla que encontrarla, sería una buena síntesis para cerrar otro triste capítulo en la alicaída carrera actoral de una mujer que supo ser en algún momento una chica Bond.
Cada vez que un titulo de este estilo llega al cine, me hago la misma pregunta. Porque? Que hace que esta película, que a priori parece mediocre y a la que no le puedo ver ningún atractivo comercial llegue a la gran pantalla en Argentina, y no lo hagan cientos de cintas anualmente, que son tremendamente superiores a esta? Porque admitamos algo, Hale Berry no es la estrella que fue, la historia no es para nada novedosa, y no ha ganado ningún premio importante, como para llamar la atención. Y si estaban esperando una respuesta a todas esas dudas, no la tengo. La película trata de una madre, que mientras lucha por tener la custodia permanente de su hijo, ve como una mujer lo secuestra en una plaza, lo mete en un auto y huye con el. En ese momento, la madre citadina se transforma en Toreto y comienza una persecución adrenalinita para recuperar al niño, porque claramente, nadie más puede hacerlo. Con esta premisa de un capitulo de Without a Trace (para los que no la conocen, era una serie que trataba del departamento de personas perdidas del FBI), nos enfrascamos en una hora y media de giros de trama híper previsibles, escenas de acción mediocres, Hale Berry gritando y llorando (en algún momento esta actriz que gano el Oscar se olvido de las clases de actuación, y confunde drama con gritos, y emoción con muecas), policías cuasi idiotas, villanos chatos y clichés, y lo que es peor, NINGUNA sorpresa. Sinceramente creo que lo peor que tiene esta película, es la mediocridad en la que nada. Es como si ninguno de los involucrados hubiera siquiera tratado. Se siente que detrás y delante de las cámaras, ponían el mismo esfuerzo que un cartero llevando facturas de servicio. Fueron del punto A al B, pero no pusieron nada extra, ninguna intención de que el producto se destacara. Fueron, hicieron su trabajo, y pasaron a cobrar el cheque.
Una madre no se detendrá ante nada para intentar recuperar a su hijo cuando éste es secuestrado delante de ella en un parque de diversiones. Bajo esta simple premisa se desarrolla “Desaparecido”, el nuevo film de Luis Prieto (“Pusher”). El film nos presenta a Karla Dyson (Halle Berry) y su batalla legal con su ex marido para mantener la custodia de su hijo. La cuestión es que también deberá luchar literalmente para recuperarlo de unos secuestradores que se lo llevan del parque de diversiones mientras que la atareada madre atiende una llamada telefónica y lo pierde momentáneamente de vista. Luego de un prólogo bastante extenso donde se nos presentan a los personajes y sus conflictos cotidianos, comienza un vertiginoso thriller donde la protagonista emprenderá una persecución automovilística para no perder el rastro de su retoño. El problema del film no solo radica en la archiconocida premisa que establece de “Madre que lucha por recuperar a su hijo a toda costa”, sino también en la creación de personajes que generan poco interés, en la caída en lugares comunes, y en una forma poco imaginativa de presentarnos los acontecimientos. Con un relato que vimos infinidad de veces, lo original debería pasar por la forma en que se nos presentan los hechos que rodean a la trama. No obstante esto no ocurre y todo lo que vemos es bastante convencional y estereotipado. Si bien el film tiene algunos elementos atractivos como el ritmo vertiginoso, el talento de su protagonista (Berry es buena actriz pero últimamente cae en proyectos flojos como éste), y secuencias de acción logradas, las lagunas narrativas, la sobreexposición de los acontecimientos mediante los soliloquios de Karla que habla sola, y los giros completamente predecibles, terminan de redondear una película corriente, anodina y sin alma. “Desaparecido” parece un rejunte de películas más exitosas como “Máxima Velocidad” (1994), “Reto a Muerte” (1971) e incluso tiene algunos puntos en común con la cinta de Berry de 2013 “911: Llamada Mortal”, que tampoco era una joya pero resultaba más interesante que el film que aquí nos convoca. Por el costado técnico, el largometraje presenta algunas secuencias bien logradas pese a no ser descollante lo que se nos muestra. Por el lado de la fotografía y la música se nos presentan dos aspectos bastante genéricos que no llegan a destacar del todo. En síntesis, “Desaparecido” es una propuesta regular que solo interesará a aquellos espectadores menos exigentes o que se encuentren encerrados un fin de semana lluvioso sin ninguna otra alternativa o plan más atractivo.
SECUESTRADO. Desaparecido (Kidnap) presenta en una breve escena inicial a la protagonista y su hijo. En la siguiente escena ellos estarán en un parque de diversiones y el chico será secuestrado. Ella ve como se lo llevan y comienza a perseguir a los secuestradores. De ahí en más la película no se detiene nunca y tiene un vértigo muy poco habitual en las infladas producciones de acción actuales. No hay nada de sustento excepto uno: el cine. Si alguien dice que pudo dejar de ver Desaparecido que me explique como lo hizo, porque los noventa minutos que dura la película son trepidantes. Más cerca de Reto a muerte que de un drama familiar, la película nos recuerda que el cine es eso: nada de bajada de línea ni largos discursos, solo imágenes en movimiento. Nada de la trama quiero anticipar porque espero que los espectadores se sorprendan como yo lo hice. Sé que hay muchas películas buenas dando vueltas (no la mayoría, pero sí bastantes) y no quiero decir que esta película va contra toda una decadencia general, pero sí quedar claro que hay algo puro, cinematográfico, lleno de energía, que hace que Desaparecido sea memorable. También puede venir a la memoria la película Celular, otro delirio trepidante e inverosímil. Sí, claro, no estamos frente a una película realista, por suerte. Los amigos de la verosimilitud a rajatabla y enemigos de lo no plausible podrán sentirse defraudados. Pero yo creo que esta película tiene destino de culto y hasta de película maldita. Esto es cine y con eso tiene bastante.
Buena!!! Halle, cómo te dicen? Rápida y furiosa? Lo que estuve pensando durante toda la película fue qué fácil o qué rápido hubiese terminado la peli si esta mujer, tenía el celular con ella y no lo perdía en el camino. Y es que es muy práctico, porque podría haber llamado al 911 de toque y listo, pero no. Karla (Halle Berry) justo perdió el celu cuando le secuestraron al hijo y tuvo que emprenderse en una persecución. No, nada de solicitar ayuda, nada de pedir el teléfono prestado a la gente del parque en donde perdió a Frankie para llamar a la policía, nooo… La más fácil para una mujer normal, una simple camarera, es adentrarse en una persecución, casi interminable, para recuperar a su hijo. Ok, sí, estoy siendo sarcástica. No tengo nada en contra de las películas pochocleras, admito que muchas me gustan y cuando hay exageraciones tipo Fast & Furious me las banco, porque están dentro de una realidad irreal que es bienvenida. Pero aquí, vamos! No me creo lo que pasa. Desaparecido (Aunque en realidad el film se llama Kidnap – Secuestrado), tiene sus momentos vertiginosos y atrapantes pero se torna previsible, lenta con largos planos aéreos, y previsible… ya lo dije? Sabemos cuándo van a secuestrar al chico, claro, el lugar más original (nunca se hizo), un parque de diversiones! Y sabemos cómo termina (no quiero spoilear desde ahora). Halle Berry hace lo imposible para sacar a flote la cinta, pero por más onda que le ponga hace agua por todos lados, tratando al espectador como tonto.
Lugares comunes. Una historia ya vista hace tiempo con Sally Field y otras actrices. Una de esas propuestas que al no innovar y redundar en estereotipos no puede remontar ni siquiera con la histriónica Halle Berry. “Desaparecido” atrasa, cinematográficamente e ideológicamente hablando, allí donde el empoderamiento femenino avanza, esta película retrocede cien millones de casilleros con su impronta cuasi de drama televisivo y acción sin tregua para tapar su nulo guion.
Instinto maternal Desaparecido (Kidnap, 2017) bien podría haberse llamado “desesperada”, porque el foco de su trama se reduce a un primerísimo primer plano de Halle Berry en el rol de una madre en constante estado de shock al ver que raptan a su pequeño hijo. Lo que sigue no es la búsqueda sino la persecución de la madre en su vehículo por la carretera con el fin de alcanzar a la pareja de delincuentes que intentan perderla de vista con el niño a cuestas. Un tour de forcé maternal con Halle Berry (911 Llamada Mortal) como la heroína ideal para este tipo de tramas. Esta película apela a las emociones básicas del ser humano como la desesperación de una madre tras la abrupta y violenta separación de su pequeño. Y lo hace desde el famoso contrarreloj, aquel condimento extra para cargar de adrenalina a un thriller a toda velocidad. La historia se toma unos minutos iniciales -doce exactamente- para contar que el niño es absolutamente todo para la protagonista. Al igual que Búsqueda implacable (Taken, 2008) con la relación padre-hija, el pequeño desaparece y luego en tiempo real se suceden los hechos, minuto a minuto. Claro que en este tipo de tramas que no dan respiro al espectador, cuesta sostener la tensión en los noventa minutos con un relato verosímil. En determinado momento la suma de los hechos se hace difícil de creer y es ahí cuando el público debe entregarse a las débiles justificaciones del guion que buscan darle realismo al asunto. Sucede que “leer” el film de manera realista sería un error: estamos frente a una fantasía cinematográfica, aquella que pone en escena los miedos y deseos más profundos del espectador. Lo que sucede no es la realidad sino la representación de esa fantasía que ubica a una madre ante la posibilidad de convertirse de manera literal en el héroe de su hijo. Quién se sienta interpelado disfrutará esta aventura con creces. Desaparecido es una película eficaz, funciona con buen ritmo, y consolida a Halle Berry como la guerrera cinematográfica por excelencia.
Halle Berry es una madre dispuesta a todo en “Desaparecido” Halle Berry es Karla, una mujer separada que solo quiere pasar el mayor tiempo posible con su hijo. Sin embargo, en una salida, distraída con una llamada de teléfono es testigo del rapto de su niño. A partir de ese momento comenzará una carrera contrarreloj por recuperar a su primogénito. Con la fórmula ya explotada por clásicos modernos como Búsqueda Implacable o 911: llamada mortal protagonizada por la propia Berry, el director Luis Pietro dirige un filme, pequeño, clase B, pero cargado de acción, suspenso y con un gran manejo de la tensión argumental. La trama bien sencilla, explota poco las razones y las personalidades de los antagonistas y se centra en el "tour de forcé" de la protagonista, una mujer dispuesta a todo que no duda en cruzar los límites. Es claro que el largometraje es un vehículo para el lucimiento dramático de Berry (también productora de la cinta), pero pese a esto no reniega de su condición de "pochoclero". La acción casi en tiempo real, agudiza el suspenso, y si bien a lo largo del metraje abundan los clichés y los lugares comunes, las situaciones ridículas y poco creíbles, el filme llega a buen puerto por el empeño de la actriz principal, la pericia del realizador (aunque a veces abuse de la cámara lenta) y sobre todo la complicidad de los espectadores que sabrán entrar en el código que requiere el visionado del filme.
Halle Berry vuelve a tropezar con la misma piedra en otro thriller fallido relacionado con secuestros, como ocurrió hace unos años en 911: línea de emergencia. Que una actriz de su envergadura hoy trabaje en películas clase B de televisión es un retrato de todo lo que funciona mal en Hollywood. Desaparecido es peor que 911, film que tenía un primer acto bastante sólido hasta que luego lo arruinaban con situaciones exageradas. En esta propuesta la dirección corrió por cuenta del español Luis Prieto, quien no tenía ninguna experiencia en el género de acción y ofrece un trabajo desapasionado donde abundan las escenas ridículas. El film puede despertar unas cuantas carcajadas por la estupidez de su contenido, salvo que hayas desperdiciado una entrada de cine en este fiasco. En ese caso no te va a causar tanta gracia. Halle Berry interpreta a una camarera que lleva una vida normal hasta que su hijo es secuestrado por un par de criminales. A partir de ese momento su personaje, que era una mujer corriente, se transforma de la nada en la heredera de Frank Martin, de la saga El transportador. Con una minivan que la protagonista seguramente le compró a Dom Toretto (Vin Diesel en Rápido y Furioso), de otro modo no se explica su mega velocidad, la protagonista persigue a los villanos que se mueven en un Ford Mustang. Auto ícónico del cine que alguna vez brilló en filmes como Bullit y 60 segundos. Sin embargo la minivan de Halle siempre está a la par de los secuestradores y en el camino genera un montón de destrozos en la autopista sin que la policía se inmute. Las secuencias de acción son aburridas, especialmente las persecuciones interminables, y el conflicto es tan pobre que arruina el misterio que podía haber tenido el concepto de la historia. Ni siquiera la presencia de Berry levanta esta propuesta, ya que está a cargo de un personaje que no le da ninguna posibilidad para destacarse. Secuestrado es una película mala que no tiene ningún tipo de respeto por el género y toma a los espectadores por tontos con un argumento mediocre. No vale la pena desperdiciar una entrada al cine en una película clase B de televisión cuando podés ver otras propuestas más estimulantes.
Con el acelerador a fondo Aunque no es del todo original, la presencia de Halle Berry suma y el comienzo tiene tensión. Una madre presencia el secuestro de su pequeño hijo y se lanza a una carrera mortal para recuperarlo. Una apacible tarde en un parque de diversiones se transforma en una pesadilla cuando el pequeño hijo de Karla (Halle Berry), una mesera de Nueva Orleáns, es secuestrado frente a sus narices. El planteo argumental de Desaparecido, dirigida por el español Luis Prieto, no es del todo original ni tiene mayores aspiraciones que las de generar tensión y adrenalina, y lo logra en muchas de sus secuencias aun con escasos recursos. Desde el comienzo, el espectador se coloca en la piel de Karla, la mujer desesperada y enloquecida que persigue a los captores de su hijo Frankie (Sage Correa) y trata de recuperarlo como sea, después de una verdadera batalla legal que mantiene con su ex marido por la tenencia del niño. A bordo de su automóvil y a gran velocidad, la heroína no deja de pensar en voz alta, pedir infructuosamente ayuda a la policía o llamar la atención de otros automovilistas. El filme, impulsado por un personaje común y corriente sometido a presiones extremas y observando carteles de niños desaparecidos en una comisaría, recuerda al de su anterior thriller 911: Llamada mortal o, incluso, al esposo desesperado interpretado por Kurt Russell en Sin rastro. Desaparecido acierta en el clima asfixiante impreso por el realizador en su primer tramo debido al ágil montaje y los encuadres violentos, acumulando los convencionalismos y las situaciones inverosímiles para su desenlace, en el que la pareja de villanos de turno, Margo (la gigantesca Chirs McGinn) y Terry (Lew Temple), terminan siendo más torpes que peligrosos. La ganadora del Oscar se pone la película al hombro con total comodidad como la esposa que sufre las presiones de su ex marido, del trabajo y ahora hace frente a enemigos dispuestos a todo. Ella también puede resultar amenazante cuando decide pisar el acelerador a fondo.
Halle Berry se transforma a la carrera Cuesta entender por qué no se respetó en su estreno local la traducción exacta de su título original (Kidnap, "secuestro") cuando se habla nada más que de eso: el drama de una madre (Halle Berry) que emprende una frenética e interminable persecución por las rutas de Luisiana para recuperar a su pequeño hijo, secuestrado por una pareja que se dedica a lucrar con estas aberraciones. Del mismo modo también cuesta entender cómo hace Berry aquí para transformarse, a la velocidad del rayo, de una mujer desesperada e incapaz de razonar a una suerte de consciente y letal justiciera, prima lejana de aquel vengador anónimo que hizo popular Charles Bronson.
Es muy difícil analizar este trabajo de Luis Prieto (cuyos créditos incluyen haber dirigido la interesante "Pusher" y algún episodio de "Z Nation") sin relacionarlo con "The Call". En aquella cinta, Halle Berry usaba todo su repertorio para ofrecernos un thriller trepidante, sin dejarnos acomodar en la butaca. Una especie de "Fast and Furious" pero del secuestro, para ser más preciso. Eso mismo sucede aquí cuando vemos a Berry, en "Kidnap", enfrentando a una pareja de desagradables sujetos que deciden secuestrar a su único hijo en un parque de diversiones. La trama se puede contar en menos de un párrafo: Karla es una dama divorciada que lucha por mantener la custodia de su niño, y sus números siempre se ven ajustados. Es camarera de un diner, y con mucho esfuerzo logra salir luego de su turno junto a su hijo Frankie (Sage Correa) para sacarlo y que tenga una linda actividad al aire libre. Lo que no sabe es que un pequeño descuido suyo, provocará que los secuestradores actúen con rapidez y se lleven al niño en pocos minutos. Karla logra dar con el vehículo donde lo tienen, y decide dar batalla: va a perseguirlos hasta que devuelvan a su hijo. "Kidnap" es entonces, la pequeña gran odisea de una madre intentando recuperar lo que es suyo. Berry pone toda la fibra para hacer girar el engranaje del entretenimiento de alto voltaje, en escenas bien resueltas en autopistas y barrios, en los cuales siempre habrá colisiones y peligros acechantes. El problema del guión de Knate Lee (fue productor de "Jackass 3D" y "Bad grandpa") es que no aporta demasiado en cuanto a nada que construya los perfiles de sus personajes. Nada se sabe de ellos, excepto lo que se expone en los primeros diez minutos. El resto, es sólo velocidad, choques, intentos de asesinato, balas, caídas, etc... Parece que en el fondo, no era necesario desarrollar muchas ideas para generar la tensión adecuada. Pero si bien no podemos dejar de advertir que el guión es muy limitado, lo cierto es que, merced al trabajo que hace Berry, la cinta no es un producto fallido. Es más, salvando el hecho de lo inverosímil que se pone el film por momentos (nunca interviene la policía y eso que estamos en USA, uno de los países más sensibles con el tema de la seguridad), "Kidnap" se las ingenia para hacernos pasar un rato entretenido, plagado de energía y suspenso. Sí, es más una construcción física que otra cosa. Aunque funciona. Es efectiva. No será esta una cinta memorable de Halle Berry ni mucho menos pero sí hay que reconocerle el suficiente atractivo para gustarle a una potencial audiencia , ávida de films que los sacudan en la butaca. "Kidnap" puede funcionar en ese nicho, seguro.
A estas alturas, todos sabemos la montaña rusa que es la carrera de Halle Berry. Luego de haber sido la primera afroamericana en ganar el Oscar allá por el 2002 con su descomunal trabajo en Monster’s Ball, su prontuario en el cine ha tenido demasiados altibajos y casi parecería que haber obtenido la estatuilla fue más una maldición que otra cosa. Pero si hay algo que no puede negarse, es que se pone al hombro cualquier trabajo que esté frente a ella, ya sea la pútrida Catwoman, la intrincada Cloud Atlas de las Wachowski o el tenso thriller The Call. No voy a mentirles, es una de mis actrices favoritas por el simple hecho de que es una guerrera que se lleva por delante el proyecto que protagonice, y Kidnap no es la excepción. Quizás una secuela espiritual a la mencionada The Call, película que la tenía detrás de un escritorio y teléfono durante las tres cuartas partes de la misma, esta encuentra a Halle como Karla, una abnegada madre y mesera de restaurante que en su tiempo libre lleva a su adorado hijo Frankie a un parque para, acto seguido, ver cómo este desaparece frente a sus narices. Lo peor ocurre inmediatamente después, cuando ve que una mujer arrastra a su niño hasta un auto y procede a escapar a toda velocidad. Si hay algo en lo que Kidnap no es novedosa, es en su narrativa. Producto de la mente de Knate Lee (guionista de la próxima The New Mutants), su arco es llevar simplemente a una madre desesperada desde un punto a otro, recabando poco a poco la información hasta llegar al desenlace. Es un thriller genérico, que antes se ha visto representado varias veces y mejor, con más acción y producción, pero no quita que sea un vehículo de lucimiento para una Berry impactante y aguerrida. Desde el segundo en que pierde a su hijo, el modo barbárico en el que se arroja a la persecución denota un instinto maternal puro, retratado con ahínco por la actriz. El guión la pone a parir en algunas situaciones bastante descabelladas y sus expresiones puede llegar a fatigar, pero es innegable que uno no puede despegar la vista de la pantalla por la intensidad presente. El segundo film en habla inglesa del español Luis Prieto (Pusher) no es una Taken pero sí una prima lejana, que captura las secuencias de acción y persecución para generar máximo impacto en la platea. Acá la protagonista no es una experta entrenada en combate, es una simple madre coraje abocada a recuperar a su muchacho, y esa sensación de que podría pasarle a cualquiera es un punto más a favor que se anota la película. Kidnap empieza y termina con Halle Berry. Puede que haya incoherencias en el guión, que las revelaciones finales dañen y le den otro significado, y puede que sea poco memorable, pero son 90 minutos de una intensa persecución prolongada, ancladas en la interpretación de una actriz que se rehúsa a pasar al olvido sin antes dar una buena pelea.
Thriller dramático de esos angustiantes para padres y también para los que no tienen pibes. Con todos los clichés y la rutina de las historias de heroísmo a su pesar. Aquí, una madre (Halle Berry, siempre lo mismo) a la que le secuestran el hijo y, a la vista de que la burocracia policial no está a la altura de su desesperación, decide salir a buscarlo. Si no la viste pero te parece que sí, tenés razón.
Halle Berry superstar en el thriller “Desaparecido” Este es un festival Halle Berry, protagonista absoluta de lo que en realidad es una persecución permanente. Es que toda la película, excepto un breve prólogo, cuenta los desesperados intentos de una madre por atrapar a los delincuentes que secuestraron a su pequeño hijo en un parque de diversiones. Es un tour de force para el director español Luis Prieto que hizo la remake hollywoodense del film holandés "Pusher", ya que la persecución casi no se detiene a lo largo de una película que pasa volando, por lo que la dosis de suspenso y acción están aseguradas, a pesar de que para esto ciertos aspectos del guión fueron forzados más allá de lo razonable. Por ejemplo, cierta tendencia de los personajes, empezando por Halle Berry, a hablar solos. Y en el caso particular de la protagonista también hay una proclividad a gesticular demasiado, e inclusive a sobreactuar, lo que no ayuda demasiado. Los villanos son realmente tan horribles como deberían ser los que se dedican a secuestrar niños, y las persecuciones automovilísticas están muy bien filmadas.
La propuesta de esta película que en su titulo original “Secuestro” describe lo que ocurre del principio al fin, es pura acción. Entretener con la desesperación de una madre que pasa un momento de esparcimiento en un parque, se distrae con una llamada telefónica y pierde de vista a su hijo. En estado de angustia que no abandonará en todo el metraje del film, ve a lo lejos que una mujer que introduce violentamente a su hijo en un auto. Ni lo piensa y a puro instinto decide perseguir a los secuestradores, pierde su celular y la posibilidad de hablar con la policía. De esa persecución bien hecha, básica para el cine norteamericano, se alimenta todo el entretenimiento. De la cámara sobre la bella Halle Berry que compone de manera convincente a su madre en acción, de sus monólogos, se nutre esta producción hecha a su medida por ella misma. Un alegato a la justicia por mano propia, en contra de la ineficacia policial, pero sin meterse en ninguna profundidad. Ella solita, con su ingenio atacara a los secuestradores, con lo que tenga a mano y cuando ellos, elementales y estereotipados, tontos para ser de una banda internacional, se creen a salvo, allí esta está súper mamá para demostrarle que con el instinto de protección nadie la talla. Entretiene desde el principio al fin y poquito más.
Con mi vieja no te metás. “Se metieron con la madre equivocada”, avisa la frase publicitaria de Desaparecido, última película del madrileño afincado en Hollywood Luis Prieto, conocido esencialmente por la remake norteamericana de Pusher. Y la cosa va por ahí: cuando un niño de unos diez años es secuestrado al voleo, su madre sale a la caza de los criminales sin más ayuda que su ingenio –agudizado por la angustia y la desesperación– y un amor maternal a prueba de curvas, caminos sin salida y falta de combustible en el tanque del automóvil. Previsiblemente maltratada por la crítica de su país, al punto del ensañamiento, Kidnap no es peor que muchas de las producciones multimillonarias manufacturadas de manera regular en esa misma industria y, en el fondo, termina siendo un producto más noble. De presupuesto bajo y sin aspavientos publicitarios, sus pretensiones no son otras que mantener en vilo al espectador durante noventa minutos, echando mano a la famosa “suspensión de la credibilidad”: para entrar en el juego se hace estrictamente necesario olvidar ciertas lógicas del mundo real y creer con fe ciega en las bondades innatas como conductora de la madraza Karla Dyson. Y aceptar sin chistar una buena dosis de casualidades improbables. Vehículo directo para la actriz Halle Berry, a su vez una de las productoras de la película, Karla sobrevive económicamente gracias a su trabajo como mesera, mientras intenta evitar que su ex esposo, de mucho mejor pasar, le quite la tenencia de su hijo (es una suerte que, a pesar de ello, sea dueña de un miniván de cierta potencia; de otra forma, no habría película posible). La primera escena de Desaparecido es un pequeño ensayo, en espacio reducido y cerrado, de lo que vendrá: la camarera debe atender en solitario una gran cantidad de mesas y clientes, varios de ellos de las especies más molestas y poco amistosas. El ritmo es aquí esencial. Y jugado a la adrenalina, como en el resto del relato. Luego del rapto, consecuencia de un descuido en un parque de diversiones, comienza la cacería, en inferioridad de condiciones y sin ayuda posible: el teléfono celular –elemento de la vida real que ha cambiado las reglas del juego narrativo en varios sentidos– es eliminado de la ecuación velozmente. El concepto central durante los siguientes cuarenta minutos es básico pero eficaz: un auto persigue a otro con riesgo constante de choque, vuelco y muerte. En un auto azul de vidrios polarizados viaja el hijo de Karla y sus ocupantes adultos apenas si son visibles, rasgo que no puede sino remitir a esa obra maestra del suspenso motorizado por elementos mínimos, Reto a muerte. Prieto, desde luego, no es Spielberg, aunque se las arregla bastante bien para sostener en pantalla esa imposible persecución con dignidad. Gran mérito de esos eternos anónimos, los dobles de riesgo, el film evita el jugueteo digital y se la juega con el material físico rodando a altas velocidades. Kidnap entra luego en los terrenos del thriller más derivativo, tensando el verosímil hasta casi quebrarlo. El viaje, de todas formas, vale la pena: con un perfil bajo y sin necesidad de recurrir a sobre-explicaciones psicológicas, esta nueva superheroína de acción logra “salvar el día”, como suelen decir allá en el norte.
La ganadora del premio Oscar por “Monster ball” (2001), en un papel de persona común en situación extraordinaria, está aquí en su doble responsabilidad de actriz principal y coproductora. ¿Habrá sido una exigencia de la diva? ¿Produzco y protagonizo? ¿Habrá leído el guión antes de ponerse la producción al hombro? Dicho esto en la variable de ser quien debiera sostener el relato sobre sus hombros a partir de la actuación. No vamos a negar que el papel le va como anillo al dedo, no es la primera incursión de la bella, ya cincuentona muy bien mantenida, en este tipo de películas. El problema es que el guión es un gran catalogo de lugares comunes, y cuando se aleja un poco, sólo un poco, cae en inverosimilitudes e incoherencias que termina en dar todo por tierra. Podría pensarse en una “road movie” dentro del genero de acción, sin el menor sentido del suspenso, sólo velocidad, pues hay muchas persecuciones en automóviles por distintas autopistas, carreteras y caminos laterales interpueblerinos. El filme abre con una serie de fotografías y videos de un niño, Frankie (Sage Correa) desde su nacimiento hasta los seis años de edad, todo un cliché en la presentación para demostrar lo amoroso y apegado de la díada madre–hijo. ¿El padre? Bien, gracias. Luego de la desazón, el relato comienza con una carretera circundada por árboles, bella imagen de uno de los tantos caminos antes mencionados, y con sonido fuera de campo escuchamos el jadeo, los gritos y corridas de una mujer sin mostrar otra cosa que el espacio vacío en un día soleado, que cierra con un cartel de “Unas horas antes”. Eso sí, el filme nunca más vuelve a ese espacio ni a ese tiempo, la adrenalina puesta en la velocidad de las acciones y el montaje parece que alcanza, y nadie se percatará de ese “pequeño” desliz narrativo. Karla Dyson (Halle Berry) es una mesera en un típico restaurante, que ese día se encuentra acompañada de su hijo al que prometió llevar al parque de diversiones. Una vez en aquel lugar, ella sólo se distrae cuando llama el abogado para decirle qué desea el ex marido, por supuesto el padre de la criatura. En esa distracción es que alguien secuestra al pequeño Frankie, pero Karla logra ver como lo introducen en un auto. Alli empiezan las persecuciones y también se termina el relato en tanto posibilidad de intriga y/o suspenso, pues la previsibilidad de todas y cada una de las acciones de nuestra heroína se vislumbra con demasiada anticipación. El punto es que la desesperación, comprensible y efectiva, de una madre en situación de tamaña desesperanza, no se traduce en acciones realistas por parte del personaje. En los avances del filme se puede ver a Halle Berry diciendo….“se metieron con el chico equivocado”… , y es la mejor frase del filme, por no decir la única buena, aunque redundante como todo el resto. Tres son las variables que podían establecerse, por un lado, el paupérrimo guión que presenta a los personajes construidos con un maniqueísmo ultrajante para el intelecto del espectador, tanto como los diálogos. En segundo lugar, la funcionalidad estética llevada adelante por la dirección de fotografía que desea dar cuenta de sensaciones de una atmósfera angustiante en el universo de la protagonista, sin logarlo claro, y la banda de sonido que cumpliría con su cometido si la aisláramos de las imágenes a las que queda adosada. Por ultimo las actuaciones, en este caso la buena de Halle hace lo que puede y el director lo que quiere.
CUANDO EL 911 TE PONE EN ESPERA Como si se tratara de una secuela directa de 911 llamada mortal, Halle Berry vuelve a disfrazarse de heroína pero esta vez para trata de salvar a su propio hijo y saliendo del escritorio desde el principio. No hay manera de que esta película sorprenda, en ningún orden, y el esfuerzo que hace es para entretener a fuerza del carisma de su protagonista y de las situaciones de tensión que se generan, ya no de los giros de guión que resultan por demás de predecibles. Entonces quien se decida a ver Desaparecido mal puede alegar que se siente decepcionado, si es que tiene una idea de lo que se le está ofreciendo en el menú. Karla (Berry) está en medio de la gestión problemática de la tenencia de su hijo cuando, en pleno día y en medio de un parque, el mismo desaparece. Guiada por testigos, llega a la conclusión de que se lo llevó una mujer en un vehículo y sin perder tiempo, se decide a perseguirlo más allá de todo riesgo y falta de precaución. Es probable que el planteo tenga algo de Búsqueda implacable, ya que si bien Karla no es una especialista en tácticas y enfrentamientos criminales como lo es el personaje de Liam Neeson, pone el mismo tesón en la búsqueda de su pequeño hijo y sin medir consecuencias. Esto es lo que mantiene viva a la historia junto a la idea de que esa madre está “jugada” de todas las maneras posibles y es lo que la pondrá al límite de toda acción por temeraria que sea. Los climas de tensión se logran a partir de la construcción del complicado y dramático mundo de Karla y de la relación con su pequeño. La larga intro que se encarga de mostrarlo sirve de plataforma para que de alguna manera el espectador se ponga en lugar de esa madre y avale que ella intente lo imposible. Claro que no estamos hablando de algo así como lo que pasa en dos películas de temática similar que me vienen a la memoria: No con mi hija (1991) y Ojo por ojo (1996) con Sally Field como la madre “luchona” con hijos en problemas, pero también es un poco el ejemplo de cómo hay historias que necesitan explotar la angustia canalizándola a través de un actor que resulte 100% empático y que lo demás, no importe nada. Berry tiene un premio Oscar encima y el prestigio de varias realizaciones con gran peso dramático en su haber al estilo Cambio de vida (de esas que tanto les gustan a cierto sector de la crítica), al margen de cosas cuestionables como Catwoman o de superproducciones corales como Cloud Atlas, X-Men o la más reciente Kingsman: el círculo dorado. Y esa versatilidad y falta de imposturas al elegir papeles permiten que Desaparecido la luzca como a su mayor atracción y con todas las luces y no actuando a reglamento. Porque Halley se mete y disfruta de cada personaje por deslucido que sea y lo dota de una energía especial. Exagerando, por supuesto, porque sin la excusa de Liam Neeson que era un experto de antemano antes del secuestro de su hija, ella progresa en sus personajes desde la indefensión y la desesperación que, por lo visto, la dotan de habilidades extraordinarias. En la historia también tenemos desidia policial y distracciones que hacen notar que Karla está sola en su lucha y no contará con el más mínimo apoyo oficial. Los malos son realmente descorazonados y de un aspecto casi repugnante y sus intervenciones suman tensión y peligro que parecen reales en virtud de lo doméstico, más allá de algunos desaciertos en el guión que terminan causando gracia. Y el desenlace, si bien es obvio y con latiguillo anacrónico incluido, libera toda esa tensión de la manera esperada. Habrá quienes sostengan que Desaparecido es una propuesta totalmente innecesaria, pero para ese público que se renueva y tiene algo de simpatía por la buena de Halle Berry -que sigue aparentando treinta años y se banca muchos secuestros más-, resulta un programa más que razonable.
Mezcla de drama con suspenso y película de acción, Desaparecido es el retorno de Halle Berry a un rol protagónico donde su constante presencia en pantalla no llega a ser suficiente para sostener un relato previsible y de poca agilidad. Karla es una madre de clase trabajadora en medio de un divorcio en el cual tendrá que pelear con su ex marido por la tenencia de su hijo Frankie. En medio de un paseo por una feria de atracciones, Karla se aleja de Frankie para hablar con su abogado y, cuando corta la comunicación, se encuentra con que su hijo ha desaparecido. En medio de la desesperación, divisa como una mujer lo mete en un auto y se lo lleva. Desesperada, Karla emprende una persecución en su minivan, decidida a no dejar que los secuestradores se lleven a Frankie. La película de Luis Prieto (un prácticamente desconocido director que no muestra acá motivos para querer revisar su filmografía en busca de joyas perdidas) es fallida casi desde el principio. Si bien la secuencia de títulos promete una película bien armada desde lo emocional, ya en cuanto abre el relato nos encontramos con una muy extensa y mal armada secuencia de presentación que nos quiere mostrar el lugar de trabajo de Karla, pero que por alguna razón pierde mucho tiempo en mostrar algunos de los clientes, logrando volver al film muy aburrido en su mismo comienzo. La secuencia del secuestro, clave en la película, es otro momento fallido, copiado de En lo profundo del océano (The Deep End of the Ocean, Ulu Grosbard, 1999) pero que, por ciertos problemas de armado y al estar estructurada desde una conversación telefónica poco interesante, no logra generar ningún tipo de dramatismo. Lo mismo ocurre con la persecución del auto de los secuestradores (la cual ocupa la mayor parte del metraje de Desaparecido), está tan mal montada y tan plagada de momentos en los cuales la persecución baja su intensidad que el espectador no logra nunca angustiarse solidariamente con Karla. Desaparecido es una película relativamente corta que parece volverse interminablemente larga. Parece ser un proyecto que busca poner en primer plano todo el tiempo la actuación de Halle Berry, como la madre desesperada dispuesta a todo para no perder a su hijo, pero los diálogos y los monólogos que tiene la actriz mientras está al volante de su vehículo, plagados de clichés y repeticiones hasta el hartazgo, hacen que lo único que pueda demostrar es que sabe llorar muy naturalmente, lo cual a esta altura del film ya poco importa.
El amor de una madre lo puede todo El cine norteamericano es el único capaz de hacer de una historia pequeña y sencilla una aplastante película de acción, y la única tradición cinematográfica que entiende que el cine es, esencialmente, una máquina de entretenimiento espectacular, un artefacto artificioso de masas capaz de hipnotizar con su magia indiscutible. Desaparecido, película dirigida por el español Luis Prieto, significa el regreso a la gran pantalla de Halle Berry, transformada en una supermadre imparable que lucha para recuperar a su hijo de las garras de unos impiadosos secuestradores. La actriz demuestra que está en forma y exuda talento en cada plano. Si bien el director parte de una historia poco estimulante, logra transformarla en una máquina de acción rutera, con un envidiable pulso para manejar la adrenalina y el suspenso. La película tiene un ritmo trepidante y cuenta con pocos actores que se mueven en un escenario tan limitado como un vehículo, mientras marchan a toda velocidad como si se tratara de una Mad Max de la actualidad, aunque la película más presente es Duelo a muerte, de Steven Spielberg. Karla (Halle Berry) es la madre de Frankie (Sage Correa), un niño de seis años. Ella está separada y trabaja de moza en un restaurante. Todo lo que tiene en la vida es su hijo. En una de sus visitas al parque de diversiones, ella deja a Frankie sentado en un banco para atender una llamada. Pero en un descuido, secuestran al niño. Ella alcanza a ver a los secuestradores, que suben a Frankie a un auto, y los empieza a seguir desesperadamente. La primera hora de Desaparecido es una persecución automovilística que no da respiro, con situaciones cada vez más problemáticas que el personaje de Berry deberá ir superando, sin que nunca se quiebren la tensión y la magia. Esa hora es antológica, y quizás sea la persecución más larga y gloriosa de la historia del cine más reciente. Si la película hubiera sido sólo esa persecución sería una obra maestra apabullante, pero en los últimos 30 minutos se va a un terreno que pertenece al terror y se convierte en una especie de slasher, o al menos coquetea con su atmósfera. Es en esta última parte donde se hace más patente su autoconciencia, el conocimiento cabal de la tradición y de los géneros que aborda. Merma la adrenalina, no la tensión. Desaparecido es una desesperante road movie de suspenso, en la que también se destaca la efectiva música de Federico Jusid, que suena de fondo en todo momento para intensificar el suspenso. Es también una demostración de lo que es capaz de hacer una madre por su hijo, y ahí es donde el artificio le da paso al realismo. Cualquier madre es capaz de incurrir en todas las inverosimilitudes del relato. Y eso es lo que comprende el director. El amor de una madre lo puede todo. Y el cine también.
La trama resulta bastante sencilla: Karla (Halle Berry, “Cambio de vida”, “Gatúblea”) es una madre soltera que intenta poder cuidar a su hijo bajo todos los obstáculos que se le presentan, trabaja duro de mesera para mantener a su pequeño hijo, Frankie (Sage Correa). Un día mientras ella se encuentra con su hijo Frankie en el parque este desaparece y así comienza una búsqueda incansable, a los hechos se suman una serie de personajes, siguen una serie de persecuciones y diálogos absurdos. El argumento tiene alguna similitud al film “Búsqueda implacable”. Este film es un thriller de acción, tensión, con un ritmo ágil y mucha adrenalina, donde Halle Berry lleva todo el peso para sostenerla, un guión que por momentos resulta inverosímil, con una trama bastante trillada, pero que termina siendo buen pasatiempo.
"Desaparecido", madre rápida y furiosa A esta altura, una película protagonizada por Halle Berry parece ser sinónimo de baja calidad. La actriz que se convirtió en una revelación en 2002 cuando ganó un Oscar, se involucró en tantos papeles mediocres a partir de entonces que su sola figura ya genera dudas. “Desaparecido” no es la excepción. Acá Berry se transforma en una especie de Rambo que busca recuperar a su hijo secuestrado. El título original de la película es “Secuestro”, y es mucho más acertado. La protagonista es Karla, una moza que un día sale a pasear con su hijo a un parque de diversiones y, después de una pequeña distracción, ve cómo una mujer desconocida mete al chico en un auto y dispara a toda velocidad. Karla se sube a su propio auto y empieza a perseguir a los secuestradores de forma implacable. Como thriller básico y repleto de lugares comunes, “Desaparecido” acierta: mantiene la tensión durante 90 minutos y las secuencias de persecución son de alto impacto. Los problemas se generan cuando el relato tira por la ventana la verosimilitud, porque la tensión emocional que está puesta en juego se diluye por completo. Ahí Berry está más cerca de “Rápidos y furiosos” que de una madre coraje.
Imparable Ver a una buena actriz en plena acción siempre es un placer. Luego de haber ganado un Premio Oscar por su papel en Monster’s Ball (2002), luego también de formar parte del elenco de películas pochocleras como la saga X-Men (2000, 2003, 2006, 2014) y sobre todo, luego de su rol lleno de tensión en 911: Llamada Mortal (The Call, 2013), a esta altura ya es indudable que Halle Berry puede hacer lo que quiera. En Desaparecido (Kidnap, 2017) vuelve a estar a la altura de las circunstancias. El film del español Luis Prieto es realidad pura y dura. En una tarde de sol en el parque, el pequeño Frankie (Sage Correa) desaparece de la vista de su madre. La terrorífica impotencia de la situación se transforma en una bestia indomable cuando la mujer ve que a lo lejos una persona se lo está llevando en un auto. Nada la detendrá hasta recuperarlo cueste lo que cueste, y demostrar que se metieron con la madre equivocada. Es así cómo nos vamos adentrando en este mitad drama mitad thriller, que incluye, en su mayoría, secuencias de road movie que vienen muy bien para agilizar el relato y despegarse un poco de lo íntegramente lacrimógeno. La tensión es constante, casi no hay respiro; y si bien hay algunas escenas un tanto inverosímiles, la película no decae en ningún momento. Halle Berry acompaña siempre muy bien, hecho que nos la recuerda en papeles jugados -aunque no tan relacionados con éste- que han enaltecido películas varias: cómo olvidarla en Swordfish: Acceso autorizado (Swordfish, 2001). Después de ser una “chica Bond”, la actriz vuelve a demostrar su versatilidad y, aunque la temática de Desaparecido fue vista centenares de veces en el cine de Hollywood – recordemos el caso de Búsqueda Implacable (Taken, 2008) con Liam Neeson-, parece necesario reivindicar aun más la figura femenina por sobre todas las cosas. Con un guión ágil y efectivo, buenos toques de acción y un trabajo meritorio de montaje, el film de Prieto mantiene al espectador cautivo todo el tiempo. Con una trama simple que no pretende ser ambiciosa, coherente en sus formas y con una buena mezcla de géneros, Desaparecido es un cocktail femenino imparable.
Desaparecido es Halle Berry o Halle Berry es Desaparecido. En su vuelta al thriller, la perfomance de la veterana actriz es lo más destacable. Berry encarna a una madre que trabaja en un restaurant. Tras la finalización de su turno decide llevar a su pequeño al parque de diversiones. En el parque, es donde recibe una llamada del abogado de su ex esposo reclamando la tenencia de su hijo. Que quede claro Desaparecido es Halle Berry contra el mundo.En ese instante de descuido su hijo es secuestrado por una pareja de pueblerinos. El clásico redneck del cine norteamericano. En adelante se efectúa la persecución de la madre en una minivan persiguiendo el Ford Mustang de los villanos. El papel de madre imparable que no se detendrá ante nada le sienta muy bien a la actriz. La actuación a puro nervio de Berry está en la línea de The call (2013) y Perfect Stranger (2007). Es un film genérico, la historia y el guión no demuestran una gran complejidad. Sus 85 minutos se hacen llevaderos para un espectador entregado y sin pretensiones.