Una familia en llamas La crisis del modelo tradicional de familia ha generado diversos cambios en el mainstream cultural durante las últimas décadas, lo que en términos prácticos implicó una metamorfosis en las obras desde aquellas gestas de reafirmación interna de mediados del Siglo XX, en las que los problemas casi siempre venían por dificultades intrínsecas en el campo de la convivencia a raíz de choques de las personalidades a veces opuestas de los integrantes del clan de turno, hacia planteos decididamente externos en los que se parte de la negación de la familia como unidad para ir venciendo de a poco -y desde una perspectiva igual de conservadora que la anterior, por supuesto- las “barreras” y la desconfianza que de por sí la mayoría de las personas sienten hoy en día frente a las parentelas clásicas de antaño, esas en las que se resigna individualidad para tomar responsabilidades de generosa envergadura. En la tradición de Un Detective en el Kinder (Kindergarten Cop, 1990), protagonizada por Arnold Schwarzenegger, Niñera a Prueba de Balas (The Pacifier, 2005), con Vin Diesel, y Mi Vecino es un Espía (The Spy Next Door, 2010), estelarizada por Jackie Chan, Jugando con Fuego (Playing with Fire, 2019) es un nuevo exponente de ese subgénero de la comedia familiera que se resume en la premisa “actor supuestamente rudo y/ o conocido por roles en propuestas de acción que se transforma en babysitter de unos purretes más o menos revoltosos”, un enclave cinematográfico que aquí explota el look y fama de John Cena, un luchador profesional de la gigantesca World Wrestling Entertainment -muy famoso en Estados Unidos y ganador de diversos campeonatos- que se paseó por la música, la televisión y el séptimo arte en las diferentes etapas de su variopinta carrera a la fecha. La historia es de lo más elemental y está vinculada a una colección de sketchs que le deben mucho a los dibujos animados infantiles, el humor light y el melodrama más rutinario: el Capitán Jake Carson (Cena) encabeza una unidad de bomberos en Redding conformada por Mark (Keegan-Michael Key), Rodrigo (John Leguizamo), Axe (Tyler Mane) y una serie de secundarios que al comienzo del relato abandonan el equipo para unirse a la división de Santa Barbara porque desean estar en las “grandes ligas” en un momento en que el Comandante Richards (Dennis Haysbert) está a punto de retirarse, dejando libre el trabajo soñado del más que capacitado para reemplazarlo Carson. En un incendio los muchachos rescatan a tres hermanos, la adolescente Brynn (Brianna Hildebrand), el pequeño Will (Christian Convery) y la bebé crecidita Zoey (Finley Rose Slater), y deben cuidarlos en la estación de bomberos hasta que aparezcan sus misteriosos padres a recogerlos, lo que nunca ocurre porque hablamos de huérfanos que vienen huyendo de las fauces del Estado yanqui. El desempeño de Cena, Key, Leguizamo y Mane es bastante potable considerando que la mayoría de los chistes se sirven de su apariencia o actitudes, casi siempre enfatizando su carácter adusto, orgulloso o bufonesco, no obstante este convite del realizador Andy Fickman -todo un experto en comedias familiares, románticas y/ o de aventuras- se queda muy en esa zona de confort caracterizada por una catarata de lugares comunes, latiguillos repetidos y recetas cómicas más antiguas que la mentira. La negativa del workaholic Carson a hacerse cargo de los chicos, homóloga a la de los personajes de Schwarzenegger, Diesel y Chan, va de la mano de su torpeza para encarar a Amy Hicks (Judy Greer), la futura contraparte de esta familia nuclear incipiente que nos presenta el relato. Valores como el compañerismo, la solidaridad, la amistad y el afecto sincero chocan con la típica defensa burda de las instituciones públicas de Hollywood, en esta ocasión vía una familia en llamas que necesita del cuidado del “impoluto” cuartel de bomberos de California…
Al momento de hacer una película de comedia, más en estos tiempos, suele ser bastante complicado que un elenco no tan conocido pueda marcar la diferencia, salvo que haya un buen guión detrás. Entonces, en esta nueva película del director Andy Fickman, donde la gran mayoría del elenco ya es conocida, ¿funciona bien realmente? «Jugando con Fuego» no es nada nuevo, no tiene nada que no hayamos visto en otras películas o series de la misma índole con respecto a un papá o a una especie de figura paterna que tiene que encargarse de unos niños revoltosos pero que al final todos se terminan llevando bien y todos contentos. ¿Está bien planteado aún así esta cuestión? Sí, pero volvemos a remarcar que es algo sumamente cliché. La excesiva utilización de comedia también es un punto a debatir. Entendemos al 100% que no todos tenemos el mismo humor y que lo que para uno puede ser divertido, para el otro no. Aún así, dentro de tanto y tanto chiste siempre se logran obtener unas risas con unos cuantos diálogos o situaciones a lo largo del film. El único que no termina de entrar en sintonía con los demás del elenco es John Cena. Muy posiblemente, Cena quiera incursionar en el mundo del cine tal como lo han hecho sus otros compatriotas de la WWE, Dave Bautista y Dwayne Johnson. Pero momentáneamente todavía no ha logrado despegar. Quizás necesite un gran impulso en una película o franquicia de renombre, como «Fast and Furious» o «Suicide Squad», de la cual formará parte los siguientes 2 años. En cuanto al resto del elenco, todos funcionan muy bien y su química es excelente. En resumen, «Jugando con Fuego» presenta todos los clichés posibles y una comedia excesiva que tiene casi cualquier película o serie derivada de adultos que cuidan a niños traviesos a lo largo de una corta historia, llena de amor, amistad y mucho… fuego.
Película de bomberos que luego de rescatar a tres hermanitos deben convertirse en niñeros de los infantes. En la línea de tipos duros que deben ser sensibles a la fuerza como Un detective en el kínder se encuentra esta comedia bastante torpe donde apenas si funciona el humor y jamás funcionan los momentos de emoción. El protagonista es John Cena, algo así como el Arnold Schwarzenegger o Dwayne Johnson del presente, salvo que estos dos actores siguen en actividad y son mejores que él. Con momentos de los films de Disney de los sesenta, buscando chistes con espuma, mascotas y algunos golpes y porrazos. Aburrida desde todo punto de vista.
Sin quererlo, John Cena se ha transformado en el nuevo héroe de las comedias familiares. Dejando de lado su rudeza, y ablandando cada vez más su temperamento, en esta oportunidad hace de un bombero en apuros que deberá cuidar de unos niños rescatados tras un incendio. Secundado por Keegan-Michael Key y John Leguizamo, ni siquiera los gags salvan del estrepitoso resultado a la propuesta.
John Cena se convirtió en una figura de inmensa popularidad como multicampeón de lucha libre en la WWE. Tratando de seguir los pasos de Dwayne "The Rock" Johnson, fue incursionando cada vez con mayor asiduidad (y en papeles más importantes) en el cine hasta llegar al protagonismo absoluto en Jugando con fuego, una fallida comedia en la que interpreta al jefe de un patético escuadrón de bomberos californianos que se especializan en lanzarse desde helicópteros en medio de incendios de alto riesgo. Tras una espectacular escena inicial en la que salvan a decenas de automovilistas que habían quedado varados en medio de las llamas en un bosque, la película abandona casi por completo la acción para apostar por el humor. Claro que (salvo en una escena a puro slapstick con los protagonistas resbalando sobre una mancha de aceite) los sucesivos pasos de comedia no funcionan. El Jake Carson de John Cena y sus tres laderos (Keegan-Michael Key, John Leguizamo y Tyler Mane) deberán ocuparse luego de hospedar en el cuartel a tres hermanos (una adolescente y dos niños) y la "misión" no les resultará nada simple. El director Andy Fickman ( Entrenando a papá) maneja tanto este conflicto como una subtrama romántica entre Jake y la doctora Amy Hicks (Judy Greer) con el "piloto automático" de la comedia familiar: no hay capacidad alguna de sorpresa, de provocación, de emoción. Una sumatoria de fórmulas. Una acumulación de lugares comunes.
– Son un grupo de bomberos forestales listos para luchar contra el fuego que devora los bosques, pero incapacitados para cuidar de un trío de huérfanos que vienen escapando de la atención de los servicios sociales. Eso debe haber dicho el creador de esta película a la hora de convencer a Nickelodeon para que ponga la plata, seguro que con la ambición de reventar los cines con la familia. Pero desde aquí uno se pregunta si realmente había necesidad de que eso sucediera. John Cena viene forjando su carrera como héroe de acción y de comedia, un poco al estilo de Arnold Schwarzenegger pero con fortuna diversa, pero hasta ahora nunca había estado en algo tan fallido. Su personaje es un aspirante a jefe de bomberos que viene de una prosapia de bomberos, pero que emocionalmente y mentalmente no parece haber madurado demasiado. El resto del cuartel está conformado básicamente por John Leguizamo y Keegan Michael Kay. Nadie sale indemne de este engendro, Leguizamo está perdido y Michael Kay se esfuerza tratando de forzar situaciones y es una pena que nadie le dijera: Afloja Michael! Ni siquiera se salva Judy Greer, que es el interés amoroso del protagonista y que suele brillar en sus participaciones. No hay situación que no provoque vergüenza ajena, ni chistes que funcionen y eso que prueban con algunas situaciones escatológicas que habitualmente despiertan sonrisas, pero la falta de timing para la comedia de los involucrados es notable y podría decirse que digna de estudio. JUGANDO CON FUEGO Playing with Fire. Estados Unidos, 2019). Dirección: Andy Fickman. Guión: Dan Ewen y Matt Lieberman. Intérpretes: John Cena, Keegan-Michael Key, John Leguizamo, Brianna Hildebrand, Christian Convery, Finley Rose Slater, Tyler Mane, Judy Greer, Dennis Haysbert, Jessica Garcie. Producción: Todd Garner y Sean Robins. Distribuidora: UIP. Duración: 96 minutos.
Aparentemente, hay una fórmula en Hollywood que necesita seguir refritándose una y otra vez y que, en apariencia, no quiere dejar de dar sus buenos dividendos. En algún punto, parece que ya se ha formado casi un subgénero dentro de la comedia familiar donde un “tipo duro” deberá lidiar con uno, varios o una pandilla de niños despertando, finalmente, su costado más tierno. En algún momento fue el turno de Arnold Schwarzenegger con “Kindergarten Cop” y luego, un conjunto de comedias de ese estilo convirtieron a Dwayne Johnson no solo en un actor convocado para películas de acción sino que con “Entrenando a papá” “Hada por accidente” y su participación en la franquicia de “Jumanji” le dieron la posibilidad de ganarse un lugar de privilegio dentro de este tipo de comedias para toda la familia. Aparentemente, ahora es el turno de buscarle un sucesor de The Rock y el elegido parece ser John Cena, un musculoso luchador profesional que ha conseguido una innumerable cantidad de títulos internacionales y récords de todo tipo en la liga de lucha libre WWE pero que a juzgar por algunas participaciones en películas como “Guerra de papás”, algunas de las saga de “Rápido y Furioso” o “Bumblebee” tiene ahora su primer gran protagónico... por así decirlo! En este nueva comedia personifica a un jefe de un particular cuartel de bomberos y podrá de esta forma, demostrar su total falta de carisma para encarar este tipo de roles. Cena personifica a Jake Carson quien, junto a su equipo, acude a salvar en un incendio forestal de una cabaña, a tres hermanos que se hallaban solos en la casa. Dado un serio problema que hubo con los caminos, complicado más todavía por temas meteorológicos, los tres menores tendrán que quedar a su cargo hasta tanto sus padres acudan al rescate. Carson tendrá que lidiar con las travesuras de los tres rebeldes e inquietos visitantes dentro del cuartel, sin demasiado respeto a los límites que se imponen y buscará la ayuda de sus asistentes (insípidos papeles para Keegan- Michael Key, John Leguizamo y Tyler Mane –otro ex luchador que aquí encarna a “Hacha”) mientras que él intenta aplicar para un ascenso en su cargo y recibirá la sorpresiva visita de su Supervisor para evaluarlo para el nuevo puesto, en el momento menos pensado (o menos oportuno, para que el pretendido ritmo de comedia, tenga sentido). Esta producción de Nickelodeon Movies, si bien apunta a la comedia familiar lo hace de una forma obvia, básica y con gags que no surten ningún efecto, completamente fuera de timing junto con actores que parecen estar en un set televisivo, en una comedia de bajo presupuesto y se enfrentan con la poca sagacidad que tiene el guion para plantear algunas situaciones que presumen de divertidas. Para completar el desastre, el guion deberá ocuparse también de construir alrededor de Cena, una pequeña trama romántica, que teniendo en cuenta que no está protagonizada por quinceañeros, tiene momentos en donde es imposible no sentir vergüenza ajena con las situaciones planteadas. Increíblemente, una actriz de una interesante trayectoria como Judy Greer (“Jurassic World” “Tomorrowland” “Ant Man” “Los Descendientes” y la última versión de “Halloween”) ha aceptado este papel en donde la chatura del texto la hace jugar escenas que no sólo no le permiten el menor lucimiento sino que suenan completamente inverosímiles y parecen destinadas a un show de TV mediocre más que a un producto cinematográfico. Nada parece causar gracia porque todo lo que se propone no solamente es previsible, sino que además se hace un mal uso de pequeños chistes escatológicos que pierden gracia por el enorme subrayado o de situaciones donde el estilo de actuación que se ha marcado parece de una caricatura permanente, como si nadie se estuviese tomando en serio lo que sucede en la película. Líneas de diálogo y situaciones completamente imposibles, chistes viejos y caídos en desuso varias generaciones atrás, un ritmo moroso que se complementa con actores parados en el medio de las escenas sin saber demasiado qué hacer, completan el paisaje de un verdadero desatino en todos los rubros. El guion de Dan Ewen y Matthew Libermand, no deja, sobre el tramo final, de recargar las tintas en la sensiblería y en el corazón de todos y cada uno de los personajes (incluso también Dennis Haysbert, de “Sin City” “La Torre Oscura” o “Fuego contra Fuego”, otra presencia difícil de entender dentro de este pastiche) donde aparecerá el infaltable mensaje final sobre el sentido de la familia y cómo estos días con la presencia de los tres niños dentro del cuartel, han modificado sustancialmente los sentimientos del duro Carson. Capítulo aparte, justamente para la actuación de los tres menores (sobre todo la hermana mayor a cargo de Brianna Hildebrand –de “Deadpool-) que no escapan de ese registro plagado de lugares comunes, actuaciones melosamente irritantes con niños prodigio que recitan el libreto como en el acto de preescolar: cero espontaneidad y la peor combinación. Terminada la proyección (junto con unos bloopers que se pasan junto con los títulos que son los únicos que pueden llegar a despertar alguna mínima sonrisa) nos queda flotando esa pregunta que a cualquier cinéfilo lo tiene en vilo. Nos preguntamos cómo este tipo de productos llegan a estrenarse comercialmente en nuestro país mientras no solamente el cine de autor ya no tiene espacio en nuestras pantallas, sino que una gran cantidad de comedias y películas familiares pasan inadvertidas directamente a la oferta de streaming para que alguna recomendación en algún sitio amigo, las rescate del olvido, mientras que a productos totalmente fallidos como “JUGANDO CON FUEGO” se les da la posibilidad de un estreno en salas comerciales. El reino del revés.
Comedia de supuesto tono infantil, "Jugando con fuego", de Andy Fickman, intenta posicionar al luchador John Cena como actor de comedia, pero hace aguas al inundar la propuesta de un dudoso humor de trazo grueso. Debe existir alguna máxima que diga que a todo actor musculoso le llega su comedia infantil. Desde los ‘80/’90 que la mayoría (por no decir todos) de los astros de acción, una vez que alcanzan la fama en el género, el siguiente paso para afianzarse y ampliar su público, es estrenar una comedia, casi siempre infantil, en la que se lo pueda ver simpático y más relajado que cuando anda a los tiros y patadas. Lo hicieron desde Arnold Schwarzenneger a Jackie Chan, con suerte dispar. Los luchadores de la WWE entran también en esa ecuación. Hulk Hogan (o Lou Ferrigno, aunque este en sí no integraba esa liga) dio el puntapié inicial; y le siguieron varios, entre los que, por lejos, al que mejor le fue es a Dwayne “La Roca” Johnson, hoy ya considerado tanto un actor de comedia como de acción. Recordemos que, a diferencia de lo que sucede en Argentina con programas con "Titanes en el ring" y "Lucha fuerte", en EE.UU. los shows de lucha fuerte son “cosa seria”, apuntan a un público joven no tan infantil y se caracterizan por una extrema violencia. Hace rato que John Cena viene siguiéndole los pasos a La Roca. Aunque claramente el actor de "Rascacielos" le saca varias cabezas de ventaja; en todo sentido. Lo más “conocido” de Cena como actor protagónico es el film de pura acción ’80s style "The Marine", y en comedia ya probó suerte con la más joven adolescente y pretendidamente zafada, "Blockers"… y muy bien no le fue. Ahora insiste, y cumple la regla infantil con "Jugando con fuego", una comedia que suma a un guion de manual, problemas de todo tipo. Ni lo intenta, el guion del novel Dan Ewen, y el más experimentado en la comedia infantil Matt Lieberman ("The Christmas Chronicles", "The Addams Family 2019", y las futuras "Scoobs" y "Free Guy") se recuesta en ideas que ya vimos mil veces, y ni siquiera parece molestarle que podamos adivinarle todos sus pasos sin siquiera haber iniciado la película; es más, sin siquiera leer una sinopsis. Con ver el afiche, alcanza. Lo llamativo de este guion plagado de lugares comunes de la-comedia-con-musculoso-lidiando- con-niños, es que, lejos de evolucionar o superar algún exponente de años anteriores (a los que no les fue bien), francamente ni siquiera las emparda, involuciona, y en gran medida. Cena es Jake Carson, un bombero, o aerorescatista, como gusta que los llamen, que lidera un pequeño escuadrón de apenas cuatro integrantes, contándolo, perteneciente a un pueblo montañéz alejado. Su sueño es honrar a su ya fallecido padre siendo lo mejor rescatista posible. Por lo que no se permite ningún tipo de distracción. Su oportunidad llega cuando el jefe de bomberos de la ciudad piensa en retirarse y busca su remplazo. Puesto para el que Jake suena fuerte. Paralelamente, Jake y los suyos acuden al incendio de un hogar, y en su interior se encuentran a tres hermanos que abarcan los rangos de mujer adolescente (la ex calva de Deadpool), niño púber, y niña chillona que no es un bebé pero casi no habla palabras concretas; pero no a sus padres, que supuestamente están de viaje. A regañadientes, Jake deberá aceptar que los tres chicos pasen el fin de semana en el cuartel junto a los cuatro bomberos, mientras espera que regresen sus padres a recogerlos. Obviamente, los niños van a dar vuelta el lugar cometiendo todo tipo de “travesuras”, ante la mirada severa de Carson, y en menor medida los demás, que por supuesto, con el correr del metraje se irán ablandando, porque sí. Hay una subtrama romántica entre Jake, que es torpe para relacionarse socialmente, y una guardaparques interpretada por Judy Greer, que no entendemos bien por qué – o sí pero lo negamos – está enamorada de este macho alfa. ¿Por dónde empezar? Ya dejamos establecido que el guion de Jugando con fuego es de todo, menos original. Bueno, de todo no, porque principalmente lo que no es, es divertido y/o gracioso. Filmada como si fuese una sitcom de Disney Channel o Nickelodeon (empresa que produce el film), "Jugando con fuego" abusa de prácticamente una sola locación cerrada, primeros planos gestuales televisivos, burdos PNT, personajes que aparecen al costado del cuadro repentinamente, y el sonido a latigazo cada vez que uno hace una aparición así para enfatizar lo “espontáneo”. Para más claridad, es lo menos cinematográfico que hay, y por algo, las sitcom duran 20 minutos, y no más de hora y media. Debemos agradecer que no hayan puesto las risas grabadas. "Jugando con fuego" es irritante, molesta, y aburrida. Lejos de causar gracia, suma chistes muy desagradables, y no se esfuerza en hacer que los personajes nos caigan bien. Como si los chistes escatológicos no fuesen suficiente (y ni siquiera escatológicos graciosos a los Farelly Brothers), se emperra en sexualizar la imagen musculosa de Cena, buscando cualquier oportunidad para mostrarlo con el pecho descubierto, mostrando sus brillosos y sudados músculos, y hasta se permite arrancarse a tirones una ajustadísima remera en cámara lenta. A menos de cinco minutos de iniciada, ya nos invade un interrogante ¿Qué les pasa? ¿En qué pensaban cuando hicieron esto? ¡Se supone que esto apunta a un público menor a los 12 años! Una película que trata de estúpido a su público por ser menor (¿En serio quieren mantener la intriga sobre los padres de los chicos más de la mitad de la película cuando es algo que no debió durar más de dos minutos?), que no hace nada por hacer que alguien nos caiga bien (lo chicos no son simpáticos, hacen cosas malas sin ninguna razón), y para colmo tiene mensajes que hace años ya van quedando atrás. Es muy, pero muy, misógina, machista, homofóbica, y racista. Todo lo que está mal. Todo lo que no queremos que nuestro chicos aprendan. Del elenco adulto, Cena no es buen actor, pero sobre todo, no tiene ni un gramo del carisma de Dwayne Johnson. Es anodino, es como ver a Aldo Rico intentando ser simpático con niños. Amamos a Judy Greer, pero la película se empeña en que esta vez nos caiga mal, y lo logra. Se la siente incómoda, forzada a hacer escenas denigrantes para cualquier actriz, y repetir diálogos que ni al ex diputado Alfredo Olmedo se le hubiese ocurrido que una mujer pudiera decir. Obviamente, la química entre ambos es inexistente. Los compañeros de Jake son interpretados por un penoso John Leguizamo, alejadísimo de sus mejores años, relegado a como-soy-latino-en-el-pasado-estuve-preso y a ser el blanco del descarado PNT de Mi pequeño Pony (básicamente nos va contando toda la historia de la serie de Nickelodeon e incita a comprar todo el merchandising). Su única humorada es un chiste sobre comida mexicana que no tiene remate, y una inclinación por citar frases famosas pero mal, y cuyo remate siempre lo termina arruinando el otro integrante. Keegan Michael Key. El actor de "Predator" es lo peor de la película. Como si estuviese bajo los efectos de anfetaminas, no para un solo segundo de interrumpir, forzar la gracia donde no la hay, hablar permanentemente a los gritos, y querer tragarse todas las escenas. En él recae otro de lo PNT, el de los pañuelos Kleeenex (y no son los únicos dos). El tercer compañero es un barbudo, al estilo Paul Bunyan, cuya única gracia es no hablar ni gesticular. A Andy Fickman le salió mucho mejor cuando lanzó a la comedia infantil a La roca en la simpática y agradable "The game plan". Acá no ofrece ningún tipo de salvación, todo lo contrario. Los gags de humor físico, están bastante mal filmados, y hasta se producen una serie de incómodos silencios. Jugando con fuego falla en todo lo que podía fallar. Es incómoda (mal) y desagradable. No es graciosa y está mal actuada y filmada. Atrasa y aburre. Sinceramente, si Nickelodeon quería vendernos los productos de sus series animadas, un institucional hubiese sido más divertido.
Jake Carson es superintendente de un escuadrón de brigadistas aéreos, ellos llegan a los incendios en helicóptero, saltan de ellos y todos los aplauden. Se ve a sí mismo como un héroe y su sueño es llegar a Comandante, pero todo se complica cuando rescatan a tres chicos de una cabaña incendiada y, por una tormenta, tienen que cuidarlos hasta que los padres puedan ir a buscarlos. Playing With Fire es la nueva película familiar protagonizada por John Cena y producida por Nickelodeon, un cúmulo de clichés y situaciones obvias que, solo a veces, consiguen hacer reír.
El bombero Jack Carson y sus colegas acuden a extinguir un incendio forestal, en el que rescatan a tres hermanos. Los niños quedan al cuidado de los bomberos, quienes se dan cuenta de que es más duro criar a estos forajidos que apagar incendios. “Jugando con fuego” es una comedia para toda la familia. John Cena interpreta un personaje serio con su lado cómico. En el cuartel de bomberos cada uno de los compañeros de equipo es totalmente diferente al el otro. Cada uno tiene su propia y distintiva personalidad. Aunque cuando vemos el tráiler parece que va a ser una película 100% cómica, ésta no lo es, tiene su lado tierno y dramático. En mi opinión tiene un gran mensaje detrás. La paleta de colores es muy brillante y vibrante. Las actuaciones están muy bien, en especial la de los más jóvenes. Sólo hubieron dos cosas que no me gustaron y es que por momentos se tornaba muy ridícula y a partir de la mitad el final ya es obvio. A pesar de eso me parece que es una producción muy divertida para ver en familia. Perfecta para ver un viernes a la noche.
Es la típica película familiar que hará que los más chiquitos se diviertan y que los adultos en general soporten. Con un escuadrón de rescate en el fuego como el centro de atención, la película comienza con acción y luego deriva en una situación de riesgo cómica. Ellos rescatan a tres hermanitos de su casa incendiada y como las condiciones del tiempo no lo permiten que los adultos a cargo vengan, deberán convivir con ellos, que son, los más pequeños, traviesos por naturaleza. Ellos harán el constante desastre y los adultos, intentarán sobrevivir. Entre ellos el protagonista John Cena, ex luchador famosísimo, que de las películas de acción pasa, riéndose de sí mismo, a este género ya transitado por otros forzudos como Dwayne Johnson y Arnold Schwarzenegger. Grandotes, con bíceps enormes jugando a niñeras. Lo acompañan Keenan Michael Key, John Leguizamo, y Tayler Mane. Del lado de los chicos Finley Rose Slater y Christian Comvery que jugaran con espumas, matafuegos, hachas, maquinas de clavar, y todo lo que puede ser peligroso e hiriente. Sin faltar el segmento, largo, sobre el popo maloliente. Algún momento de ternura, pero por sobre todo desastres acumulados. Y una pizca de romance entre Cena y una doctora.
Será muy difícil la tarea de escribir sobre éste estreno sin que se escape algún exabrupto, o un puñado de los mismos insultos proferidos al aire y en el baño del cine tratando de evitar las arcadas. Es que “Jugando con fuego” es de esos estrenos que en el mejor de los casos hubiesen correspondido a lo descartado por la comedia lampoonesca de los ’80, o los chistes tirados a la basura en la revista “Mad” (o nuestra “Humor”, si se quiere) en la misma época. Incendio al costado de una autovía. Caos y gente gritando mientras un escuadrón de bomberos irrumpe al mando Jack Carson (John Cena, uno de los peores actores que ha dado la pantalla norteamericana), con una banda sonora que no solamente descoloca por su insólita y ordinaria diégesis, sino que además presagia el desastre que está por venir. Todo en esa secuencia está mal construido en términos formales, desde contraplanos discontinuados, a inverosimilitudes de acción. Parece a propósito, pero no. La autoconciencia es un signo demasiado inteligente como para pensar que ésta película la tiene. Finalmente, luego de soportar boquiabiertos esos primeros minutos, habremos de asistir al resto. Parece que este cuerpo de bomberos, integrado entre otros por Mark (Keegan-Michael Key), Rodrigo (John Leguizamo, quien seguramente le debía un favor a alguien para tener que estar acá), y Axe (Tyler Mane), quien sólo escupe sonidos guturales. El grupito se ve en problemas porque hay otro escuadrón que hace las cosas mejor que ellos. Todos tratan de rescatar a tres pibes que andan haciendo lío por ahí. Lo que podría llamarse subtrama tiene que ver con una chica, pero mejor dejarlo ahí. Andy Fickman, director que nos ha hecho sufrir espantos como “Héroe del centro comercial 2” (2015) y “Familia en apuros” (2012), representa a esta altura los últimos (esperemos) caramelos del agotadísimo tarro de la comedia americana más pueril. Esa comedia que todavía cree que su público es el mismo que ve la TV en el sillón de la casa, con una caja de pizza de hace cuatro días en la mesa ratona. El tipo de producto que se confiere como un cúmulo de situaciones supuestamente graciosas hechas para “la gilada”. Lo mismo que ocurre aquí con la saga vernácula de “los bañeros”. Atrasa cuarenta años por la floja actitud de subestimar la inteligencia (y el humor) del público, y la pereza de no saber (o no querer) reinventarse. Por malas actuaciones y peor dirección de actores, montaje completamente aleatorio y sinsentido, sumado a situaciones inconexas que mueven más al asco que a la risa, “Jugando con fuego” es, además de una seria candidata a lo peor del año, una verdadera estupidez.
Jugando con Fuego es de esas comedias que no pueden ser tomadas en serio ni por un minuto. A pesar de que su humor es ridículo y exagerado, la trama logra entretener lo suficiente como para no querer abandonar la sala de inmediato. El Subcomisionado Jake Carson (John Cena) es el jefe de un escuadrón de Aereo-Brigadistas, una categoría de bomberos que se encargan exclusivamente de rescatar o apagar incendios, ubicados en los bosques de California y que junto con su equipo de expertos se encargan, muy meticulosamente, de estar siempre atentos de cualquier situación que los requiera. En una jornada de rescate, Jake terminará salvándole la vida a tres hermanos que se encontraban en una cabaña sin sus padres. Ahora Jake y su escuadrón deberán hacerse cargo de los niños e intentar no perder la paciencia con ellos y apagar más de un incendio, pero dentro de su recinto. Dirigida por Andy Fickman (Paul Blart: Mall Cop 2, 2015) y escrita por Matt Lieberman (Los Locos Addams, 2019) y Dan Ewen, Jugando con Fuego (Playing with Fire) sigue con la corriente de película de su director y al igual que sus trabajos previos, esta comedia tiene como principal concepto que el humor brilla por su ausencia por el abuso de las situaciones absurdas y que no son sucedidas de ningún tipo de consecuencia concreta. El guion tiene una premisa simple y de enganche fácil pero tiene una ejecución no lamentable, pero casi. Este abuso de “humor” físico y situaciones hilarantes no logran establecer un patrón de comedia a lo largo de todo el metraje y junto con una estructura demasiado liviana todos los eventos que suceden, vienen de o van hacía otro de igual o mayor nivel de absurdo, casi haciendo que la película parezca un programa de sketches. Es más, casi impropio de la mano de su director, cuando mejor el espectador la puede pasar es cuando el absurdo queda de lado y los temas que se tratan con más “profundidad” están ejecutados mucho mejor que la parte que pretende hacer reír. Obviamente que los recursos cinematográficos no abundan y a pesar de algunos buenos momentos en donde se juega con la puesta, el montaje y la edición y mezcla de sonido, no hay demasiados elementos que se puedan destacar. Algo que merece ser destacado, dato no menor, es que la película a pesar de tener todas estas cualidades logra entretener al espectador, de una manera olvidable y pasajera, pero entretener al fin. Las actuaciones de todos los miembros del elenco son cuestionables, no hay un sólo protagonista que brinde una sólida actuación y mucho se debe a lo que le propone el guion pero también a las aptitudes que cada parte pueda brindar para hacer una interpretación sólida. John Cena evidentemente le gusta este tipo de películas y papeles, pero sus dotes de actuación no coinciden con sus ganas, lamentablemente para él y para todos los espectadores. Quienes ocupan un rol secundario son: Judy Greer, Keegan-Michael Key y John Leguizamo como parte del elenco “adulto” y todos son desaprovechados. Por el lado de los chicos, Brianna Hildebrand, Christian Convery y Finley Rose Slater hacen lo mejor que pueden pero a pesar de sus ganas poco pueden ayudar a que la película se salve. Jugando con Fuego es la típica comedía familiar insulsa que puede llegar a causar gracia y provocar risa por la exageración de situaciones y por el exceso de humor físico más que por ser estrictamente graciosa. A pesar de todo, el entretenimiento está garantizado a pesar de que una vez que los espectadores salgan de la sala muy probablemente el filme sea olvidado.
A la hora de analizar una película es crucial entender a qué público va dirigida. Aunque el análisis debe ser sincero, no se puede poner una película para niños a la altura de un complejo drama. Si entretener es todo el objetivo que pretende o necesita, se puede decir que Jugando con Fuego lo logra en lo mínimo indispensable. Honor al Título Quien desee encontrarle errores a Jugando con Fuego los encontrará. Es un humor que descansa en lo físico, en la ridiculización de sus personajes (con frecuentes menciones a Mi Pequeño Pony) y, desde luego, en lo escatológico. Algo a lo que un niño puede causarle gracia, pero el adulto que lo acompañe puede encontrarlo perezoso y falto de contenido. Ese es precisamente el punto: la película parece no apelar o apuntar a esos adultos. A nivel guion, hay que concedérselo, hay cuestiones que no cierran. Por ejemplo, el hecho de que sean bomberos deja de tener importancia en la trama pasado cierto tiempo, y ciertas cosas de la resolución parecen forzadas y bordeando en lo inverosímil por su rapidez. Por otro lado, comunica bastante en concreto los ideales de familia y cómo esta se comporta en paralelo con las ambiciones laborales, ganando obviamente los primeros. Valores sanos que, si bien no son novedosos en su emisión, por lo menos guardan coherencia en sus intenciones. Hay mucho en Jugando con Fuego que podemos predecir, sin embargo no pretende en ningún momento reinventar la pólvora, sino que intenta usarla para entretener. En materia visual no hay mucho que señalar, salvo alguna sofisticación paródica a la hora de mostrar la actividad como bombero del protagonista, exagerando con propósito el claro heroísmo de los mismos, valiéndose de cámaras lentas o complejos stunts mecánicos. En lo actoral, John Cena, un intérprete habitualmente deslucido al cual no se lo puede ver sin recordar su pasado como luchador, encuentra un papel a su medida. Similar al de Schwarzenegger en sus colaboraciones con Ivan Reitman o los escasos papeles cinematográficos de Hulk Hogan, quien vendrá a la memoria de muchos en una escena donde Cena rompe su camisa. Es decir, el típico papel de tipo rudo al que se lo ve como hombre de acción, pero que termina teniendo niños a su cuidado. Nada nuevo bajo el sol, pero le sienta de una forma adecuada. Cena es acompañado hábilmente por Judy Greer, como un efectivo interés romántico, y Dennis Haysbert ofrece la misma eficiencia como el jefe que pretende otorgarle un ascenso al protagonista. John Leguizamo entrega un prolijo alivio cómico como un bombero que no puede evitar ponerle jamón a todo. Tyler Mane consigue destacar bastante como el silencioso portador de un hacha que revela una faceta de cantante lírico que llama la atención. Sin embargo, el elenco posee una desventaja: es Keegan Michael Key, con una interpretación exagerada y forzada que le quita simpatía al personaje que le toca interpretar.
Dirigida por Andy Fickman, Jugando con fuego es una comedia que apunta a entretener a los más pequeños. Jake Carson (John Cena) es un brigadista a cargo de un pequeño cuartel. La película comienza mostrándolo en su máximo esplendor, como un héroe por el cual las mujeres suspiran. Pero pronto descubrimos que no cuenta con nada más que eso: su cuartel se achica cuando la mayoría decide mudarse a un lugar con mayores emociones y su vida amorosa es nula, ya que se dedica por completo a su trabajo y por lo tanto se cierra a cualquier atisbo de relación romántica. Así que ahí queda la pobre Dra. Hicks (Judy Greer), una científica obsesionada con las ranas y alguna cita fallida con Carson. La película pronto pasa de las espectaculares escenas de acción entre el fuego a encerrarse en el cuartel con unos pocos personajes. Además de Carson están sus compañeros fieles que no piensan dejarlo y, después de un incendio en una cabaña, tres niños a los que tienen que cuidar, en primera instancia, hasta que regresen sus padres. Pero a las pocas capacidades sociales que tiene nuestro protagonista se le suman las travesuras de tres niños insoportables que pronto se harán querer (al menos por los personajes, para nosotros probablemente sigan siendo irritantes). Entonces el film que al menos prometía un poco de acción y aventuras se convierte en una sitcom que se sucede, casi en su totalidad, dentro de las paredes de ese cuartel. Allí se combinan los gags del comediante Keegan-Michael Key que parece todo el tiempo querer robarse la atención, y John Leguizamo, desaprovechadísimo, junto a un personaje más (interpretado por Tyler Mane) que sólo se dedica a posar con su hacha en silencio y con cara de enojado durante gran parte de la película (así al final tiene una reacción inesperada). .La mayoría de los gags no sólo no funcionan porque no son graciosos, sino que los estiran hasta el hartazgo. Después están las situaciones estrafalarias que generan el grupito de niños, que además atentan con un posible y esperado ascenso para Carson. Acá hay que mencionar que la película está producida por Nickelodeon y, sin duda, se nota que apunta a ese tipo de público: familias con niños pequeños. Sin embargo un producto como este tendría un destino más apropiado en la televisión que en el cine.