¿La muerte es el umbral? Por regla general la presencia de Tom Cruise en una película gigantesca es sinónimo de un producto digno y bien balanceado, precisamente porque el norteamericano de 54 años es uno de los pocos actores en la actualidad con el poder suficiente intra Hollywood para imponer condiciones y garantizar esas obras homogéneas -y para el gran público- que tanto le gustan. Asimismo, lamentablemente de vez en cuando entrega algún que otro trabajo fallido en la línea de Encuentro Explosivo (Knight and Day, 2010) y Vanilla Sky (2001), ejemplos de un grupo al que hoy debemos sumar La Momia (The Mummy, 2017), un opus en piloto automático que no agrega nada original a una saga que nació allá lejos con la recordada La Momia (The Mummy, 1932), de la mano de Boris Karloff, y se extendió hasta la trilogía de la década pasada protagonizada por el siempre efervescente Brendan Fraser. Aquí el problema no es la premisa centrada en una pandilla de ladrones/ aventureros/ antihéroes que despiertan una maldición ancestral, esa que ya vimos cientos de veces, sino la falta de una mínima chispa que le otorgue nuevo brío a escenas que se ven venir kilómetros a la distancia y que derivan en una prolijidad sin alma ni entusiasmo ni algún rasgo redentor. De hecho, cada acción de los personajes y cada remate cómico son tan pero tan de manual que no se puede creer que el guión esté firmado por luminarias del rubro como David Koepp y Christopher McQuarrie: basta recordar que el primero supo trabajar con Brian De Palma, Steven Spielberg y David Fincher, y el segundo fue responsable de realizaciones como Los Sospechosos de Siempre (The Usual Suspects, 1995), Al Calor de las Armas (The Way of the Gun, 2000) y Al Filo del Mañana (Edge of Tomorrow, 2014). La trama gira alrededor de la Princesa Ahmanet (Sofia Boutella), una señorita del Antiguo Egipto que en su afán de hacerse con el poder pacta con Seth, el Dios de la Maldad según la particular lectura del film acerca de la mitología egipcia, y asesina sin miramientos a casi todos los miembros de la familia real, lo que desencadena que sea momificada viva como castigo. La contraparte estadounidense contemporánea es Nick Morton (Tom Cruise), un militar que junto a su compinche Chris Vail (Jake Johnson) se dedica a saquear tumbas, monumentos y objetos arqueológicos en general. Desde ya que Morton, también a la par del interés romántico de turno, la egiptóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), termina descubriendo la sepultura de Ahmanet y “maldecido” gracias a la obsesión de la resucitada con sacrificarlo -vía una daga ceremonial- para que Seth pueda reencarnar en su cuerpo. A mitad de camino entre aquellas pulp magazines de las primeras décadas del siglo XX (cuya reinterpretación posmoderna más conocida es Indiana Jones), los monstruos de la Universal de los 30 y la fastuosidad anodina de nuestros días, la propuesta se centra más en las secuencias de acción, los CGI y la velocidad de los movimientos de los zombies amigos de Ahmanet que en el desarrollo de personajes o en correrse aunque sea un milímetro del ABC de las aventuras cinematográficas más clásicas… y lo que es peor, cuando intenta apuntalar a los protagonistas lo hace a través de diálogos redundantes y muy flojos basados en la “no química” entre un Cruise desinspirado -o mejor dicho, más interesado en los stunts físicos- y una Wallis de madera terciada que no aporta nada a una obra que cae unos cuantos escalones por debajo de la mucho más impetuosa La Momia (The Mummy, 1999). Por supuesto que tampoco ayuda demasiado que el relato de base incluya una “sustracción de energía vital” por parte de Ahmanet para con cualquier pobre diablo que se cruce en su camino símil Hellraiser (1987), una serie de intercambios seudo graciosos entre Morton y un Vail difunto y transformado en fantasma a la Un Hombre Lobo Americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981), y hasta la presencia de Russell Crowe como el Doctor Henry Jekyll, el célebre personaje de Robert Louis Stevenson, que aquí se inserta en la historia a puro delirio (no delirio del bueno, el que exacerba el sustrato creativo del film, sino del que apuesta a seguro y para colmo no nos conduce a resultados positivos). Ahora bien, sorprende el desempeño de Boutella, una actriz argelina que consigue destacarse, debajo de las vendas y el maquillaje, al punto de imponerse como el corazón del opus y su único pivote real. En otra de esas paradojas del Hollywood actual, tanto subrayar en el guión que la muerte es el umbral de una nueva vida deriva en un producto marchito que de por sí no logra rejuvenecer -o replantear- una saga que necesitaba de un verdadero espíritu aventurero old school y no de alguien como Alex Kurtzman, un productor reconvertido en director a quien no se le cae ni una idea potable a nivel visual. El cineasta abusa de los comodines digitales y definitivamente no sabe cómo aprovechar a un Cruise que -como un nene rico en su propia juguetería- nos martilla con una infinidad de piruetas y acrobacias…
Universal ya ha hecho públicos los nombres de varias figuras para las próximas entregas de este nuevo universo monstruoso, se verá como repercute el estreno de La Momia en la taquilla mundial y si seguirán con sus planes. Por el momento y con La Momia a horas de su estreno su futuro, da miedo. En una época de universos cinematográficos compartidos, sagas, revivals, reboots y hasta en ocasiones todos estos ítems juntos, la gente de Universal decidió poner sus ojos sobre un par de historias que quedaron en el tiempo, los monstruos. Devaluados por la sociedad cinéfila actual, estos seres aterradores han quedado de lado y salvo en algunas excepciones recientes como en Victor Frankenstein (2015) o Drácula: La Leyenda Jamás Contada (2014) no se ven en demasía. Claro está que en su momento de esplendor todos tuvieron su protagonismo, al decir todos se hacen referencia a : El Hombre Lobo, Drácula, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Frankenstein, El Hombre Invisible y los recientemente agregados como El Fantasma de la Opera y El Jorobado de Notre Dame y La Momia. Todos estos personajes han tenido participación en la gran pantalla, unos por supuesto con mas preponderancia que otros pero el plan de los estudios Universal es el de juntarlos a todos con un propósito explícito, llenar las salas de cine con un terror autentico como en su época de esplendor. Ahora bien, todo universo compartido debe sentar las bases con una primer película solida, que sirva de base para lo que se esta construyendo (¿muy rápido?)y que desarrolle un buen primer personaje para dejar al público expectante de las próximas entregas, un claro ejemplo de esto es Iron Man (2008). En este caso La Momia (The Mummy) dirigida por Alex Kurtzman, viene a ser este primer eslabón de lo que puede ser una cadena bastante larga. Lejos en el tiempo ha quedado la última representación de la historia de aquel sacerdote que vuelve a la vida envuelto en papel para hacer sufrir a quienes lo traicionaron y a los que no, también. En esta oportunidad “La Momia” es un antigua princesa egipcia llamada Ahmanet (Sofía Boutella) a la que el trono de Egipto le fue arrebatado momentos antes de su asunción. Furiosa por este cambio repentino, no tuvo mejor idea que invocar a Seth, el dios egipcio de la muerte, para ayudarla a recuperar lo que le quitaron. Debido a estos actos prohibidos, Ahmanet fue momificada viva en una prisión oculta en la Mesopotamia antigua. Aquí es donde el protagonista Nick Morton (Tom Cruise) entra en acción, un ladronzuelo que trabaja junto con un grupo de exploración del ejercito de los Estados Unidos en misiones de reconocimiento. Nick deberá afrontar y enmendar errores propios y ajenos junto con la Dra. Jenny Halsey (Anabella Wallis) una colaboradora de su mismo grupo de investigación quien lo ayudará a mantener el orden en el mundo entero. Ahora bien, no podrán hacerlo solos y necesitaran la ayuda de una corporación que se encarga de estudiar, analizar, detectar y destruir anomalías monstruosas, una especie de S.H.I.E.L.D. (Avengers 2012) pero dedicada a los monstruos. Por supuesto que cada organización necesita una cabeza y este caso no será ajeno. Es más, podría decirse que esta tiene doble comando, porque su director no es otro que el Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe). A priori, con todos estos elementos puestos sobre el papel se podría llegar a afirmar que ese nuevo UMU (Universal Monster Universe) tiene con qué pelearle a otras franquicias, pero esta primera entrega no es ese firme piso en el que suelen basarse estos universos. The Mummy no termina de cerrar en ningún momento. Tiene muchas y severas fallas de guion haciendo algunas situaciones muy predecibles, combinando muy mal el sentido del humor con el contexto y hasta llevando esos momentos al ridículo total. Al momento de las actuaciones, a Tom Cruise le quedó grande el traje de héroe, aquél que tan bien pudo ponerse Brendan Fraser anteriormente (La Momia, 1999). En ningún momento le aporta la seriedad que un protagonista de esta magnitud debe tener. El trabajo de Sofía Boutella no puede terminar de lucirse por demasiadas escenas clichés y mucho CGI, con un poco menos de tecnología podría haberse destacado un poco más. De la vereda de enfrente y pese a su poca participación, Russell Crowe hace un papel digno como el bipolar Dr. Jekyll y Mr.Hyde. Todo el tiempo hace sentir que puede salir lo peor del doctor londinense y al mismo tiempo sentimos la empatía de su mejor cara, después de todo, Henry vendría a ser lo que Nick Fury (Samuel L. Jackson) para los Avengers. La historia deja grietas por todos lados y da por hecho muchas cosas que no se tienen por que saber de antemano. Todos parecen actuar lo más tranquilo y con total normalidad frente a situaciones que, vamos, no son nada normales. Al mismo tiempo, deja abierta de buena manera esta continuación de películas que vienen en camino. Con cameos que si bien tal vez no son necesarios, quedan correctos y producen una sonrisa picarona.
Como es sabido, en Hollywood faltan ideas originales desde hace ya varios años. Es por ello, que están en auge las secuelas, remakes y reboots de films exitosos. Los monstruos de Universal no pueden escaparle a esta premisa y es por ello que se está gestando un universo cinematográfico que lleva el nombre de Dark Universe. Si bien el Universo Cinematográfico que más tiene presente la gente es el de Marvel, Universal Pictures fue pionero a la hora de concebir esta idea. En la década de los años ‘20 y ’30 se comenzaron a realizar estas películas con “El Jorobado de Notre Dame” de Lon Chaney como el inicio de todo. Luego vinieron “Drácula” (1927) y “Frankenstein” (1931), y en 1932 llegó la primera entrega de “La Momia” con Boris Karloff que ya había tenido la oportunidad de mostrar su afición al terror con la adaptación del clásico de Mary Shelley. Con el transcurso del tiempo se dieron varias secuelas y reboots, entre ellas la versión de Peter Cushing y Christopher Lee en 1959 y las más recientes de Brendan Fraser como protagonista. A 9 años de la última aparición del espectro arcaico, y como idea principal de relanzar no solo una franquicia sino el potencial de cruzar a varios de los monstruos en una serie de films relacionados, Alex Kurtzman (“People Like Us”), producto de la factoría de JJ Abrams, nos trae un film entretenido y vertiginoso con algunos problemas narrativos y con pocas cosas que no hayamos visto previamente. La historia es sencilla y conocida, una antigua reina egipcia (Sofia Boutella) fue momificada viva luego de matar a su padre y al heredero al trono. En la época actual, Nick Morton (Tom Cruise), un cazarrecompensas descubre la tumba de la mujer, y desata una maldición que ha crecido hasta límites insospechados con el paso de miles de años. Como bien dije antes, “nada nuevo bajo el sol”, y lo peor de todo es que la película peca de cometer algunos errores vistos en versiones anteriores. En primer lugar, hay una tendencia a la sobreexposición y a revelar toda la trama mediante diálogos o incluso a través de una introducción a modo de prólogo, donde no dejan nada a la imaginación o a la interpretación del espectador. Un error común el de subestimar al público. Por otro lado, el personaje de Annabelle Wallis (“King Arthur: Legend of the Sword”) es intrascendente, no llega a desarrollarse o a tener motivaciones claras. Está ahí para hacerle compañía a Tom Cruise y para sugerir un interés romántico que tampoco hace a la narrativa del film. Incluso no sale del papel de “damisela en apuros” y le saca dimensionalidad y carácter al personaje. No aporta nada, más allá de una floja personificación de la actriz, y da la sensación de que la película se hubiera beneficiado con la presencia de un personaje femenino fuerte. La participación de Jake Johnson (“New Girl”) tampoco tiene mucha razón de ser, salvo la de ser básicamente el comic relief del asunto, cosa que juega en contra a la película cuando su personaje deja de estar en pantalla, ya que el resto de los momentos que intentan ser cómicos se los nota algo forzados. Ahora pasaré a enumerar los aciertos de la cinta. En primer lugar, siempre es complejo el inicio de un universo expandido y las situaciones pensadas para desarrollar este mundo compartido son muy buenas. La participación de Russell Crowe (“Gladiador”) como Dr. Jekyll/Mr. Hyde es muy buena y nos da ganas de ver un poco más, tanto del personaje como de la articulación que van a tener los distintos monstruos entre sí. Lo único que pareció un poco flojo fue el diseño de Mr. Hyde, que seguramente cambie para su film en solitario. Por otro lado, la personificación de Sofia Boutella (“Star Trek Beyond”) cumple su cometido y nos demuestra su comodidad para realizar estos tipos de films fantásticos y de aventuras. De Tom Cruise no queda mucho para decir, solo que es sorprendente que a los 54 años todavía tenga la habilidad de hacer esas escenas impresionantes y exigentes desde el aspecto físico. Los efectos especiales son más que dignos, sobre todo en los “zombies momificados” que genera la momia del título, y las escenas de acción son espectaculares más allá de alguna que otra objeción (¿Por qué tenemos la nube de polvo con cara otra vez?). En síntesis, “La Momia” es una película que a pesar de la sensación de deja vú y las inconsistencias del guion nos entretiene mediante acción trepidante y la promesa de un universo expandido interesante. Puntaje: 3/5
La Momia: Acción, Terror, Fantasía y Tom Cruise. Universal arranca su Dark Universe con un reboot de La Momia que espera tener más que solamente Tom Cruise y Russel Crowe para atrapar a la audiencia. “Marvel esta haciendo plata. ¡Nosotros también queremos hacer plata!” Es probable que las reuniones en Universal hayan sido un poco más complejas que esa dramatización que acabamos de presentarles, pero también puede ser que hayan sido poco más que esas simples frases. Marvel rompió esquemas con su Universo Cinematico, y Universal cree que no es algo que tenga que ser exclusivo de superheroes. Las propiedades elegidas para crear este nuevo universo son los monstruos de Universal (Momia, Hombre-Lobo, Frankestein, Drácula y demases), y los actores elegidos para darles vida son, por ahora, experimentados actores de renombre mundial. Los nombres de Tom Cruise, y especialmente el de Russel Crowe, en el poster van a atraer a un público que hasta ahora seguramente no se vio tan tentado de ver muchas películas de Marvel. A Cruise le toca esta vez darle vida a un personaje moralmente dudoso, un mentiroso criminal. Es una víctima de las circunstancias, que se encuentra en el centro de una milenaria maldición, con Russel Crowe ofreciendo una interesada ayuda para que nuestro condenado protagonista no termine perdiendolo absolutamente todo. Antes de que haya arrancado a filmarse, todo en los papeles y frente a cámara parece estar en orden, hablando claramente de la dirección que el Dark Universe planea tomar… Pero es el detrás de cámara que le intenta agrega algo interesante. Alex Kurtzman dirige esta cinta y, escudado por su usual colaborador Roberto Orci, esta a cargo de ser la cabeza de todo el universo. El curriculum de ambos esta lleno de Transformers, Spider-Man y Star Trek en cines, además de Fringe, Sleepy Hollow, Limitless y Scorpion en televisión. Tienen un perfil mucho más juvenil que lo que el proyecto sugeriria solo con las propiedades y el elenco elegidos. Recae en ellos la responsabilidad de imbuir el proyecto con algo más que drama y acción, darle el toque justo de fantasía y terror. El ritmo del film se beneficia de la experiencia que Kurtzman y Orci tienen después de más de una década de trabajos de alto perfil tanto en cine como en televisión. Saben cuando acelerar y cuando descansar a la audiencia, el problema radica en que hacen cuando ya saben lo que debe transmitir una escena. El guion tiene varios problemas, incluso apenas arranca la película, con un prólogo especialmente innecesario cuya información sera repetida más adelante. Algunas escenas transparentemente se ven como casilleros de “escena de tensión” o “desarrollo de personaje”, que se vieron llenadas por contenido genérico solo para obtener el ritmo deseado. Nuestro protagonista es una persona que estuvo en el lugar incorrecto en el momento equivocado y que durante la última hora de película podría decirse que solo toma una o dos decisiones por sí mismo. Si no fuese por un rescatable trabajo de Tom Cruise, el personaje (y por extension el film) se hubiese puesto mucho menos aceptable. Finalmente, el humor. Hay muchos momentos que intentan sacar sonrisas en La Momia, pero no se sienten a gusto con el resto del film. El actor Jake Johnson (New Girl, Jurassic World) cumple el rol de comic relief durante el primer cuarto de película. Con él en escena era casi una comedia, pero cuando su personaje sale del centro de la historia el film termina perdiendo el humor muy estrepitosamente. Al intentar retomarlo con algunos chistes en escenas puntuales, estos terminan descolocando a una audiencia que podría ya encontrarse metida en el mundo que se plantea con una cierta seriedad. Mucho más realista que su contraparte proveniente de los comics, los efectos hacen un buen trabajo. Lo más destacable es sin duda el diseño y movimiento de los esclavos de La Momia, siendo probablemente los mejores zombies (sean técnicamente zombies o no) que hemos visto en mucho tiempo. Detalles como los puños que atraviesan sus cuerpos demacrados evidencian los detalles que solo pueden venir de una colaboración de nerds como lo son Orci y Kurtzman. Ojalá el cuidado y detalle claramente pasional de estas criaturas hubiese estado también en otros aspectos del film, especialmente en el interes romántico de nuestro protagonista. Es imposible describir al personaje de Annabelle Wallis como algo más que un interes romántico, especialmente ya que apenas puede llamarselo “personaje”. Es una arqueologa que tiene intereses arqueologicos, y desafío a cualquier otra persona que después de ver la película pueda agregar mucho más que eso a su descripción. Es un agujero negro de entretenimiento, cada momento en el que su personaje se vuelve el foco del film nos encontramos con forzados, aburridos y poco efectivos desarrollos de personajes. Algo que seria positivo si no se sintiera tan poco sincero, ni tan mecánico. Uno puede salir de la sala y encontrarse molesto o insatisfecho con algunas cosas, pero la realidad es que para ser una película que intento hacer tantas cosas (Iniciar una franquicia, un universo, rebootear, tener acción, tener terror, tener humor) no hizo nada lo suficientemente mal como para arruinar la experiencia. Es una entretenida, e imperfecta, película que quizás (solo quizás) a más de uno termine dejandolo con ganas de ver que más tiene para ofrecer el Dark Universe en el futuro.
Despierta La Momia y pierde identidad el mito. Espectacular estreno de The Mummy (2017) que sería un reinicio de la franquicia, llena de aventuras, logrados efectos especiales y gran elenco encabezado por Tom Cruise, Annabelle Wallis, Sofia Boutella, Jake Johnson, Courtney B. Vance y Russell Crowe. Film que se atreve y logra mezclar varios géneros como ser terror/acción/humor/amor/aventura. Dirigido por Alex Kurtzman y la adaptación escrita por Jon Spaihts (Pasajeros, Doctor Strange: hechicero supremo, entre otras) Accidentalmente y cumpliendo con un operativo militar en Irak el soldado Nick Morton (Tom Cruise) y su compañero se topan con este increíble hallazgo, un sarcófago de una momia -princesa egipcia- oculta y custodiada en las profundidades de la tierra. Rápidamente se organizan para que sea trasladada a Londres y poder ser analizada. Sin embargo, en pleno vuelo, ésta y toda su maldad se despertará… Fueron encontrando giros interesantes en la trama dándole mayor aventura a la historia sumado a los espectaculares efectos ideales para ver en 3D. Pienso que se logró darle otro ritmo pero que perdió identidad la historia en sí. Con un final que deja una gran puerta abierta a la continuidad de la mano de su principal protagonista: Tom Cruise. El concepto de mega producción lo tiene clarísimo Hollywood y este film es un claro ejemplo de donde y como poner todos los condimentos –del arte audiovisual- puestos a servicio. Digna de ver y pasar un momento de mucho entretenimiento recontra asegurado. Solo un monstruo puede vencer a otro monstruo.
La Momia, de Alex Kurtzman Por Jorge Bernárdez Hace unos años alguien en los estudios Universal decidió que era buen momento para reflotar algunos viejos títulos que aún a sus dominios y así volver a traer a las pantallas esas viejas glorias. Entre los títulos a reflotar se encontraban Dracula, Frankenstein y otros tantos personajes del mundo de terror gótico. La operación de rescate de esas antiguas glorias incluía una vuelta de tuerca entre audaz y demencial: acercar esos personajes al mundo del cómic y si fuera posible, directamente transformarlos en superhéroes. Digamos que en esa búsqueda cayeron destrozados por el fuego amigo desde Dracula y El hombre lobo, hasta Frankenstein. Todos fueron vistosos bodrios, con algunas estrella y cantidades desmedidas de efectos especiales. La momia que se estrena esta semana en Buenos Aires forma parte de esta operación, salvo que en esta ocasión lograron subir al proyecto nada menos que a Tom Cruise, ponerle al lado a Russell Crowe, con resultados bastante óptimos. Un aventurero cabeza fresca y algo descuidado, llega a Irak en el medio del conflicto que lo agita dese hace ya más de veinte años para encargarse de una misión arqueológica que lo va a llevar a intentar robarse una tumba egipcia. Hay que decir que existe algo mas oscuro y profundo detrás del ánimo aventurero. La intención de hacer una operación sobre el origen de la maldad. Tras casi una hora de acción que no se detiene, llega el momento en que el personaje detrás de toda la operación de revela como un científico ocupado en ese asunto de apellido Jekyll. En fin, la película es un poco indecisa y coquetea con distintos géneros a lo largo de la hora cuarenta de duración. Hay zombies. hay religiones comparadas y hay una cantidad importantes de efectos especiales. Tom Cruise es básicamente un actor perfecto para esta clase de films y esta nueva operación acaso logre hacer olvidar a los anteriores malogrados monstruos. Poco antes de este estreno, ya se había anunciado la creación del sello Universal Dark, año para el que se espera el regreso de este personaje maldito. Mientras tanto, hay que disfrutar de esta divertida y poco pretensiosa versión de La Momia. LA MOMIA The Mummy. Estados Unidos, 2017. Dirección: Alex Kurtzman. Guión: David Koepp, Christopher McQuarrie y Dylan Kussman. Intérpretes: Tom Cruise, Annabelle Wallis, Sofia Boutella, Russell Crowe, Jake Johnson, Courtney B. Vance, Marwan Kenzari, Stephen Thompson, James Arama, Matthew Wilkas. Producción: Alex Kurtzman, Chris Morgan, Sean Daniel y Sarah Bradshaw. Duración: 107 minutos.
La momia tiene cara de mujer La Momia (The Mummy, 2017), de Alex Kurtzman, es la primera de una serie de reboots con los que los Estudios Universal quiere reposicionar a sus clásicas historias de monstruos de antaño, creando, no sólo una nueva franquicia al estilo Marvel, con conexiones entre sí a lo largo del tiempo, sino y principalmente, un nuevo negocio. Estimulados por las generaciones más jóvenes, las que llenan las salas, los productores pensaron en acercar a Drácula, Frankenstein y otros seres que supieron poblar sus films durante el siglo pasado, a los millenials reformulando su serie de películas clásicas. Pero alejada de sus predecesoras, y partiendo de una estética televisiva, la propuesta protagonizada por Tom Cruise es solo la punta de lanza para que los personajes, que luego realizarán intervenciones en otros films, sean enmarcados dentro de este nuevo universo de monstruos, y, si bien hay un relato sobre la leyenda de la momia que protagoniza este “cuento”, hay más del “lo que vendrá” más adelante que una preocupación por consolidar esta historia. En La Momia hay aventura y entretenimiento, cotillón y fuegos artificiales, olvidando el terror o miedo que caracterizaba a este tipo de películas, y también hay un descanso en Cruise para otorgarle el peso de la historia, ubicándolo no sólo como el descubridor de la momia (Sofia Boutella, esencial para el relato, ya que luego amenaza a quien se atreva a cruzarse a su paso y genera algunos conflictos), sino que lo coloca en un plan Indiana Jones anabolizado con muchos momentos de acción y placer culposo. La historia de esta versión es simple, Nick (Tom Cruise), un timador/ estafador/ ladrón de tesoros, se ve envuelto en una situación complicada cuando descubre, en medio de uno de sus negocios o intentos del mismo en Irak, una tumba milenaria en la que descansa Ahmanet (Sofia Boutella), heredera de un imperio egipcio que vio truncada su dinastía al entregarse a la oscuridad para quedarse con el trono sabiendo que ya no le pertenecía. Sin saberlo, Nick, despierta a la legendaria criatura, quien estuvo durante milenios atrapada en su sarcófago, desatando el infierno en la tierra al no poder contenerla por métodos tradicionales. Claro está que en este tipo de relatos debe haber una contraparte, y en este caso sin seguir las advertencias de Jenny Halsey (Annabelle Wallis), que funciona como su conciencia, y que a su vez responde al Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe), un excéntrico personaje que desea controlar a todas las criaturas sobrenaturales que se encuentran en la tierra, el explorador tendrá que enfrentarse a su propia historia (flashbacks que lo introducen en la épica de la momia) y evitar caer en la tentación de ser seducido por Ahmanet. Y entre el querer y el poder, entre el desear y concretar, La momia va configurando su universo narrativo, con una línea argumental básica y simple pseudo televisiva, que la acerca a productos clase B -eso sí filmada con sobriedad y un gran despliegue visual-, pero que responde, tal vez, a la experiencia previa de Alex Kurtzman en TV, en productos tan disímiles entre sí como Fringe, Star Trek, Hawaii Five-0, entre otros. La película es correcta, pero no profundiza en el mito y mucho menos apela a la saga que tuvo momentos de gloria de la mano de grandes hacedores del cine clásico de terror. Tiene instantes interesantes y divertidos, cumpliendo con las premisas de entretenimiento y misterio por partes iguales, afín a este tipo de productos pero ubica a Tom Cruise como el protagonista absoluto, el ideal, para una propuesta en la que se termina por opacar al “monstruo”, en este caso la momia del título, contradiciendo así su origen y proponiendo otra cosa. Habrá que ver cómo continúan las siguientes películas de este monsterverso que comenzará a plagar las pantallas con seres extraordinarios, maléficos y que intentarán recuperar el espíritu de las películas clásicas de terror y suspenso. No es este el caso.
Los monstruos de la Universal en clave de comic. “Nada se pierde, todo se transforma”, canta Jorge Drexler. Difícil saber si los ejecutivos de Universal conocen al artista uruguayo, pero lo cierto es que tomaron ese axioma químico al pie de la letra para revivir a los monstruos clásicos del estudio y traerlos al siglo XXI mediante una serie de películas agrupadas bajo el rótulo de “Dark Universe”. La faena empieza ahora con La momia y seguirá en 2019 con La novia de Frankenstein. Un poco más adelante será el turno de El hombre invisible, protagonizada por Johnny Depp. Todas ellas estarán conectadas por la presencia de una “organización llamada Prodigium, que bajo la conducción de Henry Jekyll (Russell Crowe) se encargará de estudiar, monitorear y destruir espíritus malignos que toman forma de monstruos”, según adelanta la información de prensa. A lo luz de los resultados del film de Alex Kurtzman, queda claro que no hay que esperar relecturas ni fidelidad a las versiones originales, filmadas en la década de 1930. Tampoco los sustos ni los climas ominosos de antaño, pues el regreso se produce con las formas y contenidos propios de la contemporaneidad. Y “contemporaneidad” en términos de cine-espectáculo global es Marvel. Si en lugar de un Tom Cruise siempre en pose estuviera Robert Downey Jr. haciendo de las suyas dentro del traje de Iron Man o Thor resolviendo sus problemitas familiares a puro revoleo de martillo, si Jekyll tuviera un parche en el ojo y presidiera una agencia de espionaje ultra secreta, y si la arqueóloga sacara de la galera un arma secreta o alguna cualidad sobrenatural, La momia tranquilamente podría ser un producto de esa factoría. Hasta el mismísimo personaje de Cruise parece un superhéroe, con su capacidad para revivir en la morgue después de estrolarse con un avión. De las adaptaciones de los cómics de Stan Lee toma, primero, la idea central de construir universo mediante películas autónomas a la vez que directamente relacionadas y complementarias. También su parafernalia visual y sonora, un tono por momentos grave entremezclado con piscas de acción y comedia y, claro, la clásica destrucción masiva de edificios en pleno centro de una ciudad, en este caso Londres. Pero, ¿y lo monstruoso que prometen las sinopsis? Poco y nada, al menos en La momia, dado que Kurtzman y sus ¡cinco! coguionistas –entre quienes figura Christopher McQuarrie, que firmó los de Al filo del mañana y Jack Reacher– apuestan por crear una típica película multitarget en la que suceden mil cosas sin que se entienda muy bien cómo ni por qué antes que una entidad monstruosa sólida. La acción comienza cuando el soldado que interpreta Cruise encuentra un sarcófago en el que descansa una princesa egipcia borrada de la historia debido a que fue enterrada viva justo después de que la descubrieran intentando hacer un pacto con el Dios de la Muerte. Pacto que se dispone a firmar ahora, cinco mil años después, bajo una forma cercana a la de los zombies de The Walking Dead, mientras el ex de Nicole Kidman anda por ahí viendo gente muerta y descubriendo que su mente está controlada por ella. La buena noticia es que La momia, sin créditos, dura 100 minutos, bastante menos que las dos horas y pico de Los vengadores.
Publicada en edición impresa.
La momia es la primera entrega en el “Dark Universe”, una serie planeada de películas que entrelazan los monstruos clásicos de Universal, con Frankenstein, el monstruo de la laguna negra, el hombre invisible y Drácula ya en preproducción. El primer problema del film es que pese a estar en el contexto de este imaginario terrorífico no asusta a nadie y está desprovisto de cualquier sentido de la diversión. El intento de darle toques de humor “a la Marvel” cae en saco roto. Lo que sí tiene es mucho Tom Cruise, pero su star power no salva la película de una momia cuya motivación se siente igual que toda la construcción de este universo: inverosímil. Cruise interpreta a Nick Morton, un soldado estadounidense de dudosa moral que busca tesoros en Irak junto a Vail (Jake Johnson, que tiene la difícil tarea de ser el alivio cómico del film con un guión que no tiene gracia) y a la aburridísima arqueóloga Dra. Jenny Halsey (Annabelle Wallis en una de las peores actuaciones del año), se encuentran con la antigua tumba egipcia de Ahmanet (Sofía Boutella), una princesa que una vez hizo un pacto con el Dios de la muerte, en un intento por ganar poder. ¿Por qué esta tumba egipcia está enterrada en Irak? la película tiene la primera de varias explicaciones ridículas para eso. Ahmanet pasará todo el metraje persiguiendo a Nick, mientras tanto irá restaurando su forma al chupar la vida de cada hombre que se cruce en su camino. La idea de una momia mujer, parecía encajar perfecto en esta nueva actitud de Hollywood de darle roles más protagónicos al género femenino, pero ¿cuál es el mérito que la momia sea una mujer si ella requiere de un hombre para completarse como ser? Hasta el primer acto la trama del film se sostiene a duras penas, para luego convertirse en un asunto monótono y absurdo que despilfarra su potencial para el humor, la atmósfera y el terror, paradójocamente, cualidades que la menos pretensiosa momia de 1999 protagonizada por Brendan Fraser tenía de sobra. Hay una pequeña idea aquí, que podría haber funcionado: Tom Cruise tratando de seguir siendo él mientras lucha contra el acoso mental de la malvada y seductora Ahmanet. Es una presunción que podría actuar sobre el fuerte de Cruise: el narcisismo de sus personajes, y su fanfarronería encantadora. Desafortunadamente, este producto dirigido por Alex Kurtzman y escrito por un pelotón de guionistas, no transforma nada de esto en una convincente experiencia cinematográfica, y se termina sintiendo como un piloto carísimo de una serie de TV que no queremos ver.
Un regreso con pocos atractivos La estrella de cine más brillante del planeta, Tom Cruise; un gran actor, Russell Crowe, y excelentes guionistas, como David Koepp y Christopher McQuarrie, no pudieron sortear los obstáculos que presentaba resucitar un personaje como La momia y, al mismo tiempo, establecer una franquicia basada en los viejos monstruos de Universal, bautizado ahora Dark Universe. Las secuencias en las que se apuesta al terror producido por la maldición de la momia son muy buenas, pero en el cine narrativo las imágenes impactantes por sí solas no son suficientes. El gran embrollo que son la historia y el tono desparejo del film no pueden ser salvados ni por Cruise, ni por Crowe, ni por buenos efectos. La película es una serie de combinaciones que no encajan e intentos fallidos. Quiere parecerse a Indiana Jones, pero los toques de humor y el romance con la anodina coprotagonista femenina (Annabelle Wallis) no están a la altura; quiere recuperar el terror que los monstruos de Universal generaron en su época de esplendor, pero no se construye el clima necesario para asustar al público actual. Cruise siempre está impecable y ésta no es la excepción. Si la película es entretenida por momentos es por el poder carismático que el actor exuda en cada escena. El humor con el que se toma a su personaje es un guiño al espectador, casi una confesión: "esto es un desastre pero vamos a divertirnos". Imposible no agradecerlo.
Héroe de acción a medida En la primera entrega de la saga de monstruos de Universal, Tom Cruise está mejor cuando juega al aventurero que en los momentos de comedia. Si los grandes estudios de Hollywood vienen apostando a las franquicias y a los “universos” cinematográficos al estilo Marvel, era lógico que Universal, que entre la década del ’20 y la del ’50 fue el primero en explotar ese concepto, desempolvara aquellos viejos monstruos a los que les dieron vida leyendas como Lon Chaney, Bela Lugosi o Boris Karloff. La presentación de este Dark Universe, como se ha dado en llamar ese mundo habitado por criaturas como Frankenstein o El hombre invisible, es con La Momia, con la novedad de que ahora la reliquia egipcia que vuelve a la vida es una mujer y el sujeto de su obsesión amorosa, un hombre. Tom Cruise es Nick Morton, una suerte de Indiana Jones que libera de su encierro eterno al bicho vendado y desata una tormenta maléfica sobre el mundo. A Cruise, como ya se vio en las sagas de Misión: imposible y Jack Reacher, el papel de héroe de acción le queda bien. No le va tanto, en cambio, el de comediante: en los pasajes humorísticos se extraña a Brendan Fraser, el héroe -ahora caído en desgracia- de la anterior trilogía de La momia (1999, 2001 y 2011). Bueno, seamos sinceros: en tren de comparaciones, toda esta nueva aventura pierde en relación con la película del ’99. Digamos que para ser la presentación -o el reinicio, en realidad- de un “universo”, le faltan novedades atractivas. Esto no quiere decir que no tenga buenos momentos: es para destacar el trabajo de Jake Johnson como el compinche de Cruise y hay algunos pasajes de acción logrados, con la caída en picada de un avión a la cabeza. También está la buena presentación de Russell Crowe como el Dr. Jekyll, que, al frente de la organización Prodigium, cumplirá el rol aglutinante que tiene Nick Fury en Los Vengadores. Pero con tanta franquicia copando los cines, esto tiene demasiado gusto a fórmula: veremos si el universo oscuro cobra más vuelo en los próximos capítulos.
Me voy a quedar con el comienzo de la película... o mejor hasta la escena INCREIBLE del avión Hércules. Todo hasta ese momento fue brillante. Una introducción visual perfecta, un relato impecable. Luego comienza a hacer unas mezcolanzas que no logré digerir bien. Pero por el lado técnico y artístico es impecable todo y creo que entretendrá a todo el mundo. No es para buscarle la quinta pata al gato sin lugar a dudas, porque encontrarás un cien pies. Pero dura lo justo y tiene buenas escenas. Si entrás sin altas expectativas está bien.
Los monstruos clásicos del estudio Universal son los grandes próceres del cine de terror y desde la década de 1920 contribuyeron a cimentar las bases del género en Hollywood. A partir de los años ´40 los personajes más populares como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo empezaron a compartir un mismo universo de ficción en filmes como House of Frankenstein (1944) y House of Dracula (1945). Desde hace unos años la compañía intentaba revivir este concepto con una nueva franquicia que reuniera a todos estos íconos populares. En el 2014 concretaron el proyecto con Drácula: La leyenda jamás contada que tenía la intención de impulsar la nueva franquicia. Sin embargo, la mala recepción del film y su pobre recaudación generaron que la saga terminara cancelada. Este año el estudio volvió a retomar la idea con una apuesta mucho más fuerte que reunió a figuras como Tom Cruise, Johnny Deep, Javier Bardem y Russell Crowe. El Dark Universe de Universal se inicia con esta nueva versión de La momia que propone abrirle el camino al resto de los personajes que volverán pronto a los cines, como La criatura de la Laguna Negra, Frankenstein, El hombre invisible, Drácula, Van Helsing, El Fantasma de la Ópera y El jorobado de Notre Damme. La impresión que deja esta primera entrega es que la compañía desarrolló la nueva franquicia para competirle a Marvel y Warner en el campo de los superhéroes, ya que ese es el rumbo al que apunta encaminarse esta propuesta. Rusell Crowe interpreta al famoso Dr. Jekyll de Robert L.Stevenson, quien vendría a ser el Nick Fury de esta historia y lidera una organización, que por esas "casualidades de la vida" se parece al grupo S.H.I.E.L,D. de Marvel. En esta entrega se presenta el origen de La momia, quien pasaría a ser uno de los integrantes de este equipo que aspira a replicar el concepto de la Liga Extraordinaria de Alan Moore. Al menos eso es lo que se da a entender en la trama. Si bien hay guiños muy sutiles a las apariciones de futuros personajes, el foco del conflicto está puesto en La momia. La dirección corrió por cuenta Alex Kurtzman, quien es el principal productor del Dark Universe y estará vinculado a las próximas películas que se vienen. Su labor presenta un serio problema de identidad, donde nunca queda claro el perfil que intentó darle a la historia. La película encuentra su mayor fortaleza cuando se enfoca en la mitología de la momia y el cine de terror. Los primeros minutos donde se presenta a la villana son muy buenos. Sofía Boutella encarna a la versión más sensual de este personaje después de Valerie Leon, la protagonista de Blood from the Mummy´s Tumb (1971), el clásico de la productora Hammer. La actriz le dio mucha personalidad a esta interpretación de la momia aunque termina opacada por la constante presencia de Tom Cruise, quien acapara toda la atención de la trama. Cuando el film de Kurtzman incursiona en el cine de terror brinda muy buenos momentos y después de muchos años el personaje logró ser aterrador. Mención especial merecen sus "secuaces Thriller" que recuerdan a los zombis del famoso video clip de Michael Jackson. Lamentablemente la película no mantiene el mismo nivel cuando se centra en el género de acción, donde presenta secuencias olvidables (salvo por la escena del avión que es muy buena) y en la comedia que es un desastre. Por alguna razón al director le pareció que era una buena idea incluir el humor Marvel a través del personaje de Tom Cruise y el resultado es malo. Todos los chistes del personaje hacen agua porque suenan forzados. El humor no funciona de manera orgánica sino que fue insertado de manera estratégica y resulta artificial. Hubo un esfuerzo importante en lograr que el personaje de Cruise fuera gracioso pero no termina de funcionar. El tema con este film es que resulta completamente olvidable dentro de la filmografía de La momia (la versión de 1999 con Brendan Fraser sigue siendo superior) pero sería muy injusto ignorar que logra brindar un buen entretenimiento. La película de Kurtzman logra ser divertida y tiene a Cruise en un rol protagónico, quien siempre cumple en esta clase de héroes hollywoodenses. La gran debilidad de La momia es que es una película pochoclera que brinda su cuota de entretenimiento pero no logra entusiasmarte por el futuro del Dark Universe. Algo que no ocurría con el reciente regreso de King Kong, cuya escena post crédito te dejaba enganchado con las historias que están por venir en esa saga. En la película de Universal no hay escenas adicionales luego de los créditos finales y a la salida del cine enseguida la borrás de tu mente. Será cuestión de esperar a lo que tiene para ofrecer esta franquicia en futuras entregas. El potencial es grande siempre que aprovechen a los personajes desde el terror en lugar de calcar la fórmula Marvel.
Hace unos años Universal Pictures anunció que Dracula Untold (2014), película que había estado en desarrollo durante muchos años bajo distintos directores y con varios guiones, iba a ser la primera de un universo compartido de monstruos. Como al film no le fue bien se descartó todo pero la idea se mantuvo y este estreno es la piedra basal de una serie de películas enmarcadas en el denominado Dark Universe (cuyo logo se puede ver ni bien arranca la cinta). Resulta que Universal tiene una larga data en películas de estos seres: Hombre Lobo, Frankenstein, Drácula, etcétera, y planea hacer remakes de todas aprovechando la nueva moda de universos compartidos instaurada por Marvel. Veníamos de otro tipo de películas de La Momia (y un par de spinoff) protagonizadas por Brendan Freaser, que tuvieron su éxito y su estilo. Pero aquí la misión era meter un poco de terror clásico, suspenso, aventuras, thriller, comedia y meterlo dentro de una licuadora para que salga uniforme y ese es el problema que posee. Todos esos géneros están bien por separado pero no se llega a una amalgama justa que le de identidad propia. Aún así me pareció muy interesante como están planteados todos los elementos que le darán vida a este Universo Oscuro a través del personaje interpretado por Russell Crowe, quien es nada menos que el Dr. Jekyll. Ojos atentos notarán una calavera de vampiro, partes de la Criatura de la Laguna Negra y otras referencias más en su laboratorio. En cuanto a la puesta, el director Alex Kurtzman, quien tiene una gran trayectoria como productor y guionista de películas grandes pero que esta es su primera experiencia en la silla con un film así, le cuesta mantener un ritmo constante. El film cae y se eleva todo el tiempo. Tampoco cuenta con una idea clara de planos y encuadres sino más bien como que intenta imitar a JJ Abrams pero se queda en el camino. Por obviedad, lo más notable del film es que posee a la última gran estrella de Hollywood en el rol principal: Tom Cruise. El carisma de este sujeto siempre está por las nubes y aquí es un poco problemático porque se come a su propio personaje, donde lo más interesante le sucede en el climax, del cual queda clarísimo que no puedo hablar. El resto del elenco está muy bien, desde Sofía Boutella, Annabelle Wallis y el ya nombrado Crowe. La Momia es entretenida pero no llega a cumplir y no alcanzó con las expectativas depositadas en ella para este Dark Universe, que hay que ver cómo continúa. Se encuentran en distintas etapas de producción La novia de Frankenstein, El Hombre Invisible y Van Helsing.
A Boris Karloff no le gusta esto. Universal Pictures decidió armar su propio universo cinematográfico expandido con todos esos monstruos legendarios que ayudó a lanzar a la fama en las décadas del treinta y cuarenta, ahora, en versiones remozadas y adaptadas a los tiempos de súper acción que necesita la audiencia para comprar toda una franquicia. El “Dark Universe” (así apodado) arranca con “La Momia” (The Mummy, 2017) dirigida por Alex Kurtzman, guionista y productor conocido por “Alias”, “Fringe” y las últimas entregas de “Star Trek”, que acá se despacha con su segundo largometraje y da el puntapié para una franquicia con muchas aspiraciones y poco para ofrecer. Durante la semana nos enteramos de todos los personajes clásicos que se iban a sumar en el futuro, las ocho películas programadas y un montón de actores de renombre que podrían interpretar a criaturas como El Fantasma de la Ópera, El Jorobado de Notre-Dame y tantas otras cosas que, ahora creemos, nunca se van a concretar. ¿Por qué? “La Momia” es tan mala que van a añorar al mismísimo Brendan Fraser y su versión aventurera que, al menos, tenía entretenimiento, humor, acción y algunos sustos para ofrecer al mejor estilo Indiana Jones. El Dark Universe pretende ser algo así como el MCU, pero en vez de englobar a sus personajes bajo el ala protectora de SHIELD, lo hace con Prodigium, una “organización” dedicada a reconocer, contener, examinar y destruir al mal y cualquier cosa que lo represente, con el doctor Henry Jekyll (Russell Crowe) a la cabeza. “Las Momia” se olvida un poco de su protagonista milenaria con el único fin de presentarnos esta nueva mega franquicia, y la historia de Ahmanet (Sofia Boutella) se vuelve una excusa para el lucimiento de Tom Cruise, una vez más metido en el mismo papel que encarna desde hace ya varias décadas. Ahmanet, una princesa egipcia, hija única del faraón, dispuesta a heredar todo el reino tras la muerte de su padre, no ve con buenos ojos que papá tenga un nuevo hijo varón y hace un pacto con Seth, dios de la muerte, para cobrar venganza y reclamar lo que le pertenece. Tras asesinar a toda su familia y no poder completar el ritual correspondiente, la chica es enterrada viva y condenada por toda la eternidad. La eternidad, hasta ahí nomás, porque cinco mil años después, Nick Morton (Cruise), un soldado de reconocimiento y ladrón de tesoros ocasional, la descubre en un agujero de Irak (sí, Irak) junto a la arqueóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), y deciden sacarla del lugar, a pesar de todas las advertencias que los rodean. Para resumir, el avión que traslada el sarcófago se estrella en Londres, algunos sobreviven, otros no, y algunos dados por muertos vuelven a la vida porque están bajo el influjo de la momia, que buscará la forma de regenerar su cuerpo putrefacto y una daga especial para completar aquel ritual inconcluso. Nada de esto tendría que ser tan malo, si no fuera porque ocurre en apenar los primeros quince o veinte minutos de película. Obviamos algunos cuantos detalles, pero Kurtzman se emociona y nos tira mil situaciones por segundo que debemos asimilar antes de pasar a la siguiente secuencia. En el primer tercio de la trama nos pasean por tres países y varias épocas en el tiempo para tratar de poner en contexto una historia imposible de emprolijar que no se calma en ningún momento, salvo para tirar algún chiste sin sentido o una escena que pretende ser dramática. “La Momia” es una película desbordante, en el peor de los sentidos, que no termina de decidirse qué quiere ser: no encaja en el género de aventuras, ni de acción, ni de terror. Es todo y no es nada porque no da respiro para encontrar el rumbo. Ocupado en presentar su nuevo universo compartido y las posibles criaturas que puede contener, se olvida justamente de Ahmanet, desaprovechando las condiciones de Boutella, que ya demostró (en “Kingsman” y “Star Trek Sin Límites”) que puede patear todo tipo de traseros y ser encantadora a la vez. La momia del título, acá casi ni figura, y apenas si le dan un par de escenas para despacharse con algunos destrozos y escenas de acción. La película termina siendo un pretexto para que Tom muestre sus dotes de caballero, rescatando a Wallis cada vez que la chica se mete en problemas. Ni su encanto lo salvan de este mamarracho que abruma más de lo que entretiene, porque un par de explosiones, persecuciones, peleas y efectos especiales vistos hasta el hartazgo ya no nos alcanzan. Un personaje como la momia siempre estuvo ligado al género de terror. Stephen Sommers le sumó fantasía y aventura logrando su cometido, pero Kurtzman hace agua por todos lados, justamente, porque no sabe lo que nos quiere contar. Ahí reside el verdadero problema de esta película y, claro, si la base se tambalea, todo lo demás se derrumba. El poco humor que tiene no funciona, mucho menos los momentos “románticos”, pero lo peor es no invertir tiempo y argumento en sus criaturas (Ahmanet, Mr. Hyde), lo más interesante que tiene para ofrecernos este universo. Cuesta encontrar algo bueno que decir de “La Momia” porque es una historia atolondrara y desarticulada. Una sucesión de acciones y personajes con los que no nos interesa crea vínculos y preocuparnos por sus destinos. El Dark Universe comenzó con el pie izquierdo, mil disculpas Brendan, volvé que te perdonamos.
Alejada del tono ingenuo que imprimió el clásico de 1932 y de la saga protagonizada por Brendan Fraser, La Momia es un intento de Universal por iniciar el Universo Oscuro, que continuará con La Novia de Frankenstein, Doctor Jeckyll y El Hombre Invisible. En este primer eslabón que resucita personajes icónicos para competir con criaturas del mundo Marvel y DC, el director Alex Kurtzman combina pasado y presente en una alucinógena historia en la que la reina Ahmanet -Sofía Boutella- cuyo destino le fue arrebatado injustamente al no heredar el trono, se despierta en la actualidad expandiendo su maldición. Nick Morton -Tom Cruise- encuentra una tumba en suelo iraquí mientras busca reliquias junto a su compañero Chris -Jake Johnson- y la especialista en jeroglíficos Jenny -Annabelle Wallis- y el sarcófago es trasladado a Londres por fuerzas militares. Y claro, que tras su contenido se lanza también el Dr. Jekyll -Russel Crowe-, que lidera una oscura organización y que será el nexo de las próximas películas. Con este planteo, el film funciona mejor en su primera parte con su atmósfera lúgubre y escenas de acción y sobresaltos, que en su desenlace, presentando su galería de personajes que tendrán protagonismo en las siguientes entregas. Con ecos de los "muertos vivos" que tanto han invadido la pantalla y con una vuelta de tuerca sobre la historia que todos conocemos, la película encuentra buenos momentos como la secuencia del avión, el ataque en el callejón oscuro, la morgue y las escenas desarrolladas bajo el agua. La versión de una momia femenina desparramando muerte junto a su ejército de resucitados y retorciéndose como una monstruosidad, recuerda algunos títulos orientales del género de terror de décadas pasadas, como así también los diálogos entre Nick -espejo mediante- y su amigo "muerto" nos traen a la memoria momentos de Cementerio de animales. La conexión mental de Nick con Ahmanet y el "lado oscuro" que aflora en manos del Dr. Jekyll, son parte de una propuesta vertiginosa, que si bien pierde por momentos su rumbo siniestro, se disfruta con un Tom Cruise que recibe más golpes que nunca y se ve siempre eterno entre dagas, romance y mercurio.
El largo encierro. La princesa egipcia Ahmanet fue criada con una idea clavada en la mente: crecer para ocupar el trono y ser adorada como una deidad encarnada. Sus sueños se desvanecen cuando el faraón toma una nueva esposa que le brinda un heredero varón destinado a desplazar a la princesa, ante lo que ella no tarda en hacer un pacto con el Dios de la muerte para apoderarse del trono. Imbuida del poder de la muerte y armada con una daga que le entrega el Dios, asesina a su padre y su hermano pero es capturada antes de completar el ritual que le permitiría al maligo Dios Seth ocupar un cuerpo humano. Como castigo por sus pecados, ella es condenada a ser momificada viva en una tumba secreta alejada de Egipto y su nombre se borra de los libros de Historia con el fin de que su cuerpo no sea nunca encontrado. Todo este relato fantástico (cuya veracidad es mejor no chequear con Wikipedia) está narrado en off para contarnos exactamente lo que estamos viendo, por las dudas que no se entienda. Un hallazgo misterioso: El encierro y los conjuros funcionan durante cinco mil años, hasta que dos soldados estadounidenses -que aprovechan el conflicto en Irak para traficar de antigüedades- encuentran el sitio mientras exploraban en busca de algo para vender. Presionados por una arqueóloga que trabaja para una misteriosa organización, cargan apresuradamente el sarcófago en un avión camino a Inglaterra. Durante ese viaje suceden varias cosas extrañas hasta que, eventualemnte, terminan estrellándose antes de llegar, dejando tan sólo dos sobrevivientes. Y a una amenazante momia suelta que ve en su liberador al elegido para completar el ritual, claro. La Momia: el inicio del Dark Universe: El puntapié inicial del Dark Universe es con uno de sus mayores clásicos, y parece pensado sobretodo para ir dejando líneas abiertas para lo que se viene, con indicios de futuros monstruos y personajes que veremos en los próximos años. Esto se traduce en la presentación de una organización oculta que aparentemente será recurrente y que, bajo la dirección del Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe), lleva tiempo actuando desde las sombras, monitoreando, estudiando y combatiendo monstruos en todo el mundo. Curiosamente, para la experiencia que ellos afirman tener en el tema, al enfrentarse con La Momia cometen todos los errores necesarios para que la historia avance. Uno de los problemas con esta película es cierta incoherencia en el relato. Si bien cuando apuesta a un clima más serio y con elementos del género de terror es cuando mejor funciona, corta todo ese suspenso con escenas de acción o chistes muy poco efectivos, cuya principal función parece ser no dejar a nadie afuera. Eso o que el guión de La Momia fue escrito de a pedazos por varias personas que no se hablaban entre sí. Una de dos. No hay dudas de que es preferible ver a Tom Cruise colgando de un camión a toda velocidad que intentando actuar, hacer un chiste, o transmitir alguna emoción, pero la acción tiende a ser tan genérica y larga que perjudica el ritmo de la película, sin aportar suficiente entretenimiento como para que valga la pena el sacrificio. Como suele suceder con estas producciones, su mayor atractivo pasa por efectos especiales llamativos y escenas de acción con personajes bastante chatos de los que no importa mucho lo que les suceda: dejando a los pocos minutos al Jekyll de Crowe como una de las pocas actuaciones interesantes (pese a que la escena donde más se luce es completamente intrascendente a la trama y solo sirve como promesa de lo que puede ser el futuro de la franquicia). Conclusión: La nueva versión de La Momia tiene material para ser una propuesta más que interesante. Lamentablemente, termina siendo una película genérica, sin alma y con pocas cosas para destacar; una que se desdibuja en parte por estar forzada a empujar el inicio de una franquicia en vez de solo hacer méritos propios.
Universal inaugura con esta momia femenina un universo oscuro que en el pasado le dio mucho éxito y que promete volver a los viejos monstruos que nunca fallan. Ya se prepara Johnny Depp para ser el hombre invisible y Russell Crowe que aquí es el doctor Jekill para tener su propio film. El resultado de esta superproducción con Tom Cruise como protagonista es más oscura de lo que se esperaba con no pocos muertos vivientes crueles y virulentos, mucho acento en la aventura y los efectos especiales y algunos tropiezos en el argumento que confunden un poco. Los responsables, Dylan Kussman (“Jack Reacher”, “XMen 2”) Christopher Mc Quarrie (“Misión Imposible”, “Los sospechosos de siempre”) y David Koepp (“Misión imposible”, “Jurassic Park”) pusieron toda la carne al asador y hay momentos en que se repiten situaciones y la acción se estanca a pesar de corridas y efectos especiales. Aunque hacia el final repunta y mucho y Cruise le pone toda la garra para el final inesperado. Un acierto es la elección de Sofía Boutella como una momia que puede ser espeluznante y seductora a la vez. Una princesa a la que le arrebatan el trono, hace un pacto con el mal y es enterrada como castigo en Irak rodeada de mercurio que según cuenta la peli aplaca maldades milenarias. Bailarina, acróbata y actriz, seduce con sus cuatro pupilas. Peli que tendrá sus fans con sus baldes de pochochos.
Esta nueva película de Tom Cruise, escrita por David Kooep y Christopher McQuarrie es un híbrido. Parte película de aventuras, parte película de terror e intento de crear un nuevo universo cinematográfico; es posible que esta propuesta deje a mucha gente afuera. Es una pena porque en ciertos pasajes hay mucho cine, y del bueno. La nueva versión de La momia no olvida que su antepasado venía del cine clase B y por eso le rinde homenaje; desde algunos diseños de los personajes hasta ciertas secuencias terroríficas que son dignas del mejor cine de terror de aquella época. No es lo único, ya que también se citan clásicos como Un hombre lobo americano en Londres (1981) y a la famosa saga española de zombies templarios creada por Amando de Ossorio. Las secuencias de acción son los puntos altos, y cada una nos hace recordar que cuando en Hollywood quieren pueden ofrecer experiencias vertiginosas que emocionan, y sobre todo donde se entiende lo que ocurre. La película está claramente escrita para el lucimiento de Tom Cruise, quien estos papeles ya los hace de taquito, pero acá explorando más su veta cómica. Es un héroe que no se la cree, durante el trascurso de la historia hay una idea (o gag) que pasa por ver lo mal que la está pasando la mega-estrella; acá lo golpean y lo lastiman. Y los realizadores son conscientes de esto, pues por más que se lo vea como una especie de “semidiós”, pareciera que nos estuvieran aclarando que es también un ser humano como cualquiera de nosotros. Aun así, quien le hace sombra es la villana Ahmanet, interpretada por Sofía Boutella, una actriz que le da ferocidad y ambigüedad a su personaje y quien realmente se roba todas las escenas. Lamentablemente ellos dos son lo mejor del casting… Anabelle Wallis como el interés romántico del protagonista no funciona. No sólo no tiene química con el actor, sino que su actuación no es convincente. Su personaje es decorado y pierde mucho ante la presencia de Boutella. Lo mismo ocurre con Jake Johnson, el “comic-relief” que causa muy poca gracia; ni siquiera la presencia de Russel Crowe, porque da la sensación de que es sólo para sumar un nombre más a la lista de actores, como para darle más prestigio a la producción. La película pierde ritmo llegando al clímax y su director Alex Kurtzman no logra volver interesante a lo predecible de la acción. Ni las absurdas vueltas de tuerca ayudan a una historia que queda estancada en el aburrimiento que producen los últimos 15 minutos. Aun así, lo peor es esta idea de tratar de crear un mundo que es innecesario. Crowe interpreta al Doctor Jekyll, una especie de coleccionista de monstruos (y sí, sí se convierte en su álter ego, aunque por suerte no es tan ridículo como en otras propuestas), pero ¿para qué meter esta especie de Nick Fury?. La idea de un versus era algo que ocurrió con aquellas míticas cintas que comenzaron en la década del ’30, pero acá pareciera que está atravesado por la moda impuesta por los films de superhéroes. En fin, un híbrido que puede chocar con las expectativas de un público que busca algo más convencional, ya que en su afán por ofrecer de todo termina funcionando sólo en algunas cuestiones.
LA MALDICIÓN DEL MERCADO Si Disney tiene en sociedad con Marvel una interminable saga de superhéroes y Warner lo mismo pero con DC Cómics, Universal no quiso perder el tren y buscó en el arcón de los recuerdos para poner en movimiento un universo similar de cruces y retroalimentaciones: un universo, oscuro según el diseño de marketing, donde sus viejos monstruos de los años 30 son el centro narrativo de films que reproducen el horror light con aventura y acción a puro CGI, regurgitando de alguna manera el cine de entretenimiento en la senda de lo que hacía Steven Spielberg, Joe Dante o John Landis en los años 80’s. El concepto busca concentrar un público que reúna tanto a los adultos con carácter nostálgico, como a los jóvenes adictos a la espectacularidad y el estímulo constante: si se lo piensa, ninguno de los otros universos cinemáticos se plantea desde un lugar tan ambicioso… y multitarget. En sí no es una mala idea recuperar al hombre lobo, a la momia, a Frankenstein y demás, siempre y cuando la idea no se ponga por delante de lo que se está contando. Y eso es lo que sucede con esta La momia de Alex Kurtzman, protagonizada por Tom Cruise. Durante un buen rato, La momia es un aceptable film de aventuras, con Cruise y Jake Johnson en plan buddy movie robándose algunos tesoros arqueológicos. Hasta que se terminan cruzando con el descubrimiento de un sarcófago y despertado una vieja maldición. Y a una momia, claro, la del título. De ahí en más, la película irá avanzando entre secuencias de una espectacularidad para nada sorprendente y una serie de chistes medio pavos que intentan repetir sin demasiada gracia el concepto actual de cine de gran entretenimiento. Si uno esperaba un toque de autoconsciencia old-fashioned, digamos en la senda de una Indiana Jones, el film de Kurtzman se esfuerza por desplegar una modernidad ampulosa que se desentienda de los orígenes de estos personajes (todo lo contrario a lo que Stephen Sommers planteaba en sus mucho más gratificantes películas). Sin embargo, ese no es el problema principal de un relato que se va quedando sin combustible a medida que pasan los minutos. El primer inconveniente de La momia se da con la aparición del personaje de Russell Crowe. No por el actor, que está muy bien, sino porque evidentemente se trata de un personaje fundamental dentro de este Dark Universe (sin entrar en spoilers), casi una suerte de espina dorsal en la que se irán articulando las demás películas. El ingreso de Crowe, entonces, detiene la acción para introducir una serie de guiños hacia lo que Universal tiene preparado hacer con todas estas películas. Y convengamos que más allá de lo acertado o no, los universos de Marvel y DC Cómics tienen bases en el papel mientras que aquí se da la necesidad de forzar todo para hallar un punto en común. Es a partir de ahí, de la confusión en la que entra el relato, cuando tomamos conciencia de que estamos más ante un producto de marketing que de una película, y que en vez de espectadores somos una suerte de testers puestos a probar el funcionamiento y la efectividad de esta idea de producción. Que Kurtzman tenga una carrera principalmente como productor da una noción de desde qué lugar se piensan estas cosas. Mencionábamos anteriormente el cine de los 80’s y cómo buena parte de las producciones actuales buscan recuperar aquella esencia juguetona. Sin embargo hay un conflicto casi generacional, que tiene que ver con la grandilocuencia del público de hoy: si vemos La momia, se observa cómo se pasa de un comienzo casi festivo e irresponsable a una última parte grave y solemne. Es cierto también que ahí ingresa la figura de Cruise (hacía rato que no se lo veía tan desorientado en pantalla), quien gusta exponerse en el centro del melodrama trágico, pero ni siquiera eso logra darle espesor a una película que es decididamente fallida, que pierde en la acumulación y que hablando de maldiciones ancestrales cae presa de la peor de las maldiciones: la del mercado y su necesidad de imponerse como producto de consumo.
Regreso… ¿con gloria? Estamos ante un panorama completamente nuevo. Nueva premisa, nueva maldición que enfrentar, nuevos personajes, nuevo héroe, nuevo villano. Todo a cero kilómetros para darle la bienvenida al Universo Oscuro que el viejo Universal Pictures supo dar en sus días de gloria. Nick (Tom Cruise) es un cazarecompensas encubierto en los círculos militares que se dedica a buscar y robar, junto con su compañero, antigüedades para luego revenderlas en el mercado negro. El destino quiere que se tope, en el medio de una expedición, con una arcaica y subterránea prisión egipcia, para luego liberar “accidentalmente” a una momia maldita que quiere terminar lo que en vida empezó. Cuando uno se acerca a la cartelera y ve el nombre de esta película, es muy probable que recuerde aquel film del año 1999, también titulado La momia, pero estamos muy lejos de aquella franquicia de antaño. Son otros tiempos y Universal se está tomando las cosas más en serio de lo que se cree. El logo Dark Universe, que no por nada aparece al inicio de la película, es el sello que da comienzo a una nueva saga de films, donde los protagonistas serán nada más ni nada menos que los villanos que tanto se recuerdan, desde el hombre lobo hasta Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La película peca de ingenua por momentos, pareciera que nada de lo que muestran lo hayamos visto antes, pero luego va avanzando y recorre caminos inexplorados. Para empezar, el hecho de haber cambiado el género del monstruo en cuestión es un acierto por parte del guion, el imaginario colectivo ya estaba bastante acostumbrado a ver una momia masculina, por más que la trama sea siempre la misma. Los efectos especiales cumplen con lo esperado, junto con las escenas de acción y los momentos de suspenso que abundan bastante. El problema, como siempre, es que la cámara no deja de demostrar lo enamorada que está de Tom Cruise. Toda la película se apoya en él, sus compañeros lo siguen, pero nadie logra opacarlo, ni siquiera la genial interpretación de Russell Crowe como el Dr. Henry Jekyll (sí, el mismo Jekyll que mencioné antes) puede robarle un poco de protagonismo y en eso tambalea un poco la trama. Más allá de los baches en el guion, algunas actuaciones pobres y el mal uso del 3D, la película es una buena manera de empezar con el pie derecho una saga que promete y mucho. Habrá que esperar cómo continúa y si el resto de las adaptaciones pueden superar en grande a este digno reencuentro con el universo oscuro.
Menos es más A más de una década de La Momia (The Mummy, 1999), dirigida por Stephen Sommers, llega el reebot de la clásica historia que parece no tener fin. Su cuarta entrega es la génesis del Dark Universe que Universal Studios puso en manos del director Alex Kurtzman, otrora guionista de las flamantes historias y secuelas Star Trek (2009 y 2013), Transformers (2007) y Nada es lo que Parece (Now You See Me, 2013). En esta ocasión, el regreso de La Momia, que entre 1999 y 2008 tuvo como estrella a Brendan Fraser (sin mencionar la primera versión, de 1934, protagonizada por Boris Karloff), ahora tiene a Tom Cruise para hacerla resurgir. El guión de Jon Spaihts –Doctor Strange: Hechicero Supremo (Doctor Strange, 2016)- tiene aventura y los personajes están claramente divididos en héroes y villanos. Narrativamente sigue la lógica de la trilogía que la precede pero, a diferencia de aquellas historias que pivoteaban con seres ficcionados que poco tenían que ver con la mitología egipcia, aquí Spaihts denota que investigó los hechos faraónicos egipcios y se basa netamente en la mitología verídica. La trama gira en torno a cómo un grupo de arqueólogos del siglo vigente descubren el cadáver de Ahmanet (Sofia Boutella), una bella princesa egipcia cuyo prometedor destino de ser reina quedó trunco luego de que su padre le diese el trono a su hermano; ante este hecho la joven busca vengarse, asesina a su progenitor y hace un pacto con Seth -Dios ctónico, deidad de la fuerza bruta y lo incontenible- en busca de revancha y poder. Los fieles sirvientes del padre la momifican viva, y la sepultan en lo más profundo de las arenas del desierto. Ahmanet despierta en Londres, a raíz de una excavación arqueológica, y desencadena la poderosa maldición que parece haber incrementado, año tras año, en su interior, mientras permanecía sepultada, con el único propósito de destruir la humanidad. En este sentido, el guión no convence: al despertar en la época vigente, la Momia carece de motivos para vengarse, ya que es imposible redimir el pasado. Y aquí es donde el film descarrila por completo y el género terror que busca Dark Studios, produce el efecto contrario y desternilla al espectador. Spaihts aborda correctamente el complejo universo de lo paranormal y las dimensiones desconocidas, pero sus historias plagadas de héroes versus villanos que subyacen el mundo terrenal siempre tienen un propósito y una misión coherente; así lo hizo en Doctor Strange. Sin embargo, aquí su propuesta no encaja porque la lógica que lo caracteriza está ausente y el relato carece de credibilidad. La Momia tiene una misión clara: deslumbrar al espectador. Y para lograrlo, cuenta con un elenco de lujo, encabezado por Tom Cruise (Misión Imposible) que abrirá la tumba de esta criatura y enfrentará las maldiciones de Ahmanet junto a los arqueólogos y geólogos protagonizados por Annabelle Wallis (de la serie Peaky Blinders), el español Javier Botet -(monstruos habitual en films como El Conjuro 2 (The Conjuring 2, 2016) y La Cumbre Escarlata (Crimson Peak, 2015)- y Russell Crowe como el Dr. Jekyll, un apasionado por el mundo paranormal, que hasta último momento no se sabe si tomará las riendas del bien o del mal. Hasta aquí, mucho ruido y pocas nueces porque recurrir a estas estrellas para levantar vuelo mediante las reiterativas escenas de acción no suma. Contrariamente, el espectador espera más de sus personajes -que únicamente buscan sobrevivir- y la película se estrella. Si bien técnicamente por momentos funciona, no va más allá del excelente montaje y del esperado “efecto sorpresa” al ritmo de la música -típica de escenas de suspenso- a cargo de Brian Tyler. A grandes rasgos, hubiese sido bueno no despertar a la momia. Si bien los efectos especiales cautivan, sin ellos la trama pierde impronta y creatividad. Jon Spaihts podría haber ahondado en hechos verídicos de la mitología egipcia (Amon-Ra) y darle un aire fresco al mito, y desperdició la oportunidad de aprovechar más los recursos tecnológicos para encauzar la momia en la época vigente y, hasta tal vez, enfrentarla cara a cara con la plaga de violencia circundante. Esta Momia, por primera vez femenina, abre la puerta a una continuación, susurrando, entre líneas, que hay momias para rato.
Contiene muchísimos efectos especiales ideales para ver en 3D e Imax, escenas de acción al ciento por cien, humor, imágenes impactantes, suspenso y pinceladas de terror. Aquí los malos tienen poderes increíbles y se encuentran encarnados en personajes similares a los zombies que vienen a sembrar el pánico y el mal. La Momia se encuentra representada por la terrorífica Princesa Ahmanet interpretada por la bailarina y actriz franco-argelina Sofia Boutella; que se enfrenta a un soldado de las fuerzas especiales es Tom Cruise (a los 54 años se mantiene), esta divertido, simpático, tiene carisma, realiza grandes acrobacias, y su amigo Chris Vail (Jake Johnson) le pone toques de humor y poco de terror, como arqueóloga la actriz británica Annabelle Wallis y Russel Crowe en un personaje oscuro, el Dr. Henry Jekyll, al frente de la organización Prodigium. Es puro entretenimiento, con un toque similar a “Indiana Jones”, sin sorpresas y con un pobre guión.
El puntapié inicial del Dark Universe no está al nivel de las expectativas previas ni mucho menos le hace justicia a la carrera de ese astro de Hollywood que es Cruise. Warner tiene a DC, Disney a Marvel y Universal a sus monstruos. El estudio apuesta por sumarse a la moda de “universos cinematográficos” de sus competidoras mediante el regreso a la pantalla grande de aquellos personajes clásicos de la década de 1930, quienes aparecerán en una serie de películas englobadas bajo el rótulo de Dark Universe. El primer eslabón de la cadena es La Momia, y ya están confirmadas para más adelante La novia de Frankenstein y El Hombre Invisible, esta última protagonizada por Johnny Depp. A luz de los resultados del film de Alex Kurtzman, la idea es menos apostar por los sustos y los climas de antaño que por la grandilocuencia del cine-espectáculo contemporáneo, lo que ubica a esta historia más cerca de una suerte de spin-off de Los Vengadores que de una reinterpretación de aquellas míticas criaturas. Incluso aquí también hay una organización secreta llamada Prodigium a cargo del Doctor Henry Jekyll (Russell Crowe) que, como SHIELD, servirá de hilo conductor de la historia general La acción comienza cuando el soldado Nick Morton (Tom Cruise) encuentra, durante una operación en Irak, un sarcófago en el que descansa una princesa egipcia. En principio se sabe poco de ella, dado que fue borrada de la Historia debido a que fue enterrada viva justo después de que la descubrieran intentando hacer un pacto con el Dios de la Muerte. Su llegada al mundo contemporáneo se vuelve una amenaza cuando descubran que sus intenciones siguen intactas. La Momia es el capítulo introductorio de un mundo que se expandirá en películas autónomas a la vez que relacionadas y complementarias, tal como anunció la distribuidora UIP hace un par de semanas. Se nota: el relato es confuso y las situaciones se suceden entre medio de explicaciones y la presentación de personajes con poco peso. Se trata, en fin, de un tanque muy parecido a cualquier otro, uno que hace mucho ruido y no mucho más.
Tom Cruise se roba el filme (para bien y para mal) Pasaron casi diez años desde el último film dedicado a la momia , que se trató de “La Momia - La Tumba del Emperador Dragón” (2008). Esta película era la tercera de una saga iniciada en 1999 y que lo tenía a Brendan Fraser como protagonista. Lamentablemente, la franquicia iba en decadencia y esa última parte terminó por enterrarla. La momia, la criatura, ha sido desde que el cine es cine uno de los monstruos más reconocidos y atractivos del género de terror. Tomando lo que está pasando con los superhéroes, Universal decidió traer de vuelta la gloria que alguna vez tuvo, y eso fue con sus monstruos clásicos de las décadas del treinta y cuarenta. De esta manera nace el Dark Universe, un universo que se va a componer de una serie de filmes protagonizados por los monstruos más reconocidos del estudio (Drácula, Frankenstein, El Hombre Invisible, El Monstruo de la Laguna Negra, etc.). En los próximos años se irán estrenando largometrajes de cada uno de ellos de forma individual para luego converger en una única película. Russell Crowe aquí personifica al Dr. Henry Jekyll, que conduce la organización Prodigium, encargada de estudiar, monitorear y destruir la maldad en todas sus formas de este mundo. Por supuesto, él será el nexo de conexión en todos los films del Dark Universe, algo así como lo que hizo Samuel L. Jackson con Nick Fury y los personajes de Marvel. La que va a iniciar todo este gran proyecto es, por supuesto, “La Momia” (2017). El sargento Nick Morton (Tom Cruise) y su amigo, el cabo Chris Vail (Jake Johnson), son dos soldados que se encuentran en Irak en busca de tesoros arqueológicos para vender en el mercado negro. Es así que descubren una tumba egipcia –algo totalmente inusual en ese lugar– que contiene un sarcófago con el cuerpo momificado de la reina Ahmanet (Sofia Boutella). Antes de que puedan hacer nada, llega el Ejército de Estados Unidos y con ellos la arqueóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), de quien Morton robó el mapa que los condujo hasta allí. Jenny estaba en busca de la tumba de una reina egipcia, borrada de los libros de historia por las atrocidades que cometió y enterrada lejos de su hogar para que nadie la encontrara. Es que Ahmanet, en vida, quería traer a la vida a Seth, el dios del caos y la maldad de la mitología egipcia, pero fue detenida a tiempo. Ahora la momia tiene la chance de volver a la vida, y Nick es el elegido para que la malvada reina pueda cumplir con su objetivo y que la maldad reine sobre el planeta. Lo primero que hay que decir sobre esta película es que es realmente entretenida. Tiene buenas escenas de acción, bien pensadas y coreografiadas (la que ocurre en el avión es tremenda), el toque de humor necesario y un elenco de lujo. No nos vamos a cansar de decirlo, pasan los años y Tom Cruise es el mejor actor de acción, y se nota que le gusta. Pero ahí radica el problema de este film. Parece otro largometraje más de la estrella de “Top Gun” (1986) que un film de terror sobre el monstruo clásico de Universal. Dicho de otra manera, el personaje de Cruise es como un Indiana Jones moderno que pelea contra una momia, y todos sabemos que en sus películas el importante siempre es el arqueólogo más que sus aventuras. Se pierde el foco en la criatura que, por cierto, da bastante miedo al principio, pero rápidamente el terror queda de lado para focalizarse en la acción. El largometraje pierde identidad y nuca termina de definir su tono, y eso es lo que acaba con esta obra. La Momia es entretenida, de eso no caben dudas, pero no sabe en qué género quedarse. Y los últimos 20 minutos son los que terminan de arruinarla. Una nueva era de monstruos que pretenden infundirnos miedo ha comenzado. Sólo esperemos que en los próximos films logren realmente asustarnos.
Los monstruos nunca mueren, especialmente los de Universal Pictures, cuna de Dracula, Frankenstein, La Momia, El Hombre Invisible, El Hombre Lobo, El Monstruo de la Laguna Negra y sus respectivas series cruzadas (del estilo "Frankenstein contra el Hombre Lobo"). Cada tanto, Universal vuelve a exprimir sus monstruos de siempre, a veces con éxito, como cuando se atrevió a hacer una remake de "La momia" de 1932, transformando aquel tortuoso melodrama terrorífico de Karl Freund con Boris Karloff en una divertidísima película de aventuras sobrenaturales ambientada en la época de la Legion Extranjera. La película que dirigió Stephen Sommers en 1999 generó su propia serie, lo que animó al estudio a reciclar otros monstruos, pero sin la misma respuesta. Ahora volvió a intentarlo a lo grande, con una especie de slogan marketinero "Dark Universe" y un estilo más propio del cine de superhéroes que otra cosa. Las desventuras del traficante de reliquias interpretado por Tom Cruise lo llevan a revivir una momia, pero peor aun, lo relacionan con el Dr. Jekyll, encarnado por Russell Crowe personaje que amenaza con funcionar como nexo para las próximas remakes de los clásicos--. A favor de este extraño comienzo de "Dark Universe" hay mucha acción, y unos fascinantes primeros planos de Sofia Boutella, que funcionan como homenaje a Karl Freund.
Entre momias, zombis, maldiciones y grandes tormentas de arena, se inicia el Dark Universe, la nueva franquicia de los monstruos de la Universal. Nick (Tom Cruise), un ex soldado, es una especie de caza recompensas de tesoros milenarios que se encuentra en Irak, junto a su compañero Chris (Jake Johnson), en búsqueda de nuevos hallazgos para después comercializarlos en el mercado negro. Gracias a un mapa que le roba a la experta en antigüedades Jenny Halsey (Annabelle Wallis), tras pasar una noche de amor con ella, en medio de una zona en conflicto, el trio descubrirá una misteriosa tumba del antiguo egipcio y sin darse cuenta devolverán a la vida a la princesa Ahmanet (Sofia Boutella), borrada de los anales de la historia por asesinar a su familia y pactar con el mismísimo demonio. A partir de allí se comenzará a mezclar todo, los aventureros de la época actual, las antiguas historias de faraones y también de las cruzadas, con un contemporáneo Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe), quien tiene un laboratorio para investigar a los monstruos y erradicar la maldad de la faz del planeta. Con la necesidad de posicionar al Dark Universe, La Momia despliega un sinfín de líneas narrativas y personajes que hacen mella con lo que se quiere contar, por lo que no se profundiza ningún argumento o premisa y los protagonistas quedan desdibujados. Si bien los efectos especiales están logrados, tal saturación de elementos da lugar a escenas que quedan por fuera de la coherencia narrativa. La Momia, además de presentar al que se infiere que será uno de los pilares de la monstruosa saga, el Dr. Jekyll (quien con un antídoto controla que no aflore el Sr. Hyde) y a la misma momia (que funciona más como un pretexto narrativo que como protagonista), también nos intenta mostrar una historia de amor que nunca se cimienta: la de Nick y Jenny, quienes encima no tienen química en pantalla. La idea de revivir a los monstruos más queridos del ámbito cinematográfico es realmente interesante, ya están confirmados para formar parte de la franquicia Frankenstein y su novia, Drácula, el Monstruo del Lago Negro, el Fantasma de la Ópera, el Jorobado de Notre Dame y el Hombre Invisible. Solo rogamos que la próxima entrega de este cautivante Dark Universe renazca —sin mercurio y fastidiosas sobreexplicaciones— trayendo dignidad a la saga.
Con este relanzamiento, film de aventuras/terror, se inicia una serie intitulada Universal Dark Universe que quiere resucitar a los monstruos clásicos y no va a parar hasta Drácula, con paradas en El Hombre Invisible, con Johnny Depp, y Frankenstein, con Javier Bardem. Aquí, la momia milenaria tiene la belleza de la actriz Sofia Boutella, y el héroe a su pesar es Tom Cruise, en plan Indiana Jones. Y ya sabemos que el hombre todo lo hace bien, incluso esto de tomarse el pelo a sí mismo mientras corre como un joven de veinte o se golpea contra las paredes de un avión en picada, todo sin dejar de derrochar humor y simpatía. Cruise juega, en La Momia, con dos guionistas talentosos, sus colaboradores habituales (David Koepp y Christopher McQuarrie) y hay, por lo menos, tres muy buenas escenas de acción. También hay un divertido Russell Crowe como Dr. Jeckill, adicto a la sustancia que lo mantiene de este lado de lo monstruoso. Lo demás es menor, sobre todo en una segunda parte enrevesada y estirada sin sentido, con plots centrados en el poder de una piedra, pavadas que de ninguna manera se justifican por enfocarse en un target juvenil.
Mucho en el batido Seis guionistas trabajaron en esta versión de la momia que interpreta la hermosa actgriz argelina Sofía Boutella y que mantiene bastante alta la vara de la acción. Las mezclas pueden salir bien, mal o regular. Esta nueva versión de La Momia es un obvio ejemplar de la tercera clase. El batido de mitología egipcia, historia de las cruzadas, literatura victoriana, homenaje a Indiana Jones y guerra de Medio Oriente logra lo que se propone: dejar en la boca ese gusto fugaz del entretenimiento rápido y sin complejos. También hay humor en la combinación, aunque no es lo que más se destaca: Tom Cruise –que lo intentó varias veces– nunca termina de encajar del todo en ese perfil, y el complemento de Jack Johnson, en el clásico rol del amigo prudente y gracioso, resulta un tanto mecánico, pese a las vueltas de tuerca que le tiene reservado el guion. El motor la película de Alex Kurtzman (con un currículum mucho más largo como productor que como director) es su carga de esoterismo y de aventuras. La momia, aun encarnada por una actriz tan hermosa como la argelina Sofía Boutella, es una fuente inagotable de misterios. Funcionaba en Titanes en el ring y funciona en una superproducción hollywoodense. En este caso, a partir de un mito inventado: la leyenda borrada de Ahmanet, la hija de un faraón que hizo un pacto con Seth (el dios de la muerte) para quedarse con el trono de Egipto. Pero algo falla en el momento de consumarse la alianza y la ambiciosa Ahmanet tiene que pasar varios milenios enterrada a la espera de otra oportunidad. Esa oportunidad llega cinco milenios después, en pleno siglo 21, de la mano del sargento Nick Morton, el militar seductor y traficante de antigüedades que interpreta Cruise. Nada menos que seis guionistas trabajaron en esta versión de La Momia y si bien esa excesiva multiplicación de cerebros (ya habitual en la industria) no suele dar resultados cohesivos, sí asegura cierto de grado de ingenio a la hora de plantar situaciones, diálogos, personajes y alusiones más o menos eruditas. Con mucho de la estructura, la lógica y la estética de un cómic, la película se las arregla para mantener la tensión sin ofrecer una sola escena memorable. Pera esa falta de relieve es la que evita los grandes contrastes que suele mostrar los productos de esta clase. En vez de jugarse todo en una sola escena, La Momia mantiene alta la vara de la acción a lo largo de las casi dos horas que dura, y eso es suficiente para que uno digiera más o menos rápido su no despreciable cantidad de lugares comunes, situaciones increíbles y defectos especiales.
Un clavo en el ataúd La momia, con Tom Cruise, no funciona en ninguno de sus aspectos y resulta un flojísimo puntapié inicial para el regreso de los monstruos de Universal. Hay varias cosas que no se entienden de La momia, la nueva remake del clásico de Boris Karloff y puntapié inicial del Dark Universe, nueva franquicia de de la Universal. En primer lugar, cómo cayó Tom Cruise, un tipo que siempre elige cuidadosamente sus proyectos, en esta película tan mala. En segundo lugar, cómo pueden haberle pifiado tanto al tono, teniendo en cuenta que pretenden (¿pretendían?) que la película fuera los cimientos de una serie en la que van (¿iban?) a apuntar todos sus cañones. De la misma manera que Marvel y DC, con su serie de películas relacionadas, con personajes que se repiten de una a otra e easter eggs para satisfacer a los fanáticos, Universal decidió desempolvar a sus célebres monstruos y crear un universo que recorra varias películas. Recordemos que en los años ‘20, esta compañía empezó con una serie de películas de terror que no solo fueron muy exitosas en el momento sino que hoy son clásicos: El fantasma de la ópera y El hombre lobo, con Lon Chaney; Drácula, con Bela Lugosi; Frankenstein, La novia de Frankenstein y La momia, con Boris Karloff; El hombre invisible, con Claude Rains; y muchas otras, también inspiradas en cuentos de Edgard Allan Poe y demás. La propuesta es interesante y las posibilidades son infinitas. A diferencia de Marvel y DC, acá no hay un material de origen tan fuerte. No están los comics, y si bien hay ciertas novelas o leyendas (Bram Stoker, Mary Shelley, H. G. Wells, Tutankamón), están todas libres de derechos y se puede inventar. La libertad, claro, tiene su lado oscuro: tampoco hay de dónde agarrarse. Tener un mito de origen tan fuerte como Batman sirve para esculpir sobre él. Pero, como ya hemos visto en varias oportunidades, esto tampoco es garantía de calidad. Lo que hacen con La momia es un despropósito. Es muy interesante comparar el comienzo con el de Iron Man - El hombre de hierro, allá por el lejano 2008, que de alguna manera fue la película que empezó todo. Mientras que Iron Man empezaba in medias res, con Tony Stark (Robert Downey, Jr.) atravesando una ruta polvorienta en Afghanistan y siendo atacado por un grupo terrorista, el comienzo de La momia tiene un largo flashback en el que el personaje de Russell Crowe narra la historia de la princesa Ahmanet (Sofia Boutella). Es un comienzo trabajoso, carente de encanto, que nos quiere meter este nuevo universo de prepo. Iron Man era una película en sí misma y las conexiones con las otras películas de la franquicia vinieron después, o estaban ahí como un dato de color. La momia nos tira por la cabeza toda la mitología sin atraparnos antes, nos quiere coger antes de darnos un beso. Pero ese no es el único problema. La momia se mira también en el espejo de Iron Man en el humor. En principio, es un intento loable. No tomarse en serio es fundamental y es algo que ya entendió DC, que en Mujer maravilla apela con bastante efectividad al humor. El problema es que en La momia hay falta de timing para el humor. No es solo que los gags sean malos, cosa que en un punto es opinable y puede no ser tan grave porque no estamos ante los Monty Python, sino que están donde no tienen que estar y son dichos por la persona incorrecta. No puede haber un chiste cuando nos tenemos que asustar, no puede haber un zombie gracioso, a menos que hagamos Muertos de risa. Acá el humor recae en Jake Johnson, el socio de Tom Cruise, y como comic relief es horrible. Más allá de algunas secuencias que al comienzo de la película permitían ilusionarnos (el accidente en el avión no está mal), La momia no funciona en ninguna de sus vertientes. No hace reír, no asusta (¿una momia interpretada por Sofia Boutella que parece salida de una playa de Punta del Este antes que de una tumba egipcia?) y no nos hace interesarnos en lo que vendrá: el personaje de Russell Crowe, que pinta para ser el Nick Fury de este universo, es irritante y estúpido. Cuando se anunció el Dark Universe me entusiasmé. La presencia de Tom Cruise y del guionista Christopher McQuarrie (que habían hecho buena dupla en Jack Reacher y Misión Imposible: Nación secreta) parecían garantía de que la cosa iría por buen camino. El resultado es catastrófico y parece difícil que pueda levantar con la próxima entrega, que para colmo será remake de la mejor de las originales: La novia de Frankenstein, con Javier Bardem en el papel del monstruo y la dirección de Bill Condon (La bella y la bestia). Lo bueno es que será recién en 2019 y quizás ya nos hayamos olvidado de este primer paso en falso.
De Momias, Monstruos y otras yerbas La nueva película de la momia se erige como la punta de lanza de una franquicia que busca resucitar (nunca mejor usada la palabra) a un grupo de monstruos clásicos del estudio Universal, entre los que se encuentran, por ejemplo, Frankenstein y el Hombre Invisible. Lamentablemente, este gigantesco mascarón de proa (casi tan prominente como la mandíbula cuadrada de su protagonista, Tom Cruise) naufraga en un mar de inconsistencias argumentales, narrativas y la ausencia de un eje claro que guíe la historia a buen puerto. En términos generales, la historia de base se asemeja bastante a sus predecesoras de la década pasada: la princesa Ahmanet (Sofía Boutella) -única hija del faraón egipcio- hace un pacto con Seth, Dios de la muerte, cuando se entera de que su padre tendría un nuevo heredero varón. Luego de degollar a toda la familia real para recuperar el poder (¿necesitaba vender su alma para agarrar una daga y abrir 3 cogotes?) Ahmanet es capturada y momificada ¡en vida! (fuck logic), antes de que pudiera completar el ritual y así sellar el pacto con la deidad tanática (que incluía el sacrificio de un “elegido” para que Seth pudiera volver a la vida). En fin, todo muy normal… 5.000 años después nos encontramos con Nick Morton (Tom Cruise), un militar ambicioso y sin moral que se dedica al saqueo de tumbas y a la venta clandestina de antigüedades de gran valor histórico y arqueológico. Durante una operación militar en Irak, Morton da con la tumba de Ahmanet y la libera, junto con otro militar y la arqueóloga Jenny Halsey (que justo pasaba por ahí). El problema es que Nick pronto se percata de que, al liberarla, se ha convertido en el nuevo elegido de Ahmanet para consumar la maldición, por lo que deberá escapar a toda costa de la poderosa momia y su creciente ejército de zombies resucitados. Hasta acá (aún con todas las objeciones que podrías hacerles a las escenas) todo bien. Es más o menos lo que vinimos a buscar. El problema viene después… La película abandona la historia principal para introducirnos a “Prodigium”, una organización secreta milenaria cuyo objetivo es rastrear, estudiar y aniquilar el mal en todas sus formas y envases. Su líder es el Dr. Henry Jekyll (con un Russell Crowe un tanto grotesco), y dicha organización cumplirá un rol clave en la saga, ya que oficiará de hilo conductor con el resto de las películas de la franquicia. El problema es que, en su afán por sentar las bases para lo que vendrá, La Momia aparta completamente a su momia protagónica (valga la redundancia y el juego de palabras). Ahmanet pasa a ocupar un lugar bastante marginal en la historia, y termina siendo una mera anécdota en una trama más amplia que se extenderá a lo largo de varias entregas. Como producto de esto, no sabemos muy bien qué es lo que quiere en el presente: ¿para qué quiere consumar la profecía? ¿para recuperar el poder? ¿para conquistar el mundo? Esas preguntas quedan flotando a lo largo del filme y no encuentran una respuesta demasiado coherente. Para colmo, el director Alex Kurtzman (guionista de La Isla, Misión Imposible III y Transformers, entre otros) decide introducir en el medio un triángulo amoroso entre Nick, Ahmanet y Jenny tremendamente forzado e inverosímil que no aporta nada a la trama. Tampoco funciona el arco que atraviesa el personaje de Nick, que pasa de ser un desalmado inescrupuloso a un tipo honrado que se sacrifica por los demás sin demasiado preámbulo ni explicación. Tom Cruise tiene un papel sobrio (como siempre) pero no logra salvar a un filme que no convence ni cuando intenta ser gracioso. En este sentido, carece de la frescura y el espíritu aventurero del que gozaba La Momia de Brendan Fraser, una película quizás más simplona e inocente, pero justamente por ello más entretenida. La Momia 2017 es un filme que por tratar de sumar a una saga global se olvida de su propia potencia y coherencia interna. Habría que recordarle a los productores de Hollywood que para lograr un todo armonioso, las partes deberían tener una solvencia autónoma. De otro modo, estamos en el terreno de las fórmulas inertes, en donde las cosas suceden “porque sí” o “porque tienen que pasar” para poder llegar de un punto a otro. El cine no se trata del “qué”, se trata del “cómo”; es decir, cómo contamos una historia que nos conmueva y nos movilice durante el tiempo que dura la proyección. Esperemos que las próximas entregas de este universo cambien el rumbo. Por Juan Ventura
"Bienvenido a un nuevo mundo de Dioses y Monstruos", esta es la carta de presentación que Dr. Jeckyll (Russell Crowe) le ofrece a Nick Morton (Tom Cruise) en The Mummy (La Momia), la primera película de la nueva línea Dark Universe (monstruos clásicos revitalizados) de Universal. Alex Kurtzman -Transformers, Cowboys & Aliens- nos presenta una película que revitaliza el deseo de presenciar a los monstruos clásicos de una forma precisa sin vueltas de rosca y dándole un enfoque que sin dudas, es controversial. Desde los tiempos de Boris Carloff hasta Arnold Vosloo invocando tormentas de arena contra Brendan Fraser, la momia es un personaje místico que representa una amenaza absoluta hacia toda alma que se cruza con su maldición. Hay que destacar el trabajo realizado de Tom Cruise. Absolutamente profesional y entregado en cada proyecto que realiza, el actor de 54 años -increíble pero cierto - se siente erróneamente casteado en su papel, el staff de casting podría haber elegido cualquier otro actor, 20 años más joven que podría haber cumplido sin dificultad alguna el rol de Cruise... PERO, y sin dudas es un gran pero, si el film tiene alguna chance de generar éxito el gran responsable de ese objetivo es, sin dudas: Tom "mi nombre es éxito" Cruise. Las cosas podrían haber resultado muchísimo mejor con el uso de otro guión que refleje más tragedia, horror y perdición. Una película que con ser vista una vez, es suficiente. En esta nueva etapa de resurgimiento del horror nos encontramos con una momia sexy que recurre al método de ex-novia psicótica para atraer al personaje de Tom Cruise hacia un destino que al fin del trayecto, no está nada mal. Esto no es culpa de la hermosa Sofia Boutella, que con sus dotes de danza mezclado con actuación manifesta una momia correcta para lo que la película quiere presentar. Ahora bien, esta nueva momia resulta demasiado sexy y cuando esos 107 minutos terminan uno se va a preguntar, ¿Por qué Tom Cruise se resistió tanto a esto?. Sacrificando el horror por la acción, el inicio del Dark Universe de Universal vuelca atención absoluta en las escenas con contenido desenfrenado. Un accidente de avión, persecuciones en coche y a pie, escape de monstruos bajo el agua son un par de ejemplos que el nuevo vehículo de Tom Cruise ofrece al público; Todo esto, toda escena de acción descontrolada e implacable que se ve en el film resulta adecuada por el simple hecho que el proyecto ofrece lo que promete: pochoclear y despejarse la cabeza, clásico en las películas de Cruise. Con un guión flojo por donde se lo mire, cuesta tomarse la película como una “revolución” nueva del horror. La acción es buena pero en este caso el sentido de misterio por descubrir la tragedia se suplanta por un espacio de superficialidad absoluta. Estamos viendo acción, estamos viendo pequeñas dosis de horror pero todo esto se siente vacío y sin impacto, tenemos un ligero guiño a American Werewolf in London pero no logra alcanzar el mínimo pico de genialidad que las escenas homenajeadas del film de Landis transmitían; ni la gran presencia de Crowe como un nexo a futuros proyectos ayuda a rescatar de la ineficiencia del film para lograr un futuro "gran" interés en otro proyecto de este "mundo de Dioses y monstruos".
EL MONSTRUO MÁS ABURRIDO DE LA HISTORIA Subidos a la propuesta de seguir buscando dar nueva forma a materiales viejos, los ejecutivos de Universal no quisieron ser menos que los de Marvel y comenzaron con La Momia una serie de películas unificadas bajo el concepto de “Dark Universe” donde veremos desfilar a clásicos personajes tales como La novia de Frankestein (2019), El hombre invisible (a quien dará vida Johnny Deep), Drácula y otros tantos más, a los cuales les deseamos que corran con mejor suerte que la película que nos convoca hoy. La primera de las muchas fallas con las que nos encontramos es que su argumento trata sobre monstruos y dioses, mientras que se promociona como una película de acción y terror. Los momentos para saltar de la butaca nunca se hacen presentes y aquellos donde debe predominar la aventura y el interés por la narrativa brillan por su ausencia. Los dioses sí se hacen presentes, eso es imposible negar, pero como si se considerara al público un zombie más de los que aparecen en pantalla, a cada rato los personajes ponen en palabras todo lo que sucedió y sucede, por lo que el director se encarga de que sepamos todo lo que va a pasar dejándonos sin ese plus extra del factor sorpresa. Como todo film de acción que tiene a Tom Cruise al frente (más Dorian Gray que nunca), el peso argumental cae sobre él. Lamentablemente tanto en los momentos de comedia tonta, como en los que se le exige una actuación más o menos verosímil, el actor fracasa una y otra vez. Eso sí, cada vez corre mejor, es complicado recordar alguna de las últimas películas del ícono de Misión Imposible donde no lo veamos correr, en este caso lo hace sin saber para qué ni por qué. Aquí Cruise interpreta a Nick, un soldado de dudosos valores quien junto a su inseparable compañero Vail (Jake Johnson) se dedican a saquear tesoros, joyas o cualquier elemento que refiera algún tipo de valor para vender en el mercado negro. Su suerte cambia cuando en una expedición en Irak liberan, sin saberlo, una terrible maldición sobre ellos, dando vida a la princesa Ahmanet (Sofía Boutella, lo más digno de la película), quien fue momificada y enterrada viva en una antigua tumba egipcia por haber asesinado a toda su familia, luego de hacer un pacto con el Dios de la muerte, Seth, para alzarse con todo el poder. Desde allí hasta el final, Nick se la pasará huyendo (corriendo) de la princesa, quien lo considera su elegido por haberla liberado. En el medio de esta maratón de excesos de arena computarizada y extraños zombies del antiguo Egipto, entra en escena el personaje del Dr. Henry Jekyll (Russell Crowe) como una justificación para las películas que vendrán, ya que bajo su organización Prodigium, coincidirán todas las bestias mencionadas anteriormente. El doctor, famoso por su dualidad entre el bien y el mal, parece ser una excusa en la historia y es imposible no mencionar lo bochornosa que es la interpretación de Crowe cuando se convierte en Hyde. Quien lleva la contraparte de índole romántica es la egiptóloga Jenny Halsey (Annabelle Wallis), la cual parece estar igual de muerta que los zombies que la persiguen. Su actuación junto a un guión demasiado previsible y carente de interés, son los puntos más bajos de esta nueva versión de La Momia, una película de terror que no asusta, una película de acción que no entretiene. Un primer paso en falso para la gente de Universal, que deberá trabajar mucho para redimirse en la próxima entrega de este “lado oscuro”, que solo se acerca a un tibio grisáceo híbrido. Por María Paula Putrueli @mary_putrueli
Enterrado La momia supone el inicio de una saga en la que Universal y su “Dark Universe” resucitan a los monstruos clásicos para insertarlos en el siglo XXI con el objetivo de crear una franquicia interconectada al estilo del Universo Marvel. El problema es que, lo que en principio parecía una propuesta interesante, no funciona por sí misma y menos como una base sólida para las películas que le seguirán. El comienzo de esta primera entrega encuentra a Tom Cruise en Irak junto a su compañero (Jake Johsonson). La dupla de soldados/ladrones de antigüedades se topa accidentalmente con la tumba de Ahmanet (Sofía Boutella), una princesa egipcia que hizo un pacto con el Dios de la Muerte y que, luego de haber sido enterrada viva y borrada de la historia por los crímenes que cometió, despierta para concluir el ritual bajo la forma de una muerta viviente sexy que roba vidas a través de besos. Los primeros minutos anuncian el resultado catastrófico: la historia de esta princesa contada en un interminable flashback que carece de cualquier tipo de encanto (como si se tratara de un trámite obligatorio en vez de un mecanismo para generar interés), la falta de timing humorístico entre Cruise y Jonhnson, y la anodina Annabelle Wallis, cuyo personaje no tiene un objetivo propio y que solo está ahí para hacer de comodín cuando la narración lo disponga. Si bien hay momentos en los que la película cobra fuerza, como en la escena del avión y en alguna con Russell Crowe (que parece divertirse y se nota, aunque su personaje nunca se desarrolla), el impulso prometido queda rápidamente enterrado bajo una sucesión de secuencias desarticuladas, carentes de alma y montadas de forma muy atolondrada en medio de una trama zombie inconsistente y arbitraria con arañas, ratas, y pájaros digitales poco convincentes en la que suceden cosas que no se terminan de entender. El guion escrito a seis manos hace agua por todos lados, pero eso no sería tan problemático si la película pudiera al menos construir un monstruo sólido o contar una situación de forma atractiva. Kurtzman no sabe aprovechar la presencia de un actor como Tom Cruise, que con su mera aparición suele hacernos creer cualquier cosa por más inverosímil que sea, y desperdicia el talento de Christopher McQuarrie, coguionista y director de las maravillosas Jack Reacher y Misión Imposible: Nación secreta. La momia tenía todo para cobrar vida y dar inicio a grandes aventuras, pero sus partes mal ensambladas terminaron convirtiéndola en un Frankenstein diseñado exclusivamente para vender entradas sin rastros de humanidad ni de cine.
Desde lo más profundo de las arenas egipcias llega esta nueva versión de un clásico del horror En la actual Irak, un grupo de exploradores descubren un sarcófago en cuyo interior descansa la momia de una antigua princesa egipcia maldita. Cuando la reliquia es llevada a Londres, el caos y el terror se apoderan de la capital Inglesa. El mal ha despertado, y una antigua maldición se ejecuta. Solo una logia comandada por el doctor Henry Jekyll dedicada a erradicar la maldad sobre la Tierra podrá detener la furia de los faraones. La Momia, dirigida por Alex Kurtzman, da inicio a una nueva saga de los estudios Universal. Una serie que recorrerá los mitos de los monstruos clásicos, reversionados para el disfrute de las nuevas generaciones. En ese sentido, este primer filme, cumple con creces, al traer a la pantalla la historia de La Momia aggiornada a la actualidad. Ni la palidez de Boris Karloff, ni el andar amenazante de Christopher Lee, el monstruo en esta cinta, tiene las curvas y la belleza peligrosa de Sofia Butella. Aquí, el primer acierto: darle el papel de la criatura a una actriz, y poner del lado de la víctima al héroe de acción (un siempre correcto y carismático Tom Cruise). Además de los parajes arqueológicos típicos, gran parte de la historia se desarrolla en un laboratorio subterráneo en donde se mueve Russell Crowe como el Dr. Jekyll (y por supuesto su alter ego Hyde) Está claro que su papel, se inspira en Nick Fury de la saga The Avengers, como también que se busca presentar una Liga de la Justicia oscura en donde las criaturas tomen el lugar de los superhéroes. Las reuniones de monstruos no es algo nuevo, Universal ya lo había hecho en los cuarenta, pero aquí se busca un lado épico, que sin dudas intentará captar al público familiar. Eso no quiere decir que en este largometraje falten momentos de horror, de hecho los hay y en cantidad, pero fusionados con secuencias de aventuras al estilo Indiana Jones, y otras de acción que remiten a Misión: Imposible (una escena en un avión a pique parece salida de esa saga). Acorde a los tiempos que corren, en donde los zombies son "los reyes del género" el filme no se priva de regalar un ejército de caminantes no-muertos que interactúan con Cruise en algunos de los momentos más divertidos del metraje. La criatura principal, presenta un diseño muy original, no es la típica momia plagada de vendas, pero aun así, mantiene la estética egipcia sin perder una gota de sensualidad ni ferocidad. La Momia, es un entretenimiento muy cuidado, bien elaborado desde la estética y los efectos, concebido para el disfrute del público ATP que augura buenas continuaciones y un bienvenido regreso de las criaturas más populares del horror gótico.
La nueva superproducción protagonizada por Tom Cruise, una remake del clásico filme de terror del estudio Universal que funciona como el inicio de una nueva saga de películas de “monstruos”, arranca como un buen filme de aventuras pero luego se deja llevar por los efectos especiales. Entretenida y con momentos disfrutables, pero menor. Hay algo que, a pesar de pertenecer a la “comunidad crítica cinematográfica”, no deja de sorprenderme en cuanto a su accionar. A nuestro accionar, digamos. Y me refiero al consenso que se genera respecto a ciertos productos, llamémoslos, de la industria. En lo relacionado al cine de autor –o cine de festivales– existen consensos más o menos parecidos, pero esa es otra historia. Acá me refiero a los grandes tanques de taquilla. Desde que se dieron a conocer las primeras críticas de LA MOMIA quedó claro que los colegas norteamericanos la declararon un desastre. La peor película de Tom Cruise, de una franquicia, del año, de la historia. Con tal de generar más clics en sus sitios la película debía ser “lo peor” de algo, de lo que sea. Algo similar sucedió con BATMAN VS. SUPERMAN o ESCUADRON SUICIDA. Esa necesidad de llevar las cosas al extremo me resulta intrigante, hasta sospechosa. No hablo –como los fans de DC Comics– que los críticos “trabajen” para Marvel (o Disney) y se pongan en contra de todos sus potenciales rivales en el rubro superproducción. Me refiero, más bien, a la necesidad de ir de lleno contra (o a favor de) algo por motivos extracinematográficos. Y creo que en este caso el que la liga es Tom Cruise. No vi LA MUJER MARAVILLA aún pero estoy seguro que buena parte de las excelentes críticas que tuvo están relacionadas al más que respetable deseo de que haya más directoras mujeres y más protagonistas femeninas en el cine industrial. Esto no quiere decir que no pueda ser una gran película (insisto, no la vi), pero esa “buena voluntad” esta expresada en las críticas. Con LA MOMIA, tengo la impresión, sucede lo contrario. Por motivos extra-cinematográficos (se sabe, el temita de la Cientología, entre otros), Cruise no es un tipo demasiado querido ni respetado en ciertos ámbitos de Hollywood, y con sus películas sucede un poco lo contrario: se las suele ver casi deseando que sean malas o, al menos, flojas. Hacer leña de un árbol a medio caer para terminar destrozándolo. ¿Quiero decir con esto que LA MOMIA es una obra maestra incomprendida? No, para nada. Es, en el mejor de los casos, un exponente más del modelo de superproducciones de esta década en la cual una historia potencialmente rica en matices (como quedó demostrado en sus encarnaciones anteriores) es consumida por teams de efectos especiales que, en su última mitad, empiezan a mostrar lo suyo y se olvidan de que se estaba construyendo una trama más o menos interesante acerca de la llegada a Londres de una peligrosa princesa egipcia que fue momificada viva y escondida bajo tierra y que, en medio de un bombadeo en la guerra de Irak, es descubierta. Ese descubrimiento, obviamente, terminará en caos. Hay muchas puntas ricas para el análisis en esa primera parte del filme. Cruise encarna a Nick, un hombre de pocos escrúpulos que roba y vende objetos antiguos antes que una organización tipo ISIS los destruya para siempre. Y cuando aparece este hallazgo lo primero que piensa es sacar provecho económico con él. Pero la momia es mucho más que una artesania egipcia y la situación lo excede. A él lo acompaña otro buscador de objetos (Jake Johnson) y una arqueóloga (Annabelle Wallis), que sí entiende la importancia histórica del hallazgo. Pero cuando todo parece encaminarse hacia una aventura que, al menos en espíritu, remede a las de Indiana Jones, el truco dramático del filme es que Nick es poseido de algún modo por el espíritu de la princesa Ahmanet (la bella Sofia Boutella) y durante el resto de la trama debe lidiar con esa situación: dejarse llevar por los deseos maléficos de ella, los pragmáticos de él o tratar de ayudar a detener a esta mujer liberada de su tumba y furiosa. En el medio su relación con la arqueóloga se intensificará y eso tornará aún más complicada su situación. Y además está Russell Crowe, pero como ni la película sabe bien qué hacer con él, tampoco tiene mucho sentido spoilear su rol. Es poco lo que vemos de él aquí, pero uno imagina que en los planes a largo plazo del estudio Universal de construir un “universo/franquicia” con sus clásicos monstruos tendrá un peso más importante luego. Y no solo en el sentido literal… La película de Alex Kurtzman tiene un par de intensas y bien logradas escenas de acción (una, al principio, en Irak; la otra, una persecución bajo el agua) pero en su segunda parte se deja dominar por efectos, explosiones, bichos de todo tipo y una narrativa que no se decide bien para donde ir. ¿Es una película de Tom Cruise o una en la que solo juega un rol más entre varios? ¿Tiene sentido meter a una estrella de su calibre en una franquicia sobre criaturas de terror o eso la vuelve una contradicción en sí misma? Es cierto que Tom no está en su mejor registro. Se lo ve forzado en las partes cómicas que normalmente maneja con facilidad y si hay algo que usualmente hace funcionar a sus películas es la convicción de sus personajes, convicción que acá se esfuma. Un Cruise que duda no es el mejor Cruise posible. Sí, LA MOMIA es una película que arranca bien y termina bastante mal, que promete más de lo que cumple y que será olvidada dentro de la carrera del actor. Y las cifras de taquilla determinarán si esto cierra de un portazo el Dark Universe que planea el estudio o no. Ahora, ¿es la peor película de la carrera de Cruise? No, para nada. ¿Es un bodriazo peor que gran parte de las superproducciones que se estrenan semana a semana? Tampoco (y dura media hora menos). Es una más de todas ellas, lo cual torna extraño que se la castigue tan severamente, cuando tanta otra secuela recibe una palmadita en la espalda. No creo que sea justo. De hecho, tengo la impresión que –así como sucede con Adam Sandler, otra víctima perpetua de la crítica estadounidense– hay cierto placer en alguna parte de la crítica en destrozarlo, en transformar cualquier cosa mediocre o más o menos fallida que Cruise haga en algo impresentable. Y LA MOMIA no lo es. Es tan solo una superproducción discreta y menor, con algunos momentos disfrutables.
***ALERTA DE SPOILERS: SI PESE A TODO LO QUE SE VIENE LEYENDO ACERCA DE LO MALA QUE ES ESTA PELÍCULA, SEGUÍS CON GANAS DE VERLA EN CINE, CONVIENE ENTONCES QUE DEJES DE LEER A PARTIR DE ÉSTE PUNTO*** 5) Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Universal ha creado una nueva franquicia, al estilo Marvel, a la que ha denominado "Dark Universe". En ella pretende dar vida a los monstruos que fueron éxito hace poco menos de un siglo. La primera entrega de la serie, resultó ser éste despropósito. Y por lo visto Dr. Jekyll será el hilo conductor de la organización que pretende acabar con el mal en la tierra. Bien. Aún dejando de lado que Robert Louis Stevenson debe estar revolcándose en su tumba, esto es lisa y llanamente estúpido. ¿Por qué poner al mando de una organización que pretende acabar con el mal, a una persona que debe inyectarse cada 10 minutos una droga, de una manera innecesariamente complicada para no volverse él mismo un monstruo maligno? ¿Por qué no simplemente delegarle la tarea a otro? ¿ O al menos implementar un método más fácil para consumir la droga? Tecnología evidentemente no falta. 4) Romance forzado El romance entre Nick y Jenny es forzado y poco creíble, y la película misma depende en gran medida del mismo. Es la razón por la que él descubre que puede caer desde miles de metros, en un avión en llamas y sobrevivir sin un rasguño, y también la razón por la que él decide morir para revivirla a ella, entre otras cosas. 3)La daga... Veamos... La princesa-momia le quiere clavar la daga en el corazón a Nick, con la intención de matarlo y que así Seth encarne en él. Pero él usa sus habilidades de ladrón para robársela. Entonces le dice que se la va a clavar él mismo. Ella le pide que no (¿por qué?) pero en vez de usar el control mental, o usar su velocidad y fuerza infinita para sacársela, lo mira como si nada. Él luego se clava la daga, y el resultado es exactamente el mismo que si lo hubiera hecho ella. ¿Entonces? ¿Para qué tanta vuelta? 2) Homenaje al Batman de los 60. "¡Te vamos a matar!! Pero de una forma increíblemente ineficiente, cara, rebuscada y lenta, para que tengas tiempo de huir." Parece que fuera lo que decidió el Dr. Jekyll como destino para la princesa malvada. Sin embargo, no termina ahí. Se ve que la princesa es bien agradecida, y en vez de usar sus poderes descomunales, como cuando hace caer un avión en el lugar exacto que quería, o para reventar una ciudad completa, de repente se pone delicada, y decide caminar tranquilamente hacia su presa y enviar a un grupo de zombies, que se pulverizan al primer golpe. ¡BAM! ¡KAPOW! ¡SOCK! 1) La historia no cierra La momia es una mujer a la que casualmente los poquitos arapos que todavía la envuelven le cubren sus partes intimas, dejando ver todo el resto. Su misión es conseguir a un hombre para que Seth pueda venir al mundo en un cuerpo humano. ¿Cuál era la gracia de hacer que la momia fuera mujer, si su único propósito era perseguir a un hombre durante toda la película? ¿Por qué Seth no encarnó en ella y listo? O en todo caso, ¿por qué no hizo el mismo pacto con un hombre y se ahorraba esta complicación?. "Yo seré tu reina" le dice... Que sepamos, ni Cleopatra necesitó de un hombre para poder reinar el antiguo Egipto, ni este argumento es demasiado políticamente correcto en el siglo XXI.
Un entretenimiento con muchos altibajos debido a una historia no muy bien elaborada.El personaje de Tom Cruise es bastante insípido y nada carismático, por lo que el actor poco puede hacer como para que...
Estamos acostumbrados ya al Hollywood industrial. Desde siempre en realidad porque está claro que no tiene par en ningún lugar del mundo. Conocen muy bien el negocio desde la conformación de una persona en estrella mundial a la construcción de las grandes producciones que luego usan como estandartes icónicos de un tiempo. Es decir, no hay marketing como el de la industria yanqui. Si no hay ideas nuevas hay que reciclar las antiguas. Las muy antiguas si es posible porque los derechos intelectuales están regalados. En la puerta de este nuevo siglo los asesores aprendieron muy bien la idea de los nuevos universos, y de como éstas pueden retroalimentarse sin necesidad de ir en busca del público. Marvel, DC Comics, “El señor de los anillos”, “Star Trek” y ni hablar de “Star Wars”. ¿Y por qué hablamos de estos gigantes si lo que se estrenó es “La momia”? Simple: ahora se les ocurrió armar una nueva legión que va a juntar a varios de los personajes fantásticos que otrora eran de la propia Universal Studios. Es cierto que andaban juntando polvo en las estanterías de algún sótano, pero la idea de juntarlos a todos como si fuesen La Liga de la Justicia parece como mínimo forzada. Los antecedentes inmediatos de este híbrido son “La liga extraordinaria” (Stephen Norrington, 2003) que juntaba en un mismo guión improbabilidades como Tom Sawyer con el Capitán Nemo y Allan Quatermain. La otra es “Van Helsing” (Stephen Sommers, 2004), en la cual nacía esta idea de ahora, pero en una sola película con Drácula, el monstruo de Frankenstein, El hombre lobo y el personaje del título. Y no estaba nada mal aquella, por su nivel de autoconciencia. Adivine qué estudio la produjo. Al término de “La momia” quedan varias preguntas coyunturales porque claramente la versión de 1999 con Brendan Fraser era muy superior en todo, incluida la taquilla. Tanto fue así que aquella disparó dos secuelas más. Era claro el mensaje: estos personajes que ya no asustan a nadie, si son llevados por el lado de la aventura a lo Indiana Jones, funcionan, y funcionan muy bien. Con todos estos antecedentes: ¿Por qué no fueron por ese camino? ¿Por qué Tom Cruise? ¿Cuál es el aporte con que la momia sea mujer? Estas preguntas no surgirían si fuese entretenida, pero la realización integral del casi debutante Alex Kurtzman solemniza demasiado un guión que pide a gritos más humor. Ese factor que bien dosificado no impide ni el vértigo, ni la tensión, ni el suspenso. No hay dudas sobre lo tecnológico. En ese sentido mucho de este estreno tiene con qué deslumbrar al espectador, que seguramente encontrará su ideal en un público más adolescente que nostálgico. El argumento es conocido: por circunstancias fortuitas (esta vez amparadas en el contexto de una operación militar a 1600 kilómetros de Egipto), Nick Morton (Tom Cruise) encuentra la tumba–prisión de Ahmanet (Sofia Boutella), cuyo espíritu calza una maldición en Nick que lo va a tener simbióticamente relacionado con ella que, por supuesto, intenta volver a la vida para hacer mucho mal. En estos dos personajes recae la estructura dramática de toda esta producción, lo mismo que ocurría con Lon Chaney Jr. Boris Karloff, Bela Lugosi o Edward Van Sloan en las piezas clásicas. El carisma de Tom Cruise no termina de funcionar aquí, pero tampoco ocurre con la química entre Sofía Boutella y, llamativamente, mucho menos con Annabelle Wallis, que en definitiva es donde se insinúa la historia de amor que apoya el guión. Sí es interesante la presencia del Dr. Jeckyll, que en la solidez de Russell Crowe encuentra una forma de balancear la escasa dirección de actores. Evidentemente habrá que ver si la franquicia encuentra progresión hacia rumbos más amables, mientras tanto queda la anécdota de una aventura solemne.
El peligro de revivir un pasado siniestro En "La Momia" una antigua princesa se despierta en la época actual, trayendo consigo una maldición que ha crecido hasta límites insospechados con el paso de miles de años. La fórmula es buena, el terror, aunque a cuentagotas, es eficaz y funciona al 100% como entretenimiento. "La muerte es sólo una puerta, y el pasado no puede ser enterrado por siempre". Con esas ínfulas de perpetuidad como factor del miedo, larga "La momia", pero que no es remake de la ya conocida historia, sino que la monstruosidad del muerto que revive miles de años después debido a una maldición es el punto de partida de una nueva saga de filmes de acción, ciencia ficción y una pizca de terror. En busca de algún tesoro que vender en el mercado negro, y con un plano robado a la arqueóloga Jenny Halsey (Anabelle Wallis), el militar/mercenario Nick Morton (Tom Cruise) llega junto a su amigo Chris (Jake Johnson) a una ciudad del Golfo atestada de terroristas. Como no son bien recibidos, piden refuerzos aéreos y, gracias a un misil que abre un hoyo en la tierra, se encuentran con una vieja tumba llena de tesoros. El problema es que el sepultado no es un faraón, sino una princesa que fue momificada viva y sobre la que aún recae una maldición. En el antiguo Egipto, Ahmanet (Sofía Boutella) era la heredera de un poderoso reino, pero cuando su padre tuvo un hijo varón, todo su poder le fue arrebatado. Por ello hizo un pacto con el Dios de la Muerte, que no pudo ser completado. Miles de años después, fuera de su prisión bajo tierra, está lista para continuar con su oscura alianza. Altas y bajas Lo bueno de la premisa y el desarrollo en este filme de 110 minutos (agradecidamente corto en comparación con otras producciones del género) se opaca con la presentación de todo el universo que se quiere introducir. Es que "La momia" es la primera parte de una saga de "monstruos", en la que aparece como personaje secundario el Dr. Jekill (Russell Crowe) para explicar la existencia de una asociación que negocia "quitando" los males y demonios de nuestro mundo. En este sentido, todo es una acumulación de información y efectos especiales, que, por el lado positivo, impactan directamente en el ritmo de la historia, aunque de esta manera empachan al espectador, en algunos casos con subtramas innecesarias. Tom Cruise es el héroe de dudosa reputación enamorándose de la bella chica con la que comparte pantalla y haciendo (o sólo intentando) reír junto al secuaz de turno. Es decir, como en casi todos los filmes de Cruise. Sin embargo, la fórmula es buena, el terror, aunque a cuentagotas, es eficaz y funciona al 100% como entretenimiento. Veremos cómo sigue esta congregación de monstruos y leyendas del cine. Por ahora, el resultado es positivo, aunque estuvo correcto arrancar con la momia pues otra bestia se hubiese comido la película y sería difícil remontarlo en una secuela. De todas formas, antes de comenzar con el rodaje, la producción debería haber leído el metamensaje que expresa lo peligroso que es revivir el pasado. Esperemos que lo tengan en cuenta en los largometrajes de la franquicia por venir.
El segundo film del más reconocido como guionista y productor Alex Kurtzman entretiene, aunque queda a mitad de camino entre lo que es y lo que pudo ser. Su pertenencia a algo más grande se hace notar. El cine de terror tiene incontables variables y formas, y entre ellas se encuentra la de los monstruos clásicos. Personajes salidos de alguna mitología, de leyendas, o de la literatura universal que, casualmente, perdieron sus derechos de autor, por eso suelen ser carne de cañón para que se haga lo que quiera con ellos, desde comedias a films pornos. No hace falta mucha presentación cuando hablamos de “Los Monstruos de la Universal”, el gigante de Hollywood hizo sus primeros éxitos en base a ellos, y sus imágenes se convirtieron en iconografía popular. Pero las décadas pasaron, el mercado cambió, y siempre se tuvo la idea de resurgirlos, con varios intentos infructuosos, películas exitosas (y otras que no), pero que nunca pasaron del “primer monstruo”, y el proyecto siempre postergado de volver en cantidad. Todo esto para decir que esta nueva versión de La Momia (con la trilogía de Brendan Fraser y Cia. ¿Aún fresca?) se presenta como una suerte de primer capítulo de algo llamado Dark Universe, y que intentará enlazar la historia de varios de los monstruos conocidos dentro de un mismo universo cinematográfico; algo que, en el recorrido del film, afecta, positiva y negativamente. Si uno mira lapublicidad alrededor de La Momia pareciera haber algo tan o más importante que la momia en sí misma; sí, el protagónico del mega astro inoxidable Tom Cruise, en la piel de Nick Morton, soldado encargado de la inspección de territorio, que junto a su colega y amigo Chris Vail (Jake Johnson) realizan otro tipo de actividades cuasi paralelas. Ambos son dos bribones, descarados, que aprovechan esos territorios inexplorados para hurtarse objetos que eventualmente pueden ser de valor en el mercado negro. Así la cosa, ambos se encuentran dónde sino… en Irak, antiguamente Mesopotamia, cuna de la civilización. En medio de la guerra – presentada de un modo descarado y con bajada de línea directa incluida – ellos hacen un descubrimiento, lo que parece ser una tumba gigante, y serán enviados a explorarla junto a la Dra. Jenny Halsen (Annabelle Wallis). Por supuesto, harán todo mal, Nick desencadena el mecanismo incorrecto, y encima se llevan una daga. Mientras tanto, en Inglaterra, otra tumba, esta vez de los templarios durante las Cruzadas, es hallada, y en ella, encuentran una piedra preciosa. En el lugar se hará presente la otra arista fundamental de esta historia, el Dr. Henry Jekyll en la piel de Russel Crowe, con intenciones no del todo claras. Ambas historias no tardarán en unirse y la maldición de la momia de la princesa Ahmanet (Himhotep, te extrañamos) interpretada por la argelina Sofía Boutella se desatará más tarde que temprano. Sí, el guion escrito a doce manos por David Koepp,Christopher McQuarrie, Dylan Kussman, Jon Spaihts , Jenny Lumet, y el propio Kurtzman, se toma su tiempo para introducir la historia, para presentarnos al monstruo. Algo similar a lo que hacían los films clásicos que se basaban en generar expectativa sobre el horror que podíamos enfrentar. Claro, esta vez no es tan así, a la momia la pudimos ver en todos lados, en los afiches y posters y en cuanto promoción se les ocurra. No se intenta generar expectativa con el monstruo, sino entregarle el film a Cruise y todo lo que esperamos de un film de él. La Momia es varias cosas a la vez; un film de terror (que no genera miedo pero ni lo intenta, y tampoco esperábamos que lo haga); una aventura bombástica que no se detiene casi nunca; un film de acción que nos hace recordar a la actual saga super exitosa del actor Misión:Imposible; y una suerte de esquema de film de superhéroes como lo son en la actualidad, en la que constantemente se tiran líneas y detalles sobre lo que vendrá, y se intenta presentar a un personaje normal muy carismático que se enfrentará al desafío de tener algo desconocido en su cuerpo, además de un reclutador l que será imposible no relacionar con el Nick Fury de Samuel L. Jackson. La Momia no es un film perfecto, está lejos de serlo, abusa de la comedia que hasta se permite más de una vez cortar el clima, recurre a clichés viejos para generar impacto, y tiene baches tanto en el guion como en la estructura de los personajes; pero entretiene todo el tiempo, y aunque se entiende todo, es tan liviana y ágil que no nos importa tanto las cosas que no cierran. El carisma abunda, Tom Cruise, se sabe, es el arma que mejor utiliza, y no defrauda, su personaje cambia de nombre, pero no de actitud, aunque puede que aquí esté más relajado que en la saga mencionada anteriormente. Russell Crowe se divierte, y aun así entrega una interpretación con rigor y nos deja con gusto a saber más de su Jekyll & Hyde. Sofía Boutella convence, la momia Ahmanet es un personaje atractivo, que en otro contexto pudo generar mucho terror, pero igualmente otorga varios momentos sugestivos, por supuesto, la sensualidad, aun con un cuerpo putrefacto, será esencial. El problema con los personajes pasa por otro lado, Annabelle Wallis permanentemente está en pose de modelaje, sus diálogos distan mucho de ser dichos con convicción, y su química con Cruise es cero, permanentemente nos importa muy poco lo que suceda con esta doctora de la que poco se sabe y poco queremos averiguar, es casi un cliché de damisela actual. Algo similar sucede con Vail, no es que Johnson lo interprete erróneamente, su personaje adopta un carril anticlimático, perfectamente pudo ser un personaje que meta miedo junto a Ahmanet, pero no, cumple una molesta función de comic relief pocas veces efectiva. Atractiva visualmente y con todo lo que tiene que tener un tanque como este, La Momia tiene varios errores, pero el resultado final no engaña. Jamás prometió ser una cinta de terror puro, se sabía que lo suyo iba a ir más por el lado de las explosiones que de la sangre, y eso es lo que entrega, un entretenimiento pasatista e inofensivo. Dependerá de su éxito ver cómo sigue este Dark Universe, este primer paso es algo errático aunque finalmente llega a destino.
Un reinicio con poca fuerza Es una lástima realmente, pero este reinicio de la saga de aventura de "La Momia" e inicio del dark universe de Universal es una decepción y sin duda un traspié en los planes de este gran estudio. El combo se veía muy bien desde afuera. Tom Cruise en el rol protagónico, acompañado por nombres como Russell Crowe y Sofia Boutella. Mejor tecnología para los efectos especiales y un aura más oscura que las entregas anteriores para darle mayor dramatismo. La ventaja de haber identificado lo que hizo popular a la franquicia anterior con Brendan Fraser y lo que no estaba tan bueno para mejorarlo en esta nueva oportunidad. Había muchos elementos que indicaban que esta nueva película podía ser un éxito, por lo menos moderado. Entonces, ¿qué pasó? Primero creo que se perdió el efecto pionero. Es decir, es una nueva versión de algo que ya vimos, que fue entretenido pero que tampoco resultó ser una joya cinematográfica. En segundo lugar, la historia detrás de la princesa momificada se presenta de manera torpe y sin mucho peso para el guión. Resultaba más entretenida la riña de Nefertit y Anck-Su-Namun. Acá el origen es desalmado y casi accesorio para darle rienda suelta a la acción actual. Debo decir también que el rol de Sofía Boutella como el monstruo principal no me sedujo demasiado. Le faltó mucho carisma y conexión con el público. Como tercer punto flojo, debo resaltar el juego terror-comedia que quisieron imprimirle a la dinámica del film. Se sintió poco natural, forzado, poco divertido. Finalmente el guión terminó siendo demasiado básico, sin diferencias significativas con respecto a sus antecesoras e incluso con un resultado inferior. La Momia se muda a la gran ciudad y acecha a un poco carismático Tom Cruise, un actor que suele colmar de presencia la pantalla, aquí se lo ve contenido. Por su parte el rol de Russell Crowe es meramente una presentación de su personaje, el Dr. Jekyll. Un paso en falso para Universal y sus pretensiones de saga moderno centrada en monstruos por todos conocidos como la momia, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde y más.