Shazam! es una película bastante tonta. Esto no dicho de forma peyorativa, no todavía. Aunque esconde dos buenas historias tristes detrás de su catarata de chistes bobos, lo cierto es que prefiere instalarse en el espacio ligero pero no inteligente de una comedia infantil. No es para chicos, solo es infantil por la manera en la que está contada y la forma en la que resuelve los conflictos. Pensar que esta película vaya a ser la primera de muchas es un buen medidor acerca de lo irrelevante que es hacer buen cine cuando la franquicia está asegurada. Por si acaso Shazam! se guarda el mejor chiste para el final, justo antes de que empiecen los títulos, tal vez para dejar su costado más simpático en la memoria del espectador. Luego habrá dos escenas durante los títulos, para asegurarse que la ya demasiado larga película se vuelva un poco más larga y nos robe más tiempo a los espectadores. La oscuridad ridícula que intenta mezclar con los chistes simplones no pega ni por un instante. Se podrá decir que es un humor pop, ligero y refrescante el que tiene la película, pero para mí ponerse a hacer tantos chistes significa que odian a los personajes y solo intentan quedarse con su público cautivo, no construir algo realmente bueno. Sí, la herencia de la película Quisiera ser grande (Big, 1988) de Penny Marshall está blanqueada. También se multiplican las referencias a otras películas, juegos, comics y demás, así los que entienden esos guiños pueden reírse fuerte y sentirse más cultos. En el medio hay que soportar más de dos horas de película que, insisto, no valen la pena, a pesar de varias ideas buenas y algunos momentos simpáticos.
David F. Sandberg acierta a lo grande al haber entendido a la perfección a este personaje, su mitología, y el tono necesario para poder cautivar a grandes, chicos, lectores y personas que conocen a Shazam por primera vez.
Voy a empezar con la afirmación de que Shazam me encantó, si la idea es ir al cine a pasar un buen momento, divertirte, llorar o emocionarte, o por que no ver pelear a héroes contra villanos, Shazam entonces lo tiene todo. Pero lo que la hace especial es el hecho de que estamos hablando de un superheroe que tiene 14 años en un cuerpo de adulto y eso hace que la película valga la pena ir a verla, ¿quien no deseo tener poderes de chico?, bueno en esta historia Billy los obtiene y vamos a ver lo que cualquiera a su edad haría. Puedo asegurarte que Shazam! es la producción para todas las edades y accesible al público. Shazam Podríamos decir que ‘¡Shazam!’ tarda un poco en arrancar, pero vale la aclaración de que ese comienzo es necesario para presentar su mitología y el camino que harán al héroe y al villano. La película alterna de forma eficaz la evolución de uno y otro hasta llegar a su inevitable enfrentamiento final. Por ese lado, no hay ninguna sorpresa, La sorpresa va a venir por la relación Billy / Shazam / Freedy que va a ser la piedra fundacional de la película y la que nos dará nuestra buena dosis de humor ya que Levy haciendo de niño en un cuerpo de adulto es mucho mas que convincente y Freddy Freeman (Grazer) aportando las cuotas de humor y enseñanzas heroicas esta en el nivel justo, no se excede. David F. Sandberg, mantiene en todo momento una narración necesaria para que no haya altibajos de ritmo o interés y sabe cómo imprimir del ritmo adecuado para que todo fluya de la forma necesaria para que uno pueda dejarse llevar. Es verdad que le falta alguna escena de acción emblemática pero esto no hace que la cinta sea menos. ¡Shazam! es pura diversión, pero también cuenta con el toque emocional perfecto ya que contiene un gran mensaje sobre la familia, sea de la forma y tamaño que sea, mención aparte a Clara, hermana menor de Billy, la van a amar enseguida. Shazam A pesar de que las escenas de acción no son la parte principal, como la mayoría podría esperar, la película deja un gran sabor, con algún giro interesante (los fans de los cómics sabrán apreciarlo) y una parte final bastante satisfactoria. Hay notables paralelismos con los cómics a lo largo de toda la cinta así como la dosis de easter eggs, tanto para los adeptos a los cómics como para las películas en gral, atentos al momento “BIG”. No se trata de una historia perfecta, ya que el villano y algunos CGI no resultan perfectos, en el primero es más por el personaje que por la actuación, y en el segundo habría que preguntar al estudio encargado. David F.Sanberg y compañía confirman que DC va por el camino correcto y esperemos que sigan así. No se vayan del cine ya que hay 2 escenas extras para disfrutar y los créditos tiene un estilo a lo Spider-Man Homecoming adaptado a DC muy muy bueno.
Billy Batson (Asher Angel) es un niño de 15 años y huérfano de Philadelphia que luego de escaparse de muchas familias adoptivas termina en un hogar con otros cinco hermanos hasta que un día es elegido por el último mago de un panteón, que buscaba al heredero perfecto para que porte el poder de Shazam! Al llegar a su última casa de acogida, Billy Batson se encuentra con unos padres adoptivos amorosos y otros 5 hermanos adoptivos con los que no tiene mucho en común, hasta que habla con Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer) un chico con muletas fascinado con los súper héroes y con el que mas tarde entablará una fuerte amistad. Un día Billy defiende a Freddy de unos bravucones de la escuela y termina escapando de ellos subiéndose al sube, en ese momento es llevado por arte de magia al escondite del gran mago, el le ofrece sus poderes con solo decir su nombre, el cual es el acrónimo de seis héroes antiguos, Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio, y de los cuales recibirá sus poderes. Billy se da cuenta que se transformarse es hombre adulto, lo que le da lugar a la estupenda actuación de Zachary Levi, con un traje rojo, detalles en amarillos y un rayo en el pecho, al no poder volver a su forma normal, le pide ayuda a su amigo y hermano Freddy por lo que le debe de revelar su identidad, Freddy lo ayuda para poder descubrir sus poderes y ayudar a las personas dando así secuencias divertidas en las que veremos lo que haría un niño con poderes muy semejante a los de Superman. Hasta que interrumpe el personaje antagónico, el Dr. Sivana (Mark Strong) quien fue elegido años atrás para tener los poderes pero falló en una prueba por ser influenciado por los siete pecados. Esta va siendo la segunda película en la que DC Cómics nos trae un film de comedia cortando con sus tramas oscuras como Batman o Superman tratando de atraer espectadores más jóvenes y utilizar la misma receta que vimos muchas veces usar Marvel Cómics por mucho tiempo en la gran pantalla. Y como Marvel, optaron por agregar dos escenas post créditos. Para muchos fanáticos de las historietas será un film con muchos errores de guión pero lo más visible puede ser el Dr. Silvana donde lo podemos ver como un hombre oscuro, serio y muy poderoso, lo que no contrasta con el personaje de la historieta que es un anciano bajito que su gran don es el crear aparatos con una inteligencia similar a la de Lex Luthor (antagonista de Superman). Aunque la actuación fue a nivel de lo esperado quizás lo ideal hubiese sido Black Adam el cual su aparición fue cancelada ya que DC Cómics tiene pensado hacer una serie en solitario, lo que es poco creíble, lo más posible es que lo veamos en próximas películas de Shazam!.
“¡SHAZAM!” es la palabra mágica que nos lleva a un universo que no se toma muy en serio a sí mismo y que con mucho corazón y algo de impulsividad aprovecha el género superheroico como para hablarnos acerca de la amistad y la familia. Título original: ¡SHAZAM! Año: 2019 Duración: 132 min. País: Estados Unidos Dirección: David F. Sandberg Guión: Henry Gayden, C.C. Beck, Bill Parker Reparto: Zachary Levi, Jack Dylan Grazer, Mark Strong Productora: Warner Bros. Fecha de estreno: Abril 2019 Quisiera ser héroe La palabra mágica enunciada en voz alta convierte al rebelde adolescente huérfano Billy Batson, en un campeón místico con superpoderes, capaz de competir hasta con el mismísimo Superman. Hay incontables maneras de poder presentar esta historia en el cine ¿Como decidieron hacerlo en esta oportunidad? ¡SHAZAM! parece ser una sitcom en formato de película de superhéroes. Moviéndose entre chistes fáciles de digestión rápida esperables de la edad del pavo, sólo le faltan las risas grabadas como para completar el combo. Con sus influencias muy bien definidas y astutamente homenajeadas, destila mucho de la esencia del cine shampoo ochentoso nunca tomándose en serio a sí misma. Pero fundamentalmente se trata de una Buddy movie que habla sobre la amistad y el concepto de familia. No importa tanto el rollo superheroico. No es tan interesante este coloso que puede romper el concreto de un puñetazo e invocar al trueno. Lo interesante es su “niño interior” Billy Batson y su búsqueda de una familia. No hay un mundo al que salvar, el único mundo que importa y está en peligro es el de Billy y los suyos. Por eso en realidad tampoco narrativamente se hace foco en el protagonista sino más bien en la relación que tiene con su familia y primordialmente con su amigo Freddy Freeman. Quien resulta un geek comentarista experto en lo que a superhéroes se refiere y puntal en el que se apoya la gran cantidad de referencias, chistes y parodias respecto al género superheroico presentes en la historia. Más que un análogo de Superman que de manera impresionante sobrevuela por los aires a toda velocidad hasta alcanzar la estratósfera, SHAZAM nos recuerda a un Spider-Man que más llano, camina por las calles de su barrio suburbano, siempre con una actitud de continuo asombro e incredulidad. Aunque a diferencia de nuestro amigable vecino neoyorkino, este lo hace por las calles de la Filadelfia de Rocky Balboa, pavoneándose en su traje escarlata y exhibiendo su gran porte y musculatura. Hola! El conflicto fantástico de la historia no podría ser más sencillo y genérico. Y las motivaciones del malo son tan simples que terminan siendo totalmente olvidables, más allá del evidente esfuerzo de ciertas escenas que parecen agregadas forzosamente, como para resaltar la figura del Dr. Sivana, como previendo que iba a pasar esto. Como punto flojo encontramos que el Dr. Sivana no logra destacarse en la película. El gran némesis de nuestro héroe en los cómics es un brillante científico loco al que se podría haber caracterizado como tal e incluso ridiculizar (esta es otra característica fundamental del personaje) pero en lugar de eso nos encontramos con un super tipo al que es difícil erigir como contrapunto intelectual malvado frente a nuestro bonachón superhéroe. Se intenta que resulte aterrador pero apenas es una mera excusa para que el protagonista tenga alguien contra quien pelear. Además, a veces la cantidad de chistes en la película puede resultar excesiva, algunos de estos malos y también descontextualizados, así como la insistencia de mostrarnos al Billy transmutado en adulto como un niño asombrado con sus superpoderes que todo el día está tonteando. Pero somos indulgentes con este último punto ya que se comprende la intencionalidad de la película. Los chistes que sí entran bien, resultan realmente graciosos y los personajes principales en Shazam son entrañables. Si la idea es no tomarse nada muy en serio, se comprende que se incurra en ciertos excesos “típicos de la edad”. La película por momentos se comporta como si fuera un adolescente impulsivo que no piensa en las consecuencias de sus actos, especialmente en cuanto a imaginarse dentro de un universo compartido. Impulsivo e impune No tomarse en serio a sí misma es el gran acierto de ¡SHAZAM!. Zack Snyder va por la dirección totalmente contraria a la que tenía en mente y pudo expresar en sus películas anteriores (Man Of Steel, Batman v Superman y Justice League),para este universo compartido nos hace recordar cual es la verdadera esencia de un superhéroe. Una más cercana a el color, la credulidad y la aventura que a la acción inconmensurable y a la épica descorazonada. En Shazam hay poco para destacar individualmente a nivel cinematográfico. Por ejemplo decir que la mano en la dirección de David F. Sandberg se mueve de manera más o menos orgánica, y que la actuación de Zachary Levi es funcional a lo que este requiere. Por su parte Mark Strong está siempre correcto, no siendo culpable del papel poco destacado del Dr. Sivana en la película. En definitiva: ¡SHAZAM! es una película ligera que irrumpe de modo bastante impune en lo que al género se refiere. Un descanso risueño en épocas en donde cada vez nos cuesta más impresionarnos con la épica, que resulta en un film que logra cumplir con su noble objetivo de hacernos pasar un buen rato en el cine.
Quisiera ser Marvel ¡Shazam! se puede definir con dos grandes secuencias de montaje. La primera es cuando el héroe (Zachary Levi) quiere conocer con qué superpoderes cuenta; la segunda es cuando se la cree y sale a sacar chapa por su ciudad. La ciudad en cuestión es Filadelfia, cuna de Rocky (1976), película que también hacía de la secuencia de montaje su columna emocional. De todos modos, acá las escenas no aportan épica como en Rocky sino humor. Porque ¡Shazam! es la primera película basada en un cómic de DC que es definitivamente una comedia. Incluso una comedia más pura y de género que los productos híbridos de Marvel. Más allá de que se repita la fórmula del chico común que salva al mundo, en este caso no son chistes metidos a presión en una pelea interminable estallada en CGI, sino que está primero el chiste, el gag, antes que esa historia que en otras películas de superhéroes es central. Como si el pedido del fandom por escenas menos solemnes y más parecidas a las de Marvel haya sido llevado al paroxismo. Ese espacio fundamental de la construcción humorística ya no como comic relief sino como estructura y organización, la hace -al menos- diferente, aunque sea en un aspecto; logro no menor en este momento de producción mainstream homogénea del cine de aventuras. La otra gran referencia, incluso mayor que la de Rocky, así como su norte narrativo, es Quisiera Ser Grande (Big, 1988), película que a su vez coincidía con el cómic original de Capitán Marvel de los años 40 (luego rebautizado como Shazam) en todo el rollo del niño que se transforma mágicamente en adulto. Acá, como en aquella, el protagonista es un pibe de catorce años (Asher Angel) que gracias a un mago (en este caso no uno de un fichín sino un guardián de la humanidad con la necesidad de jubilarse) pasa de adolescente a adulto; pero en su adultez súbita no enfrentará como en Big los problemas de un yanqui promedio ni será un empleado estrella del sueño americano, sino que será el reemplazo del viejo héroe. Por desgracia ¡Shazam! no se presta a la comedia anárquica sino que transita el llano camino de lo calculado, el reino del algoritmo y la comedia conservadora. Y, por desgracia también, no sólo se queda en la comedia sino que por el afán de querer ser también una película de superhéroes igual a todas, se rige, sobre todo en la última media hora, por las reglas del ya oxidado nuevo cine de aventuras. Se percibe además una intención de querer explotar todo lo que haya tenido hype en los últimos tres años, en especial aquellos productos de esquema coral -tanto de cine como de streaming- que amontonan referencias ochentosas más con fines puramente estéticos que narrativos.
Di las palabras mágicas Para este humilde servidor estamos ante la presencia de la mejor película de DC desde The Dark Knight (2008), y, paradojicamente, es la que menos entusiasmo me había generado. Claro, cada uno que la vea podrá sacar sus propias conclusiones, pero lo que no cabe dudas es que ingresa en el top de las mejores películas del DCEU (Si es que eso sigue existiendo) junto con Wonder Woman y Aquaman. Si, un chico, una mujer y un hombre que habla con los peces lograron lo que los que Batman y Superman, los mayores iconos de la marca, no pudieron desde el estreno de Man of Steel. Otra verdad que para algunos puede ser una buena noticia y para otros una gran decepción es que Shazam! es la película más Marvel de DC. Desde la fuerte presciencia del humor, los colores, las escenas post créditos y hasta la historia, algo que tiene mucho sentido teniendo en cuenta que se trata de un joven de 14 años llamado Billy Batson al que un antiguo mago le da el poder de transformarse en un superheroe adulto con la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, la valentía de Aquilea y la velocidad de Mercurio. Billy (Asher Angel) es un huérfano problemático que mientras busca a sus verdaderos padres es adoptado por una familia de crianza temporal junto a otros 5 hermanos. Luego de recibir superpoderes por el antiguo mago, este se transforma en el superheroe Shazam (Zachary Levi) con tan solo decir su nombre. A partir de allí, junto a Freddy (Jack Dylan Grazer), uno de sus hermanos adoptivos y fanático de los superheroes, comenzara a descubrir cuales son sus poderes en una de las mejores secuencias y más divertidas de la película. Para los fanáticos de los cómics, esta película esta muy inspirada en los cómics de Geoff Johns de New 52. Pero no todo es diversión para Billy ya que todo héroe tiene su villano, y en este caso es el Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong), un inventor e industrial exitoso pero retorcido ya que él mismo había sido convocado por el Mago cuando era niño, pero no fue elegido como su campeón, lo que llevó a Sivana a pasar su vida tratando de descubrir los secretos de la magia a través de la ciencia y que con la ayuda de los Siete Pecados Capitales buscara destruir a Shazam. Si bien a la película le cuesta un poco arrancar, una vez que lo hace no para un segundo. No es una película perfecta ya que las escenas de acción no son su fuerte y hay un poco de CGI dudoso, pero eso no quita que sea una de las películas mas divertidas de superheroes en mucho tiempo y muy disfrutable. Estamos seguros que esto no significa que DC va a empezar a utilizar el estilo Marvel en sus películas, por que Shazam lo amerita, pero no nos imaginamos a un Batman cómico y colorido, pero si, de a poco, DC va encontrando su lugar en el cine a base de sus personajes, dejando de lado su intento de universo extendido.
Quisiera ser superhéroe Hay una desesperación en Warner-DC y es la de tratar de no perder el tren que el fenómeno de superhéroes le podría (¿pudo?) dar, mientras Marvel (desde hace años ya un estudio más que una editorial de comics) se ha benificiado con creces. La urgencia se alimenta porque Warner-DC tiene los derechos de Batman y Superman, los dos personajes más populares de este mundo, pero por alguna razón ninguna de sus últimas aventuras en el cine han funcionado, ni en taquilla (al menos lo que esperaban los ejecutivos) ni en críticas. Los motivos de la disfuncionalidad en el pasaje transpositivo de las páginas de un comic a la pantalla cinematográfica están anclados en la narrativa, es decir, en varios intentos fallidos de subestimar el arte de contar para priorizar la puesta en práctica de estrategias formales basadas en efectos visuales, en secuencias de acción súper extensas y en personajes que no necesitan presentación porque pertenecen a la cultura pop. El nuevo intento de esta asociación entre Warner Bros y DC se distancia de las últimas entregas, todas solemnes y serias sobre mundos fronterizos a lo risible. Aquí la historia es nuevamente una de iniciación, una especie de grado cero de un personaje común que debe sobrellevar un poder extraordinario y, como vimos también en otros tantos casos, una responsabilidad mayor. El coming of age (género sobre relatos de madurez de jóvenes que crecen en cámara) se erige como la columna vertebral de ¡Shazam! para trazar dos trayectos. Por un lado, el del héroe, Bill (Asher Angel y Zachary Levi en su versión adulta) un huérfano que incansablemente busca a su madre, a quien no ve desde los tres años, motivo por el que escapa de todos los hogares adoptivos a los que es enviado. La otra mitad de este círculo es la historia de un científico que ha sufrido la tiranía de su padre y su hermano mayor. Su obsesión de búsqueda está afincada en hallar a un último mago, capaz de ofrecerle un poder incomensurable. Tanto héroe como villano comparten esas fisuras de las estructuras familiares, las cuales lejos están de los estándares impuestos por la sociedad. Sin embargo, la profundidad sobre el tema no la va a poner en discusión una película que tiene una finalidad bien honesta y que es la de entretener a la mayor cantidad de espectadores posibles. En esa honestidad radica el mayor de los males: atraer a casi todos los públicos significa que la posibilidad de incomodar a través de elementos retóricos (ni hablar de tocar temas con ciertas ínfulas de polémica) se reduce a lo mínimo, y así es que el resultado final es siempre un producto amable, en los límites de lo descartable. La clave de ¡Shazam! es el maridaje entre relato de iniciación y la autoconciencia, un rasgo que expone a modo de carteles luminosos; se habla más de superhéroes y de sus cualidades tanto como se las muestra. Cuando Sandberg pretende ser sutil en las citas ya es demasiado tarde: se ve un Batman tantas veces como se dice la palabra clave que da título a la película, se nombra tanto a Superman que el chiste final no funciona con la fuerza que debería. Pero el autodescubrimiento no parecería ser suficiente para construir un relato de superhéroes, siempre hace falta la presencia de un villano por más unidimensional que sea. Así es Thad (Mark Strong), un personaje que tiene un objetivo bien llano y directo: quiere el poder del héroe y por eso es que diálogos del tipo: “¡Dame tu poder!”, “¡Quiero tu poder!” se repiten sin que este malo de turno se sonroje. Los enfrentamientos entre ambos no pueden ser más que una consecuencia de estas líneas bien rectas, sin ondulaciones, sin un vuelo dramático ni mucho menos ingenioso. Son dos películas; la segunda es esta, la obligatoria, que incluye un conflicto y un villano igual de innecesario, que no solo no se adosa orgánicamente a esa primera película de iniciación sino que contamina lo construido, aunque tampoco es que se nos había presentado una novedad que resulta desperdiciada. Es sorprendente cómo a pesar de lo fallida que es, la película sostiene un nivel de entretenimiento y de preocupación por los personajes que ninguna de las historias anteriores de este universo deforme había logrado. Una primera lectura de ello podría ser que en los créditos solo figura un guionista (es muy probable que otros hayan intervenido) por lo que todos los personajes y la historia no sufrieron esas reescrituras tóxicas que sufren los guiones hechos a cuatro, seis u ochos manos. De la misma manera que muchos productos actuales (tanto en el cine como en las series), las citas nostálgicas sobre la década del 80 son más unos señaladores que parte de un esquema dramático para narrar. El arquetipo del héroe responde al concepto de Quisiera Ser Grande (1988), esa maravilla de Penny Marshall, a partir de un adolescente que se convierte en adulto por obra y gracia de la fantasía, pero hasta ahí llega este nuevo capítulo en el cine de superhéroes. La correa de la ambición es corta y la voluntad de gustar a (casi) todos es mucho más fuerte. Es curioso cómo en el corte final están las semillas de lo que pudo haber sido. Por ejemplo, una persecución en la que héroe y villano se tropiezan en una juguetería con el teclado de pie -elemento icónico del film protagonizado por Tom Hanks ya mencionado-, ilustra que la recurrencia de la cita puede ser mínima pero también graciosa. De la misma forma pero en exceso, varios pasajes se inundan de referencias sobre el mundo de los personajes de DC. Para el final está la prueba acerca de las dudas nacidas de los productores al copiar, de manera muy burda, la secuencia de créditos de Spiderman: De regreso a casa (2017), que incluye también un tema de Los Ramones. Las casualidades existen, sí, pero si tenemos en cuenta que ambas películas tienen de protagonista a un adolescente que se enfrenta a un superpoder que cambia por completo su vida, que crece en cámara y que tiene un sidekick confidente porque es el único que conoce el secreto del protagonista (algo que sucedía también en Quisiera Ser Grande), nos lleva a pensar que, más que una coincidencia, se trata de seguir los pasos de una fórmula exitosa; en el punto específico de los créditos fueron muy lejos. La diferencia es que la película de Marvel distribuye las fortalezas de su historia sin quedarse reposada en la autoconciencia ni en el carisma de su protagonista, lo que sí sucede en ¡Shazam!
La forma de vencer es creer en uno En 1940 Fawcett cómics crea al Capitán Marvel, un superhéroe particular ya que su identidad real es la de un niño llamado Billy Batson que se transforma en superhéroe al pronunciar la palabra SHAZAM (claramente inspirado en Superman), pero no voy a hablar de la disputa legal acerca del nombre del personaje con el de la casa de las ideas, quisiera hablar de por qué es particular este personaje ahora que va a tener su propia película y sobre todo por qué puede llegar a marcar algo distinto respecto a todos los superhéroes que existen en la actualidad. Desde sus orígenes los superhéroes sobrellevan en su mayoría la carga de recorrer ese camino lleno de obstáculos en pos de hacer el bien de convertirse en verdaderos héroes, fracasando una y otra vez aprendiendo muchas veces del villano esa lección necesaria para cualquier trama; que la forma de vencer es creer en uno, luchar con el corazón o sacrificarse por el bien de todos. Pero ese camino del héroe que transitamos una y otra vez y admiramos con las pulsaciones a mil, viñeta a viñeta o cuadro por cuadro son protagonizadas por personajes adultos por héroes inmersos en problemáticas típicas de la coyuntura adulta. Billy Batson es un niño. ¿Qué digo solo un niño? Billy Batson es un niño huérfano, pero con una motivación enorme que es la de poder reencontrarse algún día con su verdadera madre y es su buen corazón lo que lo convierte en el elegido por el gran mago Shazam (Djimon Hounsou) para llevar los poderes de los seis magos antiguos gritando el nombre que es el acrónimo formado por la primera letra del nombre de cada uno: Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio. Me parece muy interesante la propuesta y siento que las decisiones de David F. Sandberg respecto a eso son las más acertadas, pero paso a decirles por qué lo creo así: nos vamos a encontrar con una película que a pesar de los pases de comedia necesarios para una trama donde el personaje es un niño, toda la película incluso cuando se transforma, maneja momentos de drama de una manera muy elocuente. Uno empatiza con esa búsqueda de Billy y se siente el peso de no terminar nunca de pertenecer a un lugar al que poder llamar hogar; por otro lado la película arranca con un momento bastante oscuro que nos cuenta un poco los orígenes de Thaddeus Bodog Sivana (Mark Strong) y acá me voy a detener un segundo porque el DCEU vuelve a tener un supervillano a la altura, un antagonista con propósitos claros que en ningún momento duda de sus verdaderas convicciones es una gran actuación de Strong que por momentos mete miedo en cada escena en la que participa. Sivana quiere los poderes de Shazam cueste lo que cueste, él es un adulto que ha perdido la razón por un hecho del pasado; él necesita demostrar su valía, de alguna forma Dr Sivana es producto de una familia que lo ha marginado por no saber valerse cuando niño y eso es una marca que lo hará obsesionarse con obtener esos poderes; la película nos va a poner esa disyuntiva de un adulto intentando quitarle el dulce al niño con las armas que peor nos definen en la vida adulta y es por eso que la lucha y la perseverancia de Billy tienen otro valor porque son las armas de un ser puro, de un niño que no ha sucumbido aún a los deseos de poder típicos de alguien que perdió la inocencia. Shazam es una película redonda con interpretaciones más que destacables: Zachary Levy en la construcción de un niño en la piel de un adulto con superpoderes no podía ser más efectiva. Logra momentos mágicos con Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer) rememorando esas duplas geniales de las buddy movies que tanto amamos ver de pibes. En cuanto a los efectos especiales y por no ser una película tanque respecto a lo que costó en su producción, se ve muy bien. Sus efectos no hacen ruido en ningún momento y el score hace lo suyo en esos momentos donde la épica lo amerita a cargo del joven y talentoso Benjamin Wallfisch (compositor en IT y Dunkirk, entre otras). El tercer acto es algo que los fans van a recordar por siempre: momentos de plot twist muy esperados. No puedo negar que ahogué más de un gritito llegando al final y quédense porque vamos a tener dos escenas post créditos dignas de frote de manos pensando en el futuro de nuestro amado y vapuleado DCEU. Repasando, el resultado de las últimas dos películas digo que, como fan de DC, podemos soñar con un futuro donde ver los personajes que tanto amamos en la pantalla, parece ser que Warner vislumbra claramente el camino a seguir y es paradójico pensar que es de la mano de directorxs que particularmente vienen del género y que están contando historias donde el terror y la oscuridad son funcionales Pagar una entrada de cine en estos momentos tan especiales que nos toca vivir en la Argentina y poder despojarse de una realidad tan difícil aunque sea por unas horas es motivo suficiente para dejarse llevar por una historia con personajes que invitan a soñar, los valores están en nosotros que nuestro superpoder sea la fortaleza de discernir los caminos construidos en nuestros hogares antes de perecer en la realidad adulta de una vida repleta de obligaciones, recordemos lo que era disfrutar, reír a carcajadas, abrazar, ser honestos, dicen que el villano define la clase de héroe que vas a ser, medítenlo un segundo y digan la palabra mágica.
Es innegable que DC manejaba algún tipo de herencia de la trilogía de Batman dirigida por Chris Nolan: alcanzaba niveles de (pretensión de) realismo y oscuridad que nunca terminaron de funcionar del todo bien. La imagen se puso más colorida con Aquaman (James Wan, 2018) pero la trama dejó bastante que desear. Hasta que alguien gritó ¡Shazam! y pegó un volantazo que agradecemos mucho. Por: Ayi Turzi A título personal, no le tenía nada de fe a Shazam: después de una Justice League que me rompió el corazón, una Wonder Woman potente pero que se pincha en su tercer acto y un Aquaman soporífero no esperaba mucho. La película comienza mostrando un niño, posible candidato a heredar los poderes de Shazam, que falla, demostrando que no es puro de alma. Los años pasan, el hechicero que debe delegar la función no logra encontrar a nadie que sea digno, y en un último intento le confiere sus poderes a Billy Batson, un preadolescente de 14 años, enceguecido con la búsqueda de su madre biológica y con un largo historial de huidas de casas adoptivas. El hecho que Billy sea un niño es lo que hace que esta historia de orígenes sea un soplo de aire fresco y se plantee como algo absolutamente nuevo. Lo primero que hace, acompañado de Fred (otro huérfano y además, cómo dice él mismo manejando un nivel de humor negro que arranca carcajadas, lisiado) es testear los poderes. Si, lo que vimos en trailers y teasers hasta el cansancio: jugar a ver si puede volar, si es a prueba de balas y medir el alcance de su fuerza. Hasta que aparece el malo, claro, y se tiene que dejar de joder. Por supuesto que la trama no es tan simple como resumí más arriba: tiene subtramas, pequeños inconvenientes y algunas sorpresas. Lo bueno, es que diferentes elementos que aparecen, como la búsqueda de su madre, la dificultad en adaptarse a su nuevo hogar y el bullying que sufre Fred en el colegio ayudan a construir el tercer acto, donde “la revelación” o “la resolución” cobran fuerza e impacto gracias a los pequeños elementos que la fueron construyendo desde el minuto cero. El gran, gran acierto de Shazam! es que se propone como una comedia: no pretende ser una película épica donde quizás termina siendo ridículo ver hombres vestido de lycra luchar por salvar el mundo. Rescata incluso, sin caer en referencias ni citas, cierto espíritu estructural de los ’80: algunos momentos vinculados a la aparición o accionar de los villanos recrean una atmósfera de terror muy bien lograda, así como pasaba en películas que hemos visto de chicos. Y es acá donde se nota que su director, David F. Sandberg, tiene experiencia en el género: ¿Les suenan Lights Out o Annabelle: Creation? Y, vinculado al espíritu que nos hace extrañar muchas veces “el cine que veíamos de chicos”, está el corazón de la película. La evolución en la relación entre los personajes y las cosas que aprenden en el trayecto logran tocarnos una fibra sensible (bueno, lo digo, logran hacernos llorar. O al menos conmigo lo hicieron). El otro punto fuerte es la elección del cast. El trío principal (Zachary Levi, Ascher Angel y Jack Dylan Grazer) logra una muy buena química y un excelente timing cómico. Si Levi y Angel interpretan a un Billy/Shazam que es, sin lugar a dudas, la misma persona, el vínculo con Fred refuerza la certeza. Y que este último los trate a los dos de la misma manera logra momentos desopilantes. Pulgar arriba entonces al cambio de tono general de DC: una comedia inteligente, llena de colores y luz alejados de la oscuridad tradicional, personajes queribles que experimentan un crecimiento y un villano a la altura de las circunstancias hacen de Shazam! una propuesta que supera las expectativas y se ubica entre lo mejor del primer semestre.
[REVIEW] ¡Shazam! Más allá de toda percepción en cuanto a la atmósfera que posee el film, lejano ya a todo lo concebido por Zack Snyder y su, para público y crítica, fallido universo DC, la película dirigida por David F. Sandberg logra una enternecedora historia en donde el héroe no es puesto a prueba como gloria del hombre, cuestiones que le sucedían a Superman y sus allegados. Aquí intenta una aproximación mucho más sencilla del proceso de convertirse en uno. La historia de Billy Batson es en muchas maneras completamente distintas a las concebidas para sus congéneres heroicos; la tragedia en él es más humana que ninguna otra, de alguna manera prosaica frente al joven testigo del doble asesinato de sus padres como sucediera con Bruce Wayne o la destrucción de su mundo como le sucediera a Ka-El. Henry Gayden, C.C. Beck y Bill Parker escriben una historia pequeña de sencillo tránsito, a la vez que borra toda traza de mandatos paternos, de obligación de continuar con una herencia filial, de embarcarse en una venganza sin fin. Aquí Billy Batson está realmente solo, sin mentores o sombras que dicten sus reglas de ser o hacer. Este Hamlet corre con una ventaja, no hay fantasmas que atormentan. Y aquí es traducido en la ligera, amena y casi socarrona comedia de un niño teniendo que aprender a ser grande en cuestión de minutos. Y más allá de la comedia, que seguramente tiene sus referentes claros y expuestos sin inquietud alguna; narra el nacimiento de un héroe fresco, sin oscuridad alguna. En que la decepción en cualquiera de sus formas es atemperada con un gesto de valor. No hay dramas de corte shakesperiano en él, y se define desde otro lugar sus acciones heroicas. Porque el mentor de Shazam es un niño, Freddy Freeman interpretado por Jack Dylan Grazer, que aún posee una visión sobre el heroísmo desde la concepción infantil de los mismos; apresar el malo, la buena acción sin consentir dobleces. Y no es casual que toda esa tormentosa odisea de mandatos paternos se la endosen al villano de la historia, el personaje interpretado por Mark Strong, el doctor Thaddeus Sivana, algo particularmente irónico, si se nos permite, porque los guionistas y el director hablan puntualmente de que el verdadero héroe se concibe a sí mismo, a través de sus propias experiencias y lo que pretende desde el momento en que se transforma en uno. La trama contada en dos tiempos, los de Billy y Sivana, se enfoca justamente en esto, uno solo quiere regresar a casa, con su madre, que perdió y el otro demostrar que no es el patético niño que su familia cree, que puede ser más si tiene la oportunidad de demostrarlo. Claro que este último tiene cierta tendencia a lo fácil, el encontrar rápidamente la finalidad sin comprometerse con el tránsito hacia ella. En contraposición de la paciencia de Billy en buscar cada Marilyn Batson de la ciudad para dar con su madre. En jamás creer que puede que ella no quiera ser hallada o sea posible hacerlo en una vasta ciudad. Zachary Levi y Asher Angel, personificando a Shazam y Billy logran esa comunión de ideas y desparpajo sin estropear todo lo antes mencionado, llevando la comedia a lugares propicios para el disfrute del espectador. Una historia concebida para divertir, dijimos, una génesis de héroe amena que no interpela al espectador, lo llama a disfrutar y pasar un buen rato. Puede que las comparaciones con el Universo cinematográfico de Marvel estén al día, es inevitable por conocidas razones, lo que es una pena porque a ojos de muchos el universo DC se acopla a un concepto ajeno sobre como narrar una historia, y que a nuestro parecer no es justo. Siguen buscando la manera, y tal vez de a poco logren hacerlo, aquí hay un intento que logra ser una aventura disfrutable para toda la familia. Si se nos permite la mediocre poesía, se aleja de a poco la tormentosa y oscura era Zack Snyder y amanece la aventura vibrante y colorida. Cuál de ellas es mejor, bueno, eso se lo dejamos al espectador, que de ellos es el veredicto final. Para nosotros es correcta; no olvida la historia del nacimiento del héroe como tampoco que esto pueda ser divertido en el tránsito.
De broma en broma Encontrar el tono y la medida justa para adaptar un cómic no es tarea fácil. Mucho menos conociendo la proliferación de películas que en los últimos años han llegado a las pantallas para hacerse con una porción del mercado, y también todas aquellas que se quedaron en el intento. El caso de ¡Shazam! (2019) de David F. Sandberg (Annabelle 2: La Creación), con Zachary Levi en el rol del superhéroe, responde a una decantación que termina por configurar un espectáculo visual correcto, sin trascender más allá de sus intenciones y especulando con lograr buenos resultados basados en otras adaptaciones recientes que descansaron su fórmula en el humor y el carisma del protagonista, como por ejemplo Deadpool (2016). Aquí, la historia de Billy Batson, un joven huérfano que descubre en medio de una situación extrema que ha sido seleccionado para convocar, con sólo una palabra, al héroe que rescatará a la humanidad de una amenaza oscura y siniestra, responde más a una exigencia de taquilla que a un verdadero interés por llevar a la pantalla un personaje que supo forjar su poder a partir de historietas plagadas de humor y lecciones morales. En la adaptación de David F. Sandberg, un especialista en cine de terror, que se anima a sumergirse en el universo DC desde la comedia, Zachary Levi es el rey del gag y el humor físico (su experiencia previa en televisión, en sitcoms y en doblaje de animación reafirman este punto), dos elementos que condicionan las posibilidades narrativas del relato, y que acercan el producto hacia públicos infantiles, que disfrutarán y olvidarán prontamente las aventuras del niño que se transforma en hombre poderoso y que llega para terminar con el bullying que el protagonista y sus hermanos (adoptivos) sufren a diario. El juego de ser otro, que esconde ¡Shazam!, responde a un relato clásico en donde el alter ego posibilita una vida distinta, muchas veces mejor, que aquella que realmente vive el protagonista de la historia. Aquí todo se potencia por el tema que impregna la narración, la búsqueda de identidad del protagonista, un joven que intenta desesperadamente llegar a su madre, a quien no ve desde sus primeros años de edad y que con su llegada a un hogar de adopción lo impulsarán aún más a conocer sus orígenes. Así, entre la historia emotiva, y la de acción, entre huérfanos de etnia diferente (acorde a los tiempos discursivos que corren) que impulsarán el tempo del relato, ¡Shazam! construye una estructura que se apoya en efectos visuales, nostalgia, humor, y cierta incorrección política (sin llegar al nivel de Deadpool), para validar su sentido y razón de ser en el universo de adaptaciones cinematográficas de comics, eligiendo un tono que la acerca mucho más a públicos más jóvenes, que disfrutarán de la adaptación tanto como aquellos episodios de series animadas que saturan las grillas de señales infantiles. Pareciera ser que la línea discursiva adoptada por ¡Shazam! fuera la única posibilidad de llevar al cine relatos de héroes, con guiones que, en el último tiempo, bucean en el universo de las viñetas, lavando sus fachadas, transgrediendo sus fundamentos y sumando comedia para construir la historia, convirtiendo el resultado en pasatiempos menores que esperan llenar los cines con su parafernalia post cinematográfica sin imaginar otra manera posible de sorprender a los espectadores que con el artificio y la broma.
La magia, los superhéroes y un par de adolescentes se conjugan para una aventura familiar que da vuelta el Universo de DC. Las cosas parecerían estar marchando para DC/WB, justamente, desde que sus realizadores decidieron adoptar esta nueva estrategia de no ligar sus películas a un universo compartido y más extenso. La fórmula del MCU no funcionó para Batman, Superman y compañía porque venía mal planteada desde entrada, pero sí las historias independientes que apenas se anclan a lo ya establecido, dejando en claro que son parte de esta gran franquicia, aunque no tienen que andar rindiéndole cuentas a otros superhéroes. “Mujer Maravilla” (Wonder Woman, 2017) fue la primera prueba fehaciente de ello, y “Aquaman” terminó por convencernos. Ahora llega “Shazam!” (2019), un héroe bastante poco convencional que no sólo se aparta completamente del estilo del DCEU, sino que se ríe a carcajadas de sus compañeros y su condición de justiciero en spandex. Como dijo su director, el sueco David F. Sandberg, cada película necesita su tono, y el encontró el ideal para narrar los “orígenes” del verdadero Capitán Marvel de los cómics. El realizador de “Cuando las Luces se Apagan” (Lights Out, 2016) y “Annabelle 2: La Creación” (Annabelle: Creation, 2017), y el guionista casi debutante Henry Gayden, encontraron su inspiración en la nostalgia ochentosa y todas esas aventuras infantiles que también tenían su lado oscuro. No hay secreto (ni negación) a la hora de encontrar paralelismos con historias como “Los Goonies” (The Goonies, 1985), “Volver al Futuro” (Back to the Future, 1985) o “Los Cazafantasmas” (Ghostbusters, 1984), pero es “Quisiera Ser Grande” (Big, 1988) el ejemplo más contundente para describir las intenciones de esta nueva aventura superheroica. Imaginemos que Josh Baskin -el joven protagonista de la maravillosa película de Penny Marshall- se volvió a cruzar con Zoltar y, esta vez, le pidió convertirse en Superman… o un superhéroe todavía más poderoso. Esto es, básicamente, “Shazam!”, una historia familiar con mucha acción, magia, ternura y guiños comiqueros, que se circunscribe a varios escenarios de la ciudad de Filadelfia -las calles, la escuela, la casa-, pero no necesita mucho más para contar estos primeros pasos del héroe más improvisado del multiverso. Sus puntos más fuertes residen en su protagonista, y ese tropo tan gastado en los ochenta “niño en cuerpo de adulto”, su relación con sus semejantes, y la búsqueda de un propósito para sus nuevos poderes adquiridos. Porque claro, a ningún preadolescente le interesa salvar al mundo, más allá de su superfuerza y supervelocidad. Todo arranca en la ciudad de Nueva York, en el año 1974, cuando el joven Thaddeus Sivana (Ethan Pugiotto) tiene la experiencia más extraña de su corta vida: un encuentro con un mago y la posibilidad de acceder a un poder inimaginable. Las cosas no salen tan bien para el pequeño no tan puro de corazón, pero igual crece obsesionado por encontrar al hechicero. Una meta que alcanza a la larga, llevándose consigo todos los males que pueden caer sobre la Tierra. En la Filadelfia actual (sí, la ciudad de Rocky y el amor fraternal), conocemos a Billy Batson (Asher Angel), adolescente que pasó gran parte de su vida yendo de hogar adoptivo en hogar adoptivo, escapando de cada uno de ellos con la intención de encontrar a su mamá. Billy no cree necesitar una familia, pero igual termina en casa de Rosa (Marta Milans) y Victor Vasquez (Cooper Andrews), una pareja adorable dedicada a darles amor a estos niñitos descarriados. Batson no tiene opción y pronto se ve compartiendo casa con Mary Bromfield (Grace Fulton), Darla Dudley (Faithe Herman), Eugene Choi (Ian Chen), Pedro Peña (Jovan Armand) y Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer), un jovencito discapacitado fan de los superhéroes que, en seguida, lo acoge como su mejor amigo, a pesar de las reticencias. Si hay un héroe, debe haber un villano Pero Billy no es tan egoísta como nos quiere hacer creer a simple vista, y en un acto de bondad decide defender a su nuevo mejor compañero del abuso de unos brabucones y se gana dos nuevos enemigos. La huida pronto se convierte en una experiencia surrealista cuando Batson termina en una cueva y en presencia del mago Shazam (Djimon Hounsou), dispuesto a transferirle todos sus poderes a este nene que, obviamente, no puede tomarse las cosas muy en serio. Pero la magia existe, y al momento de pronunciar el nombre del hechicero, Billy se convierte en el “campeón” de todo lo bueno y el mortal más poderoso sobre la faz de la Tierra, con el cuerpo y el carisma de Zachary Levi. Ahora, la única opción que le queda es recurrir a Freddy, la persona que más sabe sobre estos héroes de capa. Juntos empiezan a descubrir cada uno de sus poderes y, eventualmente, al villano que va a venir a reclamarlos: el receloso doctor Sivana (Mark Strong). Así, “Shazam!” se convierte en una seguidilla de situaciones graciosas, repletas de referencias a otros personajes de DC (y de la cultura pop en general), que encuentra su punto más alto en las interacciones entre Levi y Grazer, el Eddie de “It” (Eso) (It, 2017), quien se roba la película. En ningún momento deja de reírse de sí misma, porque no hay nada más absurdo que un adulto vestido de spandex rojo y capa blanca por las calles de Pensilvania; pero entre las risas, la magia y algunos momentitos de terror que pueden espantar a los más chicos, demuestra su mejor cara: la ternura que emana de sus protagonistas (los jóvenes y los adultos), las relaciones que existen entre ellos, y la familia como un ente poderoso que, mucha veces, no es la que nos toca, sino la que se elige. Dúo dinámico Ya desde las páginas de The New 52, la flia del Capi (este Capi) se convirtió en un grupo variopinto plagado de inclusión y diversidad. Sandberg lo traslada a la pantalla sin errores y con un casting ideal, dejándonos que nos encariñemos con cada uno de estos personajes. Acá no se trata de épica, ni efectos especiales que te vuelan la peluca, mucho menos de escenarios elaborados. Todo tiene que ver con la pequeña historia que nos quiere contar y sus protagonistas, dos nenes (uno con el cuerpo de un treintañero) que se ayudan mutuamente para encontrar su lugar en el mundo. En el camino, derrotan a un villano que no es precisamente el foco del relato, pero encaja a la perfección en este cuentito fantástico. “Shazam!” no necesita mucho más para conquistar a la audiencia, se ve a la legua su presupuesto más acotado en relación con otras películas, pero el realizador sabe cómo exprimir cada centavo. Su espíritu reside en esos “clásicos” de los ochenta (hasta la banda sonora de Benjamin Wallfisch toma nota de ellos), aunque con un humor menos ingenuo, y muchos de los aplausos van para el guión de Gayden, que jamás toma a sus protagonistas como tontos porque no confunde ternura con cursilería. El conjunto es una película superheroica diferente a lo que ya nos acostumbraron. No viene a romper las reglas, pero sí a introducir una nueva manera de hacer las cosas, al menos para DC. La primera escena post-créditos (tiene dos) suma detalles para una posible secuela, y vaya que tendrá continuaciones porque acá la estrategia es ganarse al público familiar tan ávido para este tipo de historias. Superhéroe hecho y derecho “Shazam!” se aleja de toda la oscuridad de Snyder y la parafernalia de Wan, y se conforma con su pequeña aventura acotada recargada de humor. Puede que no sea lo tuyo, espectador adulto que busca seriedad en los superhéroes; pero sí le cabe a ese niño interior que gustaba de pandillas juveniles que escapaban de los malos en bicicleta.
Es un superhéroe pensado para chicos, con mucha acción, diversión, ingenio, que encarna las fantasías infantiles y aleja cualquier intento de profundidad y oscuridad del protagonista. Al fin de cuentas se trata de un niño que busca desesperadamente a su madre, se perdió en un parque de diversiones, y por eso se escapa constantemente de sus hogares de acogida. Le dan una última oportunidad en una casa de seres solidarios (Cooper Andrews y Marta Milans) donde deberá convivir con sus compañeros: Grace Fultin, Ian Chen y Faithe Herman. Y especialmente con quien será su amigo, un chico con muletas Jack Dylan Grazer. Para eso, el director David Sanderg conto con una dupla encantadora, el niño Asher Angel de la factoría Disney que luego de su contacto con un mago en una cueva, solo tiene que decir la palabra mágica y se transforma en un adulto que tiene superpoderes y un corpacho, el simpatiquísimo Zachary Levy. Y cuando se pronuncia el acrónimo formado por Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio ese ¡Shazam!, acontece la magia que acompaña a la película con escenas llenas de humor e ironías. Este personaje fue creado en 1939 por CC Beck y Bill Parker. El guionista Henry Gayden, tomo a ese héroe que supo llamarse en el pasado Capitán Marvel y lo transformó en la mejor diversión. La gran decisión es alejarse de la onda de los superhéroes con conflictos para sumergirse lisa y llanamente en una comedia bien armada que recupera las torpezas adolescentes en su cruce con los elementos fantásticos. Se ve la mejor intención de amar un entretenimiento redondo e ingenioso que encantará a los espectadores con las mejores armas. Y de paso se ocupa de desdramatizar lo que hizo una madre abandónica y aboga por la creación de familias por elección y se ocupa de señalar al bullying. Como un Deadpool para niños muy bien logrado.
Shazam cumple a la perfección con el modelo de película de orígenes. Siendo el entretenimiento su principal objetivo, obtiene una aventura con emociones y un interesante personaje que tiene mucho más para dar. A pesar de sus duros golpes, el universo cinematográfico de DC Comics sigue adelante. Ahora es el turno de Shazam, un nuevo personaje que llega a la pantalla grande por primera vez en su historia. La nueva estrella elegida por el estudio es uno de los personajes de comics más viejos que existen, creado Bill Parker y Clarence Charles Beck en 1939. Plagado de historia en las viñetas, el también conocido como Captain Marvel es una de las presencias más poderosas del universo DC que supo compartir grupo con la prestigiosa Liga de la Justicia, con la particularidad de ser Billy Batson, un niño de 14 años. Así como sucedió con James Wan en Aquaman (2018), de la mano de otro director relacionado al mundo del terror, David Sandberg (Annabelle: Creation) el sueco brilla en la dirección para recrear una vez más la exitosa fórmula en las películas de orígenes. Esta es una historia que mezcla efectos visuales prácticos con varios estilos, como la comedia, acción, aventura y por momentos también el suspenso. En esa combinación que le funcionó muy bien a Aquaman, pero adaptado a su presupuesto e idea principal, Shazam juega más fuerte en la vida emocional del personaje, generando un vinculo inmediato con sus protagonistas Billy Batson (Asher Angel) y el héroe (Zachary Levi) dejando en un plano menor el despliegue visual, para enforcarse en una película divertida y apuntada a pasarla bien. En otro relato de orígenes (y van…), funciona muy bien la modernidad del guion para actualizar ciertos conceptos básicos a la hora de contar desde cero la historia de un personaje nuevo. La historia es directa y sin vueltas. Un protagonista joven, que vive sus complicaciones de ser huérfano, buscando su lugar en el mundo. Entre su drama de adaptarse en una nueva familia, sucede algo que cambiaría su vida para siempre. Billy de un momento a otro obtiene los poderes de invocar y convertirse en SHAZAM. Un ser todopoderoso con las habilidades de grandes dioses mitológicos. Con la ayuda de su nuevo amigo Freddy (Jack Dylan Grazer), intentarán aprender lo que significa ser un verdadero héroe. Esta dupla es fundamental con una química excelente entre Freddy con ambas personalidades del protagonista. Dylan Grazer conocido por los nerds por interpretar a Eddie en IT (2017) vuelve a demostrar que es uno de los actores “teen” del momento. Una gran sorpresa es el debut en las grandes ligas de Asher Angel, el adolescente que se convierte en el héroe más joven de la actualidad no titubea nunca y tiene toda la actitud del mundo para llevar adelante el protagonismo. Mucha clase para ambos pibes que son claves importantes para el inicio de esta nueva saga. Zachary Levi es un hallazgo fabuloso con sus expresiones, sus miradas y su físico. El mismo director ha declarado que no existía nadie mejor para interpretar a un niño de 14 años y Levi tiene una actuación sin fallas. Siendo un niño con errores y descubriendo su propio camino, Shazam en su esplendor con todas sus habilidades es un personaje que inspira y logra emociones en escenas realmente épicas. La película tiene un balance perfecto en donde por momentos podes estar de risas y rápidamente sumergido en una cinta de fantasía con consecuencias peligrosas y reales. Para lograr eso, su contraparte en esta ocasión, el Doctor Sivana (Mark Strong) es un villano muy inteligente que busca con intensidad los poderes obtenidos por Billy. El trasfondo de sus poderes es algo para descubrir viendo el film, pero tranquilamente puede sentarse junto a otros grandes villanos que comparten universo, como por ejemplo Zod, Ares, Black Manta y Ocean Master. Lo de Mark Strong no es para descubrir nada nuevo, un actor que el papel de tipo jodido prácticamente lo hace de taquito y siempre se encuentra a la altura en películas comiqueras como Green Lantern y Kingsman. Puede que no sea un dato de total importancia, pero a diferencia del resto de las películas de DC Films, Shazam fue originalmente producida por New Line Cinema, para luego pasar durante su desarrollo a Warner Bros. La peli cuenta con un presupuesto bastante por debajo de lo que se pueda gastar actualmente en este género, y eso le juega a favor. El hecho de no enfocarse tanto en los efectos y abusar de los poderes mágicos, realza las actuaciones de los personajes. Los protagonistas tienen constantes chances de lucirse y todos juntos van llevando los hechos de manera entretenida sin permitir distracciones. Es una película para disfrutarla solo, en familia o con amigos. La frescura en este género es algo que siempre se pide y Sandberg lo comprende fácilmente usando ideas nuevas y copadas. Shazam tiene una vibra que contagia y enseña que en las pelis de superhéroes no se necesita tener todo tan procesado para entretener. Las referencias, escenas de acción y la elección musical son varios detalles que le siguen subiendo el puntaje a este film. Los seguidores de las películas anteriores (Batman v Superman, Wonder Woman, Aquaman) se sentirán tranquilos al ver como los protagonistas y el mundo en general los tiene presentes y son parte de este universo cinematográfico. Hasta en los últimos avances, Shazam ha mostrado pocas escenas de acción. El trabajo final es excelente, porque tiene un estilo propio que al mismo tiempo se siente bien comiquero, casi calcados de las propias páginas de DC. Escenas de piñas muy buenas y planos cargados de emociones. De esos que quedan guardados para siempre. Shazam es una clara demostración de que DC tiene una amplía diversidad entre sus personajes y que cada película puede tener su propio tono e identidad. Otra vez un director relacionado al terror y los sustos, demuestra toda su clase con una cinta llena de alegría que recuerda los días más brillantes del género que sabe atrapar a todas las edades. Habrá que dar vuelta la página del pasado y mirar hacía adelante, en donde las cosas se están haciendo realmente bien. Esta película es el despegue de un nuevo personaje que sin dudas tiene mucho para dar, sabiendo que su villano más letal tendrá su propia película protagonizada por Dwayne “The Rock” Johnson. ¿Habrá un Shazam vs Black Adam? Solo será cuestión de tiempo para saberlo.
Estamos en presencia de una película que es de súperhéroes pero en realidad nos lleva al abordaje de un film de familia y para la familia. Se trata en éste caso de Shazam! (Djimon Hounsou) una película sobre el último Gran Mago que posee vastos poderes y debe transmitirlos a un muchacho de alma noble y pura. En un primer momento se presenta Thaddeus Sivana, (quien tiene como familia a un acaudalado padre y a un hermano mayor con el que no se lleva bien) Como dije, se presenta de casualidad en un viaje pero no obtiene el poder del Gran Mago porque no tiene bondad verdadera. De hecho veremos en la historia más adelante que ésto era así porque Thad se transforma en el villano. Aparece en escena, años más tarde, Billy Batson, sin familia, luego de huir de varios hogares sustitutos, tras haber sido abandonado por su madre, y este niño, encuentra por fin un hogar adoptivo con cinco hermanos, donde se encuentra a gusto. El Mago entiende que es la persona indicada para la transmisión de los poderes y así lo hace, lográndose la conversión de un Billy de 14 años en un hombre de 30 que logra hacer cualquier proeza que se encuentre a su altura. El cuento nos deja un aprendizaje sobre la familia, el hogar, que puede ser el de crianza y no el de concepción y así triunfa el bien sobre el mal y la hermandad por sobre el mal. la película tiene buenos efectos aunque abuse por momentos del CGI, son muy disfrutables, y muchísima comedia con la que se pasan grandes momentos. Buenas y convincentes son las actuaciones de Zachary Levy (Shazam adulto), Mark Strong como el villano, Billy (Asher Angel), Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer) como el hermano más compinche y que sufre el mayor bullyng, apoyados por un elenco infantil que no les va en zaga. (Increíbles niños, no puedo creer....)Destaco palmariamente los efectos especiales que conlleva la película dirigida por David F. Sandberg ---> https://www.youtube.com/watch?v=9LBYL7FEysk ACTORES: Zachary Levi, Mark Strong. Jack Dylan Grazer, Adam Brody, Ross Butler. GENERO: Comic , Ciencia Ficción , Acción . DIRECCION: David F. Sandberg. ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 132 Minutos CALIFICACION: Apta para todo público con leyenda FECHA DE ESTRENO: 04 de Abril de 2019 FORMATOS: 2D.
Billy tiene 15 años y es huérfano, huye de sus hogares de acogida y no confía en nadie. Pero un viaje en subte le cambiará la vida porque será elegido como campeón de un mago y se transformará en un superhéroe. Shazam! es la nueva película del universo cinematográfico de DC y una muestra de que este tipo de cine también puede hacerse con mucho corazón. Sonrisas garantizadas de principio a fin y una hermosa aventura para grandes y chicos.
Nada mejor que un superhéroe algo aniñado, un poco torpe, por momentos seductor y finalmente irresistible como Shazam como contrapeso frente a tantas películas solemnes, pretenciosas y en muchos casos fallidas como las que venía ofreciendo el universo de DC Comics. Al director David F. Sandberg ( Annabelle 2: La creación) le encargaron una comedia de enredos, algo así como otra versión a puro desprejuicio -aunque en este caso para toda la familia- de Deadpool e hizo exactamente eso: un film liviano, algo superficial e inocente, pero que fluye con la gracia suficiente como para un disfrute sin demasiadas exigencias. El personaje que construye con absoluta convicción Zachary Levi es un superhéroe a la antigua, incluso premeditadamente demodé que continúa la línea de Flash Gordon, el Batman de la TV y el Superman de Christopher Reeve. Y aunque no todas sus subtramas funcionan (el brujo de Djimon Hounsou y el malvado de Mark Strong son de manual), el film logra su cometido de presentar los orígenes del protagonista (en la versión adolescente, Asher Angel interpreta al huérfano), el aprendizaje del uso de sus poderes y las desventuras que esos atributos luego le generan. Así, con algo de impronta satírica, pero también con total sinceridad, ¡Shazam! resulta una genuina y eficaz transposición del espíritu del cómic al cine.
Luego de extraviarse en una feria, el joven Billy Batson pasa de una casa adoptiva a otra, escapándose de todas mientras busca a su madre. Con un ultimátum para que se comporte bien, y tratando de adaptarse a sus hermanastros y nuevos padres, es convocado por un poderoso mago para que herede los poderes de Shazam, y así poder hacer frente a los siete pecados capitales, quienes controlan al Doctor Sivana. Luego de toda la polémica que se desató tras la suspensión del Universo Cinematográfico de DC, y con la cancelación y confirmación de cintas individuales, llega a nuestras salas Shazam!, film que se suponía era la salvadora de dicho universo, y que además establecería a uno de los personajes más queridos de Detective Comics. Por desgracia el film no está ni por asomo a la altura. Shazam! No es una buena película, tampoco es aburrida, es mediocre, del montón, de esas que en el momento no aburren, pero con el paso de los días lo olvidamos. En opinión de quien les escribe, el hecho de que una cinta sea tan regular, es casi hasta peor que sea pésima, porque al menos un desastre de film es recordado. Pero analicemos porque de esta afirmación. El mayor problema de Shazam! es que el guionista Henry Gayden parece desconocer el término de la palabra sutileza. Y no lo decimos por la catarata constante de chistes que nos da (y que en su mayoría no son graciosos, rozando un nivel de vergüenza ajena como en Thor: Ragnarok). Sino que casi cada diez minutos, nos refriega en la cara de forma muy obvia, que estamos ante un film que pertenece al Universo Cinematográfico de DC. Así que las referencias a Aquaman, Wonder Woman, Batman y Superman son tan constantes, que terminan cansando. A esto hay que sumarle que la estructura del film es bastante simple; y pese a que estamos ante una cinta de origen, no se ve un mínimo esfuerzo por proponerle al espectador algo original. Pero como dijimos, no estamos ante un total desastre. Pese a todos los problemas de guion, la película se hace llevadera (ya sea por algunos personajes o por las secuencias de acción), y en ningún momento de sus dos horas vamos a mirar el reloj o bostezar. Shazam! termina pareciéndose bastante a Capitana Marvel, y no por el hecho de haber compartido nombre con el personaje de Marvel; sino que ambas son películas para consumir y olvidar a los pocos días. Solo los fans más acérrimos de DC, o de un humor que pareciera apuntar a los más chicos de la casa; van a disfrutar a pleno de esta película. El resto, esperará la próxima de las doscientas películas de superhéroes que veremos en el 2019 a ver si tenemos un poco más de suerte.
Tiene la irreverencia de un Deadpool, pero mucho menos zafado. O un Iron Man de la primera época, o hasta la inocencia del Batman de televisión. Porque Shazam no es un ave, no es un avión, ni es Superman. Es… Shazam. Y esta nueva película de DC Comics, que tiene más que potencial para transformarse en una exitosa y divertida saga, posee también algo indispensable en una trama con superhéroe incluido: cierta magia al confluir un Quisiera ser grande (y hasta hay un guiño u homenaje a la película con Tom Hanks) con, precisamente, un superhéroe onda años ’50. Y porque también es un filme sobre un héroe y un superhéroe, que convergen en uno. En lo básico, un antiguo mago transforma a un adolescente con problemas en un superhéroe. Pero mejor analicemos qué hace a ¡Shazam! un filme tan ocurrente y entretenido, que por momentos se vuelve irresistible. Billy Batson es un niño/adolescente (un Asher Angel sencillamente estupendo) que es abandonado por su madre en una feria de atracciones cuando es muy pequeño. Tras pasar y escapar de varios hogares de adopción, Billy termina en un hogar junto a otros huérfanos, inadaptados pintorescos por decir lo mínimo. Y comparte cuarto con Freddy (Jack Dylan Grazer, Eddie en It), quien sufre una discapacidad y es quien le enseña todo el mundo de los superhéroes. Algo que le viene bárbaro a Billy, porque muy pronto será “absorbido”, arrastrado o como quieran interpretarlo por un mago negro y barbudo (Djimon Hounsou), quien busca “un alma digna” para convertirlo en el personaje del título, y así combatir a los siete pecados capitales, que estarán dentro del villano Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong), un hombre despiadado hasta para vengarse de su padre y de su hermano mayor… Y así también Shazam será una especie de Superman con pelo lackeado bien negro, cuerpo musculoso y hasta con capa al viento, en el que Billy se convierte al pronunciar “¡Shazam!”, y vuelve a su cuerpito adolescente diciendo la misma palabra. La dupla de Billy/Shazam con Freddy es casi de antología. Es en sus diálogos y situaciones, enfrentando a otros chicos que le hacen bullying a Freddy o a ladrones, donde la frescura logra enternecernos y saltar bien alto en nuestra consideración. Porque ¡Shazam! es cero pretenciosa, hasta en su ideal del humor más simple, banal o sin rebuscamientos. Lo dicho: Zachary Levi, Asher Angel y Jack Dylan Grazer le devuelven al universo de DC Comics un crédito que algunas películas adaptadas recientemente de su catálogo no estaban mereciendo. A no arruinarlo en próximas entregas.
Producto del abandono de su madre el joven Billy Batson pasó en numerosos hogares, escapándose en busca de su madre y respuestas. No es hasta la llegada de los Vazquez la única familia que parece comprenderlo para que su vida diera un vuelco entre lo que incluye convertirse en el mitico Shazam. Desde entonces descubrirá el significado de la familia. Bajo este argumento, celebró la apuesta arriesgada de DC desde que comenzó a formar su universo cinematográfico. Ya venía algo agotado de Batman o Superman y por eso debo decir que los héroes casi inexplorados como Wonder Woman, Aquaman y Shazam fueron las que más disfrute. Shazam no es una película mala ni regular, es una película apasionada y eso lo agradezco. Los que sean fan de los comics tal vez tengas sus objeciones pero es sabido que el camino de DC desde hace mucho es añadir elementos de Nuevos 52, les guste o no. Es una manera de agiornar también al personaje y en los tiempos que corren es necesario o de lo contrario tendría un efecto muy retro como vimos hace unos años con Superman Regresa (Superman Returns, 2006) Cara a cara heroe y villano Reconozco que desde su desarrollo el film me asusto sobre el enfoque y la cantidad de personajes que habían, llegando a ser comparada con un producto Marvel. Afortunadamente reconozco que el film sale bien parado y la distribución de personajes me pareció acertada y deja lugar para más a futuro. Hablando de personajes, tanto Asher Angel como Zachary Levi (ambos en sus versiones juvenil y adulta/superheroica) me parecieron elecciones acertadas y cada uno se focalizo en dale un enfoque diferente. ¿Qué harían ustedes si fueran niños y de pronto se vieran convertidos en adultos con superpoderes? El enfoque a esa pregunta estuvo brillante y eso es lo que en parte recuerda a Quisiera ser grande (Big, 1989) y si hablamos de secundarios, sin dudas el Freddy de Jack Dylan Glazer, fan de los superhéroes y amigo del protagonista esta no solo para potenciar el tono comico sino también para recordarnos que todo pertenece al mismo universo. Mientras que el resto del reparto acompaña. Toda película del genero tiene un villano y este es el Doctor Sivana, interpretado por Mark Strong que no es ajeno a esos roles, ya que lo vimos previamente como Siniestro en la fallida Linterna Verde (Green Lantern, 2011), tal vez lo mejor de ese filme. En cuanto a Sivana no me deslumbro por completo pero fue llevadero por la labor de Strong. Shazam surgió inspirado por Superman y desarrolló su propio estilo Tal vez pueda objetar que el punto débil del filme fue el uso del CGI en algunas tomas, que se noto artificial pero no es un detalle que arruine la película por completo. Definitivamente un filme personal, algo que se diferencia ampliamente de su competidora en el género y eso no se ve todos los días. Aclaración: No se levanten de sus butacas ya que hay dos escenas post−créditos. No estoy hablando de Marvel.
Vayan por los superhéroes, quédense por el corazón. Si hay una cosa que no se viene viendo con mucha frecuencia (y si se ve, es más una excepción que la regla) son aquellas películas que se concentran en el fenómeno de la amistad entre chicos de la misma edad, si bien el nuevo milenio nos ha dado un par de ejemplos notorios como Supercool en el género de la comedia o It (la versión de Andy Muschietti, desde luego). Es ese el espíritu al que parece evocar Shazam!, incluso tratándose de una película de superhéroes. Familia Elegida Aunque los superpoderes y los supervillanos dicen presente, el desarrollo narrativo de Shazam! tiene su foco puesto en la irreverencia y la complicidad que solo pueden tener los adolescentes, pero más particularmente en el concepto de familia. O mejor dicho, que la familia que uno elige (una manera de describir a los vínculos de amistad) puede llegar a tener un peso afectivo mayor que el de la familia sanguínea, incluso arriesgándose al alegar que este peso se basa en el hecho de que esta última es egoísta y despectiva hacia algunos de sus miembros, mientras que la elegida es comprensiva. ´ Esta diferencia, esta declaración, queda clara desde la primera escena de la película y se expande hacia toda la introducción de personajes. Tanto el héroe como el villano vienen de familias que no los aprecian. La del villano se muestra indiferente al maltrato entre miembros, mientras que la del héroe es completamente abandónica. También están retratadas las consecuencias psicológicas de la desidia de la familia sanguínea. Thad Sivana se pasó su vida tratando de demostrar que su contacto con el mago no fue mentira, y así demostrarle a su padre que no es ni loco ni fracasado, una demostración que a la larga lo consume y despierta los aspectos psicopáticos (o tan psicopáticos como lo puede permitir una película PG13) de su personalidad. Billy Batson por otro lado, incluso con el escepticismo de la adolescencia, se aferra a esa noción que nos instauran del amor paterno instantáneo por el solo hecho de traernos al mundo. Que si bien puede tener una cuota de afecto, esa cuota puede ser abatida por la enorme responsabilidad que implica el ser responsable por otra vida, responsabilidad para la que hay que estar maduro; y no todos dan la talla. El aspecto comprensivo de la familia elegida no nace de un repollo idealizado. Lo primero que le dicen al protagonista es que todos atravesaron su situación, inclusive los cabeza de familia. Cuando el chico huye se muestran visiblemente preocupados, pero por otro lado tampoco se sorprenden porque las actitudes no eran muy diferentes de cuando ellos tenían esa edad y tenían que enfrentar el abandono y el ajuste a una nueva familia. Esta cuestión de la familia elegida, esa complicidad es lo que motoriza a todas las escenas de comedia que están diseminadas a lo largo de toda la trama. Porque el foco de Shazam! está puesto ahí, al menos desde una cuestión de género cinematográfico. Un foco que no pierde incluso en las escenas de acción y efectos visuales. Un foco que influye en una llegada al clímax narrativo de forma natural y no por simple convención.
¿Quién no quiere ser un superhéroe? David F. Sandberg es un realizador que ha venido trabajando en el género del terror paranormal (Anabelle: Creation y Cuando las luces se apagan, por citar únicamente sus largometrajes), siendo esta producción, Shazam!, su primera experiencia por fuera del género al que está acostumbrado. Y se nota. Uno de los principales defectos de la película -a mi juicio- es la ambigüedad genérica, que va de la mano de una indeterminación en torno al perfil etario al que la película pretende ofrecerse. Por momentos parece querer ser comedia (sobre todo las escenas en que aparece Shazam, cuya torpeza corporal nos recuerda la serie de 1981 The Greatest American Hero con William Katt y Robert Culp); por momentos busca el carácter melodramático; por momentos quiere ser fantasía infantil; por momentos aborda tonos más oscuros, cercanos a una temática paranormal (a la que está acostumbrado evidentemente su realizador). La ambigüedad genérica no resulta problemática debido a problemas clasificatorios, sino por lo inorgánico de sus partes, la debilidad de las conexiones entre los tonos narrativos, y la excentricidad de las decisiones en torno, por ejemplo, al personaje del héroe. En este último caso, se podría haber justificado la inadecuación corporal que el héroe manifiesta, no sólo en las acciones realizadas, sino también en la figura corporal, al límite del grotesco, por una inadecuación corporal del Bill adolescente. Sin embargo, tal cosa no ocurre, y, por el contrario, Bill se nos muestra como una persona con buen dominio corporal, y seguridad de sí mismo. Se dirá que es una inversión de la lógica Clark Kent/Superman, donde Clark es el torpe y tímido, y el superhéroe, el extrovertido y hábil. Empero, en el caso de Superman tal antagonismo está justificado diegéticamente como parte de una estrategia que emplea Superman para pasar desapercibido; en el caso de Shazam, es un capricho del relato, sin justificación aparente. Es también torpe la edición de la película, que tiene su inicio con la conversión del niño en el malvado Dr. Sivana. Esta torpeza trabaja en dos dimensiones: la claridad narrativa, y la efectividad dramática. Respecto del primer tópico, el espectador no iniciado en el personaje del cómic, puede verse confundido con la extensa presentación de este niño que finalmente no será Shazam. Esto es debido a que tradicionalmente un relato clásico presenta en la primera secuencia la constitución del héroe, y no del oponente. En todo caso, si es necesario ahondar en la constitución del villano, tal cosa sucede siempre a posteriori. La razón fundamental de ello es reforzar la impresión inicial y la identificación afectiva del espectador con el héroe. En cuanto a la segunda cuestión, toda la secuencia no hace más que dilatar innecesariamente la presentación del personaje principal, cuya biografía finalmente pretende subsanarse por medio de un expediente flashback y posterior conversación con la madre, cuyos elementos narrativos no sólo resultan inverosímiles sino también confusos. Pero lo peor del caso es que el desengaño de Bill respecto de la expectativa de ese reencuentro, que se supone lo motorizó tanto como para huir de numerosas familias, desemboca en una indiferencia tan inexplicable como carente de impacto dramático en el desenlace de la historia. Toda la biografía de Bill, incluido el reencuentro con su madre, podría haberse omitido (como podría haberse omitido también la melodramática biografía de Sivana) y el núcleo del relato hubiese quedado intacto. El relato es previsible y carece tanto de esa poética que permite entrar en la suspensión de la credulidad, como de la ironía necesaria para poder burlarse de sí misma. Ese punto tibio intermedio -ni una cosa, ni la otra- es parte de la indefinición que la película arrastra durante todo el relato.
Como una cerveza fría en verano “Shazam” es la palabra que le permite a un adolescente común y corriente convertirse en un superhéroe con poderes que en su vida hubiera esperado tener. Y es también el nombre de la película que muestra que el universo cinematográfico de DC Comics es capaz de tomarse un poco menos en serio todo lo que ocurre dentro de la pantalla. Desde ya que la fórmula no está ni cerca de ser novedosa en el amplio horizonte de superhéroes del siglo XXI: Marvel viene aplicándola con regularidad desde Deadpool, pero hasta ahora el estudio detrás de Batman y Superman se había mantenido firme en su apuesta por la gravedad, el tono sepulcral y los diálogos presumidamente importantes como normas de los relatos, lo que terminó convirtiendo a estas películas en involuntarios objetos de consumo irónico destinatarios de miles de memes. En ese sentido, al lado de Liga de la Justicia o Batman vs. Superman, ¡Shazam! es tan refrescante como una cerveza fría en pleno verano. Dirigida por David F. Sandberg, un asalariado de Warner que ya había ocupado la silla plegable en los films de terror Annabelle y Nunca apagues la luz, ¡Shazam! no esconde su filiación directa con Quisiera ser grande, aquélla película en la que Tom Hanks se convertía en adulto gracias a un hechizo, y que aquí es referencia con una escena alusiva. La acción arranca cuando un antiguo mago elige a Billy Batson (Asher Angel) para que vuelva a encerrar a los siete pecados, un grupo de monstruitos que, utilizando el cuerpo de un típico villano resentido (Mark Strong), tienen como inédito objetivo destruir el mundo. No hay nada en Billy que a priori lo vuelva un candidato para tamaña responsabilidad: tímido y huérfano, pasó su infancia de casa en casa, hasta que terminó con una familia que ya tiene unos cuantos hijxs adoptivos. Hijxs de todo tipo y color, como manda la corrección política del mainstream contemporáneo: asiáticxs, negrxs, gordxs y hasta un discapacitado, cuestión de contentar a todxs. La búsqueda de esa madre abandónica, a quien perdió en una visita a un parque de diversiones (¿?), sirve para una subtrama con la que el guión intenta ahondar en el perfil psicológico de Billy, como si DC no quisiera perder la costumbre de dotar a sus protagonistas de oscuridad aun cuando esto implique forzar los mecanismos del relato. La película funciona mejor en su cruza de high school movie y los tópicos habituales del cine de los encapotados contemporáneo. De las primeras toma una mirada lúdica que aleja la película de las canchereadas de Deadpool. De las otras, un humor inocentón, pop y nerd, múltiples referencias a comics y otras películas y, desde ya, un arco narrativo que preludia el inicio de una saga. Otra saga más y van…
Un gran homenaje al cine de los 80 con aires spielberguianos, aquel cuyo tema era “algún día vas a crecer, acéptalo como aventura”. Alguien dijo que era la mezcla de “Superman” y “Quisiera ser grande”. Es la mezcla de “Superman” y “Quisiera ser grande” y la receta funciona. No importa a qué empresa pertenezca, “Shazam!/Capitán Marvel” (depende de vuestra edad es como lo llamen) siempre fue una mezcla de humor de cartoon con superhéroes. La película cuenta cómo un pibe de 15 años más bueno que el pan se convierte en un supertipo con sólo decir la palabra mágica “Shazam”, y cómo eso lo afecta, lo divierte y le permite cumplir las fantasías omnipotentes de la adolescencia hasta que llega la hora de la responsabilidad y subir un par de escalones de madurez. Y todo –¡Por fin!– olvidando las competencias feroces entre “tanques” y marcas que signan para mal el cine de hoy. Un gran homenaje al cine de los 80 con aires spielberguianos, aquel cuyo tema era “algún día vas a crecer, acéptalo como aventura”. Se trata de eso.
Aprendiendo a ser un héroe Shazam! (2019) es una película cómica de superhéroes dirigida por David F. Sandberg (Cuando Las Luces Se Apagan, Annabelle: La Creación) y escrita por Henry Gayden. Siendo el séptimo filme en el Universo Extendido de DC, el reparto incluye a Zachary Levi, Jack Dylan Grazer (It, Beautiful Boy), Mark Strong, Asher Angel, Faithe Herman, Ian Chen, Djimon Hounsou, Grace Fulton, Jovan Armand, Cooper Andrews, Marta Milans, entre otros. La historia se centra en Billy Batson (Asher Angel), un joven de 14 años que de muy chico vivió un episodio que lo dejó marcado para siempre. Billy se la pasa escapando de los hogares de acogida que le asignan ya que él tiene la esperanza de volverse a encontrar con su madre biológica, a la cual busca sin cesar. Cuando Batson comienza a vivir con la familia Vasquez, compuesta por los padres y cinco chicos adoptados, la camaradería con el entusiasta Freddy (Jack Dylan Grazer) no tardará en aparecer. Gracias a un encuentro fuera del mundo real con un anciano hechicero, Billy adquiere la capacidad de convertirse en un superhéroe adulto cada vez que dice en voz alta la palabra Shazam (al decirla ya siendo un superhéroe vuelve a su estado humano original). Freddy será el único al que Billy le confíe este secreto, por lo que los dos pasarán el tiempo libre probando qué poderes tiene Shazam (Zachary Levi). Por otro lado, el físico Thaddeus Sivana (Mark Strong), que obtuvo poderes por su cuenta, será una amenaza para la sociedad. Divertida, ligera y con agradables personajes, Shazam! es una propuesta completamente familiar que logra su cometido de entretener con un humor muy sano. Zachary Levi prácticamente nació para ser este superhéroe: el actor que en su momento le dio la voz a Flynn Rider en Enredados (Tangled, 2010) aquí brilla al interpretar a un niño en el cuerpo de un adulto. La capacidad de asombro al darse cuenta de su fuerza, inmunidad ante las balas, velocidad y poder de volar resulta muy genuina, aparte de que el hecho de que Shazam se comporte de manera infantil tiene mucho sentido y no lo hace ver como un tonto, más bien el espectador logra reírse a la par del superhéroe y no de él. En cuanto al villano, el director y guionista se ocupan de darle tiempo en pantalla para mostrar su trasfondo, lo que hace que entendamos por qué se llenó de celos y odio. Sin embargo las diversas subtramas no están bien estructuradas, haciendo que el físico Sivana desaparezca por un buen rato del foco de atención: cuando se vuelve a ese conflicto no se siente del todo natural. Cada integrante de la nueva familia de Billy tiene alguna línea de diálogo para destacarse, no obstante el que sin lugar a dudas logra sobresalir es Jack Dylan Grazer como Freddy. La dupla de este chico tanto con Billy en su cuerpo original como con Billy convertido en Shazam es muy atractiva de ver, recordando a otros filmes de los 80 donde la relación de amistad y complicidad entre dos personas era el centro de la trama. A pesar de que el último acto sea innecesariamente largo y en cierto punto el exceso de chistes se note, Shazam! irradia carisma y deja un buen mensaje sobre la familia. Quédense hasta el final de todo ya que hay dos escenas post crédito.
Tras años de espera finalmente el Capitán Marvel original llega a la pantalla grande, con una película que finalmente le hace honor a un personaje con una trayectoria desventurada. Con el gran David F. Sandberg detrás de las camaras el film plasma a la perfección como un nene reaccionaria ante tan grandiosos poderes. La historia sigue a un huerfano de 14 años, Billy Batson (Asher Angel), que es elegido por el hechicero supremo para cagar con los poderes de los dioses del olimpo. Todo para detener a un grupo de demonios que personifican los siete pecados capitales. En ésta aventura Billy contará con la ayuda de sus nuevos hermanos adoptivos, liderados por Freddie (Jack Dylan Grazer), quienes lo ayudarán a controlar éstos grandiosos poderes sin dejar de lado la diversión juvenil. ‘WONDER WOMAN’ fue la patada que Warner necesitaba para empezar a respetar los personajes de DC Cómics. La película de la amazona no es de mis favoritas, pero objetivamente cumple con todo lo que un film de ésta clase necesita para ser bueno. Con ‘AQUAMAN’ el rumbo continuó fijado hacia la cumbre, con un estilo visual deslumbrante consiguió conquistar a muchos nuevos espectadores que seguían asqueados por la mutilada ‘Justice League’ o la enquilombada ‘Batman Vs Superman’. Si bien la película del atlante tampoco me volo la cabeza (sus personajes eran muy unidimensionales para mí gusto) mí confianza con estos personajes seguía creciendo. ‘SHAZAM!’ finalmente me termino de comprar, no exagero al decir que es la mejor película de la nueva era de DC Cómics. Las actuaciones son encantadoras, la historia es atrapante y el humor esta hasta mejor tratado que el cine de Marvel Studios. Warner se arriesgo a hacer chistes para el publico adulto, algunos bastante subiditos de tono pero en el buen sentido. Es muy bello cuando el cine comercial no nos toma por boludos y nos busca hacer reir sin caer en los cliches de humor integramente blanco al que nos tiene acostumbrados el mundo actual. Mark Strong interpreta al Doctor Silvana, un villano que externamente parece ser un cliche pero que al resolver su conflicto interno logramos empatizar con el. Hay una gran escena del personaje en donde Sandberg se dio el gusto de meter su preciado genero de horror, con una violencia moderada pero imponente. Su papel es el contraste perfecto con la poca experiencia de Billy, haciendo que las peleas no solo sean de una gran calidad visual sino que también sobresalen con un muy buen tono humorístico. Hubo un momento de la trama en donde pensé que la motivación de Billy se estaba perdiendo, pero los guionistas retoman éste elemento de una forma tan madura y centrada que, como espectador, tengo que admitir que me hizo un bingo de lo que me gusta ver en una película. Hay mucho humor pero en cierto momento el drama nos agarra por sorpresa y nos pega duro, la heterogeneidad de generos es algo muy difícil de nivelar y en éste caso lo hacen de una forma sublime. Tengo una sola queja, me parece que retratar a Billy como un joven de 14 años es algo que puede perjudicar en una hipotética (aunque practicamente confirmada) secuela. La película hubiese funcionado aún mejor con un actor un poco mas jovencito. No obstante Asher Angel tiene un parecido INCREÍBLE con Zachary Levi, quien se morfa la película con su histrionismo a la hora de interpretar al todo poderoso SHAZAM. Los personajes secundarios también brillan, Freddie es un gran guía para Billy, su amistad es genuina y se construye con total fluidez. Warner entendio todo volviendose autoreferencial. Comenzaron con esta onda en la excelente ‘LEGO BATMAN’ y posteriormente en ‘TEEN TITANS GO! TO THE MOVIES’. Los meta chistas no faltan en ‘SHAZAM!’, los errores del DC Cinematic Universe son reciclados de formas muy inteligentes para brindarnos risas y momentos espectaculares que hasta nos hacen querer revisitar los proyectos fallidos para apreciar éstos desde una perspectiva distinta … bravo por ésta idea. No se pueden perder “SHAZAM!”, una película de superheroes que sobresale del resto. Les cuento que Warner se encuentra desarrollando una película del anti heroe BLACK ADAM, eterno nemesis de CAPITÁN MARVEL. Dwayne ‘The Rock’ Johnson interpreta al personaje en un film que promete introducir a la JUSTICE SOCIETY OF AMERICA en el cine. La idea es cruzar al personaje con SHAZAM en un épico enfrentamiento … posiblemente para el cierre de la trilogía. Se vienen tiempos gloriosos para DC Cómics en el cine… Calificación 8.5/10
Sin llegar a la irreverencia y cambio de aire que significó Deadpool para los estudios FOX (Ahora Disney), Shazam! es la respuesta de DC Comics / Warner a tanta solemnidad fallida, que tuvo sus peores fracasos en El Hombre de Acero y Batman v Superman (y hasta contaminó lo que debió haber sido una celebración geek que fue la apurada Liga de la Justicia). Hay que ser sinceros, no obstante, y decir que aunque esto es un gran avance, no es una constante a lo largo de toda la película, que igualmente por momentos cae en una oscuridad que se torna innecesaria, sobre todo en un contexto que tiene a un superhéroe colorido que, en el fondo, es simplemente un niño. Pero estos tropiezos, sumados a una quizás excesiva duración (siendo una historia de orígenes, abundan las explicaciones y prefacios), afortunadamente no atentan contra el producto final: Shazam!, del director David F. Sandberg (Annabelle 2, Lights Out) es, junto con La Mujer Maravilla, lo mejor que la productora cinematográfica de Batman engendró en los últimos tiempos. Y el verbo “engendrar” bien aquí aplica, porque a la historia de magia y superpoderes se suman signos diabólicos y siete demonios, que representan a los pecados capitales. Sandberg no se quita del todo su gusto evidente por el terror, y dota de notable tensión algunos pasajes que sin duda asustarán al público más joven. Conviene aclarar esto, ya que desde el afiche, con un aniñado héroe mascando chicle, la impresión puede ser otra. Tras una prematura introducción del villano de turno (Mark Strong, en piloto automático) el punto de inicio del héroe marca lo que será el tono de la película: un cruce entre un pre-adolescente y un viejo mago, que necesita pasarle los poderes a un “alma pura” antes de morir. Tras una serie de castings fallidos, decide probar suerte con Billy Batson (Asher Angel), un huérfano acostumbrado a huirle a los problemas, en lugar de enfrentarlos. No parece la opción ideal, es cierto, pero siendo sinceros… ¿cuándo sucede eso en una historia de orígenes? A partir del momento que el niño grita “¡Shazam!” éste se convierte en el personaje del título, y adquiere una serie de habilidades que van desde lanzar rayos con sus manos hasta volar y poseer una descomunal fuerza. Un divertido testeo de estos poderes con la supervisión de su compañero Freddy (Jack Dylan Grazer) se convertirá en uno de los momentos más deliciosamente absurdos de la película. Para el momento en que el reloj marca la dos horas y diez de película, Shazam! sin dudas agotó sus recursos pero lo hizo con tanta gracia y entretenimiento, que no importan sus excesos y redundancias. Sandberg logró aligerar el tono lúgubre de los films DC, y sin competirle directamente a Marvel, dotó a su personaje de un atractivo tono satírico, que le permite salir airoso de situaciones épicas en las cuales otros films fracasan. Que Zachary Levi encarne al héroe con tanto amor y devoción también tiene mucho que ver con su éxito.
La era depresiva de Zack Snyder en DC habrá terminado pero el nuevo rumbo que propone Warner con esta franquicia tampoco es muy superior. Los argumentos que se utilizan para ensalzar esta película en las críticas se relacionan con el hecho que tiene humor y es entretenida; dos cuestiones que no puedo refutar. En efecto, si sirve de consuelo, Shazam es mucho más amena que el Escuadrón Suicida y tiene un montón de chistes, sin embargo, no deja de ser también una producción de medio pelo, con serios problemas de identidad en su narración que ofrece un espectáculo olvidable. El caso de este personaje era complicado. Nos encontramos ante un superhéroe que se quedó estancado en los años ´40, se peina como Carlos Gardel, viste unas mallas rojas ajustadas, botas amarillas y una capita que le llega hasta los hombros. Por no mencionar que su frase de cabecera es “Holy Moley”. En los 80 años de vigencia que tiene el personaje fueron muy pocas las ocasiones que pudo brindar relatos interesantes en los cómics, ya que a los artistas de DC siempre les costó reinventarlo en un contexto moderno. El escritor Geoff Johns, quien restauró la dignidad perdida de Aquaman en el 2011, también rescató la figura de Shazam hace poco en una nueva interpretación que es la fuente de inspiración de esta producción. Los primeros 30 minutos de este film son realmente muy buenos (es justo mencionarlo) y de hecho calca situaciones y diálogos de las últimas historietas que se hicieron con este superhéroe. Asher Angel compone un excelente Billy Batson (mucho más simpático que el del cómic) y el casting de los huérfanos que acompañan al protagonista fue brillante. Eso también se lo reconozco al film. Cada uno de los chicos encarnó a la perfección los roles de la historieta y Jack Dylan Glazer se destaca como Freddy Freeman, el clásico compinche del protagonista. La buena química que tiene Glazer con Asher y Zachary Levi en más de una ocasión levanta muchísimo esta propuesta. El director David Sandberg (Nunca apagues la luz) tuvo la intención de desarrollar esta producción como una especie de Quisiera ser grande con superhéroes. Algo que tiene sentido ya que en cierto modo ese es el concepto de este personaje. Shazam no es otra cosa que un hombre poderoso con la mentalidad de un chico de 14 años. La idea era buena pero la ejecución resultó completamente fallida y esto para mi afectó bastante al film. La gracia de Quisiera ser grande era que la interpretación de Tom Hanks te hacía creer que era un chico adolescente y su labor estaba en perfecta sintonía con el protagonista juvenil que se presentaba al comienzo. Por el contrario, en Shazam hay una incoherencia absoluta entre la personalidad de Billy Batson y la que tiene el superhéroe . Billy es un chico bastante lúcido e inteligente, con una historia de vida fuerte y cuando se transforma en Shazam pasa a convertirse en un completo idiota que parece pertenecer a una película diferente. Zachary Levi trabaja en un film aparte donde se nota un esfuerzo descomunal por ofrecer una historia graciosa, como tal vez designaron los estudios de marketing de Warner. Cada vez que el superhéroe se transforma en Billy Batson la película cambia radicalmente de tono y no termina de quedar claro cuál es la verdadera versión del director. Por un lado tenés un film atractivo (todas las secuencias con Batson y los huérfanos) que evoca el cine de fantasía y aventuras de los ´80 y después está la sitcom de Levi que parece salida de un sketch del programa de Jimmy Fallon y es otra producción aparte. Durante el desarrollo de la historia Shazam no tiene otra finalidad que ser usado como un Deadpool Pakapaka para rellenar la trama con situaciones graciosas. Hay chistes que funcionan bien y otros entran en el terreno de lo patético, como una referencia que incluyeron a Rocky Balboa No hay mucho más que eso. Sandberg no hace absolutamente nada con la exploración del mundo de la magia y la mitología griega con la que se relaciona el superhéroe porque todo se desarrolla a través de un espectáculo bastante tonto, dirigido al público infantil. Inclusive como sátira del género es completamente inepta y atrasa 20 años. Por el lado del villano, Mark Strong vuelve a quemarse otra vez con un rol muy pobre como ocurrió en Linterna Verde. No obstante la culpa no es de él. La narración de Sandberg no le da ningún espacio para trabajar al Doctor Sivana que tiene apariciones muy limitadas y tampoco aporta nada relevante. Por el lado de los aspectos técnicos nos encontramos ante una película genérica y chata que no hace el mínimo esfuerzo por ofrecer alguna secuencia de acción decente con la figura de Shazam. El hecho que Sandberg trabajó con la mitad del presupuesto de James Wan en Aquaman no es una excusa sólida para justificar su falta de creatividad e ingenio en el campo de la acción. Hasta la serie de televisión Arrow presentó mejores persecuciones y peleas. El enfrentamiento final del héroe con los villanos parece salido de un capítulo de los Power Rangers de los años ´90, que por lo menos le ponían más emoción. Hay otras grandes decepciones con esta propuesta pero entran en el terreno de los spoilers. Por estos motivos, cuando pensás la película más allá de los momentos graciosos, el resultado final es bastante flojo. Obviamente si recordás que de la mano de Zack Snyder Wonder Woman hubiera muerto en su segunda aparición en la Liga y Superman tras resucitar luego de su innecesaria muerte se hubiera convertido en un villano manipulado por Darkseid a Zachary Levi le tenemos que dar un abrazo. Si hay que escoger el mal menor no dudo en quedarme con el Deadpool Pakapaka o el Aquaman Thor de Jason Momoa que por lo menos le ponen más onda. Sin embargo no alcanza. Esto es DC y el gigante sigue dormido porque el estudio Warner está completamente perdido con el género de superhéroes. Esa es la verdad que no te van a contar los fans obsecuentes de la compañía, que defienden cualquier cosa que haga el estudio, porque entienden que la editorial es un club de fútbol. En fin, de esta propuesta me quedo con todos los momentos de Billy Batson y los huérfanos y no hay mucho más para rescatar. Tampoco es una película mala pero al igual que las entregas de Ant-man, que también fueron entretenidas, queda en el olvido poco después que abandonaste el cine.
Aclaración: Está crítica está escrita por un fan de DC Comics, por lo tanto, puede estar un poco viciada. Nueva película de DC que viene con el mote de “es la mejor”. Pasó lo mismo hace unos meses con Aquaman y ahora con esta. No coincido con esa afirmación, pero no porque este film no sea bueno, porque lo es (y mucho) sino por la nueva tendencia de “explotación del hype y la manija”. Toda ya, todo descartable y nos olvidamos mañana. Con Shazam ocurre eso porque de las películas de DC es la que más se acerca a una de Marvel, pero no, por suerte, en fórmula narrativa, sino en humor. Y en este caso en particular, está muy bien que así sea porque el personaje es así. En los comics, ya desde la década del 90, y ahora muy acentuado desde The New 52 (2011), Billy Batson mantiene su mente y personalidad adolescente aún cuando se transforma en el superhéroe. (Antes cambiaba su personalidad hacia la de un adulto). Y ese es el espíritu de esta película. Tal cual la vienen vendiendo desde que la anunciaron: Quisiera ser grande (Big, xxxx) pero con super poderes. No solo hay referencias directas hacia aquel clásico protagonizado por Tom Hanks, sino que capta bastante su espíritu. Y estoy convencido que se aprecia más esto si el espectador es niño o adolescente y no un adulto. Amén de esto, un tema para abordar es la escala de la película. En este caso en particular es más bien chica, en comparación con Aquaman, Liga de la Justicia, Batman Vs Superman, etc. Se trata de un film más pequeño, tanto en presupuesto como en ambición. No hay una amenaza global o una invasión extraterrestre. Es algo más pequeño y contenido. Y está bien que así sea, y que se centre en cosas tales como personalidades y dinámicas. El fuerte de a cinta es la relación de Billy con su familia adoptiva y su relación de amistad con Freddy. Hay mucho corazón en todo. Y eso es lo que más destaco. Incluso podés llegar a emocionarte. Ciertos vínculos de Billy logran eso. El director David F. Sandberg, quien viene del palo del terror con Lights out (2016) y Annabelle: creation (2017), pareció una elección jugada en su momento, pero fue la acertada. Se nota su pasión por el personaje y por ese mundo en cada plano. Rinde homenaje constante a los clásicos del género, en un film plagado de referencias. Y hablando de eso, es un tanto paradójico que esta película esté tan embebida en el DCEU cuando éste viró para otro lado. Aquí no se deja de hablar de Superman y Batman. Cosa que celebro mucho como fan, pero que al mismo tiempo da algo de bronca porque no sabemos cuándo va a haber un nuevo cruce de personajes, esta vez con Shazam incluido. Hay que ver la película varias veces para captar todos los detalles y easter eggs, muñeca Annabelle mediante. La puesta es muy buena, pero se nota que el CGI no es tope de gama. Hay algunas secuencias en las cuales se nota bastante. La música me gustó mucho, y ciertas inclusiones en el score son brillantes. En cuanto al elenco, Zachary Levi se come el film con su carisma. Da la sensación de que nació para el papel. Requiere mucho de él, no nos olvidemos que es un adulto con superpoderes y con personalidad de adolescente. Solo un actor con varios niveles de registro puede lograr eso. Asher Angel está muy bien como Billy Batson, pero no tanto como Jack Dylan Grazer, cuyo Freddy Freeman es espectacular. El resto de la Shazam Family también está genial, es un ensamble que deja con ganas de más. Mark Strong como Sivana está muy bien, pero no sorprendió a nadie. Ser buen villano es lo suyo. En definitiva, Shazam es una gran película de superhéroes, construida de manera adecuada al personaje y no al revés. Es puro festejo para el fan de DC, y gran aventura para el espectador (de cualquier edad).
El otro Capitán Marvel. Hace tan solo unos meses que llegó a las salas de cine Capitana Marvel como la primera heroína del Universo Cinematográfico Marvel y el primer estreno superheroico del año. Ahora es el turno de otra adaptación comiquera por parte de la competencia; el otro Capitán Marvel que, por cuestiones de derechos, solo lo nos referiremos a él a través del enérgico grito de Shazam!. El film cuenta en todo momento con esa misma energía poderosa que recorre el impacto de un rayo en el joven Billy Batson (Asher Angel), dando muestra del buen uso de las bases del cómic en la forma de una comedia familiar. Shazam! no teme al ridículo y, a diferencia de los malogrados y solemnes films de DC que le preceden, abraza el humor en toda su expresión, lo que hace que el trabajo de Samberg sea en todo momento una fiesta para la audiencia, y lo es aún más gracias a la excelente química en pantalla de los dos niños protagonistas pero más aún en todas las escenas en las cuales la versión adulta de Billy —esto quiere decir cuando está convertido en Shazam (Zachary Levi)— interactúa con su hermano adoptivo Freddy (Jack Dylan Grazer). Esto se debe a que, a fin de cuentas, este es un film con niños y sobre niños y eso irradia cada escena y cada expresión y comportamiento de la caracterización de Levi. La historia de un niño que es escogido a través de la magia para ser el campeón protector del mundo con la fuerza de los dioses griegos está colmada de iconografía popular nacida de las páginas de los cómics. Pero el camino tomado para ser contado es el no olvidar que se trata de un niño con superpoderes, lo que implica que con un gran poder llegan muchas irresponsabilidades, enojos y autodescubrimientos muy propios de la edad de sus jóvenes protagonistas. Todas las ideas tomadas para abordar estas divertidas problemáticas son muy acertadas en su tono y en la forma en que repercute en la amistad/hermandad de Billy y Freddy. La manera en que Levi encarna a este poderoso superhéroe remarca enfáticamente que siempre se trata de un niño. De allí nacen las divertidas secuencias en que va probando y descubriendo sus distintas habilidades o lo que significa lidiar con un cuerpo que de un momento a otro a cambiado considerablemente como una etapa de crecimiento acelerada. El carisma y la gracia del personaje residen en la capacidad de su actor para no hacer que el público olvide en ningún momento que quien lleva puesta la capa es, en el fondo, tan solo un chico de 14 años. La elección del villano de turno, y la forma en que se desarrolla su arco, es otro de los elementos fuertes del film ya que, al igual que su contraparte, se trata simplemente de un niño. Todo lo que motiva la maldad del doctor Sivana (Mark Strong) se debe a la falta de una infancia y un rechazo constante por parte de su familia. La ira de toda una vida y el resentimiento de no haber sido digno de llevar el manto de Shazam se expresan como enojos de un chico caprichoso y envidioso que, con la liberación de siete demonios que representan los pecados capitales, puede desatar un mal terrible sobre el mundo. De esta manera, la falta de madurez tanto en el héroe como en el villano es un hilo conductor que varía dependiendo del lado del bien o el mal en que la historia se deposite. Shazam! apela a la diversión y lo entrañable de sus personajes, haciendo que el humor y el corazón del film tengan igual importancia, así como Freddy y Billy la tienen, tanto en conjunto como por separado. Samberg lleva a cabo una producción que, sin apelar a la grandeza o al heroicismo al que nos suele tener acostumbrados el género, busca simplemente divertir a través de la simpatía y el cariño de los personajes. Billy es un huérfano que, en el proceso de ser un superhéroe, debe aprender a sentirse parte de la familia que le da acogida. Los protagonistas del film logran eso mismo con la audiencia, el espectador la pasa bien y llega a entender a los personajes de tal manera que, de algun modo, se termina sintiendo bienvenido a ser parte de la familia que lo adoptó por unas horas al ver el film. Tan solo es necesario gritar Shazam! para sentirse como en casa.
Parece ser que de a poco, a los tumbos y no tan planificado, DC Comics empieza a enderezar el barco como para seguir navegando en la industria. Los éxitos relativos de La Mujer Maravilla (Patty Jenkins, 2017) y Aquaman (James Wan, 2018) se entienden como dos muletas importantes luego del tropiezo de Batman vs Superman (Zack Snyder, 2016) que derivó en la esperada Liga de la Justicia (Zack Snyder, 2017) cuya secuela está en pleno desarrollo. La calidad, claro, corre por otro andarivel y en este sentido, los resultados entre todos estos productos son eclécticos. Lejos del organizado mundo Marvel que tiene la vaca atada. Sin embargo, aquí surge lo que podrá ser considerado un diamante en bruto con grandes posibilidades de generar dividendos inesperados. Se trata del estreno de esta semana: Shazam En principio estamos frente a una comedia de acción cuyo guión se anima a mechar dos temáticas e incluso a sentar posición sobre las mismas, siempre en el campo de políticamente correctísimo. Una es la de la familia. La que se tiene y la que se elige porque la orfandad es el punto de partida en el texto de Henry Gayden y Darren Lemke. La otra temática está mucho más de moda en los productos norteamericanos del último lustro y es el mundo adolescente. Desde Stranger Things (2015-2018), la serie de NETFLIX, a It (Andy Muschietti 2017) el cambio de etapas de la vida, llevado al universo audiovisual está siendo altamente redituable. Billy Batson (Asher Angel) es un chico huérfano con un alto porcentaje de escapes de familias adoptivas desde que se extravió en una feria cuando era un nene. Desde entonces busca a su madre a quién nunca volvió a ver y por eso sus huidas son sistemáticas. Paralelo al trámite de una nueva adopción en la casa de Rosa (Marta Milans) y Victor (Cooper Andrews), un matrimonio muy piola que alberga a todos los huérfanos que puede, Billy sufre un episodio que lo conecta con el Mago Shazam (Djimou Honsou). Anda en problemas el hombre porque está perdiendo su poder para contener al espíritu de los siete pecados capitales que por su lado, ya tienen en el Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong) alguien en quien habitar (también de infancia difícil según la introducción de los primeros cinco minutos). Desde la entrada de Billy a la casa adoptiva empieza otra película. Aparece el humor al conocer a Freddy (Jack Dylan Grazer), un joven de su edad simpático, verborrágico y fana de las revistas de historietas (de DC comics, obviamente). Un día el mago le transfiere los poderes a Billy y nace el Shazam que vemos todos en el afiche en la piel de Zachary Levy, el actor de la serie Chuck. En ese viraje que pega el guión, esta realización se emparenta con aquel relanzamiento de El hombre araña que Marvel hizo hace dos años. Un pibe de secundaria con un enorme poder que debe aprender a manejar responsablemente (pobre JFK si supiera en qué se transformó su frase). Shazam gana mucho terreno en el campo de la comedia. Logra que el espectador empatice rápidamente con toda la situación y además, el director David F. Sandberg, nunca abandona los otros entramados del guión que tienen que ver con la integración a la familia por un lado y la vanidad del poder por el otro. Es cierto que hay algunas desprolijidades narrativas respecto de los momentos de transición y que hay una evidente falta de desarrollo de algunos personajes acorde a la importancia que tienen todos los chicos adoptados en el último tercio de la película, pero estas observaciones también son “tapadas” por el carisma del protagonista central. El elenco funciona bien. Los dos chicos Jack Dylan Grazer y Asher Angel tienen una frescura notable frente a la cámara además de una química mutua perfecta y en el caso de Zachary Levy propone posturas de héroe de historieta demodé haciendo una suerte de contra-registro al resto. También Mark Strong tiene una labor equilibrada en el villano que compone y de hecho es el único que debe mantener una impronta que pueda emparentarse con el resto del universo DC porque da toda la sensación que si a Shazam le va bien, no sería descabellado verlo en el futuro junto a Batman y compañía, así como el Hombre Araña que compone Tom Holland, se integró a Los Vengadores. Más allá de los planes de los estudios, estamos frente a un entretenimiento que funciona bien y se parece mucho en esencia, a las aventuras de la década del ochenta que tan arraigadas quedaron en la identidad cultural. La taquilla tendrá a última palabra pero Shazam divierte mucho. En definitiva para eso uno entra al cine a ver este tipo de cine.
UNA PIEZA MÁS DEL ROMPECABEZAS Marvel y DC han ido recorriendo un camino similar, pero en sentidos inversos: si el primer sello arrancó con películas pequeñas en espíritu (no desde los presupuestos), destacando primariamente a los superhéroes desde los aspectos individuales, para luego crecer en ambición, resaltar el conjunto y entrecruzar historias personales; el segundo empezó con una enorme ambición, queriendo construir un mundo interconectado desde la nada, y cuando eso falló, retrocedió al foco singular de los personajes y fue reduciendo las conexiones a lo mínimo e indispensable. Eso ya estaba bastante insinuado en Aquaman y termina de consolidarse en Shazam!, que se aleja de toda la solemnidad de Batman vs Superman: el origen de la justicia, para insinuar otra clase de potencialidad que no llega a explotar del todo. El molde básico del film de David F. Sandberg es el relato de Quisiera ser grande, aquella hermosa película de Penny Marshall. Si aquella comedia protagonizada por Tom Hanks se centraba en un adolescente que súbitamente se convertía en un adulto, Shazam! tiene como premisa a un joven, Billy Batson, que por una serie de circunstancias adquiere la capacidad para transformarse en un adulto con toda clase de poderes sobrenaturales. En el medio, elementos clásicos de géneros y sub-géneros juveniles, familiares y de aprendizaje: el protagonista huérfano, que no tiene resuelto el trauma de la figura materna ausente; el mejor amigo que es un freak tanto física como intelectualmente; la familia disfuncional formada por padres adoptivos y otros huérfanos que cumplen con todos los estereotipos posibles; el progresivo descubrimiento de las habilidades y, claro, las responsabilidades que conlleva; y el villano que funciona como reverso exacto de la misma moneda. Todas las piezas mencionadas previamente, Shazam! las maneja con bastante habilidad, pero sin la más mínima innovación, demostrando que conoce todas las reglas y códigos, pero que no pareciera querer atreverse a sumar una lectura propia que le brinde una identidad definida. Por eso unos cuantos de sus guiños (como el chiste que hace referencia a la escena del piano de, precisamente, Quisiera ser grande) lucen un tanto forzados, casi enciclopédicos; el recorrido del antagonista encarnado por Mark Strong, con sus resentimientos contra su hermano y padre a cuestas, no llega a cobrar la potencia necesaria; la resolución de los aspectos dramáticos –como la subtrama referida a la madre biológica de Billy o los dilemas morales que vienen con el uso de sus nuevos poderes- no salen de lo obvio; o, a la hora de establecer conexiones con el resto del mundo de DC, lo hace desde un cancherismo que no deja de ser algo culposo. Incluso hay pasajes verdaderamente interesantes en su coqueteo con lo atemorizante o monstruoso, en los que se nota la experticia de Sandberg en el terror –antes dirigió Cuando las luces se apagan y Annabelle 2: la creación-, pero que no terminan de ser exprimidos a fondo. Donde Shazam! sí se destaca con total fluidez es en la química lograda entre los distintos personajes, que se retroalimentan entre sí a partir de actuaciones que rara vez se equivocan con el tono: Asher Angel como Billy, junto a Zachary Levi como su alter ego Shazam, conforman con Jack Dylan Grazer -como ese compañero de aventuras que es Freddy- un dúo no convencional pero con perfecta química cómica; que a su vez se amplía con los aportes de Grace Fulton, Marta Milans, Cooper Andrews, Faithe Herman, Ian Chen y Jovan Armand, que arman una galería familiar que no puede ser otra cosa que adorable. De ahí que, llamativamente, sea en los minutos finales, con una vuelta de tuerca que rescata la noción de lo grupal, donde el film consigue generar una verdadera empatía. Precisamente, en esos últimos minutos, hay una secuencia donde los personajes deben huir y se encuentran con varias puertas que conducen a realidades o dimensiones totalmente distintas, que incluyen criaturas de todo tipo. No es una secuencia original, pero sí una promesa de algo mucho más aventurero e impredecible. Eso que se promete no llega a aparecer del todo y se queda en insinuaciones. Shazam! es un film efectivo y entretenido, pero que no llega a ir a fondo con su propuesta, quedando como una pieza más de un rompecabezas que aún debe encajar apropiadamente todas sus piezas o definirse simplemente como un mundo eternamente fragmentado. DC está empezando a entender que no puede lograr lo mismo que el Universo Cinemático de Marvel pero aún no definió sus propias fronteras.
El director David F. Sandberg, que dio sus primeros pasos en el cine de terror con “Lights Out” (2016) y “Anabelle: Creation” (2017), ahora hace un salto enorme en términos de producción para dirigir la primera aventura en solitario de uno de los héroes más poderosos de DC Comics, pero también uno de los más desconocidos por el público general que es ajeno al mundo de las historietas. Resulta peculiar la elección de Sandberg porque no se perfilaba como un cineasta dispuesto a hacer un cambio de género y de producción tan grande. No obstante, los resultados fueron más que positivos y este primer capítulo cinematográfico sobre “Shazam!” termina siendo interesante y entretenido. Ya quedó atrás el Universo DC concebido por Zack Snyder que buscaba una aproximación más oscura para competir con el humor y la solemnidad de las películas de Marvel Studios. Como contraposición, las nuevas producciones de Warner/DC exploran un camino intermedio entre la vieja y fallida concepción de la compañía y la propuesta de la competencia con películas que van marcando un nuevo rumbo e identidad. Como es de esperar, el resultado tiene sus fallas y cosas para corregir pero en líneas generales funciona esta nueva búsqueda. Para arrancar cabe mencionar que “Shazam!” es antes que nada una comedia, no busca replicar el humor de Marvel sino que plantea desde un principio moverse en este género. Ahora bien, todo esto está justificado por las características del personaje, ya que Shazam es un niño que termina convirtiéndose en adulto/superhéroe gracias a los poderes que le otorga un mago. Algo así como una especie de “Big” (1988) (O “Quisiera Ser Grande” como se la conocía en Latinoamérica), aquella película de fantasía protagonizada por Tom Hanks donde un niño se convertía en adulto tras pedir un deseo. En esta ocasión, se da un escenario similar e incluso se llega a parodiar y citar en ciertos pasajes aquel film. Billy Batson (Asher Angel), un niño de 14 años que ha crecido en las calles luego de que su madre lo abandonara en una feria, va pasando de familia adoptiva en familia adoptiva. Su vida parece no tener sentido ni rumbo hasta que se muda a un hogar con dos adultos que acogen a varios niños en su misma situación. Allí, conocerá a Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer), un chico fanático de los superhéroes con el que fraternizará y comenzará a salir de aquella triste situación de soledad. Lo que no sabe es que este compañero se convertirá en una especie de entrenador/manager luego de que un antiguo mago (Djimon Hounsou) le otorgue superpoderes. Cada vez que grite la palabra ‘SHAZAM!’, se transformará en el superhéroe adulto homónimo (Zachary Levi). Dentro de un cuerpo musculoso y divino, Shazam esconde la ingenuidad y el corazón de un niño. Pero lo mejor es que en esta versión de adulto consigue realizar todo lo que le gustaría hacer a cualquier adolescente con superpoderes: ¡Divertirse con ellos! ¿Volar? ¿Tener visión de rayos X? ¿Disparar un rayo con las manos? ¿Faltar a la escuela? Shazam va a poner a prueba los límites de sus habilidades con la inconsciencia propia de un niño. Pero necesitará dominar rápidamente esos poderes para luchar contra el temible Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong), un hombre frustrado a quien el mago le negó los poderes cuando era chico y dedicó su vida a encontrarlo para reclamar lo que él cree que le pertenece y así demostrarle a su familia que no es la persona patética y débil que ellos creen. Hay varios aspectos interesantes, divertidos y diferentes en esta propuesta de DC. En primer lugar, la película no tiene ningún tipo de pretensiones. En muchos de sus pasajes busca explotar un humor simple apoyado en la premisa de que es un niño atrapado en el cuerpo de un adulto con las habilidades suficientes para salvar al mundo pero también para hacer todo tipo de travesuras. Por otro lado, su comicidad es el faro que marca el camino de este largometraje por encima de la acción. Algo así, como una especie de “Deadpool” pero menos irreverente y más ATP. Asimismo, si bien la película peca en algunos pasajes de ser un relato bastante convencional en términos de estructura de este tipo de films, logra brindar un villano correcto que incluso es establecido, formado y presentado antes que el mismo héroe, logrando que sus motivaciones sean suficientes (aunque no del todo innovadoras) como para presentar una fuerza antagónica decente. Respecto a la narrativa, resulta funcional a lo que se nos quiere transmitir aunque por momentos haya ciertas inconsistencias e incluso una sobreexposición de información que ensombrecen en cierta forma todo lo que se había logrado. Aun así, estos pasajes no terminan de empañar el trabajo final. Respecto al elenco, cabe destacar la química establecida entre Angel y Grazer, que es de lo mejor de la película, al igual que las interacciones de Grazer con Levi. Este trío lleva adelante la cinta con momentos realmente hilarantes. El casting es de lo más acertado de la obra, el personaje parece calzarle justo a Zachary Levi que con su timing para la comedia hace un trabajo destacado. Lo mismo cabe decir de Grazer que ya había demostrado su talento con su composición de Eddie en “It” (2018). “Shazam!” es una película que encantará a los fans de los comics ya que está bastante bien llevada del papel a la pantalla grande (se tomó como referencia el reboot del personaje de 2011 de Geoff Johns y hay momentos calcados de esa exitosa re-imaginación del héroe), pero que también gustará a los que desconozcan la historia del mítico personaje de DC. Una experiencia divertida, algo liviana e inocente y bien en sintonía con la vieja escuela superheroica. Un personaje con mucho potencial para seguir explotando en futuras entregas.
“Solo di mi nombre, y mis poderes serán tuyos”. Esto es lo que le dice el viejo mago Shazam a Billy Batson, un chico de 14 años que vive en la calle, saltando de hogar en hogar, buscando a su madre. Y es así como Billy se transforma en un… ¿Héroe? Luego del buen recibimiento tanto en taquilla como en críticas de Aquaman (2018) nos llega la nueva apuesta de Warner Bros. y DC. En este caso, la historia del Captain Marvel original, Billy Batson / Shazam. Billy es un chico de 14 años que se las viene arreglando solo desde que se perdió, en su lucha por encontrar a su madre. Al poco tiempo de llegar a un hogar donde todos los niños son adoptados y de empezar una amistad con su ‘hermano’ Freddy, a Billy le son entregados los poderes de Shazam, para detener un mal que está a punto de desatarse sobre la Tierra. La primera palabra que se me viene a la cabeza para describir esta película es que es muy entretenida (okey, dos palabras). Si bien en algunos lugares es apta para mayores de 13 años, acá está catalogada como apta para todo público con algunas reservas por ciertas escenas muy puntuales que no van al caso y que no van a espantar a nadie. ¿Por qué digo esto? Por que claramente esta cinta está apuntada a los más jóvenes, me animaría a decir que cualquier chico entre 5 y 15 años le va a fascinar.
Shazam “Tiene todo lo que tienen que tener una película de Súper Héroes” Nacido en la década de los noventa, atravesé una infancia repleta de figuras a las que admirar, figuras con habilidades extraordinarias que solo dentro de la fantasía se puede aspirar a ser…esos fantásticos héroes con capas: los superhéroes, por lo que era muy popular que niños y niñas tuvieran estampados y juguetes de Batman, Superman, Spiderman y diversos otros; al pasar el tiempo mi amor por ellos disminuyo y a pesar de ir a ver otras películas del género, ninguna era capaz de causarme algo parecido a lo que sentí antes, muchas se veían sobrecargadas de escenas acción o desesperadas por repetir la misma fórmula reiteradamente, en cambio Shazam fue un flashback para mí, tal como Ego al probar el ratatouille en la película del mismo nombre, en la cual el plato es capaz de evocar recuerdos de su infancia, esta película es capaz de traerme todos esos recuerdos de esa infancia tan empapada de superhéroes. En la historia presenciamos a Billy Batson (Asher Angel) un adolescente de 14 años que al haber quedado huérfano por la desaparición de su madre (Caroline Palmer) la busca desesperadamente escapándose de numerosos hogares y familias, tras una reciente búsqueda fallida a este se le da la oportunidad de ser adoptado por una pareja que tomo la tutela de otros cinco niños; Tras una pelea con un grupo de bullies en un intento de huida, el joven es transportado a un extraño lugar, donde fue convocado por un mago que le entrega sus poderes con la confianza de que será capaz de vencer al ambicioso Dr. Thaddeus Sivana (Mark Strong), por lo que con tan solo decir la palabra “Shazam” Billy tomara una forma adulta (Zachary Levi) capaz de manejar sus ”súper habilidades”.
SHAZAM es el nombre del hechicero que le da sus superpoderes a un “campeón” seleccionado por la pureza de su corazón. El elegido es Billy Batson, un chico de 14 años que es adoptado por una nueva familia, después de escaparse de varios hogares. Aunque Billy no es exactamente la definición de un “héroe”, eventualmente va a tener que usar sus nuevos poderes para luchar contra el mal. Pero mientras tanto, es un pibe normal al que de repente le pasa algo extraordinario y no sabe qué hacer con eso. Su versión adulta (Zachary Levi) es tan despistado como carismático, la elección perfecta para interpretar a un chico en el cuerpo de un adulto. Por suerte cuenta con la ayuda de Freddy (Jack Dylan Grazer), su nuevo hermano adoptivo que sabe todo lo que hay que saber sobre superhéroes. Entre los dos van a ir averiguando de a poco cuáles son sus poderes, por qué los tiene y cómo los puede usar. Todo con un desopilante montaje de “entrenamiento” al mejor estilo Rocky, pero en tono comedia adolescente, con música pop y referencias al mundo de los cómics. Porque si hay algo que tiene esta película es un meta discurso muy inteligente sobre el resto del universo extendido de DC, sus héroes y lo que significan para la cultura popular. Mientras tanto, el villano de turno hace de las suyas para enfrentar a Billy con un mundo que desconoce tanto como el de la adultez. El guion juega mucho con el nombre de este nuevo superhéroe (nuevo para la pantalla grande, ya que sus cómics datan de 1939, sólo un año después que Batman y Superman) porque en un principio se lo conoció como Capitán Marvel, título que eventualmente pasó a la “competencia”. Y por una de esas casualidades que tiene la vida, hace muy pocas semanas Marvel Studios estrenó su propia película de Capitana Marvel. Sin embargo, SHAZAM (2019) se despega por completo de la polémica e incluso su protagonista intercambió mensajes en redes con Brie Larson alentando a los fans a apoyar ambas producciones. Además del impecable timing cómico de esta película, que no deja pasar ninguna oportunidad de hacernos reír con un humor sano y bien llevado, otra de las cosas que la destacan de cualquier blockbuster de superhéroes es su ternura de coming of age ochentosa. Pero no apelando a la nostalgia para crear un golpe de efecto emocional, sino entendiendo las bases del género y usando todos esos recursos para crear una película que parece de otra época, y sin embargo funciona en ésta. Una película para chicos (adolescentes) que transmite la versión moderna de un mensaje tradicional. Y para grandes, con homenajes a clásicos de una infancia siempre añorada como Quisiera ser grande (Big, 1988) que nos transportan a otra época, en que se hacían otro tipo de películas. Ahí es donde DC le agarró la vuelta, dejando de lado la solemnidad para meterse de lleno en un mundo en que los superhéroes son esa versión inocente de la justicia concebida por sus creadores originales. Sin perder de vista que estamos en pleno siglo XXI, pero cuando vamos al cine a ver una de superhéroes, buscamos escapismo y diversión.
DC presenta a su nuevo superhéroe y lo hace con una comedia para toda la familia. Es que sin dudas la historia de “Shazam!” tiene mucho de joven adulto: es un adolescente de catorce años que tras ser elegido por un poderoso mago a causa de su corazón puro accede a convertirse en un superhéroe tras decir las palabras mágicas: Shazam. Al pronunciarlas inmediatamente se convierte en un hombre adulto en traje rojo con capa blanca y un enorme rayo amarillo en el centro de su pecho; pero por dentro él sigue siendo el muchacho de catorce años. El primer acierto de DC es apostar a la comedia después de construir un universo más bien oscuro y solemne que ni siquiera pudo desarrollar con mucho éxito. Es cierto que ya lo habían intentado de manera bastante fallida con “Suicide Squad”, pero acá lo hace de manera menos ambiciosa. El encargado de dirigir esta película es David F. Sandberg, curioso que es un director de terror que dio el gran salto gracias a un impactante cortometraje que pronto tendría su versión en largo (“Lights Out”), y al mismo tiempo no después de “Aquaman” siendo dirigida por James Wan. De todos modos es quizás por eso que en donde Sandberg mejor despliega sus oficios es en las escenas con el villano, un villano interpretado con solvencia por Mark Strong aunque el actor parece siempre estar en otro registro. Casi como si estuviese en otra película. Recapitulemos: Billy Batson es un adolescente que después de perder en un parque de diversiones a su madre en medio de la multitud pasó toda su infancia de hogar en hogar. A sus catorce años lo adopta ahora una pareja que tiene una casa grande donde cuida de diferentes chicos y adolescentes, que construye su propia familia a través de ayudar a estos desamparados. El poderoso mago Shazam se la pasa desde hace años buscando a un hombre digno de cargar su poder. Tras varios vanos intentos (el film comienza con uno que no es el del propio Batson y resulta fundamental para el desarrollo de la trama), llega a Billy Batson. Él es un adolescente que no entiende mucho de sí mismo y de la vida, mucho menos lo iba a hacer de estos poderes que de repente se le aparecen y lo convierten en una persona totalmente diferente: en un adulto. Por suerte cuenta con la ayuda de su nuevo amigo Freddy que es un fanático de los cómics. Juntos van aprendiendo sobre sus poderes hasta que aparece el villano en cuestión y tendrá que ponerlos a prueba. Además de ser una básica película de origen de superhéroe, el film pretende focalizar en la importancia de la familia, no familia siendo entendida como el grupo con el que se comparten lazos sanguíneos, sino aquella que uno construye. Como toda la película, todo resulta simple y plano y la palabra familia aparece subrayada durante todo el relato. Si bien estamos ante un film divertido que en general sabe aprovechar el humor para generar buenos momentos, un problema al que se accede desde temprano es el que concierne a este personaje interpretado por dos actores distintos. Zachary Levi interpreta a la versión adulta y superpoderosa de Billy Batson pero nunca parecen ser el mismo personaje. Aunque resulte divertida la idea de (a lo “Big”) ver a un adolescente en el cuerpo de un adulto y ser testigo de cómo se comportaría, el Batson adolescente nunca llega a ser tan aniñado y divertido como el adulto, hay una discordancia muy fuerte entre ambos. Por otro lado, si bien el humor funciona en general y hace del film un rato ameno, a veces resulta demasiado simplón. Después, como es de esperar, tenemos un montón de referencias culturales populares –en su mayoría al universo de DC Comics, pero también a videojuegos o películas-, una banda sonora ganchera y escenas post créditos (hay dos: una después de los créditos cortos que es la importante para saber por dónde continuará el tema, y la última después de los créditos largos que es más bien un chiste simpático). “Shazam!” es una película de origen de superhéroe que funciona sin mucho brillo. Es divertida y ágil, aunque al guion, escrito por Henry Gayden y Darren Lemke, no se puede correr de todo lo ya conocido y visto mil veces. Con un elenco carismático donde sólo desentona el villano del desperdiciado Mark Strong que además de una construcción y motivación pobre parece estar en otra película.
La nueva entrada al catálogo de superhéroes de DC, "¡Shazam!", de David F. Sandberg, es una agradable comedia con los homenajes bien claros. En 2013,Warner/DC emprendió el camino de crear un universo fílmico interconectado con sus superhéroes, similar al que Disney/Marvel había consagrado un año antes con "The Avengers". Claro, la casa de las ideas le llevaba una delantera importante, aquel primer paso que daba DC, Marvel ya lo había dado hace cinco años atrás. Los resultados para los responsables de Batman, Superman, y Mujer Maravilla, fueron desparejos, sobre todo en cuanto a taquilla y aceptación del público; algo en lo que Marvel consiguió resultados más sólidos. Después del caos que resultaron los rodajes de "Suicide Squad" y "La Liga de la justicia", DC parecía pegar el volantazo hacia la liviandad con "Aquaman" en noviembre pasado; y a raíz del éxito de aquella y viendo ahora "¡Shazam!" parece ser que este camino será definitivo. Dentro del universo superheróico, "¡Shazam!" tiene elementos de "Ant Man" y de "Deadpool"; ambas comedias, como lo es esta película. De la primera toma un estilo de humor más naïf, similar a la Nueva Comedia Americana estándar, con el superhéroes aprendiendo a controlar sus poderes; de "Deadpool", las autorreferencias al mundo de superhéroes como mercancía. Shazam es un personaje creado en 1939 por Bill Parker y Clarence Charles Beck bajo el nombre Capitán Marvel (gran paradoja) para la editorial Fawcett/Whizz Comics; en 1972, es adquirido por DC, y en 2011 su nombre fue cambiado por Shazam, probablemente con intenciones de distanciarse de lo que sería una gran confusión actual, y a la luz de un proyecto para cine (durante mucho tiempo se barajaba otro proyecto con Dwayne Johnson en el protagónico). Si bien no de un modo burdo o grotesco, "Shazam" siempre fui un comic con base en la comedia, o por lo menos más liviano que sus pares; con un tono aniñado, asumiendo lo que ahora queda claro, es un chico en cuerpo de superhéroe. La película toma como base una serie de recopilaciones/adaptaciones hecha por Geoff Johns y Gary Frank, la versión más famosa del personaje. Billy Batson (Asher Angel) es un adolescente de catorce años, huérfano extraviado de su madre, que se encuentra en período de relocalización en su nuevo hogar sustituto. Ahí tiene que convivir con un matrimonio que se dedica a darle hogar a otros chicos en situación similar a la de Billy. Así, encuentra a su mejor amigo en Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer, simpatiquísimo, lo mejor de la película), otro de los huérfanos en el hogar, discapacitado en las piernas. "¡Shazam!" será antes que nada, una película sobre la relación entre estos dos amigos. Un hecho fortuito (como siempre) coloca a Billy en otra dimensión en la cual se conecta con un mago milenario, "Shazam"(Djimon Hounson); el cual le otorga sus poderes para poder atravesar esa dimensión. Billy simplemente debe pronunciar "¡Shazam!" Para que un rayo lo convierta en un peculiar superhéroe (Zachary Levi). Anteriormente, otro personaje, Thaddeus Sivana (Mark Strong), ingresó durante un accidente de niño en la otra dimensión, y se obsesionó tanto a modo tal de dedicar su vida al ocultismo para poder regresar a ese terreno. Justo antes que Billy, Thaddeus, logró regresar, y se llevó consigo el poder de los siete pecados capitales representados en gárgolas. Por lo cual, es imperioso que Billy/Shazam frenen a este personaje. La historia del villano es esquemática, por más que Mark Strong cumpla bien su rol cuando aparece. Pero no importa, porque el eje de "¡Shazam!"es otro. Billy y Freddy son dos adolescentes rechazados, outcast queribles, que sufren la indiferencia y el bullyng escolar. Se tienen entre ellos. Cuando Billy adquiere los poderes, entre ambos comienza un tándem que tendrá que ver con probar los poderes, descubrirse, hallar un nombre para el héroe, y hasta una guarida. También el saber qué utilidad darle a estas nuevas posibilidades. Una coming of age superheróica. Es evidente que todos en ¡Shazam! vieron "Big/Quisiera ser grande", hasta hay una escena homenaje explícito y todo. Durante gran parte de la película pareciéramos estar viendo un eficaz remake del film de Penny Marshall. Antes era un adolescente que se hacia adulto y descubría junto a su amigo cómo manejarse; ahora, remplacen adulto por superhéroe (que también es adulto) y es exactamente lo mismo. También hay algo de Las aventuras del capitán calzoncillos, con los dos chicos comiqueros, haciendo de las suyas, y manejando a su superhéroe. Thaddeus, por otro lado, maneja también una veta de adolescencia truncada, es un némesis correcto. Hay un claro mensaje anti bullyng en toda la película. "¡Shazam!" es dinámica, divertida, chispeante, colorida, y sobre todo, muy graciosa. Cláramente es menos una película de superhéroes que una comedia. La introducción del Universo DC es una suerte de metalenguaje, en el que todos los personajes existen, pero sólo los veremos como muñecos y cotillón en un supermercado. Zachary Levi es una elección muy correcta, un comediante fresco, no tiene físico de superhéroe, y el traje se ve intencionalmente inflado; todo huele un poco a parodia. Hay clima ochentoso, e inunda el espíritu inocente más allá de algún chiste más adulto (no muchos y no muy graves). David F. Sandberg se siente más cómodo que en sus dos films anteriores ligados al terror. Quizás la comedia sea lo suyo. "¡Shazam!" se desprende de muchos de los karmas de DC, pero sin entrar en los errores de Marvel, no abusa de la vorágine abrupta, ni es un coctel convulsivo de efectos. Es una agradable experiencia que no aspira a ser más de lo que es, una película muy divertida.
La trama desde un comienzo resuelta ingeniosa, entre los cambios que existen entre el adolescente Billy Batson (Asher Angel, es dúctil en su personaje) y su transformación en Shazam (Zachary Levi, Thor: El mundo oscuro -2013. Esta estupendo y nació para componer este personaje, tiene mucha plasticidad en su cara y cuerpo, además de carisma) cuenta con súper poderes otorgados por el mago Shazam (Djimon Hounsou), estos son siete. En un principio no los sabe manejar pero con el tiempo y la ayuda de quien lo acompaña, su hermano adoptivo y compinche Freddy Freeman (Jack Dylan Grazer), y la adorable hermana adoptiva Darla Dudley (Faithe Herman) que sabe guardar un secreto, juntos lo logran todo. Su desarrollo está en dos tiempos por lo tanto aparecen situaciones y personajes de otro universo, toca un tema recurrente en este tipo de historias, que es la lucha entre el bien y el mal, para ello aparece un súper villano (Mark Strong) y despliegan una intensa batalla. También hay varias referencias a otras películas, habla de la familia, del amor, el abandono, el bullying, se menciona a los siete pecados capitales y uno a los que hay que derrotar es el de la envidia. Este filme tiene una línea mucho más juvenil, llena de humor, acción, emociones y un show de diversión, bien colorida, nacen nuevos héroes y cumple con la propuesta. Cuando todo concluya no te muevas de tu butaca quédate hasta el último de los créditos porque hay dos escenas extras.
Hay que decirlo: Shazam! es la consolidación de DC y su mejor película hasta la fecha. Dirigida por el sueco David F. Sandberg, el filme entiende el espíritu lúdico y juvenil de las historias de superhéroes. También entiende esa mezcla de juego de niños, guiños a fans exigentes, sabiduría comiquera y sentido del humor. La película tiene todos estos elementos y los hace encajar a la perfección. Cuenta, además, con momentos inspirados, escenas formidables y una sorpresa final para el infarto. Shazam! es también un secreto ajuste de cuentas de los niños abandonados contra el mundo, es la venganza de los nerds disfuncionales, la prueba de su triunfo. Hay un villano temible y un superhéroe encantador, con sus historias dramáticas como telón de fondo y la amistad como el tema más importante de la película, y con la obligatoria corrección política y las libertades de guion habituales, sin las cuales no se podrían resolver algunas cuestiones de la trama. El filme empieza con un prólogo ambientado en 1974, cuando el joven Thad viaja en auto con su padre y su hermano mayor y de pronto ingresa a la dimensión del hechicero Shazam, quien busca a un sucesor que sea puro de corazón y fuerte de espíritu. Pero el niño toca un objeto que despierta a los siete pecados mortales. Luego pasamos a Filadelfia, a la actualidad. Billy, un joven de 14 años, va a parar a una casa adoptiva, junto con otros niños y niñas en su misma condición. La madre de Billy lo abandonó cuando el muchacho era pequeño porque ella se sentía incapaz de criarlo como correspondía. Una noche que viaja en subte, Billy entra al templo del hechicero y el viejo Shazam se da cuenta de que es el elegido. Con el grito de la palabra mágica “¡Shazam!”, el joven se convierte en el superhéroe adulto interpretado por un efectivo Zachary Levi. Shazam! se ve distinta a los anteriores títulos de DC. Luce más como una película de aventuras noventosa, donde lo que importa es el juego y la diversión, siempre respetando los códigos y las reglas de las películas de superhéroes de ahora. Eso sí, hay algunos puntos flojos. Por ejemplo, resuelve muy burdamente el tema de la madre de Billy, como si a la película no le interesara el asunto y estuviera desesperada por volver a las aventuras de los jóvenes. Otro problema es que, si bien es políticamente correcta, cuando los niños se convierten en superhéroes son todos de una belleza apolínea, en vez de seguir siendo como son. Pero pedirle tanta conciencia es demasiado. También hay algo que tiene que ver con la nostalgia, pero no con la manifestación atolondrada de un sentimiento de amor enfermizo hacia el pasado, sino con una explícita celebración de la adolescencia. Shazam! es una gran película sobre adolescentes que, de algún modo, se desquitan del mundo. Sin que esto signifique sacrificar diversión y bondad.
Las desventuras de un superhéroe con alma de niño, abre una nueva etapa en el universo DC, alejándose de la oscuridad, las tramas depresivas y de redención Hubo una época en la que las historias de superhéroes y villanos eran coloridas y destinadas a un público familiar con especial impacto en los más niños. Batman corría enfundado en una malla de lycra, Superman sonreía cada vez que terminaba de salvar a alguien y Los Gemelos Fantásticos unían sus anillos para convertirse en una "canastilla de hielo" o un halcón. Pero, pasaron cosas: llegó Nolan con su trilogía del Caballero de la noche y la idea de que Bruce Wayne renegaba de ser Batman y luego Zac Snyder y su Superman triste y con cara de pocos amigos. Play Mientras tanto en la vereda de enfrente, los de Marvel entendieron todo y adosaron a la espectacularidad de héroes no tan populares, el humor y la aventura que las viñetas destilan desde las páginas de los cómics. DC retrocedió unos casilleros e insinuó un cambio con Aquaman, y ahora con el estreno de ¡Shazam!, decreta el saludable final de la era sombría. ¡Shazam! es un filme de aventuras a la vieja usanza, a medio camino entre Quisiera ser grande y El último héroe de acción, una fantasía que recrea los juegos infantiles en los que cada niño se imagina como Superman, Batman o el personaje súper poderoso de turno. Billy Batson (Asher Angel) es un joven huérfano de 14 años elegido por un hechicero que habita otra dimensión para que lleve sus poderes a la Tierra y enfrente al mal representado en los 7 pecados capitales. Así cada vez que el chico grita la palabra '¡Shazam!' se convierte en un superhéroe adulto casi invencible. Zachary Levi es quien se pone en la piel del musculoso personaje vestido de rojo, con capa blanca, y lo hace sin olvidar que en su interior sigue siendo un adolescente que debe lidiar con la vergüenza, la aprobación de los demás y sus propias hormonas. Por eso funciona, genera empatía y logra conquistar a la audiencia con todos clase de chistes, ironías y secuencias de enredos. El protagonista está muy bien acompañado por un elenco de jóvenes actores que interpretan a su variopinta familia de adopción y por Mark Strang como el malvado de turno. Musicalizada con mucha onda, con una buena dirección de arte que referencia a los clásicos del género, quizás el único punto bajo sea la duración de más de dos horas de metraje que hacen sobre el final que la película se sienta estirada y redundante. Más allá de ese detalle, se disfruta, divierte y se aleja de las pretensiones que suele tener las películas de autor. Una invitación a sentarse en la oscuridad, volver a ser niño y gritar la palabra mágica: ¡Shazam!
Superman: padre fundador del género de los superhéroes. Es un personaje reñido con la lógica desde muchísimos puntos de vista – no hay manera de responder, de manera coherente, cómo es que vuela o cómo puede detener a un avión de pasajeros en caída libre, agarrándolo de cualquier lado sin perforarlo o partirlo al medio, y sin conocimientos previos de física o del diseño estructural del aparato como para saber cuál es su “pièce de résistence” -, pero la gente lo adora y, por ello, no se deshace en preguntas a la hora de disfrutar de sus aventuras. En tal sentido el “creer” en un personaje ilógico se transforma en un fenómeno que posee características cuasi-religiosas, ya que los individuos compran la idea sin poner reparos en ella. La gente quiere creer que existe alguien mas, todo poderoso, que está oculto entre nosotros, que puede combatir el mal y que puede salvarnos cuando llegue el momento del peligro. Cuando los dramas del mundo real nos agobian, siempre podemos acudir a Superman – y leer algunas de sus múltiples aventuras – para obtener esperanza y escapismo. No hace falta ser un ingeniero nuclear para descubrir que los autores de Superman se inspiraron en la historia de Jesús para crear a su personaje. Extraño que viene desde otra dimensión, llega a la Tierra, obtiene un par de padres adoptivos que le enseñan humanidad y valores morales, despierta sus poderes a los 33 años, realiza todo tipo de milagros y posee comunicación fluida con su padre extraterrenal, quien le da instrucciones sobre lo que debe hacer en este mundo. Si los padres alienígenas de Kal-El le enseñan sabiduría, los padres terrícolas de Clark Kent le dan sentimientos y una brújula moral para que no se convierta en un tirano y para que entienda que su misión en este mundo es de pura bondad. Pero si la idea de un tipo con super poderes fue copiada hasta el paroxismo – variando la cantidad y calidad de los poderes obtenidos -, lo que resulta aún mas curioso es que el género haya decidido adoptar (vaya retórica!) la idea del huérfano superhéroe como un standard del rubro. Batman, Robin, Superman, Flash, Spiderman, Luke Skywalker, Harry Potter… todos ellos han perdido a sus padres, han crecido con familiares o tutores, y han hecho del dolor de la ausencia su causa para salir adelante. Es como un segundo nacimiento en donde el cuidador de turno es capaz de inyectarle esperanza a un niño cuyo mundo ha sido destrozado, y donde los hechos de la vida han curtido al chico aún cuando no haya llegado a la adolescencia. Todo ello le da una independencia precoz y y un inusitado gusto por lo temerario desde temprana edad. Si el cliché de la orfandad es importante en el mundo de los superhéroes, quien decidió hacer uso y abuso de la norma fue la tira de Capitán Marvel, creada por Clarence Charles Beck y Bill Parker para la Fawcett Comics en febrero de 1940. Billy Batson es un huérfano que vive en las calles y que sobrevive vendiendo diarios. Debido a su gran corazón es elegido por una raza de hechiceros ancestrales para ser el campeón de la justicia, convirtiéndose en un superhéroe adulto y ultramusculoso al decir la palabra mágica SHAZAM!, la cual es una combinación de iniciales de dioses y héroes de la antigüedad – dándole al chico de 12 años la sabiduría de Salomón, la fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder del rayo de Zeus, el coraje de Aquiles y la velocidad de Mercurio -. El Capitán Marvel era, en los hechos, un obvio clon de Superman con la diferencia de que era terrícola y que sus poderes venían de la magia. El otro punto de diferencia con Supie era que la historieta era cómica, en donde la mecánica de la tira se basaba en la torpeza (y los razonamientos crudos) de un adolescente al intentar manejar los superpoderes heredados. Capitán Marvel se convirtió en el superhéroe mas popular de su época (por su humor y por la fantasía de que cualquier niño podía convertirse en superhéroe), sobrepasando en numero de ventas a Superman y Batman, y llegando a la friolera de 14 millones de ejemplares vendidos en 1944. Semejante éxito hizo que la editorial comenzara a expandir las aventuras del personaje creando un vasto universo compartido por clones suyos, lo que daría a luz a los Tenientes Marvel, Mary Marvel, la Familia Marvel y hasta un conejo superhéroe (orientado al público infantil) llamado Hoppy the Marvel Bunny. Y en todos los casos, todos los chicos involucrados eran huérfanos. Si el éxito en expansión de Capitán Marvel y sus personajes derivados se detuvo, no fue precisamente por el intenso litigio legal que DC Comics le entabló a la Fawcett por supuesto plagio entre 1941 y 1951, sino por la decadencia del género ocurrida después de 1945. Los números de ventas bajaron estrepitosamente simplemente porque la gente se cansó de los superhéroes. Muchos de ellos eran íconos con subtexto patriótico – Superman, Mujer Maravilla, Capitán América – que tuvieron su momento de furor cuando, desde las páginas de las revistas, peleaban contra japoneses y nazis … pero, una vez concluída la Segunda Guerra Mundial, no supieron hallar la vuelta para seguir siendo interesantes en el mundo de la postguerra. Luchar contra los comunistas – en los primeros tiempos de la Guerra Fría – no resultó tan redituable y muchas tiras pasaron a cuarteles de invierno. Aún se vendían comics pero en cantidades mucho mas modestas y referidos a otros géneros como el romance, el western, el horror y la comedia. Con su supervivencia económica puesta en duda, la Fawcett decidió no seguir gastando dinero en abogados para demostrar que el Capitán Marvel no era una copia flagrante de Superman y decidió hacer un arreglo con la DC, archivando al personaje y dedicándose a otro tipo de comics. Capitán Marvel (y todos sus derivados) desaparecieron de las bateas en 1953, y el personaje permaneció en estado de hibernación durante mas de 20 años. La Fawcett ni siquiera se molestó en mantener la custodia legal del nombre del personaje, el cual pasó a estado de dominio público en los años 60… oportunidad en que la editorial Marvel aprovechó para registrarlo como propio y adosándoselo a un personaje nuevo en 1967.. Aún con todo ello, el personaje se resistió a morir en el anonimato. Los ingleses de L. Miller and Sons – con las cuales la Fawcett tenía arreglos para reimprimir las aventuras del Capitán Marvel fuera de los Estados Unidos – se dieron maña para crear su propia versión del héroe, dando a luz a Marvelman en febrero de 1954. Los cambios eran cosméticos – de nombre y uniforme – pero Marvelman respetaba la mecánica de Capitán Marvel e incluso incorporaba (camuflados) a casi todos sus personajes secundarios. Marvelman sería popular hasta principios de los 60, en donde la apertura de las importaciones en el Reino Unido lo dejarían sin defensa ante la avalancha de aventuras multicolores de DC Comics y Marvel (Marvelman se imprimía, por una cuestión de economía, en blanco y negro). Cosa curiosa, el personaje sería revivido y archivado numerosas veces, ya sea por Allan Moore (!), Todd McFarlane (el autor de Spawn, quien adquiriría sus derechos en 1996) y la misma Marvel, quien se quedaría de manera definitiva con la propiedad de la tira en el 2013. Otros clones surgidos en esas épocas de oscuridad serían el Capitán Marvel que Carl Burgos (autor de la Antorcha Humana) creara para M.F. Enterprises en 1966, el cual duraría un puñado de números antes que la Marvel los amenazara con un juicio al año siguiente; y la misma DC, la que engendraría una serie de personajes parecidos – Capitán Trueno, Zha-Vam – para usarlos como villanos invitados en las tiras de Superman. El comeback del Capitán Marvel comenzaría a principios de los años 70 cuando la DC le alquilaría los derechos sobre el personaje a Fawcett Comics (y mas tarde, en 1991, terminaría por comprárselos). Debido al registro de nombre por parte de la Marvel, la DC se vió obligada a rebautizar al personaje como Shazam! y lo relanzaría en febrero de 1973. La revista contenía reimpresiones de las aventuras originales de la Fawcett de los años 40 así como historias nuevas –algunas de ellas escritas por C.C. Beck, el creador del personaje, el cual sería contratado por la DC durante un tiempo antes de que Beck se alejara por diferencias creativas -. Pero la chispa del éxito se había evaporado y el Capitán Marvel / Shazam no volvería a obtener ni por asomo los picos de popularidad que había tenido en los años 40. Estaba visto que la DC no sabía muy bien como manejar el personaje – en algunas tiras seguía siendo el mismo torpe bromista de los años 40 y en otras era un superhéroe oscuro que vivía aventuras realistas – hasta que en 1987 Roy Thomas, Dan Thomas y Tom Mandrake relanzaron al héroe con Shazam!: El Nuevo Comienzo. No solo refrescarían la mitología del superhéroe y toda su troupe de secundarios y villanos sino que la integrarían de manera natural al moderno universo de superhéroes DC. El cambio mas importante que metieron es el hecho de que el Capitán Marvel conservaba intacta la personalidad adolescente de Billy Batson – todos los autores previos de la DC lo habían tratado como dos entidades diferentes, con el chico volviéndose en un superhéroe adulto y serio -, homenajeando la inocencia de sus raíces en la era de oro del comic. El otro cambio fundamental en la mitología llegaría en el 2012 de la mano de Geoff Johns y Gary Frank, quienes mostrarían a Billy Batson como un huérfano cínico y rebelde que ganaba su redención a partir de la adquisición de los superpoderes, un detalle criticado por muchos pero retenido en las versiones siguientes hasta el presente. Esta no es la primera versión para la pantalla grande del superhéroe – ya habían rodado un serial en 1941, siendo el primero del género -, pero es una que viene cocinándose desde hace casi 20 años. El primer paso lo dió New Line Cinema, quienes se hicieron con los derechos cinematográficos del personaje en el 2000 y armaron un proyecto con el director de comedia Peter Segal, muy en la onda de la tira original. El drama vino cuando la Warner compró New Line y quisieron que Shazam! tuvieran el mismo tono oscuro y estoico de la trilogía de Batman de Christopher Nolan, la cual hizo capote con la crítica y la taquilla. Considerando que esto era una herejía contra la naturaleza cómica del personaje, lo que siguió fue un largo desfile de creativos y versiones, sumiendo al proyecto en el development hell durante años. La DC tendría que tragarse una cucharada de su propio chocolate cuando su filme mas esperado – la versión para la pantalla grande de La Liga de la Justicia (2017) – hiciera plop en la taquilla, y la crítica y el público salieran en masa a despedazarla como si se tratara de una horda de zombies. Estaba visto que el enfoque “oscuro” “estoico” y “estreñido” ya no rendía frutos en la taquilla, y que la visión dramática de Zack Snyder – creativo en jefe del Universo Extendido DC – le estaba robando el momento (artístico y económico) a la Warner justo cuando la Marvel no dejaba de hacer un tanque billonario tras otro, amén de vivir mimada por la crítica y de llegar incluso a los premios Oscar con Pantera Negra (eso sin contar el éxito de Sony con Spiderman: Un Nuevo Universo). Lo que siguió fue una sucesión de recriminaciones, caos, corridas, despidos, enroques y cambios de todo tipo, comenzando por poner a Geoff Johns (de la DC) en el control creativo de las franquicias. Los resultados no tardaron en verse. Mientras que el impacto de crítica y público de Mujer Maravilla parecía ser el único oasis en el vasto desierto de filmes mediocres del DCEU, la arrasadora llegada del Aquaman de James Wan demostró que la Warner podía seguir la fórmula pochoclera de Marvel mientras le hacía cosquillas a los críticos como para sacarles una sonrisa. Shazam! es la confirmación del nuevo camino elegido, obteniendo las mejores críticas del DCEU desde Mujer Maravilla y generando un masivo boca a boca de gente enamorada de la película. Ya quedarán para mas adelante los proyectos masivos y multiestelares; es hora de que la DC gane experiencia y reconozca el camino con filmes individuales hechos por creativos que no son del palo pero que pueden aportar la frescura que el estudio precisa (de manera desesperada) en este momento como para demostrar la validez – y viabilidad – del proyecto, y para poder enfrentarse de manera digna a la Marvel en la taquilla. Para Shazam! llamaron a David F. Sandberg, una decisión super jugada considerando que el tipo viene del género del terror – hizo Lights Out y Annabelle: Creation -, y ciertamente no parece el tipo mas diestro para la comedia. Pero como suele ocurrir con Marvel, la DC se llevó la gran sorpresa y terminó engendrando uno de los filmes mas divertidos y emotivos del género desde que Christopher Reeve surcara los cielos en 1978. No, no hay escenas memorables, ni tampoco posee ese sabor épico que tenía el Superman de 1978, pero comparte la misma inocencia, los mismos valores morales y hasta la misma capacidad para emocionar. Sandberg toma ideas de todos lados – la idea del niño encerrado en el cuerpo de un adulto a lo Big (1988) (incluyendo una referencia explícita a la comedia de culto de Penny Marshall); el héroe adolescente, entusiasta y torpe de Spiderman Homecoming (clonando incluso sus créditos finales) – y termina generando un filme imperfecto donde los pros le sacan varios cuerpos a las contras. Considerando la era de superhéroes depresivos de Zack Snyder, Shazam! es el antídoto que recetó el doctor y la fórmula a seguir por la cual la DC estuvo rezando todos estos años. En sí, Shazam! no podría funcionar de no ser por Ashley Angel. El pibe posee carisma de sobra y puede cargarse con comodidad todo el peso emocional del filme sin perder su costado cómico. El es el gran ganador de Shazam! y el que hace que las escenas familiares funcionen; él es el pícaro con causa noble (la búsqueda de su madre desaparecida) que tiene sus momentos aislados de heroísmo. Oh, sí, Zachari Levi es genial como Shazam y es un ladrón de escenas constantes, pero el tipo es un comediante experimentado mientras que a Angel le toca el trabajo sucio… y que es el que permite que Levi brille en sus momentos mas traviesos. No sólo la quimica entre ambos es genial – es fácil ver la personalidad de Angel surgir a través de las facciones de Levi cuando está enfundado en el impresionante traje rojo -, sino que provee la base emocional para que el filme te importe y no sea una bobada empeñada en acumular chistes. Por supuesto no todo lo que hay en Shazam! funciona. La idea de que un niño maltratado por su padre y su hermano se convierta en un supervillano – y lleve a cabo una sangrienta venganza contra su familia – no cuaja. Del mismo modo todos los timos y acciones egoístas del chico convertido en superhéroe atentan contra las causas por las cuales fue elegido como un campeón de la justicia. Incluso hay un par de momentos crueles en donde Billy Batson deja a la deriva a sus hermanos adoptivos por el mero hecho de buscar actividades mas placenteras o ególatras. Pero el resto anda muy bien, y la gente se rie a carcajadas y aplaude de pie en el cine, cosas que parecían haberse quedado en el olvido en los últimos filmes de DC. Parte comedia de crecimiento, parte parodia, Shazam! es pura diversión. Hay gags a montones – el discurso final del doctor Sivana; la escapada al Strip Club; el cameo del final; los primeros actos heroicos como superhéroe – y hay emoción a montones – Billy Batson encontrando a su madre biológica; la hermosa familia que lo recoge (ellos mismos, huérfanos de origen), plagada de hermanos y padres de gran corazón – que transforman a Shazam! en el ganador que DC buscaba y que nosotros estábamos precisando. Es de esos filmes que, si uno lo analiza demasiado, le saca la sorpresa y mas vale que te dé una palmada en la espalda y te diga “mirala tranquilo porque la vas a pasar genial”, así la experiencia te resulta fresca y disfrutable sin spoiler alguno que te la opaque. Y sí, al final el tema de la orfandad y los superhéroes es llevado al paroxismo… pero de una manera tan cómica y emotiva que uno no puede dejar de aplaudir la inocencia de semejante ocurrencia, en donde cada chico solitario no sólo puede encontrar amor en una familia formada por extraños que se quieren con lo mas profundo del corazón, sino que es capaz de descubrir su superhéroe interior. PD: dos de los tipos que aparecen al final – Adam Brody y D.J. Cotrona – estaban pre-seleccionados para hacer de Flash y Superman respectivamente, en el fallido proyecto Liga de la Justicia: Mortal que George Miller comenzó a pergueñar en el 2008 y nunca se concretó.
Huele a espíritu adolescente En una de las mejores escenas de esta película, el niño protagonista, convertido en un adulto y apenas consciente de sus nuevos poderes, tiene una desternillante pelea con el villano de turno en medio de una juguetería. Intentando escapar, le tira peluches por la cabeza, mientras el malo lo ataca con todo lo que tiene. En cierto momento, el héroe se ve parado accidentalmente sobre un teclado musical gigante, en un claro homenaje a Big, quisiera ser grande. La referencia no es gratuita, ya que esta película le debe mucho al clásico ochentero, tanto en espíritu como en su contagioso tono de comedia.
El estadounidense David F. Sandberg (Cuando las luces se apagan, Annabelle 2) se aleja del género de terror y se une al universo de los superhéroes con ¡Shazam!, la nueva apuesta de DC. Luego de la magnífica trilogía de Batman a manos de Christopher Nolan (aunque deberíamos hacer a un lado El Caballero de la noche asciende), el universo cinematográfico de DC fue cayendo estrepitosamente. Desde el gran fracaso que significó Batman vs Superman, hasta la un poco mejor lograda Aquaman, DC siempre había apuntado a historias más serias y profundas. En ¡Shazam!, deja la sobriedad de lado y apuesta, al igual que el Universo Cinematográfico de Marvel, al humor. La historia gira en torno a Billy Batson (Asher Angel), un joven de 14 años que, tras escaparse de diversas familias adoptivas (su madre lo abandonó cuando era apenas un nene), cae en un nuevo hogar de acogida, esta vez compuesto por otros cinco “hermanos”. Un día, durante un viaje en subte, termina en una especie de calabozo, donde un anciano le asegura que es el heredero perfecto para portar el poder de Shazam. Desde ese momento, cada vez que el protagonista diga la palabra mágica (Shazam) pasará a convertirse en una versión adulta de sí mismo (esta vez interpretado por Zachary Levi), pero repleta de superpoderes al mejor estilo Superman: puede volar, lanzar rayos laser, tiene superfuerza y es inmune a las balas. Como toda película de superhéroes, la trama cuenta con un supervillano. Esta vez el rol recae en Dr. Sivana (Mark Strong), un adulto resentido que de niño fue rechazado para recibir los poderes de Shazam y que ahora, con los siete pecados capitales acompañándolo en ocasionar caos en la ciudad, busca venganza. Como ocurrió con Deadpool, ¡Shazam! es una película que podrán disfrutar tanto los fanáticos de los superhéroes, como aquellos ajenos a este universo. También podrán disfrutarla desde los más jóvenes, hasta el público adulto. ¡Shazam! es una propuesta fresca, sobre todo si lo comparamos con lo que nos venía presentando DC. La película genera risas (casi) constantemente, pese a contar con un humor bastante básico y trillado. Como no todo lo que brilla es oro, el film también tiene puntos flojos. En esta ocasión uno de los errores más notorios cae en el CGI. Los siete pecados capitales resultan extraños a la vista. La figura de estos no termina de convencer: se sienten demasiado artificiales -algo irónico si nos basamos en que es una película de gente con poderes sobrenaturales–. Aun así, esto queda en un plano completamente secundario y no llega a opacar lo logrado. Si bien es una (otra) película sobre un superhéroe, la trama no está focalizada en el héroe que tiene que salvar el mundo de un villano -aunque obviamente esta película no es la excepción a esa regla–. ¡Shazam! se enfoca, principalmente, en los valores de la familia y la importancia de estos lazos. Al fin y al cabo Billy Batson no es más que un chico de 14 años abandonado por sus padres biológicos, pero acogido por una familia adoptiva capaz de brindarle todo el amor y apoyo que le faltó.
Otro gol de DC y Warner DC y Warner parecen haber apuntalado el gustómetro con el público en general y con esta nueva propuesta alcanzan los 2 golazos seguidos que los vuelven a posicionar en lo más alto de la industria del cine, con recaudaciones exhorbitantes pero a la vez cosechando críticas positivas, muy necesarias para el futuro de la saga. Los que me leen habitualmente saben que me gustan mucho los films de DC en general y que creo que se le hizo mala prensa injustificada a títulos que son muy buenos como "Man of Steel" o "Batman v Superman: Dawn of Justice". Los últimos dos trabajos, "Aquaman" y "Shazam!" se parecen más a lo que ofrece Marvel en cuanto a jovialidad, color y humor, pero aún así creo que mantienen la esencia de su factoría de origen. Se podría decir que se volvieron más mainstream y menos dirigidas al fan duro de DC. Esto no es malo para nada, pero en mi opinión hubiera seguido con esa línea más adulta y dramática que había iniciado Zack Snyder. Era distinta y más jugada, no apuntaba tanto a la fórmula. Es verdad que los números de recaudación no hubieran aguantado tanto tiempo con los estándares que se esperan de este tipo de films en cuanto a tono, por otro lado, este tipo de super héroe requiere de una trama menos oscura y más ligera, después de todo estamos hablando de Shazam, un ser superpoderoso que es el alter ego de un adolescene. No es la historia trágica de un Batman o Superman, es más bien una aventura mágica. Lo primero que resalta en esta película es la buena química entre el trío protagonista. La elección de Zachary Levy ("Thor", "Chuck") no parecía ser la más acertada, pero la verdad es que sorprendió de buena manera y el rol del fornido de DC le quedó pintado. Acompañan muy bien Asher Angel ("Andy Mack") como Billy Batson y Jack Dylan Grazer ("It") como Freddy Freeman. Le dieron mucha frescura al film y ese toque centennial necesario para llegar a nuevos espectadores que se copen con la propuesta. Cierra el siempre digno de ver Mark Strong ("Kingsman"), como el villano Dr. Sivana. "Shazam!" no es pretenciosa, ni se va de mambo, simplemente tiene mucho corazón, pericia cinematográfica y sentido del entretenimiento. Nos hace reir y difrutar de una aventura con acción y humor del bueno. La sensaciones que da son las de esas grandes películas de aventuras de los ochentas y noventas, pero con un aire totalmente renovado.