Un esclavo a caballo "Mi nombre es Django. La D no se pronuncia" es una de las frases que se escuchan en este film de Quentin Tarantino, un verdadero festín para cinéfilos que recuerden la época de los "spaguetti-western". En Django sin cadenas se dan cita la violencia extrema, la crudeza y el humor de la mano de un director que impone su sello en cada uno de sus trabajos, y hasta se permite aparecer como actor en los últimos minutos de la película. El relato comienza con títulos impresos en letras rojas y con el recurso violento del "zoom" en una trama ambientada en el Sur de los Estados Unidos, dos años antes de la Guerra Civil. Django (Jamie Foxx) es un esclavo liberado por el Dr. King Schultz (Christoph Waltz), un cazarecompensas alemán que recorre todo el Estado para eliminar a los Brittle, unos hermanos asesinos, y sólo Django puede conducirlo hasta su objetivo. Ambos emprenden una travesía: mientras Django afina su puntería busca además rescatar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa que perdió en el mercado de esclavos. El film aparece salpicado de "flashbacks" que presentan otra textura y muestran imágenes de la esposa de Django, que se aparece de manera casi fantasmal en varios tramos. Django sin cadenas no desperdicia el material que tiene entre manos y tampoco le teme a los diálogos extensos porque crea suspenso a casa paso. Uno de los mayores aciertos es la gran secuencia de acción de los minutois finales y la acumulación de villanos por doquier: Django y Schultz se encuentran con Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), el dueño de Candyland, una plantación donde los esclavos son adiestrados por un entrenador para luchar entre ellos como deporte. Aunque la llegada de los protagonistas esconde sus verdaderas intenciones, Stephen (un magistral Samuel L. Jackson), el esclavo de confianza de Candie, también tendrá su participación de peso dentro de la trama. En el reparto asoman Don Johnson, en el papel de Big Daddy; y en roles menores que funcionan como homenaje, Franco Nero (Django en el film de 1966), Don Stroud como el sheriff y Tom Savini. Con el espíritu aventurero de los films de Sergio Corbucci (director de Django y de varios films de Adriano Celentano y de la dupla integrada por Terence Hill-Bud Spencer), el guiño explícito del cine de Lucio Fulci y la violencia extrema, Tarantino no se priva de nada y cuenta una historia de venganza y amor en un contexto dominado por la discriminación y las torturas. Párrafo aparte para el uso anacrónico de los temas musicales que acompañan y potencian las imágenes. Un productro imperdible, tan potente y feroz como las actuaciones de Jamie Foxx, el esclavo privilegiado, y de Christoph Waltz, como un mentiroso risueño que no duda en disparar su arma en el momento menos pensado. El film ganó recientemente dos Globos de Oro y está nominado para cinco premios Oscar, incluyendo el de "mejor película".
Aquelarre ultraviolento Sigue la tendencia de adaptar cuentos clásicos infantiles e imprimirles una vuelta de tuerca en su tratamiento. Ocurrió con Espejito, Espejito y luego con Blancanieves: la leyenda del cazador. Ahora es el turno de Hansel & Gretel: Cazadores de brujas, relato plagado de acción y buenos efectos potenciados con la tecnología 3D. que trae una visión mucho más oscura y violenta que la planteada por los Hermanos Grimm. Pasaron varios años luego de que sus padres fueran asesinados, y los hermanos Hansel (Jeremy Renner) y Gretel (Gemma Arterton) se convirtieron en un formidable equipo de caza que persigue y mata brujas alrededor del mundo. La villana de turno está encarnada por Famke Janssen, cuyo rostro maléfico va cambiando de acuerdo a las circunstancias. La película (no apta para chicos de corta edad) no ahorra truculencias pero su punto fuerte es que la acción no para a lo largo de sus 88 minutos. La trama incluye además algunos apuntes cómicos (Hansel se inyecta porque tiene mucho azúcar de tanto comer dulces) y otros más tiernos (Edward, el troll que se pasa de las fuerzas de la oscuridad al bando de Gretel) pero nunca abandona la atmósfera de pesadilla plasmada en los oscuros bosques. Acá el ejército de brujas monta ramas de árbol en lugar de escobas y se reúne en un aquelarre ultraviolento que deja la puerta abierta para una segunda parte. Entre secuestros de niños, quema de brujas, puertas construídas con dulces y un comienzo impactante, la película es una tentadora poción para el espectador que quiera acción vertiginosa.
El regreso de un "duro" Referente de las películas de acción que protagonizó desde la década del ochenta y luego de un paréntesis debido a su actividad en la política, el fornido Arnold Schwarzenegger vuelve a encabezar luego de su participación junto a Stallone en las dos partes de Los indestructibles. El último desafío marca el debut en Hollywood del surcoreano Kim Ji-woon (Los poseídos y I Saw the Devil), con este thriller plagado de acción que además de ser entretenido tiene el mérito de saber burlarse de sí mismo. Y ahí es donde Schwarzenegger, en el papel del sheriif Owens del pueblo Sommerton Junction, entra en acción cuando empieza a percibir a dos sujetos extraños en un bar y huele que el peligro se avecina. El film tiene un comienzo electrizante que sigue el escape de Cortéz (el español Eduardo Noriega, recordado por Tesis), el líder narco que a bordo de su poderoso Corvette inicia una fuga con una rehén (Génesis Rodríguez, la hija del Puma) hacia la frontera con México. A partir de ese momento, tanto los agentes del FBI (con un siempre convincente Forest Whitaker a la cabeza) como el improvisado grupo que arma Owens (Luis Guzmán, Rodrigo Santoro, Jaimi Alexander) esperarán ansiosos la llegada del villano de turno, aunque el relato también incluye al despiadado Burrell (Peter Stormare). Con este esquema, la acción aparece servida en bandeja y el humor también dice presente a través de "gags" relacionados con el paso de los años ("¿Cómo estás? le preguntan a Owens luego de atravesar una puerta de vidrio y él contesta: "viejo", o las gafas que utiliza para ver el orificio de entrada de una bala) y el tema de la inmigración ilegal. Rindiendo homenaje al nombre del pueblo, la "conjunción" de fuerzas y malvivientes no se hace esperar en este film con buenas secuencias de acción, persecuciones y un desenlace desarrollado en el puente que une ambas fronteras. El actor de Terminator vuelve más armado y seguro que nunca al género que lo vio nacer junto a un elenco dominado por latinoamericanos, y demuestra que todavía está en forma para librar batalla.
Las mañas no se pierden Los códigos entre viejas amistades del mundo mafioso es uno de los motores de este film dirigido por Fisher Stevens que reúne a verdaderos monstruos de la actuación: Al Pacino, Christopher Walken y Alan Arkin. Val (Pacino) sale de la cárcel luego de cumplir una condena de veintiocho años, su mejor amigo Doc (Walken) está firme para recogerlo y ambos se unen con Hirsch (Arkin) para volver a las andadas. Las mañas están intactas a pesar de los achaques de la edad. Val sigue con sus adicciones, toma Viagra para rendir sexualmente con las prostitutas que visita, le pide dinero a Doc, y nada parece denerlo cuando tiene que forzar las cerraduras de negocios para robar o apoderarse de autos ajenos. Sin embargo, uno de ellos guarda un peligroso secreto a raíz del encargo de un antiguo jefe de la mafia. Tres tipos duros funciona porque tiene en su elenco a intérpretes de lujo que con su sola presencia justifican el precio de la entrada. Posiblemente no hubiese resultado con otras figuras. La trama crece al promediar el metraje y se sostiene por los momentos de humor, algunos (pocos) de violencia y una tensión permanente que se establece entre Val y Doc, con un arma que amenaza con disparar en cualquier instante. El vínculo que une a los personajes es muy fuerte más allá de que se trate de criminales que ya están en el ocaso de sus carreras y de sus vidas. La aparición de una chica violada, de una nieta recuperada por Doc y de un jefe que se hace escuchar por el teléfono, hacen de esta propuesta un entretenimiento válido y con un desenlace resuelto de manera original.
Abuelos en conflicto El regreso de la comedia familiar en manos de Billy Crystal y Bette Midler creaba expectativas desde el comienzo, pero luego de ver esta película uno se pregunta si era necesario realizarla. S.O.S Familia en apuros plantea una historia que gira en torno a dos abuelos, Artie (Crystal) y Diane (Midler) que son llamados por su única hija (Marisa Tomei) para ayudarla a cuidar a sus tres nietos mientras ella se va de viaje con su esposo. En las diferencias de crianza, la irrupción de la tecnología (con una casa inteligente) en el mundo de un abuelo, un comentarista deportivo que ha sido despedido de su trabajo, y en el acercamiento a tres criaturas que atraviesan diferentres edades, se basa este relato que comete el peor de los pecados: no resulta gracioso. A pesar del esfuerzo que demuestran sus intérpretes, entre los que se encuentra Marisa Tomei, o la divertida escena en la que Artie con la cara pintada se encuentra en medio de un concierto, la historia pierde en ritmo e interés. Sobre los minutos finales, el director Andy Fickman elige el camino lacrimógeno pero aquí ni las ocurrencias ni las frases de Artie para que los chicos se comporten como tales resultan eficaces. Quizás, el canguro imaginario que acompaña al hijo más pequeño hizo bien en ser invisible.
La sospecha en primer plano Al terminar de ver la nueva película de Hernán Goldfrid uno, como espectador, se siente reconfortado porque se plasmó en la pantalla un inquietante juego de suspenso en el que las sospechas están presentes en todo el metraje. El director viene de hacer Música en espera una comedia que tambíen se inclinaba por la intriga y en Tesis sobre un homicidio, el cineasta sube la apuesta al concretar una película con una historia rica en detalles y que va dejando sus migas de pan para que el espectador pueda seguir las pistas. Ricardo Darín vuelve a la pantalla grande con el personaje de Roberto Bermúdez, un abogado de larga trayectoria, separado y retirado de la profesión, que ahora dedica sus días a la docencia con un Seminario sobre Derecho Penal. Entre sus selectos alumnos está Gonzalo (Alberto Amman), el hijo de un diplomático español que fuera su amigo. Pero cuando aparece el cadáver de una alumna en el estacionamiento de la facultad, las certezas y la obsesión del protagonista señalan como prinicipal sospechoso a su aprendiz. Con el espíritu de films como La verdad desnuda y con las herencia de realizadores como Brian De Palma, Golfrid puebla la trama de personajes que envuelven, seducen y conquistan, y abre el juego para que las sospechas abarquen a todos e incluso para que el público dude de lo que está viendo. Tesis sobre un homicidio envuelve su relato con una factura técnica envidiable, movimientos de cámara que sumergen al espectador en detalles (los tickets de la farmacia donde el supuesto criminal hizo las compras) que cobran fundamental importancia. Obsesionado con probar la culpabilidad del muchacho, Bermúdez inicia una cruzada personal para llegar a la verdad y en su camino se cruza con el personaje encarnado por Calu Rivero (quizás lo más flojo de la propuesta) y un amigo, interpretado con convicción por Arturo Puig. Ricardo Darín entrega un personaje creíble que navega entre sus sombras cuando intenta descubrir el "crimen perfecto", pero quien se roba la película es el actor español Alberto Amman (Celda 211), con un composición minuciosa que exaspera. Tan feroz como la presencia de la agrupación Fuerza Bruta en un tramo tenso del film. De estructura cíclica, Tesis sobre un homicidio cumple su objetivo aunque es posible que el público espere un desenlace contundente y más sorpresivo.
Más peligros en el mar Segunda parte de la producción belga que tiene a la tortuga marina Sammy como protagonista en una película de animación con buena factura técnica y en el obligado formato 3D como corresponde a estas épocas. Si bien Sammy 2: El gran escape es inferior a la primera, logra entretener a los más chicos con una historia en la que Sammy y Ray son atrapadas por un barco de pescadores que los lleva a un espectacular acuario en Dubai mientra cuidan a dos pequeñas tortugas y los protegen de los peligros del mar. Con el objetivo didáctico de mostrar la despiadada naturaleza del hombre y de tono ecológico, esta aventura se resiente en algunos tramos a pesar del ritmo vertiginoso que le imprimen sus realizadores. Las secuencias de persecuciones están resueltas con buenos recursos visuales. En tanto, también desfilan por la pantalla Big D, el caballito de mar que maneja el lugar y planea junto a dos anguilas como secuaces, el gran escape del acuario, una vidriera siniestra de gente que contempla a las diferentes especies atrapadas. El film ofrece una pincelada multicolor y personajes como Jimbo, un pez gota de ojos saltones que siempre finge su muerte; Anabel, un pulpo; un tiburón martillo que golpea incesantemente el vidrio para liberarse, y una langosta, además de los protagonistas que harán lo imposible para sortear obstáculos, recuperar a su abuelo y salir vivos de su encierro.
Directo al grano Una eficaz película de gángsters, ambientada en Los Angeles de la década del cuarenta, cuando todavía posaba en las colinas el cartel de Hollywoodland. Sin embargo, detrás del brillo de la ciudad, se esconde el despiadado Mickey Cohen (Sean Penn), el rey de la mafia nacido en Brooklyn, que recibe dinero ilegal del negocio de las drogas, la prostitución y el juego. En Fuerza Antigángster el director Ruben Fleischer (Tierra de Zombies) no pierde tiempo y va directo a la acción con una historia sólida en la que los personajes se mueven por órdenes o por conveniencia. El jefe de la polícía Parker (Nick Nolte), le encarga al Sargento O´Mara (Josh Brolin) la misión de terminar con la actividad criminal de Cohen y para eso reúne a los miembros de una banda secreta de una fuerza especial de la policía. Lo que se dice un bloque compacto integrado por los actores Ryan Gosling (seducido por la "femme fatale" encarnada por Emma Stone y "mujer" del enemigo), Giovanni Ribisi (un experto en telecomunicaciones), Robert Patrick (donde pone el ojo pone la bala) y Anthony Mackie. El film entrega buenas dosis de sangre y acción como el ataque al cabaret (se eliminó una escena similar que tenía lugar en un cine), varias muertes y el esperado enfrentamiento boxístico final. Una ciudad plagada de carteles de neón, asfalto mojado, policías y políticos corruptos y micrófonos secretos, conviven en este relato que cuenta con una esmerada reconstrucción de época. Se lucen Sean Penn y Josh Brolin, o la impunidad versus el deber y el orden familiar reestablecido.
El fantasma Llega un thriller donde las sospechas están a la orden del día y, quién mejor, que Jack Reacher para desentrañar el misterio. Encarnado por un siempre juvenil Tom Cruise, el personaje central es una suerte de fantasma: no tiene pasado, ni cuentas bancarias, ni domicilio y tampoco celular. Y cuando reaparece hay que seguirle el rastro. Jack Reacher: Bajo la mira es un convincente relato de suspenso de Christopher McQuarrie (también dirigirá a Cruise en Misión Impósible 5) en el que las apariencias son engañosas y no todo lo que se ve es tal como sucedió. Un francotirador elimina a cinco personas y ahí hace su aparición la abogada defensora (Rosamund Pike) del culpable (que tiene como destino prisión perpetua o la muerte), y también hija del fiscal (Richard Jenikns), quien se verá envuelta en una laberinto de dudas y recibirá la ayuda de Jack Reacher, perseguidor y perseguido, para arribar a la verdad. El film acumula peleas, tiroteos, armas de todo tamaño y calibre y persecuciones automovilísticas, pero su fuerte reside en la buena trama que sostiene a personajes siniestros, a un villano encarnado por Werner Herzog y a un afilado Robert Duvall, ayudando al héroe en cuestión. El resto lo tendrá que adivinar el espectador, quien también estará en la mira de una historia repleta de giros (la acción del comienzo se mostrará en reiteradas ocasiones y desde otros puntos de vista) y traiciones.
El arca de Pi Del director Ang Lee llega esta fascinante película basada en el best-seller de Yann Martel (2001), que muestra la odisea de Pi (Suraj Sharma), un niño hindú cuya familia decide mudarse de la India a Canadá con su zoológico en los años setenta para lograr un futuro mejor. Sin embargo, la travesía en barco se convertirá en una pesadilla. El cineasta taiwanés de Secreto en la montaña y El Tigre y el Dragón narra a manera de "flashback" la historia que el protagonista adulto le cuenta a un escritor: su odisea de supervivencia en medio de un mar furioso luego de perder a su familia. En Una aventura extraordinaria la sorpresa se hace presente en una trama que esconde una segunda lectura y que torna más interesante la visión del náufrago en cuestión. Mezcla de fábula espiritual y religiosa con el cine de aventuras, la película hace gala de sus efectos en 3D que alcanzan momentos atrapantes. Ang Lee se las ingenia para mantener el bote a a flote y el interés del espectador a través de un film que tiene más de lo que aparenta. Ya se sabe del cuidado estético que imprime el realizador en sus trabajos, logrando paisajes de gran belleza a través de tomas cenitales en las que Pi y su endeble embarcación parecen insignificantes en la inmensidad y los peligros que le aguardan en el oceáno. Cada fotograma es un cuadro y su imaginación le permite jugar con elementos oníricos de gran impacto en la pantalla, además de la aparición de Gerard Depardieu como un cocinero inescrupuloso. La película hace foco en la relación y la lucha "territorial" que entablan Pi y el tigre Richard Parker a bordo del bote salvavidas, un combate por el espacio (con cadena animal alimenticia de por medio) que muestra momentos de humor. Una aventura extraordinaria es, antes que nada, un gran espectáculo visual, repleto de peligros, obstáculos y emoción. La elaboración personal ante las pérdidas cobra dimensión dramatica en los minutos finales.