Volver al pasado Llega el nuevo eslabón de la saga inciada en 1997 con la dulpla integrada por Will Smith y Tommy Lee Jones y, otra vez, con la dirección de Barry Sonnenfeld. Hombres de Negro 3 recurre a su acostumbrada fórmula: una combinación de ciencia-ficción, humor e intriga, y agrega los viajes en el tiempo como elemento diisparador de la trama. Al agente K (Jones) lo reportan como fallecido y su compañero, el agente J (Smith) debe transportarse al año 1969 (donde conoce a K joven, personaje encarnado por Josh Brolin) para averiguar lo qué sucedió y para salvar al mundo de una nueva amenaza. El villano de turno es Boris, "El Animal" (el comediante Jemaine Clement, de Mi villano favorito), un ser monstruoso que escapa de la cárcel en los primeros minutos del film. Ese comienzo es lo mejor de Hombres de Negro 3, que vuelve potenciada por la envolvente música de Danny Elfman y por tomas vertiginosas, motos revolucionarias y un toque sesentoso que lleva a los protagonistas hasta Cabo Cañaveral, donde se produce el lanzamiento del primer Cohete a la Luna. El resto se resume a un desfile de criaturas extraterrestres en un restaurante chino y en la organización gubernamental que lucha contra seres alienígenos camuflados en el planeta Tierra. El desenlace en las alturas (y el toque melodramático) no ofrece nada nuevo para una tercera parte que merecía un broche de oro impactante. Volver al pasado no siempre es buena idea...
Un viaje transformador Un mundo diferente y posible es retratado en la nueva película de John Madden, el realizador de Shakespeare Apasionado, quien en boca de uno de los personajes asegura que el "fracaso se aproxima si no hay intentos". El exótico Hotel Marigold sintetiza esa idea y muestra a un grupo de jubilados que decide disfrutar su retiro en un hotel de Bangalore, una exótica población de la India, pero lo que encuentran es la sombra de lo que alguna vez fue un paraíso: un lugar derrumbado manejado por un joven heredero. El film cuenta con un elenco inglés de lujo: Judi Dench (rostro reconocible de los films de Bond) en el papel de una viuda; Maggie Smith (actualmente en la serie Dowtown Abbey), una rígida anciana en silla de ruedas; Tom Wilkinson, un juez soltero que revelará su secreta historia, y Bill Nighy y Penelope Wilson, que forman un matrimonio apacible pero en crisis. El relato coloca el choque de culturas en primer plano, pero también desliza los contrastes y diferencias sociales que existen en la misma India. Cada personaje irá descubriendo un mundo personal que tenía oculto y afronta un proceso de transformación. A estas historias se suma el conflicto amoroso que tiene el joven que maneja el hotel, una madre dominante y una novia fogosa que pertenece a otro ámbito social. La película, que habla sobre la vejez y las segundas oportunidades, se toma sus tiempos (casi dos horas) y queda claro que el mayor atractivo pasa por su reparto. El marco que le imprime Madden también es contrastante, entre exótico y sombrío.
La suerte está echada El tema de la desgracia que arrastran algunas personas fue tratado por Sebastián Borensztein en La suerte está echada, en la que casualmente trabajaba Julieta Cardinali. Ahora es el turno de la realizadora Ana Halabe, quien plasma la rivalidad entre dos amigas a partir de la "mufa" que supuestamente transmite una de ellas. Una cita, una fiesta y un gato negro es una comedia que muestra el derrumbe personal y laboral que atraviesa Gabriela (Cardinali) cuando en su vida reaparece Felisa (Leonora Balcarce), una vieja compañera del secundario. Una buena idea que podría haber tomado el camino del thriller o del terror, pero que se encamina hacia la comicidad a partir de dos seres opuestos. A Gabriela le pasa de todo: se siente engañada por su marido (Fernán Mirás), a quien le revisa el chat; le vacían su cuenta bancaria y, como si fuera poco, asaltan la pinturería que maneja junto a su esposo. El film tenía un buen material entre manos para ser explotado de la manera más graciosa, pero todo se reduce a un sinfín de situaciones (muchas reiterativas, ya entendimos que la muchacha trae mala suerte) apenas simpáticas y a personajes como el que encarna Roberto Carnaghi, quien representa a la competencia de la protagonista, y aparece en un rol menor que, por esas cosas del montaje, se lleva el final de la película como si nada. A pesar de la buena dupla que conforman Cardinali y Balcarce, secundadas por Rita Cortese y Juan Manuel Tenuta, no alcanza para tapar los baches de un relato plagado de personajes que intenta, también, burlar a la mala suerte. ¿Será el gato negro?.
Amigos impresentables Esta comedia australiana de Stephan Elliott reúne al escritor Dean Craig y a los mismos productores de Muerte en un funeral. Con este antecedente, el espectador seguramente cree que encontrará un film imperdible. No es el caso. El director de Las aventuras de Priscilla: La reina del desierto elige un casamiento como eje de la acción y el disparate. David (Xavier Samuel, de Crepúsculo) conoce durante las vacaciones a la chica de sus sueños (Laura Brent) y se prometen casamiento. David y sus tres amigos emprenden entonces un viaje desde Londres hasta Australia para llegar a la fastuosa fiesta como padrinos y conocer a los padres de la chica en cuestión. Los padrinos de la boda (A few best men) tiene un buen comienzo y un ritmo ágil a partir de sus barridos y transiciones, pero la historia se debilita con el correr de los minutos y funciona a manera de sketches. La película está concebida como una comedia de enredos, de las que abundan en el teatro vernáculo, donde las situaciones se complican más de lo debido y transforman la reunión en un verdadero descalabro. La trama va desde la torpeza de los amigos del protagonista (traumas varios y abandonos) hasta un bolso recogido por equivocación que pertenece a un dealer (que dirá presente en la fiesta) y una cabra campeona que se come la "mercancía. La mejor parte, o al menos, la más divertida, la tiene la madre de la novia, papel que lleva adelante una irreconocible Olivia Newton John. Otras situaciones escatológicas completan el marco de esta propuesta que podría haber sido realmente La fiesta inolvidable. El caos está servido.
¿Dónde estas amor de mi vida que no te puedo encontrar? Esta lograda comedia romántica está protagonizada por jóvenes treintañeros que buscan nuevos rumbos en sus relaciones. Tres historias de amor y desamor cuyos personajes se cruzan en un juego pasional. No te enamores de mí podría haberse titulado ¿Dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar?, que años atrás filmó Subiela. El responsable de esta comedia coral ambientada en Palermo Hollywood es Federico Finkielstain, quien acierta con el tono dado a la historia. De este modo, desfilan por la pantalla Sergio (Pablo Rago), un hombre infelizmente casado con Paula (Violeta Urtizberea), una estudiante de psicología, y a la que engaña con Alejandra (Julieta Ortega), la mesera de un bar. Tampoco le va mejor a Sofía (Mercedes Oviedo, que abre el film con llanto desconsolado), la novia de Maxi (Tomás Fonzi) que se siente ignorada y cada vez más cerca del hermano de éste (Guillermo Pfening). Todos tienen un denominador común: ninguno está conforme con la persona que tiene al lado por motivos que se irán descubriendo con el correr de los minutos. La imposibilidad de un amor verdadero, la rutina, la comodidad económica y la falta de pasión. dicen presente a través de aristas dramáticas que resultan interesantes y reconocibles. Las mismas están revisadas desde las miradas de cada uno de los implicados, atrapados en un círculo vicioso del que es casi imposible salir. Y el abanico se abre hacia otras direcciones: Alejandra es seducida por un músico, compañero de trabajo; mientras Paula (la más ingenua de todas y la que lleva los toques de humor) transfiere sus miedos a su propia paciente, una adolescente conflcitiva (Ana Pauls) que la ayuda a resolver los problemas de intimidad con su marido. Lo que se dice un verdadero caos afectivo. No Te Enamores de Mí marca un promisorio debut y tiene un elenco sólido cuyos personajes resultan creíbles. Quizas con varios minutos de más para contar todas las historias, este film nacional se convierte en una opción recomendable y confirma a Julieta Ortega como una de las intérpretes más versátiles de su generación.
Una mirada nostálgica "Dejamos nuestros tesoros, la patria, la familia y un jardín de fantasía. Terminó la guerra y pasamos la frontera hacia Francia", asegura el pintor Nicolás Rubió en este documental que no es otra cosa que un homenaje a sus recuerdos. Con tono nostálgico, el director Fernando Domínguez va contando la travesía y las vivencias del artista a través de sus pinturas que parecen cobrar vida y dan los climas necesarios para continuar la historia. 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas (se exhibe en el cine Gaumont y en Arteplex) pinta desde Argentina la vida en Vielles, un pueblito de Auvernia donde se refugió como niño exiliado de la Guerra Civil Española. Una manera de recordar sus años de infancia es revivirla a través de sus trabajos (más de 600 cuadros) y, a la distancia, como una suerte de viejos fantasmas que cobran vida una vez más.
Aires renovados, nuevos conflictos La idea de hacer un cambio en la vida suele tener sus complicaciones y eso es lo que les ocurre a los personajes encarnados por Leonardo Sbaraglia y Dolores Fonzi. Elisa (Fonzi) y Santiago (Sbaraglia), compran una casa en el campo y se establecen allí junto a su pequeña hija con el fin de pasar unos días rodeados por la naturaleza. Con este comienzo cualquier espectador podría pensar que está frente a una película de terror o suspenso, pero el director Hernán Belón mueve el timón de este drama psicológico que se toma sus tiempos para hacer estallar el conflicto central del relato. Mientras Santiago está entusiasmado con el "nuego hogar" (repara la casa, sale de caza), Elisa muestra su incomodidad frente a los nuevos cambios que tiene su vida. Esas diferencias, más la de un entorno amenazante, se convierten también en obstáculos para la joven pareja. El campo habla sobre las relaciones del matrimonio que se van tornando oscuras por diversos motivos y por la presencia de "extraños" (los vecinos) que disparan también el clima de desconfianza que sobrevuela la casona. Con un cuidado marco formal, Belón intenta correr el velo sobre los problemas de pareja en un ámbito que les es ajeno y que deja al descubierto lo peor de cada uno de ellos. Personas que vivían en armónía y que ahora presentan un punto de quiebre. Para su tarea contó con la buena dulpla actoral que conforman Sbaraglia (siempre convincente) y Fonzi (sorprende con su trabajo lleno de matices), además de la pequeña Matilda Manzano. Logrados trabajos actorales al servicio de una historia intimista.
El culebrón del soldado Aprovechando la presencia carismática y fotogénica de Zac Efron, la película del realizador Scott Hicks (el mismo que filmara la interesante Claroscuro) juega con un pequeño hecho que cambia la vida del protagonista. El popular actor de High School Musical y Casi 17, es Logan, un marine de los Estados Unidos que combate en Irak y encuentra la fotografía de una mujer a la que no conoce. A su regreso, está empecinado en encontrarla y llega, finalmente, a la granja donde vive Elizabeth (Taylor Schilling). La joven pasa sus días junto a su pequeño hijo y su madre (una siempre convincente Blythe Danner), mientras lidia con un ex que quiere recuperar a su familia. Cuando te encuentre no es un lecho de rosas para los personajes y mucho menos para el espectador. Todo se desarrolla de manera edulcorada: Logan y Elizabeth se enamoran (las escenas románticas muestran partes de sus anatomías entre grandes caricias) y luchan no sólo con el ex marido de ella que la amenaza con la tenencia del hijo, sino también con el trágico pasado familiar de la muchacha. A través de las convenciones del drama romántico, llevadas al extremo, la película de Hicks está cerca del culebrón, cosa que no estaría mal si resultara creíble en el planteo de sus situaciones (el héroe que aparece en los momentos de mayor tensión o el conflicto de los dos hombres peleando por una misma mujer) o las instancias finales con la "casita del bosque" que en la historia tiene otras implicancias y significados. El título original hace referencia al "afortunado" Logan en este film que abre y cierra con su relato en off una historia que se torna tan inexpresiva (Efron contribuye) como previsible.
Con aires de barrio María Victoria Ramírez es la directora de este largometraje de animación nacional integrado por cuatro historias que descubren, cada una a su manera, el espírtu de los barrios porteños. Ánima Buenos Aires pinta su propio mundo a partir de las mirada de artistas como Caloi, Carlos Nine, Florencia Faivre y Pablo Rodríguez Jáuregui, y recurre a la técnica de la animación en 2D, con dibujos y hasta acción en vivo en uno de sus relatos. A través de viñetas animadas por una pareja de bailarines que recorre los paredones y los frentes de las casas, se hilvanan los cortos a los largo de una hora y media. Queda claro que la película no quiere competir con otras costosas producciones del género. Todo lo contrario, ya que genera un lenguaje reconocible que anima el humor gráfico argentino. De este modo, el corto estrella del film es Mi Buenos Aires Herido (de Caloi y María Verónica Ramirez) que centra su narración en un bar, su dueño, los clientes y una pulposa mujer con la que todos sueñan. La mesa del bar, el tango, los amigos, las penurias, el malevo pegado al farol de la esquina y el policía, le sientan muy bien al relato que mezcla humor y magia. También da en el blanco Bu-Bu (de Carlos Nine), que cuenta con la participación de Horacio Fontova en la piel de un delincuente, abatido por la policía, que trae las imágenes de sus amigos del barrio y sus delitos en medio de prostitutas y caramelos. Todo en blanco ynegro, Los relatos que completan Ánima Buenos Aires son Meado por los perros (Pablo Faivre y Florencia Faivre), sobre un carnicero bastante particular que ve amenazado su negocio cuando un supermercado se instala cerca del barrio; y Claustrópolis (Pablo Rodríguez Jáuregui), impulsada por dos niños que se expresan a través de los grafittis y descubren el placer de la libertad y del juego en la ciudad. Una película pensada para adultos, que se mueve entre veredas, bares, tangos y farolitos porteños. Una paleta multicolor plasmada en viñetas que tienen ese "que se yo" tan cercano e incomparable.
La suma de las partes Cada personaje del universo Marvel tuvo su lucimiento en sus respectivas películas y creaba expectativas la llegada de Los Vengadores, donde la suma de las partes de estos "gigantes de acero" hace la fuerza. El film presenta a los más poderosos superhéroes del cómic publicado por primera vez en 1963: Iron Man (Robert Downey Jr.); Thor (Chris Hemsworth); Capitán América (Chris Evans); Hulk (Mark Ruffalo, después de Erik Bana y Edward Norton) y a otros que cobran protagonismo como Ojo de Halcón (Jeremy Renner) y Viuda Negra (Scarlett Johansson). Ellos unen sus fuerzas para combatir a Loki, el villano de turno que surgió de la película Thor, bajo la mirada tuerta de Nick Fury (Samuel L. Jackson), el director de la Agencia Internacional para la paz, más conocida como SHIELD. Si algo queda claro desde el comienzo es que el director Joss Whedon (Serenity) supera los resultados de cineastas como Kenneth Branagh y Jon Favreau en Thor y Iron Man, respectivamente. Cada personaje tiene su momento (y su estrellato) en esta megaproducción que carga con los conflictos personales de los superhéroes y deja lo mejor para la secuencia final con la invasión de extrañas criaturas que atacan la ciudad. El despliegue es eficaz y vertiginoso en su resolución visual. Stark/Iron Man hace gala del humor en varios tramos del film y el doctor Banner lidia con su furia cuando se transforma en Hulk. El monstruo verde (más chico que en la última versión) tiene dos gags imperdibles y de golpe efectivo en la platea. El resto es pura explosión a lo largo de dos horas y media, en un universo que abre la puerta a la llegada del Mal. La trama se permite también un coqueteo final de Stark con su secretaria Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y presenta un agregado después de los créditos finales. La única pregunta que queda flotando es si el uso del 3D era necesario. Lo bueno está en la pantalla y sólo hay que disfrutarlo.