El subgénero de terror, el "giallo" italiano, tiene a Mario Bava y Darío Argento como sus principales exponentes en las décadas del setenta. Los hermanos Luciano y Nicolás Onetti, de quienes el año pasado se conoció Los olvidados, recrearon esos universos sangrientos en Sonno Profondo-2013- y Francesca -2015-. Ahora cierran esa trilogía con Abrakadabra, un relato impulsado por la magia como el "arte de hacer posible lo imposible". En ese sentido, la película funciona como una apasionada mirada a un estilo de hacer películas de terror que sólo valorarán seguidores y fanáticos de este género. "El Gran Dante”, un prestigioso mago, muere accidentalmente durante un truco de magia en Turín, en 1951. Treinta y cinco años después su hijo Lorenzo Mancini -Germán Baudino-, también mago, presenta un show de magia que no sale bien y al que le sigue una serie de asesinatos que lo colocan como sospechoso. La trama tiene un inspector que investiga, un extraño personaje que sigue sus pasos y un pasado que vuelve para atormentarlo. En Abrakadabra, la potencia visual fagocita por momentos parte del suspenso que propone la historia y da la impresión de que los realizadores están más ocupados en el aspecto formal. A través de la pantalla dividida, los colores saturados, la oscuridad profunda y la música generada por un sintetizador, se crean las escenas en las que no faltan decapitaciones y corridas por el cementerio. El asesino con guantes blancos que aparece en los lugares donde está el protagonista, el énfasis en las escenas eróticas y el uso de la violencia son los denominadores comunes para instalar el estilo de cine al que se evoca. La trama se reserva, como por arte de magia, ases debajo de la manga y la vuelta de tuerca sobre el desenlace impregna la atmósfera surrealista y sangrienta que recuerda a títulos como El pájaro de las plumas de cristal -1970- y El gato de las nueve colas -1971-.
Una mujer perseguida por la tragedia regresa al pueblo de su infancia quince años después en este relato nacional escrito y dirigido por Gonzalo Javier Zapico, quien bucea por una trama que reúne misterio, terror y venganza. El bosque de los perros narra la historia de Mariela -Lorena Vega, de destacada trayectoria teatral-, quien desea reencontrarse con Gastón -Guillermo Pfening-, un antiguo amor de la adolescencia. Al llegar se hospeda en un hotel de mala muerte y no es muy bien recibida. Mariela, dueña de una personalidad apática, asegura ser diseñadora, azafata y el pasado la golpea cuando se instala la duda sobre la muerte de sus padres ocurrida en un incendio. Luego de la pérdida de su marido, Mariela recorre los lugares que conoce y también encuentra a Carlos -Marcelo Subiotto-, el hermano de Gastón, el otro vértice de un triángulo amoroso que dejó sus secuelas. El filme concentra tensión y ambiguedades sobre los personajes que deambulan por este pueblo parsimonioso, reviviendo una historia de abusos, secretos y mentiras. El relato alterna pasado -la adolescencia marcada por un triángulo amoroso y un ritual sangriento que terminó con la vida de los perros del pueblo- y un presente que coloca a Mariela como principal sospechosa de una muerte. La trama también incluye a un comisario que investiga la visita de la recién llegada y una tía que parece ser la única que puede resguardarla de tanta hostilidad. La propuesta va dando información de manera gradual para sembrar la duda, arma su rompecabezas lentamente y tampoco se ahorra escenas sangrientas. El elenco joven -Angelo Mutti Spinetta, Julieta Brito y Francisco Macia- cumple con los requerimientos de la historia y se ve empujado hacia la tragedia. Lorena Vega sale airosa de esta experiencia con una Mariela atrapada en un laberinto sin salida.
Un policial ambientado en el año 2001 que transita por una trama de suspenso e intrigas de la mano del director Alberto Masliah e indaga en los vínculos familiares alterados, en la búsqueda de la identidad y en la corrupción. La vida de Marcelo -Pablo Rago-, un escritor devenido en periodista, cambia cuando su padre Tonio -Roberto Carnaghi-, un consagrado intelectual, muere de manera misteriosa en la bañera. Junto a Carolina -Calu Rivero-, la curadora de una sala de arte y ex secretaria de Tonio, Marcelo se sumerge en un mundo oscuro, en el que la violencia y la ambicion de poder es moneda corriente, y deberá enfrentar a “El Loco” Bertolini -Gerardo Romano-. Desde el comienzo, la cámara recorre la escena de un crimen en un basural y coloca a Marcelo en el ojo de la tormenta, presionado por la jefa del diario para el cual trabaja y donde debe lucirse para conseguir la primicia. Además de una descripción social caótica y de muchos contrastes, se pinta un panorama familiar resquebrajado: Marcelo tiene una relación distante con su padre y con su hijo adolescente. Entre un misterioso juego de mesa -que une a nieto y abuelo-, una sociedad secreta y la ambiguedad que presentan los personajes, se va articulando una historia que juega en varios niveles pero que tiene como denominador común la búsqueda de la verdad. Todos los caminos convergen en una ola de violencia y algunas subtramas quedan poco desarrolladas como la del sacerdote ligado al poder y acusado de abuso. Pese a algunas limitaciones en la producción y algunos personajes esquemáticos, la película cumple su objetivo de poner secretos sobre el tapete y una estafa que trae el pasado a la pantalla grande. Pablo Rago lleva el peso del filme como el investigador que sigue su olfato.
Luego de haber impactado con El Patrón: Radiografía de un crimen-2014-, también protagonizada por Joaquín Furriel, el director Sebastián Schindel estrena su segundo trabajo al adaptar el cuento "Una madre protectora” del escritor Guillermo Martínez. El hijo es un relato que se mueve entre la cordura y la locura, entre el thriller y la pesadilla cotidiana, pero también roza el terror sin instalarse en ese registro. Lorenzo -Joaquín Furriel- es un pintor que se recupera del alcoholismo, del fracaso de un matrimonio anterior y tiene dos hijas en Canadá a quienes no visita. Cuando su nueva mujer Sigrid -Heidi Toni-, una bióloga marina noruega, queda embarazada, se abre un nuevo panorama para su vida. Sin embargo, ella toma la decisión de traer a una rígida enfermera nórdica -Regina Lamm- para que el bebé nazca en la casa y no en un hospital, lo que desencadenará en una serie de eventos misteriosos. Schindel alterna pasado y presente en esta película que va suministrando la información que sirve para reconstruír un complejo rompecabezas cuando Lorenzo afirma: "Mi hijo está en peligro". El film expone las realidades de dos parejas buscando un vástago. Por un lado, Lorenzo y Sigrid, y por otro, Julieta -Martina Gusmán-, una abogada, y Renato -Luciano Cáceres-, los amigos de Lorenzo que estarán presentes cuando éste pida ayuda. El clima plasmado en la pantalla navega entre la obsesión y la idea de peligro constante que amenaza la "tranquilidad familiar", ya que no queda claro si lo que ocurre es real o sólo sucede en la mente de Lorenzo. La "sustitución" del pequeño recién llegado llevará a borronear algunos límites. Los tópicos de maternidad, paternidad y el hecho de prescindir del cuidado médico corren los ejes de lo cotidiano y los vínculos se alteran. A la solidez del elenco, en el que sobresalen un Furriel postergado de su paternidad y luchando contra una realidad que no termina de comprender, y una Regina Lamm con un máscara amenazante, se suman rubros técnicos de primer nivel y una pincelada final que el mismo espectador deberá buscar para cerrar el círculo.
Y llegó el final de la esperada película que reúne a todos los superhéroes de Marvel, después de 22 títulos y con gran desfile de figuras. Después de la destrucción ocasionada por el villano Thanos, que terminó con la mitad del Universo, los personajes se ven erráticos, abandonados y divididos enfrentando la tragedia. El comienzo de Avengers: Endgame muestra a Ojo de Halcón, reunido en familia, y devastado cuando éstos desaparecen sin dejar rastro, y a Iron Man varado en el espacio. Dirigida por Anthony y Joe Russo, el último eslabón de la extensa saga que esperan los fanáticos, no se aparta demasiado de lo que planteaba el film anterior, Avengers: Infinity War. Esta película es la pieza final de un gran rompecabezas en el que todo está conectado. En la nueva aventura, la narración se toma su tiempo para plasmar la debacle de los superhéroes, que deberán en esta ocasión reunirse y, a la vez, dividirse en grupos para recuperar las Gemas del Infinito y combatir a su peor enemigo. El relato se reserva acción y despliegue visual en su tramo medio y el desenlace presenta el tono nostálgico que merecía esta despedida. Quizás resulta imposible empatizar con todos los personajes que van desfilando por la pantalla y que el público conoce a la perfección -como la reaparición de Capitana Marvel, filme aún en cartelera- pero cada uno tiene su momento: Thor está sumido en la comida y el alcohol y entrega momentos de humor efectivo; mientras Hulk.... Y si, la trama se reservas -dos- sorpresas. Plagado de referencias y guiños a las anteriores producciones del universo Marvel, con viajes en el tiempo y diferentes escenarios que alimentan la historia y pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos, el filme prosigue su marcha con Viuda Negra, Capitán América, Ant-Mant, también dicen presente Pantera Negra y las criaturas de Guardianes de la Galaxia. Todos luchan contra el Mal y arrastran dramas personales y familiares en este desenlace que se extiende casi por tres horas y deja como legado un universo invencible.
Con producción de James Wan y dirección de Michael Chaves llega esta película que retoma la vieja leyenda mexicana de la mujer que se aparece lamentándose por sus hijos, a quienes asesinó ahogándolos en un río, después de un desengaño amoroso. Esta historia fue contada de generación en generación desde la época colonial. Respetando la fórmula que tan buenos resultados dio con el universo de El Conjuro y los "spin off" de Annabelle y la más endeble, La monja, esta entrega está ambientada en Los Angeles en los años setenta y presenta una amenaza paranormal que altera la vida de una familia. La Llorona acecha a los niños por la noche y una madre -Patricia Velázquez- protege a sus hijos encerrándolos ante esta amenaza sobrenatural, un espíritu errante y vengativo. A pesar de advertir sobre el peligro que se avecina sobre los suyos, no es escuchada y es tratada como una loca. Anna -Linda Cardelini- es una asistente social, viuda de un policía, que visita la casa de la anterior pero las cosas se complican cuando los niños son asesinados. La función de Anna es controlar el hogar de los demás pero ahora ella misma será controlada y sus dos pequeños niños corren peligro ante la presencia de La Llorona. El relato juega con los climas y los sobresaltos -la escena del auto y del baño son efectivas- de manera adecuada y con elementos de relatos clásicos del género -la criatura no puede hechizo mediante entrar a la casa como si se tratara de un vampiro- en esta historia que también incluye a un sacerdote desilusionado, a un detective que sigue los pasos de Anna y a un curandero -Raymond Cruz- que cobra un rol preponderante en el segundo tramo y libra la batalla contra el Mal para ayudar a la familia. Aunque el film no presenta nada nuevo, se las ingenia como para mantener la tensión entre el horror cotidiano y el folklore que evoca, y hasta se permite linkear con Annabelle. Hay un altillo estremecedor, dos niños indefensos y una figura fantasmal que sobrevuela el vecindario con sus lágrimas de sangre.
Paramount Animation, Nickelodeon Movies y Ilion Animation Studios se unieron para realizar esta comedia de aventura animada pensada fundamentalmente para un público infantil y producida en formato 4D E-Motion, que facilitan una gran experiencia inmersiva a su publico. June -Brianna Denski- es una niña hiperactiva con una imaginación desbordante, que junto a su madre -Jennifer Garner-juega a diseñar parques de atracciones mágicos imaginarios que cobran vida gracias a los animales que lo dirigen. Pero cuando su madre enferma y se ausenta la niña deja de jugar y destruye el parque. Tiempo después June se verá transportada al parque de sus fantasías, donde descubrirá que su descuido ha convertido aquel lugar tan magnífico en una sombra de sí mismo. Y con ayuda de los animales, la reticente heroína deberá arreglar el parque y vivirá asombrosas aventuras junto al oso Boomer -Ken Hudson Campbell-, el jabalí Greta -Mila Kunis-, los castores Gus -Kenan Thompson- y Cooper -Ken Jeong-, el chimpancé Peanut -Norbert Leo Butz- y el puercoespín Steve -John Oliver-. Con una trama muy simple y giros de guión demasiados previsibles el film concentra la atención fundamentalmente en las escenas de acción y su puesta en escena, con un logrado diseño de personajes y coloridos escenarios que aprovechan al máximo las virtudes del 4D E-Motion. Sin la ambición de las películas de Pixar y a pesar de su discurso excesivamente ingenuo, aunque tierno, Parque Mágico propone esa aventura de la protagonista como metáfora en un viaje interior -al estilo de Inside Out- que la hace madurar y superar el miedo a la posible pérdida de un ser querido. Mas allá de su sencillez, el espectáculo visual y la acción que garantizan el entretenimiento, Parque Mágico entrega un mensaje interesante, y poco frecuente en estos días, que trasciende el concepto del parque de atracciones y revalora el poder de la creatividad, la lectura, el salir a jugar con amigos y el compartir tiempo jugando juntos padres e hijos, sin dispositivos electrónicos de por medio. En una historia donde el teléfono solo sirve como gags de humor para inmortalizar momentos de la aventura.
Siguiendo los pasos de sagas juveniles como Crepúsculo, After: Aquí empieza todo, escrita por la estadounidense Anna Todd en 2013, se convirtió en un fenómeno literario en la plataforma Wattpad y luego en best-seller. La historia, basada en el primer libro, dirigida por la debutante Jenny Page está planteada como un romance casi imposible entre opuestos y se desarrolla en el ámbito universitario. Tess -Josephine Lanford- es una chica inocente que llega a la universidad en compañía de su madre y su novio mientras que Hardin -Hero Fiennes-Tiffin, sobrino de Ralph y Joseph Fiennes- es el muchacho popular y rebelde que no es rechazado por nadie y esconde un oscuro pasado. Pronto sus caminos se cruzan por el azar del juego y quedan flechados para sorpresa de todo su entorno pero Tess recibe la advertencia sobre esta nueva relación. Con esta base, el relato se pasea por un lago y un museo acuático que va mostrando como se afianza la relación entre ambos, entre la rivalidad y los celos de las compañeras de cuarto. La chica virginal y el chico de mirada penetrante atraviesan situaciones que poco aportan a una trama edulcorada, apoyada por la buena banda sonora, en la que el disparador se torna demasiado débil como para sostener el interés de toda la propuesta. En el elenco aparecen Peter Gallagher y Jennifer Beals -Flashdance- como el padre del joven y su prometida, y la madre sobreprotectora de Tess, interpretada por Selma Blair. Autodescubrimiento, despertar sexual y nuevas experiencias que, en esta primera entrega y a esta altura, lucen de manual y desapasionadas.
Otro drama de época para la actriz Keira Knightley, protagonista de Orgullo y prejuicio; Expiación: deseo y pecado; Anna Karenina y Colette: Liberación y deseo, que la coloca en una relación tormentosa en tiempos de posguerra. Viviendo con el enemigo ambienta la acción en la Alemania de 1946, cuando Rachael Morgan -Keira Knightley- llega en tren a Hamburgo, en pleno invierno y arrastrando el dolor de la pérdida de su hijo en un bombardeo de Londres, para reunirse con su marido Lewis -Jason Clarke, el actor de Cementerio de animales-, un coronel británico. Lo que prometía un reencuentro feliz pronto se transforma en una convivencia incómoda porque Lewis toma posesión de una mansión que aún sigue intacta después de los embates de la guerra. Allí vivirá con su esposa y con los antiguos propietarios: Lubert, un viudo alemán -Alexander Skarsgård- y su atormentada hija Fedra -Flora Thiemann- que lo culpa por la muerte de su madre. En esta atmósfera de encierro que arrastra el horror bélico, el cruce de personajes enciende la seducción y la traición. Una historia de amor y desamor que encuentra logrados momentos románticos apoyados en el buen elenco y con una ambientación que muestra las ruinas de la ciudad como así también el resquebrajamiento de un matrimonio que venía estancado por la frialdad y la distancia. La película dirigida por James Kenty producida por Ridley Scott, entrega bellas imágenes -diseño de arte y vestuario- en una trama previsibie que funciona a pesar de sus escasas dosis de acción debido a las actuaciones de Knightley y Skarsgård. Hay un contraste entre el frío exterior -con las secuelas de la guerra- y un interior que combustiona a partir de la atracción y la relación secreta entre Rachael y Lubert. Un triángulo amoroso entre adultos que pone en evidencia el tema de las pérdidas y un romance juvenil entre Fedra y un chico nazi oculto, que tendrá también sus consecuencias trágicas.
El film de Mariano Cohn propone un interesante "juego del gato y el ratón", una verdadera lucha por la supervivencia en medio de un clima de inseguridad que pone a los personajes al borde del abismo. Ciro -Peter Lanzani-, un experto ladrón de autos que sigue los pasos delictivos de su familia, decide forzar la puerta de una 4x4 y sus planes se ven frustrados cuando no puede salir de la camioneta. Encerrado en el lujoso vehículo, Ciro comienza un desesperado intento por romper vidrios, puertas y hasta disparar -con muy mala suerte- para poder escapar. Todo hasta que recibe un llamado que parece ser su única oportunidad. Del otro lado del teléfono de la camioneta está el médico Enrique Ferrari -Dady Brieva- que deja encerrado al protagonista en su vehículo acorazado porque está harto de los robos y es quien pone en marcha un plan siniestro. El director va construyendo un juego claustrofóbico en el que el victimario pasa a ser la víctima -¿Quién es quién en el relato o ambos son víctimas del sistema?- de un psicópata que tiene todo bajo control. La cámara se posa sobre Peter Lanzani, quien sostiene la tensión del encierro y la transformación que va atravesando su personaje cuando cumple cinco diás dentro de la camioneta, sin agua, sin alimentos, con frío, calor y herido en una pierna por el disparo. Su trabajo se lleva aplausos por la exigencia de su personaje. Un grillo es su única compañía en esta trampa mortal. El filme pone el acento en un exterior amenazante -hay intentos de robo, policías merodeando el vehículo y hasta una pareja teniendo sexo- que no escucha su pedido de ayuda y una secuencia onírica que parece el único escape de Ciro. La mirada de la propuesta se posa en un tema de actualidad como la inseguridad, la justicia por mano propia y los linchamientos de los vecinos. Todo el andamiaje funciona mejor en su primer tramo y deriva luego a una trama policial que tiene repercusión en los medios de comunicación cuando aparece el negociador de la policía encarnado por Luis Brandoni. Es un acierto que Ferrari aparezca como una "voz en el teléfono" y luego se corporice para potenciar la figura del villano entre el dilema moral y la culpabilidad que recae sobre cada uno de ellos.