En su cuarta película como directora Jodie Foster presenta una muy buena incursión en el género del suspenso. Dentro de su corta carrera como cineasta, que empezó en 1991 con El pequeño Tate, Foster brindó historias dramáticas que en general fueron bien recibidas en la prensa pero nunca llegaron a ser populares. Con El maestro del dinero apostó a una propuesta más comercial y ambiciosa que desarrolla un thriller en tiempo real dentro de un subgénero conocido. Desde que Sidney Lumet brindó esa gran película que fue Tarde de Perros (1981), con Al Pacino, las historias de toma de rehenes se hicieron populares dentro de las producciones hollywoodenses. La propia directora trabajó hace unos años en Plan oculto, de Spike Lee, que se desarrollaba dentro del mismo género. En este film la verdad que Jodie Foster no le aporta ningún giro diferente a este tipo de historias. Sin embargo, la película brinda una hora y media de puro entretenimiento gracias al sólido dominio de la tensión y el suspenso que presenta su narración. En ese sentido el film es una grata sorpresa debido a que sus filmes previos como directora tuvieron un tono completamente diferente. La trama se vio favorecida además por los trabajos de George Clooney, Julia Roberts y Jack O´Connell (Invencible), quienes se lucen con muy buenos momentos y son los responsables de llevar adelante la historia. O´Connell, quien interpreta al delincuente que irrumpe en el programa de televisión que conduce Clooney, es un actor que la viene remando hace años en Hollywood pero todavía no llegó a ser conocido popularmente por el público. Este trabajo probablemente lo ayude a cambiar a situación. El joven actor tiene muy buenos momentos en esta historia y la humanidad que le dio a su personaje consigue que uno como espectador logre comprender mejor las acciones radicales que toma. La gran debilidad del film es que el cierre es bastante previsible y tampoco se juega demasiado con la crítica que pretende expresar sobre el mundo financiero de Wall Street. Sin embargo, hasta esos minutos finales Foster consigue brindar un sólido thriller que logra mantenerte enganchado con los hechos que se desarrollan. Lo pongo en otros términos. El destino al que llega la película no tiene nada de asombroso o especial pero el viaje se disfruta muchísimo. El maestro del dinero es un gran trabajo de Jodie Foster como directora y dentro de las producciones hollywoodenses es de lo mejor que hay en cartel en este momento.
Para el estreno de Las Tortugas Ninjas 2 en esta oportunidad tengo dos reseñas diferentes. La versión común que llega a los cines y la versión del film en salas 4D que pueden leer en mi blog (Ver nota). En evidente al ver esta película que en la productora de Michael Bay tuvieron en cuenta las objeciones que se le hicieron al film anterior y en este caso brindaron una propuesta que trabaja un poco mejor a estos personajes en el cine. El director Dave Green, responsable de Earth to Echo (una buena historia de ciencia ficción que no pasó por los cines locales) reemplazó a Jonathan Liebesman para brindar una película que evoca con más precisión el espíritu de la serie de dibujos animados de los años ´80. De hecho, esta es la única producción en la filmografía de las tortugas que termina con la famosa canción del programa de televisión. El film tiene un marcado tono infantil, algo que sobresale especialmente en el perfil que le dieron a los villanos. Me cuesta imaginar que un niño de 9 años pueda llegar a aburrirse con esta producción y ese es el target de espectadores al que apuntó esta continuación. Si bien las tortugas conservan el aspecto horrendo que se estableció en el film previo, es justo destacar que el director Green al menos capturó con más solidez lo que solían ser las aventuras de estos míticos personajes. A través de un conflicto que tiene bastantes similitudes con Las Tortugas Ninjas 2: El secreto de Ooze (1991), el nuevo film incorpora numerosos elementos de la serie animada como los villanos Bebop y Rocoso , Krang, Baxter Stockman, el aliado de los protagonistas, Casey Jones e inclusive el Tecnódromo. Hasta Destructor, el clásico enemigo de los protagonistas, recuperó su aspecto tradicional y ya no luce como un Transformers. Ese decir que tanto los chicos de la actualidad como los fans veteranos puede reconocer en la trama elementos clásicos de la franquicia de las tortugas. El trabajo que hicieron con el aspecto de Bebop y Rocoso es excelente. Los personajes no sólo lucen igual que en la serie animada sino que conservaron las mismas personalidades. Lamentablemente no se puede decir lo mismo de Casey Jones, donde la interpretación de Stephen Amell (protagonista de la serie Arrow) ni siquiera le hace sombra a la labor que brindó Elias Koteas en la primera película de las tortugas de 1990. En defensa de Amell se puede argumentar que el guión no le dio muchas posibilidades para destacarse y tampoco ayudó que cambiaran la historia del personaje. Jones en este caso dejó de ser un justiciero urbano para convertirse en un empleado de una agencia de seguridad que desea ser policía. Desde los aspectos técnicos la película ofrece secuencias de acción más elaboradas que brindan muy buenos momentos. Las Tortugas Ninjas 2 no es una producción memorable pero brinda una propuesta entretenida para los más chicos que se deja ver.
En la actualidad la productora Millenium Films es la gran heredera de lo que fue en los ´80 la compañía Cannon, fundada por Menahem Golam y Yoram Globus. De hecho, el presidente de esta empresa, Avi Lerner, fue el responsable de algunos clásicos de Cannon como Allan Quatermain y la ciudad perdida del oro (1986) y El Guerrero americano 2 (1987). Con la productora Millenium Lerner en los últimos años desarrolló, entre otras propuestas de acción, la saga Expendables, la última entrega de Rambo y los filmes de ninjas con Scott Adkins. A lo que voy con esto es que cuando te sentás a ver una propuesta de esta productora, que suele enfocarse en el género de acción, ya sabés que no vas a ver una película que se va a debatir en las universidades. Por consiguiente, analizarla como si fuera un documental de Michael Moore es una tontería que deriva en análisis exagerados. En Estados Unidos esta película fue destruida por la prensa local y la verdad que está muy lejos de ser tan terrible como anunciaban los críticos. Criminal es una historia que le queda chica al reparto reunido, que incluye grandes actores como Kevin Costner, Gary Oldman y Tommy Lee Jones, pero eso no significa que el film sea malo. La película fue dirigida por el cineasta israelí Ariel Vromen, quien hace poco estrenó The Iceman, la biografía del asesino a sueldo Richard Kuklinski, que llegó a los cines locales. En este caso construyó un thriller de acción que se alimenta de la mitología de Frankenstein con un tratamiento moderno. Un detalle que está representado en personaje de Costner, quien es la figura más destacada de esta película. Afortunadamente el director Vromen ofrece secuencias de acción decente sin la necesidad de abusar de los efectos digitales que es uno de los males que afecta a este género en estos días. Criminal no es precisamente una película imperdible pero brinda un buen entretenimiento que se disfruta si uno acepta la propuesta sin muchas exigencias.
A diferencia de la película anterior dirigida por Tim Burton, que estaba inspirada en el relato original de Lewis Carroll, Alicia a través del espejo sólo toma el título de la segunda novela que se publicó con este personaje para presentar una historia original. El nuevo film dirigido por James Bobin (Los Muppets) presenta un tono muy diferente a lo que fue la producción del 2010. Bobin se alejó por completo de las ambientaciones tenebrosas de Burton para desarrollar una continuación que está más en sintonía con el viejo cine live action de Disney. El director apostó a una puesta en escena más colorida y luminosa que contribuyó a darle a la película su propia identidad. Reaparecen casi todos los personajes del film previo pero en este caso intervienen en una propuesta de fantasía diferente. En esta oportunidad Alicia no participa de grandes batallas épicas, sino que termina involucrada en un conflicto de viajes en el tiempo que contribuye a desarrollar las historias personales de El sombrerero loco (Johnny Depp) y La Reina Roja (Helena Bonhan Carter). Una vez más Mia Wasikowska se carga toda la película en sus hombros y lleva muy bien esta versión más rebelde y feminista de Alicia. Ella es la gran figura de esta película mientras que Deep y Bonhan acompañan en roles más secundarios donde tienen poco para hacer. La nueva incorporación del reparto es Sacha Baron Cohen como El señor del tiempo, un personaje que parece salido de la saga literaria de El mago de Oz más que del universo de Alicia. Desde los aspectos técnicos la película es espectacular y el director Bobin logra mantener la emoción de la historia con muy buenas escenas de acción y aventuras. Se destaca especialmente la secuencia inicial que presenta a la protagonista como la capitana del barco de su padre, donde el film trae al recuerdo los viejos clásicos de aventuras de Disney como 20 mil leguas de viaje submarino y en especial Los hijos del Capitán Grant. Alicia a través del espejo seguramente no quede en el recuerdo entre los mejores estrenos del año pero es una muy buena propuesta de fantasía que al menos brinda una continuación digna del film original realizado por Tim Burton.
Si bien no quedará en el recuerdo como el mejor trabajo del director Bryan Singer, X-Men: Apocalipsis brinda un ameno entretenimiento con estos personajes, aunque al día siguiente te olvides por completo lo que viste en el cine. Singer dentro de todo logró salir bien parado del desafío que implicaba esta producción. Hay que recordar que Días del futuro pasado, la entrega anterior, fue uno de los grandes capítulos de la saga (además de una gran adaptación de un cómic histórico) que no era tan fácil de superar y a esta cuestión se sumó el enorme desgaste que vienen acarreando los mutantes desde el año 2000. Esa es la gran debilidad que tiene X-Men: Apocalipsis, aunque primero quiero resaltar las virtudes de este estreno que no son pocas. Como viene ocurriendo con este relanzamiento de la serie que se inició en X-Men: Primera generación, los pilares fundamentales de la película son los actores. Muy especialmente James McAvoy y Michael Fassbender, cuyas interpretaciones del profesor Xavier y Magneto respectivamente generan que uno siga teniendo interés por estos personajes. Esta vez Jennifer Lawrence quedó relegada a un rol más secundario y las nuevas incorporaciones, Sophie Turner (Jean Grey) y Tye Sheridan (Cíclope) lograron tener momentos más destacados. Por cierto, celebro que después de tantas películas Scott Summers finalmente pudo tener un poquito más de profundidad y un rol específico en el conflicto. Bryan Singer logró mantener la humanidad que siempre sobresalió en las historias de esta saga y este es un condimento que sigue despertando interés. En X-Men: Apocalipsis el director trabajó muy bien una cuestión que le objeté a Capitán América 3. Es decir, la violencia trae consecuencias. Los mutantes se enfrentan entre sí y sus acciones generan muertos y heridos entre los personajes de esta historia, un tema que los filmes de Marvel en Disney evitan abordar por una cuestión comercial. Las elecciones que toman algunos superhéroes traen consecuencias trágicas y no todo se soluciona al final con un apretón de manos. Ahora bien, desde los aspectos técnicos, Singer no tiene un dominio magistral de la acción como los hermanos Russo (Capitán América) y sus escenas tienden a ser más monótonas y reiterativas. La intervención de Wolverine (que no tiene razón de ser) es el mejor ejemplo de ello. Salvo por el momento destacado de Quicksilver, que vuelve a sacarte una sonrisa, no hay grandes escenas de esta película que queden en el recuerdo. No ayudó tampoco el hecho que esta vez el director se enfocó demasiado en los efectos digitales y algunas secuencias que no quedaron bien (especialmente el comienzo en Egipto) se ven artificiales. La gran debilidad de este film pasa por refritar una vez más varias situaciones que ya vimos en las entregas anteriores. El pasado de Magneto, la persecución de los mutantes, el odio del coronel Stryker y los experimentos militares sobre Wolverine generan que el clímax de la película sea predecible porque no hay ninguna novedad interesante. El villano Apocalipsis la verdad que no aporta demasiado y desperdicia a un buen actor como Oscar Isaac. El mismo rol podría haber sido interpretado por un artista desconocido y esta película no cambiaba en absoluto. Creo que hay un desgaste importante con los mutantes en el cine y más allá de que intentaron relanzar la serie con una nueva línea temporal en el fondo seguimos viendo más de lo mismo. En esta película en particular esta cuestión tuvo un peso importante y por esa razón su recepción no es tan favorable como las entregas previas. Por cierto, luego de los créditos finales hay una escena adicional que sólo será comprendida por los fanáticos del cómic, ya que para el público general resulta algo irrelevante. Reitero, la película no es mala y brinda su cuota de entretenimiento, pero después de tantas continuaciones queda claro que los mutantes se volvieron predecibles y dejaron de sorprender.
Angry Birds es otra película de góndola de supermercado que no necesita gran difusión en los medios o costosas campañas de marketing para atraer al público infantil en los cines. Desde hace años los personajes se instalaron muy bien entre los chicos con numerosos productos de merchandising, más allá de los populares videos juegos, que es la fuente donde surgieron estos pajarracos. Al igual que las infumables secuelas de La era de hielo son esa clase de películas que casi se venden solas. Con el simple hecho que el estudio, antes del estreno, coloque a los personajes en una línea de yogures, papas fritas o aguas saborizadas ya están hechos. La película de Angry Birds claramente apunta a entretener al target de niños menores de 10 años y para los padres que acompañan la experiencia dentro de todo es bastante llevadera. El humor del film es claramente infantil pero también hay unos cuantos guiños hacia los adultos (entre ellos una referencia al cine de Stanley Kubrick) que logran hacer más amena la visión de la película. No obstante, Angry Birds carece de la sofisticación de otras propuestas recientes del género como Lego que contó con un argumento mucho más creativo. El film representa la ópera prima de Fergal Reilly (ex artista de Disney) y Clay Kaytis (Sony), quienes hicieron un buen trabajo a la hora de darle un carácter específico a los personajes principales. Algo que tuvieron que crear de cero, ya que esto no estaba definido en los videos juegos. La película les dio un contexto al mundo de los pájaros y una ambientación muy colorida que por momentos nos trae al recuerdo el film Río. La trama comienza con un concepto interesante en la primera parte del film. Red es un pájaro que tiene serios inconvenientes con su temperamento e ingresa a un curso sobre el manejo de la ira, donde conoce otras aves que tienen el mismo problema. Este segmento del film brinda algunas situaciones divertidas hasta que entran en escena un grupo de cerdos que buscan refugio en la isla de los pájaros. Estos personajes tienen la intención de robarse los huevos de las aves (como en el video juego) y a partir de ese momento el tono de la historia cambia por completo. La película pasa a centrarse en el humor escatológico, que incluye una escena donde los protagonistas observan a un águila orinando desde una roca, y la trama se convierte en una historia de venganza. Tal vez no habría que analizar demasiado a Angry Birds pero la historia me hizo ruido. Teniendo en cuenta que el film está orientado a los más chicos el mensaje que deja la trama es algo confuso. Los protagonistas resuelven todo a través de la violencia donde la diversión para por destruir a los enemigos. Los defensores argumentarán que ese es el espíritu del juego, pero creo que se podría haber trabajado con un poco más de tacto. En 1982 Hanna-Barbera adaptó en la animación el juego Pac-Man, en una excelente serie para la televisión, y jamás necesitaron caer en la escatología para narrar la batalla entre la familia Pac y los fantasmas. Esta película cumple con el objetivo de entretener un rato a los más chicos, pero la verdad que no representa el mejor esfuerzo de Sony en la animación. A partir de esta semana el público infantil se encargará de definir si a los Angry Birds les da el cuero para brindar más producciones en el futuro o la incursión de los personajes en el cine termina siendo una anécdota
En el 2002 Mi gran casamiento griego resultó una de las grandes revelaciones entre los estrenos de aquel año que llegó a recaudar más de 360 millones de dólares. A raíz del éxito del film un tiempo después se hizo una serie de televisión que adaptaba la misma historia con varios de los actores que formaron parte de esa producción, entre ellos la protagonista Nia Vardalos. El programa fue un fracaso y lo terminaron cancelando luego de siete episodios. 14 años después de la película original, Tom Hanks y su esposa Rita Wilson volvieron a gestar un nuevo proyecto con estos personajes que no termina de convencer. Una particularidad de Mi gran casamiento 2 es que los protagonistas del film original quedaron relegados a un rol secundario, ya que la trama se enfoca en otros personajes. El eje del conflicto pasa por la hija adolescente del personaje de Nia Narvalos que intenta encontrar su espacio dentro de la asfixiante familia griega con la que convive. Por otra parte, el padre de la protagonista, quien está convencido que es un descendiente de Alejandro Magno, descubre que el casamiento con su esposa no fue legal y esto genera a que la familia organice una nueva celebración. La película trae de regreso a todos los personajes del film del 2002 pero la experiencia es diferente. La trama es un collage de gags de una típica sitcom norteamericana que no justifica demasiado la razón de ser de esta continuación. Hay algunos momentos simpáticos con la insoportable familia Portokalos, pero la película nunca llega a replicar y mucho menos mejorar la experiencia del film original. No obstante, la química del reparto permaneció intacta y esto ayudó a sobrellevar un guión que carece de una trama atractiva. Mi gran casamiento griego 2 no es una película mala y puede ser disfrutada si uno decide verla sin demasiadas exigencias, aunque es una producción que probablemente quede en el olvido
Las cosas bien hechas. Es otro mundo cuando nos encontramos con una película de superhéroes dirigida por realizadores que pueden mantener una coherencia narrativa en un relato. Un conflicto claro con ideas interesantes, escenas de acción impecables, villanos con motivaciones específicas que no son retratados como payasos y lo más importante; los personajes del cómic cobran vida en la pantalla grande sin ser distorsionados con enfoques estúpidos y pseudo-intelectuales. Ahora bien, así como destaco esto también es justo mencionar lo siguiente. El 2016 parece ser el año de las exageraciones absurdas en los análisis de la prensa cinematográfica. Batman vs Superman fue una película decepcionante para muchos espectadores (con fallas severas) pero tampoco es la peor producción del género y el ensañamiento que recibió fue desmedido. Del mismo modo hay que resaltar que Capitán América: Guerra civil está muy lejos de ser la obra maestra que pintan los críticos norteamericanos, quienes inflaron a niveles grotescos este estreno. De hecho la película previa del personaje, El soldado del invierno, sigue siendo la mejor de la trilogía. Ahora bien, si vas al cine con las expectativas moderadas y no comprás el discurso de las reseñas vende humo, "esperando ver la más grande producción de Marvel", vas a pasar un momento magnífico. La historia presenta una adaptación bastante libre de Civil War, en mi opinión la última obra maestra que brindó esta editorial en los cómics, que presentó un relato fascinante por los debates morales que ofrecía la trama. En la historieta este conflicto incluyó a todos los personajes de la compañía y en el cine por cuestiones obvias terminó siendo una "mini guerra civil" que se desata entre un grupo de superhéroes. El gran mérito del nuevo trabajo de los hermanos Russo reside en que lograron contar una historia compleja, que incluía numerosos personajes, dentro de una película que nunca pierde su identidad. Es decir, aunque intervienen varios superhéroes en la trama en ningún momento el film deja de ser una historia del Capitán América. Hay que darle el crédito a los directores porque esto no es tan sencillo de hacer. El conflicto está muy bien desarrollado y expone de manera clara la disputa que se genera entre Steve Rogers y Tony Stark. Daniel Brühl (Rush) hizo un trabajo más que digno con Helmut Zemo, uno de los villanos tradicionales del Capitán América, que acá se presenta en una versión diferente a la de los cómics. El personaje tiene un perfil más humano y aunque no quede en el recuerdo como un villano memorable al menos sus actos tienen una motivación específica en la historia. Ojalá en algún momento podramos ver una película de acción de los hermanos Russo fuera del universo Marvel, ya que los directores presentan un gran dominio del género. Las secuencias de persecuciones y peleas son de primer nivel y brindan momentos fabulosos dentro de esta producción. Como si esto no fuera poco, los realizadores se dieron el lujo de introducir a lo grande a dos personajes atractivos como Spiderman y Pantera Negra, quienes te dejan con ganas de ver más sobre ellos en este universo de ficción. La intervención de ambos héroes es mucho más generosa de lo que se esperaba y llegan a brindar muy buenas escenas que logran sacarte una sonrisa. Mi única objeción con Guerra civil y el motivo por el que no la considero superior a El soldado del invierno pasa por la siguiente cuestión. Cuando la película terminó sentí que Marvel no se la jugó a fondo con una historia que trascendió en los cómics por el perfil dramático que tuvo el conflicto La película de los hermanos Russo se cuidó demasiado de no mostrar muertos ni heridos y el espíritu dramático de lo que fue originalmente Civil War acá fue transformado en una versión más Disney. Es decir, se generan peleas entre los héroes pero la tensión y la violencia nunca llega demasiado lejos porque Marvel apuntó a captar un público familiar en los cines. Si esta producción hubiera trasladado algunas de las situaciones que se vieron en la historia original de Civil War la película del Capitán América hubiera sido no apta para menores de 18 años y eso no era un negocio para Disney. En consecuencia, en este momento creo que es mucho más interesante y atractivo el micro universo de ficción que se viene gestando en las series de Netflix con Daredevil y Jessica Jones, que las cosas que viene ofreciendo Marvel en el cine. En la tele los realizadores tienen la libertad de explorar estos personajes con menos limitaciones y de esa manera ofrecen propuestas para un público más adulto. Ahora bien, al margen de esta cuestión, Guerra Civil es un cierre más que digno para la gran trilogía que ofreció el Capitán América en estos años y merece ser disfrutada en una pantalla de cine.
Enemigo invisible es otro thriller político que se enfoca en los dilemas morales que genera el uso de aviones de combate no tripulados para enfrentar las amenazas terroristas en la actualidad. Una temática que hace poco trabajó también el director Andrew Niccol en Máxima precisión, un buen film con Ethan Hawke, que también analizaba la implementación de los drones militares. En este caso el cineasta Gavin Hood ofrece una propuesta de suspenso que se enfoca las connotaciones políticas de este tema, más que en los aspectos técnicos de los drones, como ocurría con el trabajo de Niccol. La trama ofrece un gran thriller militar que se vuelve muy interesante por modo en que el director construye la tensión en su narración y el tremendo elenco, donde sobresalen Hellen Mirren y Alan Rickman en uno de los últimos trabajos de su carrera. Debe ser destacada también la labor de Aaron Paul, quien ofrece probablemente su mejor interpretación desde que finalizó la serie Breaking Bad. En este proyecto tuvo la posibilidad de lucirse en un papel dramático que aprovechó muy bien en el rol de uno de los pilotos de drones. A diferencia de Máxima precisión, que tenía la debilidad de caer en el melodrama, el trabajo del director Hood es una película que se desarrolla íntegramente en el subgénero del thriller militar, donde el límite de tiempo además juega un papel fundamental. La película analiza muy bien todas las cuestiones morales y humanas que implican el uso de los drones, pero en este caso la trama cuenta con el plus adicional de desarrollar un intenso conflicto que lograr ser atrapante desde las escenas iniciales. Una buena propuesta que merece ser tenida en cuenta dentro de las novedades de la cartelera.
En ¡Salve César! los hermanos Coen retoman el género de la comedia para brindar una divertida sátira del cine hollywoodense de posguerra. Los directores eligieron un período histórico muy interesante en el que este arte sufrió una gran crisis debido a la aparición de la televisión. En consecuencia, la audiencia en las salas decayó a niveles que no tenían precedentes y muchos realizadores pasaron a trabajar en este nuevo medio que empezaba a surgir por aquellos días. Para mantener los espectadores en el cine, los grandes estudios apostaron a los espectáculos épicos y extravagantes, donde primaron las superproducciones bíblicas (como Ben-Hur y Los Diez Mandamientos) y los musicales de Esther Williams y Fred Astaire. En este contexto se desarrolla la vida laboral de Eddie Mannix (un excelente Josh Brolin), quien se destaca como uno de los directivos del estudio Capitol Pictures. Durante una estresante jornada Mannix debe lidiar con varios problemas en su trabajo. El embarazo de una estrella soltera de nado sincronizado (Scarlett Johansson) y el misterioso secuestro de uno de los actores principales del estudio (George Clooney) a cargo de una célula comunista. Aunque tal vez esta película no quede en el recuerdo entre las mejores comedias de los Coen, no deja de ser una muy buena propuesta de los directores por el modo en que abordaron esta temática. ¡Salve César! es un film que probablemente será más apreciado por los amantes del cine clásico hollywoodense, debido al retrato que se hace de esta era tan particular que vivió la producción norteamericana a comienzos de los años ´50. La película aborda con humor temas interesantes como el detrás de escena de las grandes producciones y el impacto que la Guerra Fría comenzaba a tener en este arte en ese momento. Si bien el conflicto central no es tan fuerte como el de otras comedias de los Coen, la película tiene numerosos momentos divertidos donde sobresalen pequeñas participaciones de grandes actores como Ralph Fiennes, Francis McDormand y muy especialmente Tilda Swinton. La gran revelación de esta película resultó Alden Ehereinch, un actor recordado por su horrenda interpretación en el fiasco juvenil Hermosas criaturas, quien acá sobresale como una estrella del western. Ehereinch tiene muy buenos momentos en esta película y termina siendo una de las figuras más destacadas del reparto. Lo mismo se puede decir de Channing Tatum, quien sorprende en una muy buena secuencia musical que evoca las películas clásicas de Fred Astaire. Si hubiera que resaltar la mayor virtud de ¡Salve César! creo que en este caso no pasa por el guión que escribieron los Coen, sino por la puesta en escena que ofrecieron los directores en esta producción. Desde los aspectos visuales el film es impecable por el modo en que se reconstruye el tipo de cine que se hacía en aquellos días, como los westerns, los musicales y las historias bíblicas, que acá brindan escenas magníficas. Reitero, para el público más cinéfilo el nuevo film de los hermanos Coen es una propuesta interesante que merece su visión.