"La cabaña del diablo", poco miedo (la culpa no es de la bruja) David (Peter Facinelli) es un hombre viudo, bastante joven, que tiene la posibilidad de rehacer su vida junto a su nuevo amor, Lauren (Sophia Myles). Ellos están a punto de casarse y, para que la celebración sea completa, David tratando de hacer las paces con su hija Jill (Nathalia Ramos), fruto de su anterior matrimonio. Para ello la pareja viaja a Bogotá, Colombia, con la intención de encontrarla y llevarla de regreso a Estados Unidos para que asista a la boda (su madre era oriunda de ese país). La joven se encuentra en la ciudad trabajando junto con su tía y su novio, y cuando su padre le pide que asista a su boda acepta de mala gana. Los cinco se embarcan en un viaje en auto a Medellín como escala final antes de irse del país, pero en el trayecto sufren un accidente. Con el coche destrozado, algunos heridos y un clima torrencial de lluvias intensas, piden refugio en un extraño, lúgubre y solitario hotel. Los acogerá Felipe (Gustavo Angarita), un hombre muy misterioso que oculta un tremendo secreto en el sótano de su casa. Allí se encuentra encerrada una niña, pero liberarla significaría el final de cada uno de ellos. De eso se trata "La Cabaña del Diablo" (GallowHill, 2013), que estuvo nominada a Mejor Película en el Festival de Sitges. Y, gracias a Dios, no ganó. Vaya uno a saber porqué siquiera recibió una caricia tan grande en un festival tan prestigioso como ese. Otra vez volvemos a encontrarnos con un largometraje que se desarrolla en Colombia, como "Desde la Oscuridad" (Out of the Dark, 2014), estrenada hace unos meses en nuestro país. Al igual que en esa película, "La Cabaña del diablo" presenta muchísimos problemas. El director español Víctor García, cuyo trabajo más emblemático fue Espejos Siniestros 2 (Mirrors 2, 2010), tiene un poco de oficio en el género y logra crear cierto clima, pero no lo suficientemente potente como para que el espectador olvide una trama previsible, aburrida y, por momentos, bastante ridícula. Es que acá el peligro/terror está representado por la idea de una bruja (que se encuentra atrapada en el cuerpo de la niña) que clama venganza por su muerte. Las situaciones que se dan para que ella pueda lograr su cometido son tan burdas y forzadas que hasta da un poco de bronca que en pleno siglo XXI todavía se siga subestimando tanto al espectador. Del elenco -bastante internacional por cierto, ya que hay un estadounidense, una española, una inglesa y algunos colombianos-, seguramente el más conocido es Peter Facinelli, pero que tampoco tiene tanto oficio o talento como para que él solo pueda levantar un producto de estas características. Se entiende que el film quiera explotar el tema de "extranjeros que se enfrentan a algo siniestro en una tierra enigmática y salvaje", pero hubiesen elegido algo más autóctono y folclórico que una bruja, que queda bastante fuera de lugar en tierras cafeteras. Tampoco hay mucha inteligencia puesta en la venta cuando en el título se habla de una cabaña y el diablo y los hechos se desarrollan en un hotel y con una hechicera maligna. No hay suficiente sangre, no hay personajes queribles, no hay muertes escalofriantes, no hay una trama interesante, no hay originalidad, no hay absolutamente nada. Y tampoco hay mucho más que decir sobre este esperpento, sólo tener la esperanza de que no suframos más viendo obras de esta calaña. El cine no se merece. Tengan un poco de respeto.
"Star Wars: El despertar de la Fuerza", regreso a las fuentes. Carrie Fisher, Mark Hamill, Harrison Ford, Peter Mayhew, Anthony Daniels, Kenny Baker, todos ellos entraron al Olimpo de los actores que siempre serán recordados por haber participado de una de las sagas más importantes de la historia del cine: Star Wars. ¿A quién no se le cayó una lágrima cuando hace más de dos años el mundo se enteraba de que se estaba gestando una séptima película y que todos ellos volvían para deleitar a los fans? Finalmente, después de más de un año del lanzamiento del primer trailer, ya se puede disfrutar en los cines del séptimo episodio (el primero en que el número es correspondiente con el orden en la saga) titulado "Star Wars: El despertar de la Fuerza" (Star Wars: The Force Awakens, 2015). Han pasado 30 años de lo sucedido en la Batalla de Endor, y aunque el Imperio desapareció una nueva fuerza maligna ha surgido: la Primera Orden, comandada por el líder supremo Snoke (Andy Serkis) y sus lugartenientes Kylo Ren (Adam Driver) y el general Hux (Domhnall Gleeson). Pero para poder controlar toda la galaxia debe destruir a la Resistencia, que dirige la general Leia (Carrie Fisher), y cuyos esfuerzos están enfocados en tratar de encontrar antes que su enemigo a Luke Skywalker (Mark Hamill), el último jedi que existe. Esta titánica tarea será llevada a cabo por tres personajes principales: Poe Dameron (Oscar Isaac), el mejor piloto de los rebeldes; quien se topará con Finn (John Boyega), un stormtrooper desertor; quien a su vez se encontrará con Rey (Daisy Ridley), una joven chatarrera del planeta Jakku. Y hasta ahí nomás porque seguir contando traería el peligro de poder caer en spoilers, y también porque vale muchísimo más la experiencia de vivir los sucesos del filme en carne propia y a medida que se presentan en la pantalla. Es que desde los primeros acordes de John Williams es imposible que el ambiente no se impregne de fantasía, magia y emoción, y que al espectador no le dé piel de gallina. Haber elegido a J.J. Abrams como director fue la mejor elección que se pudo hacer, ya que tenía que resolver la continuación de una franquicia que tranquilamente podría haberle explotado en las manos, pero logró salir adelante. Es que también se supo rodear bien, como por ejemplo tener como guionista a Lawrence Kasdan, que conoce a la perfección este universo tras haber escrito "El Imperio contraataca" (Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, 1980) y "El regreso del jedi" (Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, 1983). Otra cosa que se hizo bien fue evitar el uso de tanta pantalla verde para los efectos y tratar de utilizar más locaciones reales y modelos en miniatura, que es más caro pero le da también más veracidad a todo. Lo único que se le puede criticar a la película es el constante homenaje a la saga y las referencias a la trilogía original (en muchos momentos son forzadas y llegan a abrumar). Es demasiado y algunas son muy obvias. Si hasta la elección de Ridley, Isaac y Boyega recuerda a la que hizo George Lucas con Carrie Fisher, Harrison Ford y Mark Hamill: elegir actores que no eran muy conocidos o no tenían tanta carrera hecha. Haciendo un alto en esto, muy bien y gran descubrimiento el de Daisy Ridley. Más allá de este "detalle", el filme rescata esa enorme mitología que la saga supo construir en casi 40 años. Y vayan preparados para las sorpresas que hay porque, algunas, son históricas y quedarán en los anales del cine. Consigan sus entradas, relájense en sus asientos, prepárense a disfrutar como cuando eran chicos y que la Fuerza los acompañe.
"Frente al mar", una crisis tediosa Tuvimos que esperar una década para volver a ver actuar juntos a Angelina Jolie y Brad Pitt. En aquella oportunidad se juntaron para protagonizar "Sr. y Sra. Smith" (Mr. & Mrs. Smith, 2005), una película que no sólo fue un éxito en taquilla sino que también fue en donde se enamoraron e iniciaron su romance (mal que le pese todavía a Jeniffer Aniston, esposa de Pitt en ese momento). Desde esa fecha hasta acá la pareja se dedicó a desplegar todo su glamour como el matrimonio emblema de Hollywood, criar seis hijos y llenar las páginas de las revistas del corazón. La única vez que habían colaborado juntos en algo que tuviera que ver con el cine fue con "Todo Corazón" (A Mighty Heart, 2007), en donde ella actuaba y él producía. Ahora nos llega "Frente al Mar" (By the Sea, 2015), un drama producido, escrito, protagonizado y dirigido por Angelina Jolie Pitt (sí, primera vez que aparece su nombre escrito así en los créditos). Roland (Brad Pitt) y Vanessa (Angelina Jolie Pitt) son un matrimonio norteamericano que llega a un tranquilo y bellísimo lugar en la costa de Francia. Él es un escritor famoso que busca la inspiración que le permita escribir su próxima novela, aunque lo único que encuentra es un formidable bloqueo y una tendencia a beber cada vez más. Ella es una ex bailarina que por fuera expone una dura coraza de cinismo y frialdad, y por dentro desborda de angustia y dolor. Es evidente que la pareja atraviesa una crisis de la que, parece, ya no hay vuelta atrás. Pero la relación que entablarán con algunos habitantes del lugar y la llegada de una joven pareja de recién casados al hotel en donde se hospedan puede, de alguna manera, hacerles encontrar nuevamente el sentido a su matrimonio y con el amor que se tuvieron. Estamos aquí ante la película más personal de las cinco que dirigió la actriz. No es casualidad por eso que haya elegido la década del setenta para contar la historia y que la trama se desarrolle en Francia. Por un lado, para evitar cualquier distracción que sus personajes puedan tener en el presente (por ejemplo, celulares), y por el otro para darle al largometraje cierto halo de película intelectual europea. Es que por esos años ese cine destilaba mucha crisis y drama existencial, algo de lo que quiere rescatar la directora. La fotografía es bellísima, la locación estupenda (es la isla de Gozo, en Malta, donde el matrimonio estuvo de luna de miel mientras filmaba), las actuaciones están correctas, pero lo que falla es en cómo nos cuenta la historia. Es que utilizar excesivas tomas en las que abunda el silencio no siempre es efectivo, así como tampoco le da profundidad a la historia, ni insistir en situaciones como las escenas de adicción al voyeurismo que muestra el matrimonio (Vanessa espía por un agujero en la pared a la parejita y después lo hace su esposo). Además, el conflicto principal es previsible y tampoco parece de tal magnitud como para que los personajes lo padezcan tanto. La película es demasiado larga, por momentos se torna aburrida y el interés en ella se va perdiendo a medida que avanza por repetitiva y sofocante. No hay dudas de que Brad Pitt eclipsa la pantalla, al igual que Angelina, pero ni ellos ni que haya actores secundarios de la talla de Mélanie Laurent, Niels Arestrup o el gran Richard Bohringer logran salvarla del tedio que genera. El año pasado Angelina amenazó que quería dejar de actuar y se dice que ésta sería su última película. Ojalá que si se retira busque un ambiente montañoso porque "Frente al mar" se va a morir de aburrimiento.
"Krampus: El terror de la Navidad" revive a un espíritu sangriento Hagamos un poco de mitología. Krampus es un ser terrorífico que proviene del folclore de países como Austria. Cuenta la leyenda que cada 5 de diciembre, y durante dos semanas, merodea las calles haciendo sonar campanas y cadenas oxidadas para asustar a todos los niños. También se encarga de castigar a los pequeños que no han sido buenos durante el año y llevárselos con él en su saco para comérselos vivos en el bosque. Su apariencia es demoníaca, tiene un rostro que posee una larga lengua roja, tiene cuernos en la frente, todo el cuerpo está cubierto por un oscuro y tupido pelaje y sus patas son similares a las de un fauno. Da miedito, ¿no? Lo cierto es que desde hace unos pocos años esta criatura tuvo un "resurgimiento" y ha protagonizado varios cortometrajes, capítulos de series e incluso un par de filmes. Con "Krampus: El terror de la Navidad" (Krampus, 2015) llega a su punto máximo de reconocimiento y le sienta bastante bien. Max (Emjay Anthony) es un niño que vive con sus padres (Adam Scott y Toni Colette), su hermana mayor y su abuela paterna Omi (Krista Stadler). Si bien su hogar parece tenerlo todo, de lo que seguro carece es de unión y fraternidad. Están a pocos días de festejar las fiestas y el espíritu navideño que acompaña esta época parece ser sólo un eslogan de marketing. Sus papás aunque viven juntos están bastante separados y su hermana preferiría pasar el tiempo con su novio que con los de su misma sangre. Max sigue creyendo en el significado de esta época, incluso le escribe una carta a Papá Noel a sabiendas de que no existe, pero sólo su abuela lo comprende. Para colmo, todo se pone de cabeza cuando llegan sus tíos, sus primos y su alcohólica tía abuela -diametralmente opuestos a ellos-. Como todos los años, esta gran reunión familiar traerá bastantes problemas, sólo que esta vez la intolerancia y el malhumor llegan a un punto culmine. Desilusionado y enojado, Max decide darle la espalda a la Navidad y los festejos. Lo que él no sabe es que su falta de espíritu navideño liberará a Krampus, una antigua fuerza demoníaca que castiga a todos aquellos escépticos. Ahora toda la familia estará a merced de este ente del mal y su séquito de criaturas siniestras. ¿Podrán sobrevivir a su furia? Estamos ante una película que bien podría ser de la década del ochenta. Su mezcla de comedia y terror es algo muy identificado con esa época y que hace rato no se ve en la pantalla grande. Michael Dougherty escribe y dirige este filme y toma lo mejor de esta clase de largometrajes: escenas de terror, muertes y momentos de comedia, todos en un mix increíble. Resultado: un producto bizarro hermoso. "Krampus" parece una combinación entre "Gremlins" (1984) y "Vacaciones de Navidad" (Christmas Vacation, 1989), como para que tengan una idea. A su manera, también es una lección moral sobre el espíritu navideño y lo que debería significar para todos nosotros. No es la primera vez que se utiliza el terror para dar este mensaje. Recordemos el clásico "Un cuento de Navidad" (1843) o la película por excelencia de la Navidad "Qué bello es vivir" (It's a Wonderful Life, 1946). Mención especial para Conchata Ferrell, que hace de la tía abuela Dorothy. Cada intervención suya arranca una sonrisa o una carcajada. "Krampus" es una gran propuesta que sorprende y entretiene en cantidades iguales. Y, dato que no es menor, el final es de lo mejor (ya lo entenderán cuando la vayan a verla). Consejo: para esta Navidad tengan listas sus cartitas para Papá Noel y su espíritu navideño a punto. Uno nunca sabe…
"Un gran dinosaurio", amigos de otra era "Un gran dinosaurio" (The Good Dinosaur, 2015) es el film número 16 de la factoría Pixar, y fue el más complicado de hacer. La película estuvo en producción durante seis años y en todo ese tiempo sufrió problemas con la historia, diferencias creativas, cambio de director, recomposición de los personajes, el despido de personal que trabajaba en ella, la superposición de otros largometrajes de la compañía, entre otras cosas. Es por esto que, por primera vez, tenemos el estreno de dos films de Pixar en el mismo año -no olviden que "Intensa-Mente" (Inside Out, 2015) se estrenó en junio-. La propuesta de la película es la siguiente: ¿Qué hubiera ocurrido si el asteroide que chocó con la Tierra hace más de 65 millones de años no lo hubiera hecho y los dinosaurios no se hubieran extinguido? El hipotético resultado es que estas criaturas reinarían el planeta, cultivarían sus propios alimentos y criarían el ganado, además de tener la facultad de hablar, por supuesto. La historia se centra en Arlo (Raymond Ochoa), un joven apatosaurio de 11 años que vive en una granja junto a sus padres (Jeffrey Wright y Frances McDormand) y sus hermanos Buck (Marcus Scribner) y Libby (Maleah Nipay-Padilla). Arlo siempre está dispuesto a ayudar con las tareas, pero le cuesta mucho superar sus miedos y temores, y por eso su papá le encarga la tarea de acabar con una criatura salvaje que les roba su comida. Por supuesto que se trata de un niño humano llamado Spot (Jack Bright), que demuestra su coraje, valentía y confianza a través de gruñidos. El joven dinosaurio no puede cumplir la tarea y, por un accidente, ambos son arrastrados por un río a cientos de kilómetros. Ahora Arlo se ve obligado a afrontar sí o sí sus miedos si quiere volver a casa, y con la ayuda de Spot iniciarán un intrépido viaje a través de la naturaleza en donde se encontrarán paisajes increíbles, personajes inolvidables, así como también varios peligros que deberán afrontar. Si hay algo que tiene Pixar es que siempre le da oportunidades a su gente. Hasta acá Peter Sohn había escrito y dirigido el corto "Partly Cloudy" (2009), que precedía a la película "Up - Una aventura de altura" (2009), había trabajado en el departamento de animación de varios filmes y había prestados su voz a muchos personajes de otros largometrajes de la compañía. Sí, Pixar les saca el jugo a todos sus empleados. A Sohn le tocó la difícil tarea de reemplazar a Bob Peterson, que ya estaba bastante avanzado con "Un gran dinosaurio", y no defraudó con su trabajo. La película debe ser la más "infantil" de todas las hechas por la empresa, en cuanto a historia y personajes. Y eso contrasta bastante con la parte técnica y visual, que es EXCELENTE (sí, con mayúsculas). Por momentos se le hace difícil al espectador darse cuenta que está viendo una película animada por el nivel de detalle y claridad de las imágenes. Hay un cierto "choque" entre estos dos aspectos, por así decirlo. Como toda obra de Pixar está el viaje de autodescubrimiento, personajes hermosos (el Coleccionista de Mascotas es el mejor), homenajes a algunos filmes, el mensaje de superación, los gags y chistes efectivos -no tan para adultos esta vez- y las escenas lacrimógenas de siempre. Ah, el cortometraje, muy emotivo por cierto, que podrán ver antes de la película se titula "Sanjay - El súper equipo" (Sanjay's Super Team), escrito y dirigido por Sanjay Patel. "Un gran dinosaurio" no tendrá la excelencia, originalidad y profundidad de "Intensa-Mente", pero es un largometraje que los más chicos disfrutarán muchísimo. Y es lo que importa.
"Los Juegos del Hambre: Sinsajo - El Final", una despedida aletargada El 14 de septiembre de 2008 Scholastic Press publicó "Los Juegos del Hambre" (The Hunger Games), escrito por Suzanne Collins. El libro vendió más de 20 millones copias en todo el mundo y se convirtió en uno de los más vendidos de todos los tiempos. Un año más tarde, Lionsgate Entertainment adquirió los derechos para adaptarla a la pantalla grande. Jennifer Lawrence fue la elegida para interpretar a Katniss Everdeen, la protagonista. El filme, estrenado en 2012, también se convirtió en un éxito rotundo y eso dio pie para llevar al cine la trilogía completa. Por supuesto que Hollywood no sería Hollywood si no le sacará todo rédito posible a las cosas, y por eso lo que tendrían que haber sido tres largometrajes se convirtieron en cuatro (sin ninguna necesidad más que la de ganar muchos millones de dólares más, vale decir). Finalmente la saga llega a su fin con "Los Juegos del Hambre: Sinsajo - El Final" (The Hunger Games: Mockingjay - Part 2, 2015). Ah, parece que en febrero Jon Feltheimer, CEO de Lionsgate reveló que podría haber una quinta parte, secuela o precuela, de la franquicia. Dios nos libre de eso. Esta cuarta parte arranca en donde terminó la anterior. Peeta (Josh Hutcherson) fue rescatado del Capitolio, pero aunque lo sometieron a terapia y un tratamiento intensivo, todavía no es el mismo. Por su parte, Katniss (Jennifer Lawrence) empieza a comprender su importancia en el futuro de Panem. Decidida a acabar de una vez y para siempre con el terrible régimen del presidente Snow (Donald Sutherland), se embarca en una misión para asesinarlo con la ayuda de un grupo de amigos cercanos. Hay varias cosas para remarcar de esta película: la primera y más importante de todas es aclarar -si no es una obviedad- que no vayan a ver el filme sin haber visto al menos la anterior nuevamente. Créanlo, pasó casi un año del estreno de la tercera parte y si no tienen frescos los sucesos ocurridos van a perderse un poco (lo ideal sería repasar los tres anteriores). Una de las (pocas) cosas positivas es que "Sinsajo - El Final" se vuelve más adulta, más oscura, más política, más tenebrosa; y su trama se enriquece con estos aspectos. El problema grave que tiene es el ritmo narrativo. El austríaco Francis Lawrence, nuevamente detrás de cámaras, lleva la historia de momentos asfixiantes y al límite a otros que se asemejan prácticamente a una telenovela de amor mexicana de las cuatro de la tarde. Así como Frodo se volvía insoportable sufriendo todo el tiempo en la saga de "El Señor de los Anillos" (The Lord of the Rings), Katniss lo supera y por momentos es realmente insufrible. A esta altura, después de haber "amasijado" a bastante gente, resulta irritante y aburrido que todavía tenga problemas de conciencia. Y las idas y vueltas del triángulo amoroso entre ella, Peeta y Gale (Liam Hemsworth) se hacen tan chicle que a nadie termina por importarle con quién se va a quedar. Las dos o tres escenas de acción son realmente fascinantes y muy bien logradas, pero ni eso alcanza para sacar del pozo abúlico en el que se sumerge el filme durante largos períodos. Lleven sus pañuelos porque, a pesar de haber fallecido hace más de un año y medio, van volver a ver a Philip Seymour Hoffman regalando su enorme talento en su último filme. En definitiva, lo que comenzó como un entretenimiento efectivo para adolescentes terminó convirtiéndose en una declaración de principios que expone los sinsentidos de las guerras y lo oscura que puede ser la política. Siendo sinceros, estos juegos del hambre terminan dejándonos famélicos.
"Los Huéspedes", regreso al suspenso Becca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould) son dos adolescentes de 15 y 13 años que viven con su madre (Kathryn Hahn). Los tres son muy unidos desde que un día el padre de familia los abandonó; pero los niños quieren que su madre tenga la chance de rehacer su vida después de tanto trabajo y sacrificios que hizo. Es por esto que, mientras ella se va de vacaciones unos días en un crucero con su novio, ellos deciden pasar una semana en la casa de sus abuelos a los que nunca en su vida han visto, ya que su madre se peleó con ellos y escapó de su casa siendo muy joven. Becca decide también filmar toda la experiencia realizando un documental, con la idea principal de que sirva para que su familia deje los rencores atrás y se puedan reconciliar. Una vez que llegan y se instalan en la granja, los niños empiezan a notar que su abuela (Deanna Dunagan) y su abuelo (Peter McRobbie) tienen conductas algo extrañas. Con el paso de los días todas estas bizarras situaciones atribuidas a la vejez les van dejando su lugar a la sospecha de que algo tenebroso y muy oscuro ocurre y que ellos no están a salvo al lado de los ancianos. De esto trata "Los huéspedes" (The Visit, 2015), la nueva película escrita y dirigida por M. Night Shyamalan, el maestro del suspenso que vuelve a sus orígenes tratando de reivindicarse de sus últimas películas. Y vale decir que lo logra con creces. Deben haber sido difíciles estos diez últimos años para el realizador indio. Desde sus comienzos con la comedia dramática "Praying with Anger" (1992) siempre se dedicó a escribir y dirigir, y ya con su tercera película -"Sexto sentido" (The Sixth Sense, 1999)- alcanzó la cima, algo que muchos colegas suyos tardan décadas en conseguir. Claro que eso se convirtió en un problema porque la exigencia aumentó y la crítica y el público esperaban que sus siguientes trabajos estuvieran a la altura. Si bien algo se mantuvo con sus siguientes tres filmes, comenzó a desbarrancar con "La dama en el agua" (Lady in the Water, 2006) y con "Después de la Tierra" (After Earth, 2013) todos pensaron que su talento se había extinguido. Pero no. "Los huéspedes" es una película bastante personal del director (la última escena termina de confirmarlo), y no sólo se nota en el mensaje sino en el tono o cómo elige contar la historia. Utiliza el formato de "found footage", o cámara en mano, un recurso que se podría decir que ya está agotado y al público lo cansa. Sin embargo, Shyamalan lo elige a propósito e incluso se ríe irónicamente de ello -hay un chiste que enfatiza este punto-. Vale decir que no abusa de ello y aprovecha muy bien el recurso. La película también tiene un humor negro pocas veces visto últimamente, y la elección de las canciones para musicalizar es tremenda, sobre todo en las escenas en que decide utilizarlas. Por supuesto que la historia tiene una vuelta de tuerca que no se verá venir, y ahí el suspenso le dará un poco de lugar al terror. Deanna Dunagan y Peter McRobbie, que tenían la tarea de personificar a estos extraños abuelitos, están impecables. Tengan en cuenta y anoten el nombre de Ed Oxenbould, que hace de Tyler. Este chico es muy talentoso y ya se perfila como uno de los actores a tener en cuenta en un futuro no muy lejano. Bienvenido nuevamente M. Night Shyamalan a las primeras ligas. Se lo extrañó. Esperemos que haya aprendido la lección, que aproveche esta segunda oportunidad y que no vuelva a defraudar a su público. A estos huéspedes bien vale recibirlos y darles alojamiento. Su visita es bienvenida.
Un agente calmo Se deben contar con los dedos de las manos los personajes que generan un cataclismo mundial cada vez que se sabe que una nueva película sobre ellos está en los planes. Y seguramente son muy pocos los que trascienden más allá del actor (todo el mundo sabe que Indiana Jones es Harrison Ford y viceversa, ¿no?). James Bond, el agente 007 al servicio de su Majestad es uno de ellos. El espía británico copa este fin de semana las pantallas con su nuevo largometraje "007 Spectre" (2015). Bond (Daniel Craig) se encuentra en México siguiendo una pista que le dejó su antigua jefa (Judi Dench). Allí descubrirá el primer indicio que lo llevará a conocer Spectre, una siniestra organización criminal con ramificaciones por todo el mundo y que, aunque el agente todavía no lo sepa, tiene mucho que ver con su historia. Mientras tanto Gareth Mallory (Ralph Fiennes), el nuevo M, tendrá su propia lucha política para evitar que el MI6 desaparezca y sea reemplazado por una iniciativa de vigilancia global. El 007, con la ayuda de la hija de un antiguo enemigo (Léa Seydoux), irá atando cabos hasta descubrir que su enemigo proviene de su pasado y que su sed de venganza es infinita. A grandes rasgos -y para no contar mucho más y evitar spoilers-, de esto se trata la película número 24 del agente secreto, según el conteo oficial que omite a "Casino Royale" (1967) y "Nunca digas nunca jamás" (Never Say Never Again, 1983). "Spectre" y la próxima conocida como "Bond 25" no están basadas en ninguna historia escrita por Ian Fleming, el creador del muchacho; pero sí utiliza villanos, personajes secundarios y algunas cosas de la larga historia del espía. El famoso guiño para los fanáticos. Es indudable que Craig le cambió la cara al personaje ajustándolo al nuevo milenio, y también ayudó que lo dotaron de un lado más oscuro. El James Bond del actor alcanzó su clímax con "007: Operación Skyfall" (Skyfall, 2012), sin lugar a dudas, y este filme lo encuentra casi recorriendo el mismo camino personal. Ayuda también que repita el director Sam Mendes, que le tomó el pulso al personaje, al igual que los guionistas. Pero aunque sea el largometraje más caro de toda la franquicia ($350 millones de dólares de presupuesto) y también el de más duración, esas cosas no alcanzan para convertirla en la mejor. Básicamente, hay demasiado diálogo y poca acción. La película se mata en demasiadas explicaciones y vueltas que no ayudan mucho a la historia, más teniendo en cuenta que se apela mucho a la memoria del espectador y lo ocurrido anteriormente. Sí entretiene y posee escenas memorables, como por ejemplo el plano secuencia inicial que transcurre en México o la pelea en el tren. Tal vez sea culpa de la duración, pero las escenas de acción saben a poco y no alcanzan para cubrir la cuota de un filme de estas características. Algo similar ocurre con las chicas Bond: falta más de Monica Bellucci y Seydoux parece no estar a la altura histórica. Christoph Waltz está impecable, pero a su personaje le falta fuerza y maldad, eso si recordamos al que nos regaló Javier Bardem, llamado Silva. ¿Somos demasiado exigentes? Podría ser, pero no si se toma en cuenta que tuvieron tres años para hacerla. James Bond está peligrosamente acercándose a una franquicia que está más preocupada por ver cuántas marcas ponen sus productos en las películas. Tal vez exageremos, o tal vez sea mejor que los productores vuelvan a leer las historias escritas por Fleming y no perder esa mística. Esperemos que la próxima película de Bond venga agitada y no revuelta.
"Puente de espías", suspenso y paranoia Siempre es un placer que las salas de cine se engalanen con algún estreno del director Steven Spielberg. Sus películas sencillamente no tienen forma de pasar desapercibidas, y tenía abandonado a su público desde hace tres años cuando realizó "Lincoln" (2012). Esta vez, con "Puente de espías" (Bridge of Spies, 2015), vuelve a meterse con la historia mundial pero con un hecho en particular conocido como "El incidente del avión U-2". El 1 de mayo de 1960 una de estas aeronaves espías, comandada por el piloto Francis Gary Powers, fue derribada mientras sobrevolaba la Unión Soviética. Powers sobrevivió, fue encontrado y arrestado y se lo sentenció a tres años de cárcel y siete de trabajos forzados. Por supuesto que entre ambos gobiernos hubo negaciones, desmentidas e incluso se hicieron los mayores esfuerzos para cubrir este incidente que, tranquilamente, podría haber sido el disparador para una Tercera Guerra Mundial. Esto, claro, no terminó así y el piloto retornó a su país. ¿Cómo? El 10 de febrero de 1962, en el puente berlinés de Glienicke, fue intercambiado por el espía soviético Rudolf Abel, que el 21 de junio de 1957 había sido capturado por el FBI en Nueva York y que estaba cumpliendo una sentencia de 30 años en los Estados Unidos. Estos hechos famosos fueron retratados en el filme para televisión Francis Gary Powers: "The True Story of the U-2 Spy Incident" (1976), protagonizada por Lee Majors. Y también se puede ver algo en "El FBI en Acción" (The FBI Story, 1959), una película que tocaba "El caso de la moneda hueca" (Hollow Nickel Case), título que se le dio al resonante caso de Abel. Lo cierto es que Spielberg toma esta historia y la cuenta desde el punto de vista de James B. Donovan, el abogado que llevó a cabo las negociaciones de intercambio. Dato: en 1965 Gregory Peck quiso filmar la historia. Él iba a personificar a Donovan, Alec Guinnes a Abel, y el guión lo iba a escribir el gran Stirling Silliphant. MGM decidió no hacerla porque estaban en medio de la Guerra Fría y la productora estaba reticente a meterse en una trama tan política. James Donovan (Tom Hanks) es un abogado especialista en seguros al cual le encargan asumir la defensa de Rudolf Abel (Mark Rylance), un espía soviético. El letrado hace buenas migas con su defendido y eso, más las habilidades que muestra en el juzgado, servirán para que sea reclutado por la CIA para que negocie el intercambio de un prisionero norteamericano con la URSS. Esta película pide a gritos nominaciones al Oscar. Por empezar tiene, tanto enfrente como detrás de cámaras a un "dream team": Spielberg como realizador, los hermanos Coen guionistas, Janusz Kaminski director de fotografía, Thomas Newman música, Tom Hanks, Amy Ryan y Mark Rylance demostrando sus tremendas dotes actorales. Perfección a la carta. El director, más allá del tópico histórico, también elige contar lo que se vivía en ambos países, las sensaciones, miedos e incluso paranoias, algo que él experimentó siendo niño. Hanks emociona sólo usando su mirada y ratifica su lugar en el podio del Top 5 de los mejores actores de la actualidad. Tal vez se le podría criticar la mirada un tanto "norteamericana" del hecho, pero eso no quita que esta sea una gran película en todos sus aspectos. Lo mejor que pueden hacer es regalarse la posibilidad de ver este largometraje. Steven Spielberg es, por lejos, el mejor director existente y con cada obra lo demuestra. Esperemos que nos siga entreteniendo más… Mucho más.
"Pacto criminal", una buena de mafiosos Las películas sobre mafiosos son, indudablemente, muy atractivas para el público en general. Parte de la fascinación por estos personajes muchas veces tiene que ver con no poder creer de lo que eran capaces de hacer (el derramamiento de sangre y la violencia, sobre todo). Estas historias, ya sean verídicas o ficticias, suelen ser un imán en los cines. Sin lugar a dudas, Francis Ford Coppola con su trilogía de "El Padrino" (The Godfather) y Martin Scorsese con "Buenos Muchachos" (Goodfellas, 1990), "Casino" (1995) o "Los infiltrados" (The Departed, 2006), pusieron la vara en la que se miden todos los largometrajes de esta temática. Una vara de excelencia, por cierto. De eso es lo que trata "Pacto criminal" (Black Mass, 2015), de una nueva historia de gángsters. James "Whitey" Bulger era un mafioso del sur de Boston acusado por 32 cargos por crimen organizado, lavado de dinero, extorsión y portación de armas; incluyendo su participación en 19 asesinatos. Bulger estuvo durante 12 años en la Lista de los Más Buscados del FBI, que ofrecía una recompensa de dos millones de dólares por su captura, superada sólo por la de Osama Ben Laden. Un personaje casi nacido para ser llevado al cine, ¿no? Década del setenta, sur de Boston, el agente del FBI John Connolly (Joel Edgerton) ha vuelto a la ciudad que lo vio nacer. Connolly creció en esas calles y formó amistad con Jimmy "Whitey" Bulger (Johnny Depp), convertido ahora en todo un mafioso que, al mejor estilo Robin Hood, es amado por los habitantes del lugar. El agente le propone a Bulger un trato: colaborar con la agencia para erradicar a la mafia italiana de Boston a cambio de hacer la vista gorda con sus crímenes. Claro que esta alianza -bastante oscura, por cierto- le dará al mafioso un poder extraordinario y la chance de convertirse en uno de los criminales más despiadados y poderosos de la historia. Este filme está basado en el bestseller de 2001 "Black Mass: The True Story of an Unholy Alliance Between the FBI and the Irish Mob", de los ex periodistas del diario "Boston Globe" Dick Lehr y Gerard O'Neil. La trama es fuerte, y seguramente fue denso para los guionistas Mark Mallouk y Jez Butterworth adaptar una historia plagada de tantos elementos y que duró tantos años. Y acá es en donde radica el problema del film, porque la presentación de los personajes es débil así como las historias de algunos. También en varios pasajes es casi una obviedad lo que se cuenta, y esto se debe a que tiene un problema de edición. Scott Cooper, el director, parece que se hubiera encontrado con un gran problema a la hora de decidir qué dejar y qué sacar, y es por eso que algunas escenas parecen confusas o desconectadas. Este "problema" se nota también porque hay actores de renombre que tienen muy pocos minutos en pantalla, demasiado nombre para tan poco personaje. Johnny Depp dijo que es su película favorita de todas en las que actuó y admitió que rompió su regla de no mirar los largometrajes en que pone su carita. Hizo bien, porque seguramente disfrutó de su mejor trabajo hasta la fecha. ¿Tendrá una oportunidad en los Oscar? Se lo merece. Pacto Criminal podría haber sido, lejos, la mejor película de mafiosos del nuevo siglo, pero lamentablemente pierde fuerza y contundencia por un problema de elección de material. ¿Vale la pena verla? Claro, porque es interesante, por las actuaciones y por la recreación de época, entre otras cosas. Quédense a ver los títulos del final porque podrán ver fotos y filmaciones reales de todos los protagonistas. Y eso sí es espeluznante.