Elysium:
La nueva película de Neill Blomkamp (District 9), estaba precedida por una gran expectativa, sobre todo de los fanáticos de la ciencia ficción, y tal vez esa carga llevó a que el director apostara por lo seguro, sin salirse de los cánones comerciales en lo que respecta a los tanques hollywoodenses. Esto no quiere decir de ninguna forma que sea mala, es buena de hecho, pero siempre manteniéndose dentro de los límites, sin pegar ese salto de calidad que la habría elevado sobre la media.
En Elysium, el bueno de Neill vuelve a apostar por un antihéroe que se ve obligado, más por las circunstancias que por voluntad propia, a participar de una revolución clasista que protagonizará muy a su pesar. Aquí se repite la estética cruda y desolada con una Tierra convertida en una mega favela, los escenarios de basurales y la lucha por supervivencia de los individuos -aliens en la primera, pobres en esta-, sometidos por el 1% dominante. Bajo esos parámetros estandarizados, por así decirlo, se nos brinda una producción impecable desde lo técnico pero que le falta ese sabor de la rebeldía que quiere transmitir.
Como se ha dicho, el nivel de producción es espectacular, las escenas de acción están muy bien, el director sabe cómo filmar con dinamismo sin caer en los clichés de la edición vertiginosa, tiene tomas muy logradas, específicamente cuando utiliza un plano en tercera persona -sacado de los videojuegos-, con el que logra meternos en medio de la lucha. Tanto los androides, naves, exoesqueletos y la impactante estación espacial lucen completamente reales y se disfrutan de manera vívida, del mismo modo que algunas muertes y mutilaciones impactan, pero son puntuales y no hay regodeo en ese aspecto.
El guión muestra cierta disparidad en los personajes, con algunos mucho más definidos que otros. Quizás en ese sentido no acompañan las interpretaciones, con un claro ejemplo en el personaje de Spider al que da vida un Wagner Moura muy sobreactuado, con algo similar por el lado de Kruger (Sharlto Copley) pero en menor medida. Tanto Matt Damon, como Max, y Jodie Foster como la despótica secretaria de Defensa Jessica Delacourt cumplen pero sin el plus al que nos tienen acostumbrados. Elysium es un excelente entretenimiento mainstream, como lo fue Oblivion hace unos meses atrás, para sentarse y disfrutar de un camino que sorprende desde lo estético y técnico pero en el cual no vamos a encontrar ninguna curva peligrosa que nos desvíe del destino final. En este sentido el público podría salir satisfecho, pero sin duda habrá quienes tendrán ese sabor agridulce del saber que podría haber sido mejor. La presión y la apuesta fuerte de presupuesto, 115 millones contra 30 de District 9, tal vez llevaron a la producción hacia un terreno esperable, no obstante vale la pena verla en cine y unirse a la lucha.
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