El género terror está viviendo una revitalización importantísima desde hace 5 años aproximadamente. Obviamente, hay obras que no le hacen justicia, pero hay que enfocarse en joyas como “Get Out” (2017), “Jane Doe” (2017), “The Babadook” (2014), “It Follows” (2014), y “The Witch” (2015), que a pesar de no tener las mejores críticas, fueron esenciales para expandir el género y llevarlo a lugares donde nadie se imaginaba. “Viene de Noche”, dirigida y escrita por Trey Edward Shults y producida por Joel Edgerton, ya desde el póster y la publicidad previa al estreno parecía ser una de estas nuevas joyas. La premisa es sencilla: Una familia vive momentos críticos en una sociedad apocalíptica a causa de una enfermedad desconocida pero letal. La historia se centra en Travis, único hijo de una pareja, que además de vivir en lo que queda del planeta Tierra, tiene pesadillas constantes sobre cosas que aún no entiende. Todo cambia cuando el padre de Travis (Joel Edgerton) trae a vivir a su casa a otros sobrevivientes. Lo primero a aclarar de este film es que no es 100% terror, es suspenso con algunos toques de horror. El terror está realmente en los sueños de Travis. Aún así el suspenso está trabajado de una manera excelente, te mantiene pegado a la silla expectante de lo que vendrá, cómo se resolverá la trama en un futuro. Si bien el ritmo de la cinta es lento por momentos, la tensión está pulida al detalle, acompañada de un buen desarrollo de guion. Lo mejor que se puede destacar de esta producción es la fotografía y la estética, como bien dice su título, casi todo pasa de noche. Algunas escenas se mantienen en completa oscuridad, solo con un foco manteniendo la luz. La dirección de actores fue lo más sólido y positivo, Trey Edward Shults supo manejar a tan sólo cinco actores en un espacio reducido y sacar lo mejor de ellos, especialmente a Joel Edgerton, que se luce como padre protector y a veces paranoico. En definitiva, “Viene de Noche” cumple con su cometido. No es una película de terror en sí, sino que es un suspenso atrapante, un drama que nos muestra la miseria y lo que puede hacer un humano en situaciones límite. Si querés estar una hora y media agarrado del asiento y expectante, “Viene de Noche” es lo tuyo. Puntaje: 3/5
El mercado cinematográfico en Argentina es muy cambiante y, a veces, impredecible. Como es obvio, los tanques de grandes productoras llegan en tiempo y forma, pero las más pequeñas, tardan meses o bien, no llegan nunca y hay que quedarse con las ganas de verlas en una pantalla acorde y con buen sonido. Pero siempre hay excepciones, y de vez en cuando podemos ver films con poco delay entre su estreno en el mundo y nuestro país. Este es el caso de “Lion: Un camino a casa” (“Lion”, 2016), estrenada a mediados del 2016 en distintos festivales, el 25 de noviembre en Estados Unidos, y finalmente, el 19 de enero de este año en Australia. La cinta es una co-producción Australiana-Estadounidense-Inglesa dirigida por Garth Davis, debutante en largometrajes luego de haber trabajado en el corto “Alice” y habiendo dirigido algunos episodios de las series “Love of my way” y “Top of the lake”. “Lion” está inspirada en “A long way home”, novela autobiagráfica escrita por Saroo Brierley. La premisa del film, basado en una historia real, es la siguiente: En la India, dos hermanos, Saroo y Guddu, recorren su vida tratando de ganarse el pan para darle de comer a su madre y su familia. Sumado a la pobreza y miseria que viven allí, todo se agrava cuando Saroo se queda dormido en un tren y termina perdido en el medio de Calcuta, sin conocer ni el idioma ni a nadie. De ahí, será un viaje dónde pasará todo lo peor posible, hasta terminar en un hogar que le encuentra una familia en Australia. Allí conocerá a Sue (Nicole Kidman) y John Brierley (David Wenham), padres adoptivos, que le darán casa y amor hasta su adultez, donde veremos a un Saroo interpretado, ahora sí, por Dev Patel. A partir de aquí, será un viaje de introspección y búsqueda de un pasado arrancado a la fuerza, y donde Saroo deberá investigar sobre sus orígenes. Técnicamente es una película correcta, sin nada que sobresalte en demasía, lo más destacables es la fotografía, a cargo de Greig Fraser, con una paleta de colores cálidos, y algunos planos “Mirada de dios” a través de distintos escenarios y situaciones. Lo más llamativo en este campo son los planos a los paisajes naturales, como el mar, el desierto y algunos bosques. La música, de la mano de Volver Berltelmann y Dustin O’Halloran acompaña muy bien a lo largo de todo el largometraje. Aún con todos estos puntos a favor, el film tiene problemas de narración: La película no respeta orgánicamente la estructura de 3 actos. La introducción es demasiado larga, con un ritmo muy lento, se pierde demasiado en el nudo con escenas innecesarias que poco aportan a la trama, y el desenlace se torna muy rápido, haciéndote pensar y decir: ”¿Ya está?”. Afortunadamente, para un poco de cambio de aire, a mitad de película el ritmo cambia y se hace más activo con la presencia de Dev Patel en escena. Actoralmente es impecable, con grandes nombres en pantallas, liderados por Dev Patel, que cada vez actúa mejor y se saca de encima ese encasillamiento de Anwar en “Skins”, Jamal Malik en la galardonada “Slumdog Millionare”, y el horrible papel en la infame ”The last Airbender”. Este año también metió una gran actuación en “El hombre que conocía el infinito”, junto a Jeremy Irons. Los otros actores, Rooney Mara, Nicole Kidman y David Wenham cumplen con sus papeles de manera creíble, pero nada como para recordar. En definitiva, “Lion” es una película punzante y emotiva que nos hace reflexionar sobre el mundo, sobre la pobreza y la falta de oportunidades en ciertas partes del mundo. Visualmente sobresaliente, con algunos problemas de narración, cumple con lo cometido: Nos cuenta una historia y entretiene. Veremos si logra algún galardón en los Oscar. Todo lo recaudado será donado a chicos en situación de calle alrededor del mundo, una oportunidad para ver una película en el cine y a la vez, aportar. Puntaje: 3/5
Enero es un mes difícil en materia de estrenos cinematográficos. Siempre queda en medio de los últimos tanques que abarrotan a la multitud en todas las salas del país en diciembre, y de los estrenos tardíos o que se hicieron esperar hasta el mes de febrero, siempre con gusto a Oscars. Pero no todo es descarte, siempre queda alguna joyita digna de ver, como es el caso de “Un Monstruo Viene a Verme” (“A Monster Calls”), co-producción española-estadounidense, dirigida por el ya experimentado director español Juan Antonio Bayona. Bayona viene de hacer grandes cosas, y para esta oportunidad no se queda atrás con su más reciente film. Debido al éxito de “Lo imposible” y “El Orfanato” (producida por nada más y nada menos que Guillermo Del Toro), se le abrieron un sinfín de puertas, una de ellas fue dirigir esta adaptación de la novela homónima de Patrick Ness, escritor estadounidense, y a modo de curiosidad, también es el guionista de esta película. En “Un Monstruo Viene a Verme”, la historia gira en torno Conor O’malley, un adolescente británico que no la está pasando para nada bien: su madre tiene cáncer, su padre no está presente, le hacen bullying en la escuela, y para colmo, por las noches no puede dormir debido a una constante pesadilla que lo atormenta. Gracias a una gran imaginación, y habilidad para el dibujo heredada de su mamá, se refugia allí en su día a día, hasta que una noche todo cambia cuando un árbol gigante entra a su casa y le dice que le contará 3 historias, pero que la cuarta la tendrá que contar Conor, y ésta tendrá que ser la verdad. Estas historias terminan teniendo que ver con la vida de Conor, y veremos distintos puntos de vista. Con esta premisa sencilla acompañaremos al protagonista a lo largo de todo el metraje, casi como si fuera un viaje de auto superación y aprendizaje. Por este camino nos lleva el gran trabajo de fotografía de Oscar Faura, que eligió una paleta de colores delicada y acorde a la historia, rememorándonos al estilo europeo, también de la mano de grandes tomas, poco convencionales en este tipo de películas, jugando con planos secuencia, planos detalle y hasta la clásica “Mirada de Dios”, que nos da otro tipo de perspectiva. En el arte visual de las historias contadas por ”El monstruo”, se nos presenta en formato de animación, con un detalle sumamente cuidado y prolijo, haciéndonos inmiscuir cada vez más en estas historias narradas por el misterioso árbol. El CGI se ve muy creíble y acorde a los escenarios donde se presenta. Por el lado visual de esta cinta, el equipo hizo un gran trabajo. Aún siendo una película pequeña, cuenta con pesos pesados en materia de actuación: Felicity Jones deja el piloto automático y su interpretación de madre enferma de cáncer es sublime, Sigourney Weaver da miedo en su papel de abuela fría y calculadora, Toby Kebell por fin encuentra un lugar en un film que le haga justicia como actor luego del desastre de “F4ntastic” (2015), Liam Neeson pone voz y captura de movimiento al monstruo, siendo este muy aterrador, y qué decir de Lewis MacDougall, se come la película. Es muy complicado que un niño destaque tanto y aguante, pero sin dudas, Lewis tiene muchísimo futuro. Por último, mucho ojo, esta película no es para niños a pesar de tener un tráiler amigable con un árbol que habla, lleva una trama adulta que toca fibras sensibles y carga con un drama importante, los más chicos no la van a poder disfrutar, se recomendaría a un público adolescente/young adult. “Un Monstruo Viene a Verme” es la sorpresa del verano, nadie daba un peso por este film que ahora cosecha elogios alrededor del mundo. Una película pequeña, hermosa, que es lenta en su forma de llevar, pero aún así no aburre en ningún momento y no cae en los pozos convencionales de títulos similares. Denle una oportunidad, pueden llevarse una linda sorpresa. Puntaje: 4/5