Congreso:
Congreso no es una comedia de gags, ni de romances trillados que buscan imitar modelos de películas adolescentes extranjeras. Es una película que funciona a partir de la construcción de situaciones y conflictos reales, nunca extremos ni trágicos y allí es donde consigue un reflejo y una identificación directa y emocional con el espectador. Todo es sutil, nada se exagera, y de esa manera todo se vuelve real. Para ello es trascendental el rol de cada uno de los intérpretes en esta realización, Tronconi, Zago y Dinardo construyen un trio de amigos increíbles, en la vida real son amigos, y es cierto que muchas relaciones que se ven en la película son reales, pero cada uno de ellos, con gran experiencia en teatro (como actores pero también directores) manejan un registro natural y fresco que le da realismo y credibilidad a la trama y a los diálogos. Lo mismo sucede con la triada femenina Agustina Quinci, la dura rockera, Flor Benitez la dulce y delicada kinesióloga y la rebelde y sensual Sabrina Macchi.
Seis personajes en una sola locación, autogestionada, sin ayudas en presupuesto, la tesis universitaria de su director y un trabajo en los aspectos técnicos tan correcto y profesional que nada tiene que envidiarle a otras producciones de mayor presupuesto. Congreso es un claro ejemplo de cine independiente nacional y debe ser tomada como una gran motivación para todos los que aspiran a dedicarse al cine y contar historias (sin olvidarse del público) y no tienen cientos de miles de pesos.
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