La ópera prima de Xavier Legrand sorprende por la madurez de la propuesta y su decisión sobre tratamiento temático pero de una manera diferente. Analizando un sistema que impone leyes frente a generalidades, Legrand opta por narrar en tres actos la búsqueda de equidad en un mundo hostil y en el que nadie piensa, nunca, en los más pequeños.
Historia sobre la imposibilidad de escapar a la pasión y la necesidad de realizarse en aquello que se desea es el punto de partida para esta propuesta dirigida por Carles Torras. Si bien en otras oportunidades hemos asistido a narraciones que profundizan sobre el mundo actoral, en la potencia del protagonista (Martin Bacigalupo) hay una diferencia, sumada a decisiones de arte que subrayan momentos particulares dela película.
Hazanavicius reposa la mirada en Godard y en un momento particular de su vida amorosa y particular para reflexionar sobre la creación, el cine, y los vínculos en general. Hacer cine como hecho político, la imposibilidad de escapar de esta decisión aun creyendo que se puede, configuran algunas ideas sobre las que avanzará la narración en una película potente y necesaria.
La locura de Ozon en el cine se potencia con esta nueva propuesta que alcanza niveles narrativos sublimes. Retomando el juego del doble con rasgos de “Pacto de Amor” la convierten en uno de los grandes estrenos de la semana. Chloé comienza a percibir algo raro en su universo cuando detecta en la calle a un hombre igual a su pareja. A partir de ahí la pesquisa por develar el misterio tras esos dos hombres, pesquisa que la llevará a conocer más de sí misma. Transgresora y lograda película.
La ópera prima del productor Javier Palleiro ofrece una mirada diferente sobre el mundo de una mujer agobiada por preguntas y situaciones que la superan. Maria Canale destaca en un film que bucea en un universo femenino con temáticas de actualidad como el aborto, la separación, y la postergación de sueños. Notable debut de Palleiro.
Charly Braun ahonda en el trabajo de dos actrices, que deciden adoptar un sistema de formación exigente que las cambiará para siempre, para reflexionar sobre la creación y el acto cultural. La propuesta, rupturista, distinta, juega con la línea entre ficción y documental para desandar un camino plagado de personajes coloridos, folklore y mucha actuación.
Tras “Humano”, el realizador Alan Stivelman regresa con una propuesta diferente que bucea en un caso particular de encuentro con extraterrestres, la desinformación, y la explicación empírica para encontrar respuestas. El documental apela a recreación y a una multiplicidad de elementos narrativos para escapar de lugares comunes, potenciando su mensaje y logrando trascender su origen.
El reconocido asistente de dirección Luis Bernárdez debuta en la realización con una propuesta diferente que roza la ficción y el documental para hablar de una teoría que supera leyendas urbanas. Una logia que emuló París en Buenos Aires, edificios calcados que buscaron configurar una réplica en Argentina. Una periodista que busca pistas sobre algo evidente, el relato bucea en la construcción de una verdad, que la impone, aunque a los pocos minutos el relato zozobra en redundancias.
Hay algo de esta divertida propuesta que recupera cierta ingenuidad presente en comedias de los años ochenta y noventa reforzándola con una mirada ácida sobre los vínculos y la preponderancia de la imagen. En la historia de Renee (Amy Schumer) y el drástico cambio de vida que hace a partir de un accidente, el mix entre “Secretaria Ejecutiva” y “Amor Ciego” y la potencia de la protagonista hacen del film una agradable sorpresa. La disolución de la incorrección política juega en contra del cinismo inicial que presentaba.
La patria es la comida La primera advertencia que hay que hacerle al espectador es que no puede ir a ver El viaje de la comida italiana (2017), de la debutante Mercedes Córdova, sin antes haberse alimentado, sea el momento del día que sea en que asista al cine. Porque más allá de su pintoresca búsqueda de raíces y la explicación al por qué de la perpetuidad de recetas y tradiciones relacionadas con la comida italiana, hay amor y pasión puesta en cada imagen de alimentos, las que hacen inevitable la generación del deseo de que aquello que se muestra en la pantalla pueda ser consumido inmediatamente al salir de la proyección. Anclada en el género documental gastronómico, pero también en aquellas películas que profundizan sobre cuestiones de identidad y explicaciones sobre fenómenos migratorios, E il cibo va, el viaje de la comida italiana, es el entrañable relato en primera persona de sus hacedores sobre cómo la comida puede convertirse, en casos de exilio, en aquel lugar de refugio para combatir la soledad y la nostalgia. Mercedes Córdova bucea en el origen de la comida oriunda de Italia y sus consumidores, pero también en cómo, a partir de comienzos del siglo pasado, con la emigración voluntaria de habitantes, las recetas y tradiciones ancestrales comenzaron marcar a fuego y configurar particularmente a Nueva York y Buenos Aires como los verdaderos epicentros de la llegada al continente de aquellos que venían a hacerse la América. Este aglomeramiento generó, rápidamente, un fenómeno, el establecimiento de estas dos ciudades como centros gastronómicos con especialidades y particularidades oriundas del país europeo. En uno de los pasajes una inmigrante en Estados Unidos dice “tengo todo aquí, no extrañé nada” refiriéndose a la posibilidad de seguir disfrutando de alimentos frescos con características parecidas a los consumidos en su lugar de nacimiento. Lo dice segura, mirando a cámara, mientras sirve en platos unos spaghettis con mariscos. En esa simple afirmación Córdova ubica la hipótesis de todo el relato, aquella que comprende a la comida como la verdadera patria de las personas, como aquel lugar para refugiarse en el recuerdo, un estado que no entiende de territorios, sino de pasión por las preparaciones y la perpetuidad de secretos e ingredientes claves para configurar aquellos sabores únicos e irrepetibles propios de cada nación. El viaje de la comida italiana privilegia a sus entrevistados, y si bien en algunos pasajes involucra la cámara con ellos, en otros deja que las imágenes y las palabras terminen por configurar el espacio ideal para que se reafirmen sus ideas. Original en el planteo de los testimonios, rápida en la sucesión de platos y recetas, Mercedes Córdova conforma, con sencillez, el espacio para introducirnos en un universo de pizzas, platos de pastas y mariscos, necesario para referirse al saber popular, la transmisión verbal de secretos, y la construcción de una mitología potente sobre alimentos y sus especiales preparaciones. El resultado, un verdadero tour gastronómico que privilegia el contenido sobre la forma, y que en su simpleza visual y narrativa termina por brindar elementos concretos para reforzar ideas relacionadas al exilio, la soledad, y la ausencia, superadas por muchos, como lo expresan, con un bocado de alguna preparación como las hechas en la casa materna.