Assassin's Creed:
Assassin's Creed: mucho ruido, pero nada de Altair ni Desmond
La película, basada en la popular serie de videojuegos desarrollado por Ubisoft, se queda a mitad de camino en su misión por cautivar a nuevos espectadores y no defraudar las expectativas de los fans de la saga.
La historia de los videojuegos que pegan el salto hacia la pantalla grande no siempre tiene un final feliz debido a la complejidad que acapara crear una historia capaz de atrapar a nuevos espectadores, sin defraudar las expectativas del público que manejó a los personajes desde un joystick o teclado.
Super Mario Bross, Street Fighter, Doom y Max Payne, por citar algunos casos, son claros ejemplos de la dificultad de lograr un producto que deje feliz a todo el mundo.
Todos los que ingresaron al mundo de Assassin's Creed mediante una consola o computadora recordarán que el "fichín" en su primera edición tuvo como personajes principales a Desmond Miles y al misterioso Altair. El primero es el último descendiente del segundo, quien perteneció a la milenaria Orden de los Asesinos, los cuales están enfrentados a los Templarios y se disputan la "Manzana del Edén", un artefacto antiguo con el que se pueden apoderar de las mentes de todas las personas y obtener una sociedad civilizada, suprimiendo el libre albedrío.
Miles fue captado por la compañía Abstergo y mediante una maquina denominada "Animus" tiene acceso a sus recuerdos ancestrales a través de su ADN que le permite revivir las aventuras de Altair en la ciudad de Masyaf y aledaños.
Bueno, en la pantalla grande no es tan así...
El film de Justin Kurzel tiene como personaje principal a Cal Lynch (Michael Fassbender), quien marcado por una tragedia desde una temprana edad, aguarda en prisión recibir una inyección letal. Pero su suerte cambia y recibe una inesperada segunda oportunidad para vivir, gracias a los mecanismos misteriosos de Industrias Abstergo, liderada por Sofía Rikkin (Marion Cotillard) y su padre, Alan Rikkin (Jeremy Irons).
Cabe destacar que esta oscura corporación posee una tecnología revolucionaria que libera los recuerdos genéticos contenidos en su ADN y buscan exprimir el linaje del protagonista -como si se tratara de un ratón de laboratorio- y revivir las experiencias de su pariente lejano, Aguilar de Nerha, miembro de una sociedad secreta conocida como los Asesinos, la cual lucha por proteger el libre albedrío ante los Caballeros Templarios.
Así, a través de la máquina Animus, Cal viaja mentalmente al siglo XV en España, se conecta con los recuerdos de su guerrero antecesor y enfrenta a cuchillazos y flechazos a un ejército de Templarios que quieren apoderarse del "tesorito".
Ahí es cuando la historia se vuelve confusa por la división entre dos tiempos del foco narrativo y se producen las mayores distancias con respecto a las acciones del videojuego.
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