Crónicas de un nerd Durante los últimos años, Hollywood nos ha estado asediando con películas basadas en comics. Por un lado es bueno porque ahora no solo hay películas de Superman o de Batman, sino que lentamente empiezan a llegar a la pantalla otras joyitas quizás menos conocidas en general pero igual de disfrutables (como, por ejemplo, Scott Pilgrim vs. The World) y por otro lado siempre existen los desgraciados que no les importa nada, que sacan películas como chorizos sin preocuparse por si son buenas, son malas o si apenas cuentan como película. Dicho esto, Kick-Ass 2 está dentro de la primera categoría, siendo una adaptación del comic de Mark Millar publicado en el 2008. Viéndola, se me apareció en la cabeza La Venganza de los Nerds (1984) que es, después de todo, un poco lo que es esta película. Es un poco un resumen de todos los superhéroes, un cocoliche de orígenes y conflictos, Kick-Ass es Spiderman sin superpoderes y Batman sin plata. No le mataron a los padres y el tío no le dijo que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, pero dentro de la primer película y en esta última aparecen estas cosas, no tan abiertamente y de una manera no tan épica. Dave Lizewski/Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) es simplemente un nerd con un traje y finalmente va a seguir siéndolo… eso no quiere decir que no se vaya a pasar la mayor parte de la película pateando culos, quiere decir que también cobra bastante. En comparación a Superman que ni lo despeinan, a Batman que ni lo ven, o a Spiderman que le tiran un camión encima y al otro día capaz que tiene un moretón, Kick-Ass tiene que a tomar la sopa con pajita de tantas veces que le bajan los dientes. Pero todo eso lo hace más humano, más divertido, te hace tener más ganas de que gane porque es un perdedor y todos queremos ver a los perdedores ganar cada tanto. Es una historia que, creo, poco a poco va encontrando su lugar entre tanto origen trágico y hombres pasados de esteroides. En principio, la que más se acerca al cliché de superhéroe es Hit-Girl, relegando a Kick-Ass muchas veces al lugar de comic relief, el personaje gracioso que está en la película para hacernos reír y bajar el nivel de seriedad. No es un dato menor, porque es un personaje femenino, una chica adolescente con problemas de la edad (aunque con soluciones poco ortodoxas). Es cierto también que la película es una versión de la historia un poco más light que la del comic. Como siempre, habrá fans que pondrán en el grito en el cielo y escribirán en foros qué tan mala es la película por no respetar el comic a rajatabla. Allá ellos. Si quieren ver una adaptación horrible un comic, vean Wanted (Timur Bekmambetov, 2008) con Angelina Jolie que, oh casualidad, también está basada en un comic de Mark Millar. Digo “basada” y lo digo con soltura… y digo “con soltura” y digo que en realidad no tiene nada que ver con nada y es la peor adaptación del planeta que nunca debería haber visto la luz del sol. Pero, volviendo al punto, los comics están apareciendo una vez más en la gran pantalla. Yo, como nerd confeso, contento. Y por otro lado, también reacio, porque hay muy buenas historias y artistas y sería una lástima que estuvieran mal representadas como ya vimos que ocurrió… como por ejemplo con todas las Batman después de Batman Returns (Tim Burton, 1992). El tema al respecto es que una franquicia como esa se recupera de un golpe tan duro como lo fue Joel Schumacher. Pero historias con menos capital detrás pueden quedar estancadas en el olvido… como, una vez más, Joel Schumacher. Así que celebro Kick-Ass 2, un éxito en lo que a adaptaciones se refiere y en lo que concierne al respeto hacia las historias ajenas.
Estamos en paz Cuando me senté a ver esta película, estaba dispuesto a ver algo malo pero lo suficientemente entretenido como para pasar el rato. Uno sabe de esas películas, hay diversos géneros según la persona pero la categoría es siempre la misma, una categoría a la que hemos denominado “pochoclera”. Y muchos también tenemos películas que volvemos a ver en un estado en particular en las que solo nos interesa mirar una pantalla un rato, sea en un cine o en la casa. Esa era mi primera impresión de R.I.P.D.: “voy a mirar algo que no exija mucho esfuerzo intelectual de mi parte, algo más o menos entretenido para una tarde de lluvia”. Y en realidad con lo que me encontré fue con una película que me sacó unas cuantas carcajadas. Iba a usar el hecho de escribir sobre esta película para hablar sobre los cómics convertidos en película -que es lo que es R.I.P.D.- y hacer como un comentario generalizador sobre que en su gran mayoría son una berretada que pierde la esencia de las historias y a veces el punto por completo. Todo este prejuicio de mi parte sale de que en esta película actua Ryan Reynolds, quien ha sido participe de un par de las ya nombradas berretadas, específicamente X-Men Origins: Wolverine como Wade/Deadpool y Linterna Verde como linterna verde. Me iba extender sobre este asunto, e incluso leí el comic, y ya me la veía venir: “Esta película va a ser un embole”. R.I.P.D. trata sobre Nick (Ryan Reynolds), un policía corrupto de Boston que es asesinado y en vez de mandarlo al cielo lo mandan al Rest In Peace Department, donde él y su compañero Roy (Jeff Bridges) tienen que capturar almas que se escaparon del infierno. La película da mucho lugar a la comedia, sobre todo gracias al genio de Jeff Bridges. Algo digno de comentar es que los miembros del RIPD en el mundo de los vivos tienen identidades falsas, o sea, la gente los ve con otros cuerpos: Nick está atrapado en el cuerpo de un anciano chino y Jeff Bridges es… un minón. Hasta sus armas son vistas de manera diferente por los vivos, la de Ryan Reynolds parece ser una banana y Jeff Bridges dispara a las almas en fuga con un secador de pelo. Es, al final de cuentas, una película muy divertida (sobre todo si uno la ve ligeramente intoxicado) y creo que no se merece estar en la misma bolsa que otras películas basadas en comics. En realidad, esto no es tan sorprendente porque esta película es de Robert Schwentke, que hace tres años atrás dirigió RED, otra película basada en un comic de Warren Ellis, en la que actuaba también Mary-Louise Parker (que también conocemos por protagonizar la serie Weeds, o por Angels in America junto Al Pacino y Meryl Streep) junto a Bruce Willis, John Malkovich y otros. O sea que no es solo un director con experiencia dentro de este tipo de adaptaciones, sino que es un director con experiencia dirigiendo a grandes actores. Entonces, la respuesta a la pregunta “¿Miro esta película?” es otra pregunta: No sé, ¿te gusta reírte?
Remake Infernal Terminé de ver la película y juré que no iba a hablar de ella. Iba a hacer de cuenta que nunca existió, como hice con Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull (2008), con lo que queda de Harrison Ford y el actoralmente incapacitado Shia LeBouf. Me dije que iba enterrar esta película en lo más profundo de mi mente para que no volviera a ver la luz de sol. Pero es más fuerte que yo. ¿Por qué tanto escándalo? No es la primera remake que vemos, no es el primer reboot ni va a ser el último… y, hay que admitirlo, hay películas peores (de las que en gran parte pueden enterarse en mi columna, El Rincón de Tomás). Pero el tema no es que haya películas peores, si no que The Evil Dead es una película que desde sus inicios tuvo un grupo de seguidores acérrimo, implacable… fans en todo el sentido de la palabra. Es una película de culto, una película que nos cansábamos de ver en VHS, y, a través de Bruce Campbell, nos introdujo al mundo del cine clase B. Todo empezó con un mediometraje que filmó Sam Raimi en el que actuaba Bruce Campbell llamado Within the Woods (1978), en el que un grupo de amigos se hospedan en una cabaña en el bosque y profanan un cementerio indio, causando que uno de ellos se convierta en un zombie y empiece a matar al resto. Continuó con The Evil Dead (1981) tres años más tarde, ya un largo metraje, con la diferencia de que los personajes encontraban el Necronomicon y despertaban un espíritu maligno en el bosque. Y seis años más tarde, se estrenaría Evil Dead 2, que no es una secuela sino una remake de The Evil Dead. Mismo argumento, misma locación, mismo actor. Y esta historia de terror y comedia habría culminado en la gloria de Army of Darkness (1992), esta vez sí una secuela donde Ash (Bruce Campbell), el protagonista de esta extraña saga, se ve transportado hacia el pasado. Esta era una saga que había evolucionado hasta convertirse en una película de terror y comedia. Ash era un anti-héroe con frases increíbles, y Bruce Campbell lo llevaba de manera magistral, matándonos de risa. El culto siguió a The Evil Dead, y se publicaron comics, se hicieron videojuegos e incluso un musical partiendo de esta historia. Y todo habría terminado bien si no le hubieran dado a un tal Fede Alvarez, que anda a saber de debajo de que roca lo sacaron, para que dirigiera y escribiera el guion de la remake. Lo que era una película sencilla y graciosa se convirtió en una historia moralista. En las películas de Sam Raimi, los personajes iban a la cabaña a pasarla bien. En la versión de Alvarez, Mia (Shane Levy) es una drogadicta en recuperación y la llevan a la cabaña para desintoxicarla. Para agregar drama, la madre se había vuelto loca y muerto, al mismo tiempo su hermano se había borrado y ahora volvía porque… porque el guion dice que vuelve. En eso, encuentran un libro maldito, Mia se convierte en zombie, todos se convierten en zombies, mucha sangre por todos lados, más o menos se imaginan el resto de la historia. Toda la película se convierte en el pasaje de Mia a través de la desintoxicación, la muerte y resurrección de Mia la drogadicta, y se vuelve moralista, densa e incontrolablemente aburrida. El bofetazo final para los fans es que al final de los créditos, aparece Bruce Campbell en pantalla diciendo “groovy”, una de sus tan estimados one-liners, durante medio segundo. El peor fan-service de la historia. Esta remake es el mejor ejemplo de lo que hacen las remakes en el cine. La industria del cine debería empezar a cambiar su mentalidad a “si no está roto, no lo arregles”.
ZOMBIES TIBIOS A medida que el cine fue evolucionando, también así lo hicieron los zombis. Durante muchísimo tiempo en paralelo, como un monstruo berreta y aburrido, hasta convertirse en lo que conocemos hoy como “películas de zombis”, o sea, un genero en si mismo. Un genero con películas exitosas, con reglas, con estructura… y con Warm Bodies. No es una película que, siendo estrictos pertenezca a esta sección. Tiene un presupuesto, actores conocidos… ¡hasta tiene a John Malkovich! Pero, en algún lugar, sigue siendo una película de zombies, y eso sigue siendo cine bizarro. Aunque también nos podríamos preguntar hasta qué punto, ya que hace algunos años dejaron de ser películas de culto y explotó un fenómeno zombie con comics (The walking dead, Marvel zombies), series de televisión (TWD, In the flesh, Dead Set), sagas de películas (Resident Evil, REC), videojuegos (RE, Plants vs Zombies) e incluso libros clásicos reversionados con zombies (Pride & Prejudice & Zombies). El género es ahora popular, y no nos quejamos. El género está cambiando y tampoco nos quejamos… bueno, quizás un poco. Warm Bodies llama la atención porque la historia está contada desde la perspectiva de un zombie. No es una idea original, pero es una idea que se usó poco. En el 2008 Marc Prince filmó Colin, una película basada en la misma idea, como es el mundo visto desde un no-muerto. La serie de televisión In the flesh también toma esta postura, con una vuelta de tuerca. Pero aunque una idea no sea original, no significa que sea mala. De hecho, en un principio es atrapante, porque escuchamos los pensamientos de “R” (el personaje principal encarnado por Nicholas Hoult, a quien vimos por primera vez en la pantalla grande con Hugh Grant en About a boy) y es, básicamente, un adolescente atrapado en un cuerpo extraño… o sea, lo normal, salvo lo de ser un no-muerto caníbal. Es gracioso, uno simpatiza con el zombie, es divertido escuchar los pensamientos de R, un tipo razonable, tímido… Warm Bodies prometía ser entretenida. Hago un stop. El género zombies es un género que por sí solo, no hace nada. Necesitamos drama, necesitamos suspenso, necesitamos comedia… algo más que zombies. Resident Evil es acción, REC es de suspenso, In the flesh es un drama, Shaun of the dead es una comedia y Warm Bodies… no llega a ningun lado. Resulta que las locas locas aventuras de R y Julie, nuestros intrépidos protagonistas, empiezan cuando el primero decide zamparse el cerebro del novio de la segunda para después rescatarla de ser devorada, imbuido con los recuerdos del recientemente masticado novio. Poco a poco, los dos se van enamorando y su amor se convierte en una cura para los no-muertos. Romeo y Julieta versión zombi. El género está cambiando, realmente. Los amantes de las películas de zombies, contentos. Quieren más zombies. No tienen que ser ni siquiera buenas películas. En general su único requisito es que tengan zombies. Warm Bodies tiene zombies… zombies y amor. Hago hincapié en esto y pareciera que los zombies y el amor no se pudieran cruzar y eso está lejos de la realidad. En Zombieland Columbus se enamora de Wichita, en 28 Days Later Jim se enamora de Selena, en In The Flesh Kieren está enamorado de Rick, etc., etc. ¿Así que por Warm Bodies falla tanto? Quizá son los montajes con música sacados de Rocky III, quizá no pusieron lo suficiente a Malkovich en escena, quizá Julie se olvida demasiado rápido de que su nuevo novio semi-podrido se desayuno a su ex hace media hora. Pero lo que probablemente haya sucedido es que si querés hacerte el controversial, quizás deberías escribir un guion con personajes con tres dimensiones y, básicamente, jugártela. En lo que a mí respecta, Warm Bodies necesita un golpe de calor para terminar de cocinarse