Sea a propósito o no, Quentin Tarantino se está convirtiendo en el abanderado del western moderno, género injustamente dejado de lado por las grandes productoras. En el camino recupera actores que ya pasaron por su época de fama para darles papeles que exploten su pontencial al máximo. “Los Ocho Más Odiados” es una declaración artística desde el comienzo, demostrando una espectacular habilidad técnica tras las cámaras. La película comienza con un extenso plano que maravilla por el paisaje al mismo tiempo que juega con la percepción del espectador mientras lo predispone -ayudado por la banda sonora del legendario Ennio Morricone- para la permanente tensión y enfrentamiento contenido que atraviesa el film. La película está filmada en cinta, no en digital como la mayoría de los films actuales, y en Panavision 70, un formato en desuso desde hace décadas. Los planos son amplios, lo que no sería un desafío si la historia transcurriera en exteriores. Pero la mayor parte de la trama transcurre en un ambiente cerrado, plagado de primeros planos, que permite a los actores desarrollar sus personajes al detalle. Cada gesto, cada movimiento, cada mirada, tienen un significado. No es coincidencia que recuerde en su estructura narrativa a una serie. Tarantino ha hecho pública su intención de hacer de su próximo proyecto un nuevo western, en este caso en entregas semanales para la televisión. Y su filmografía, siempre apoyada en la construcción de los personajes y en sus diálogos e interacciones, se beneficia de ello. Destacan en sus papeles Samuel L. Jackson y Kurt Russell, dos cazadores de recompensas con tanto en común como opuesto, y Jennifer Jason Leigh, que interpreta a una delicuente atrapada por Russell y en camino al patíbulo. Walton Goggins, Tim Roth, Michael Madsen, Bruce Dern, James Parks, Demián Bichir entre otros, forman un plantel de actores que dan a sus roles interpretaciones más que cumplidoras. En definitiva un film que todo entusiasta del cine de Tarantino disfrutará. Atrapante, plagado de diálogos y de violencia. Un retrato de una época y un género en los que la elección es matar o morir y que no se molesta en ser políticamente correcto, lo que se agradece.
"El Último Cazador de Brujas" es una típica película de aventuras que sigue al pie de la letra el manual pero entendiéndolo a la perfección. Contando con un presupuesto bastante moderado para una producción de este tipo (unos 80 millones de dólares), tiene la inteligencia de lograr, combinando practical effects con CGI, que sus escenarios fantásticos y escenas de acción sean convinentes. El trabajo del director, Breck Eisner, es solvente, como así también el de sus acctores principales. Vin Diesel interpreta el papel de un hombre que ha visto y vivido lo suficiente como para ser amargado e indiferente a quienes lo rodean; sin embargo el actor logra dar vida a un personaje que es carismático, con gran empatía y por momentos sarcástico. Así, no se queda atrás cuando tiene que compartir cámara con un grande del cine como es Michael Caine, y junto con las muy buenas actuaciones de Rose Leslie, como una bruja que se ve involucrada en su lucha, y de Elijah Wood, como un cura que colabora con su tarea, forman un elenco coherente y de gran nivel. Por momentos la película puede resultar lenta para los seguidores del género de acción y de su actor principal. Sea por la falta de presupuesto para realizar escenas más ambiciosas o por una decisión creativa acertada, el film cuenta con una buena cantidad de diálogos y momentos de pausa que hacen los personajes para pensar dónde están parados o simplemente relacionarse. Ésta es una característica propia del género de aventuras que se ha ido perdiendo en la filmografía actual, plagada hoy de secuencias de acción cada vez más impactantes, pero sin un contenido real. Sin embargo, en "El Último Cazador de Brujas" todo coopera para la historia que quiere contar y no nos muestra brillantina sólo para conformarnos. Los elementos fantásticos están representados de forma creíble, inspirándose en la mitogía clásica de las brujas y del mundo mágico en general. Hay en la película influencias notorias de otras obras de ficción, como son Dungeons & Dragons -del que es Vin Diesel un asiduo jugador-, estando parcialmente basado su personaje principal en un cazador de brujas del juego. Además, por momentos Kaulder nos recuerda al Batman más clásico: no sólo sale a pelear a las calles, sino que tiene dotes investigativas, siendo un hábil detective. Un película recomendable para los amantes del género fantástico y de aventuras que quieran ver una historia a la vieja escuela pero con efectos de nuestros días.