Nuevos tiempos, viejos villanos
La nueva película del agente 007 repite director y protagonista y encuentra una manera interesante de inyectarle nuevos aires a una franquicia que los necesita constantemente. Eso si, un poco larga.
Pasaron ya tres años desde la última vez que vimos a James Bond, el agente 007 al servicio de su majestad, en la piel del actor Daniel Craig, afrontando duras pérdidas y un futuro incierto en la ficción.
En el plano real, la franquicia quedó en un momento inmejorable tras el estreno de Skyfall, una película que regresó al personaje a un status quo ideal para contar nuevas historias con el personaje creado por el ex expía Ian Flemming en 1953.
Lo cierto es que en su tercer film en la franquicia, Craig logró encontrar el punto justo de un personaje que ha sabido hacer suyo y eso se reflejó no sólo en la recaudación -la mejor para un film de toda la historia de Bond- sino también en las críticas y las nominaciones a premios internacionales.
Debido a esta situación, no fue extraño que tanto el protagonista como el director, el británico Sam Mendes (sí, el de Belleza Americana y Camino a la Perdición), aceptaran repetir roles para una nueva aventura que demoró tres años en materializarse.
Ahora, llega esta vigésima cuarta entrega cuyo peor pecado radica en ser, precisamente, la que continúa a esa verdadera obra maestra y que presenta no pocas novedades que en ocasiones pueden llegar a ser contraproducentes para los fanáticos más radicales del personaje.
En Spectre, Bond vuelve a encontrarse (en realidad lo hace por primera vez teniendo en cuenta que todo se reinició con la ya lejana Casino Royale de 2006) con la legendaria organización terrorista que supo hacerle la vida difícil tanto a Sean Connery como a George Lazenby y, en menor medida, a Roger Moore antes de quedar en el olvido.
Bond encuentra una grabación que su difunta jefa M le dejó antes de pasar a mejor vida en la que le da instrucciones para eliminar a un sospechoso de integrar una organización internacional al estilo de la extinguida Quantum.
Las pistas llevan a Bond a Italia donde descubrirá que Spectre no sólo está planeando algo realmente grande sino que el grupo está íntimamente ligado a sus orígenes.
Como siempre, el espía está rodeado de bellas mujeres, en este caso de una deliciosamente madura Monica Belucci y de una Lea Seydoux en la flor de su carrera, pero ambas garantía de la belleza y sensualidad que se necesita para ser una Bond Girl.
Franz Oberhauser, el villano de esta entrega corre por cuenta del galardonado Christoph Waltz (el coronel Hans Landa de Bastardos Sin Gloria), que tiene sus momentos pero no llega a los niveles de maldad del Silva de Javier Bardem de Skyfall. ¿Y el recordado Ernst Stavro Blofeld? Eso es un secreto que el filme se ocupa de revelar oportunamente.
También hay un villano de segunda línea a cargo de Andrew Scott (el Moriarty de la serie Sherlock), como un burócrata que desea eliminar el programa de agentes doble cero con apretar una tecla y que funciona como una amenaza extra.
También son parte de este film Ralph Fiennes como M, la bella Naomie Harris como Moneypenny, BenWishaw como Q y Rory Kinnear como Tanner, que obtienen geniales intervenciones.
Hay también paisajes y vehículos de esos a los que sólo las personas muy adineradas pueden acceder, así como también acción a raudales y de la buena, de la mano de varios extras y de Dave Bautista, que retoma la tradición del villano forzudo al que Bond deberá vencer con algo más que sus puños y su Walter PPK.
Mendes, junto al guionista John Logan -el creador de la sensacional serie Penny Dreadful- construye una historia en la que reúne todos los cabos sueltos de los últimas cuatro aventuras y la deja cocinarse, a veces a fuego lento y otras en punto de ebullición.
Es quizá esta combinación -lamentablemente los fans de Bond estamos mal acostumbrados después de Skyfall, insisto- la que pueda caer en ocasiones un tanto pesada dada la larga duración del filme (¡dos horas y media!) pero los resultados valen la pena.
Es por eso quizá por todo esto que la película se lleve un "muy bueno" en lugar del "excelente" que merecería, eso sin contar los "ajustes" de rigor que continúan cambiando los estándares de la franquicia que con este filme está en condiciones de llegar a un merecido final allá en lo alto.
Aunque todos sabemos que eso no va a pasar.