Con cierta ternura escondida
El retrato que el uruguayo Pablo Stoll hace de una familia, compuesta por un hombre y una mujer divorciados y su hija adolescente, es "agridulce", como el mismo director lo ha definido.
En "3" Stoll logra un eficaz entramado de situaciones que dan cuenta del absurdo con que a veces acostumbramos a teñir nuestras acciones más cotidianas, sin darnos cuenta.
De Pablo Stoll, del que hace pocos días se presentó una retrospectiva de sus películas, en el Centro Cultural San Martín, entre las que se incluyeron "25 Watts" y "Whisky" que había hecho con su amigo y socio Juan Pablo Rebella (quien se quitó la vida en 2006) e "Hiroshima" que filmó solo, puede decirse que en esta película sobre una familia típicamente montevideana, pone en evidencia un pronunciado crecimiento como cineasta.
LOS PERSONAJES
Porque en "3" Stoll se permite indagar sobre el comportamiento de sus personajes, con una calma por momentos, tan extrema, que logra captar esos instantes únicos, mágicos, tal vez irrepetibles, que se tienen en la vida sin saber por qué. Nos referimos a determinadas enfoques, al césped del cementerio, la mirada como aburrida de Graciela (Anaclara Ferreyra Palfy), cuando la directora de su colegio le reprocha las faltas, mientras un compañero de grado, le hace muecas a través de un vidrio.
Esta es una comedia en la que el director pone de manifiesto la incomunicación, lo que no se dicen, la mayoría de las veces los integrantes de las familias actuales con hijos adolescentes, pero si se los observa a través de una lente, sus gestos, sus acciones, la levedad de una mirada aportan mucho más de lo que expresan en sus verbalmente.
Un dato que marca la evolución de Stoll como cineasta, es su estética y su dirección de actores, en la que supo develar el humor del padre, en momentos en que parece devorarlo la incertidumbre por recuperar lo perdido, que son su mujer y su hija. O la aparente indiferencia que comunica cada cosa que hace la adolescente, desde las relaciones con su novio, hasta el trato con sus padres, como si lo que hace no le importaba.
La música que define situaciones, el darse el tiempo suficiente para "dibujar" a cada personaje en su dolor -la preocupación de Ana, la madre, por un familiar grave en un hospital-, o el permiso que se da para salir con otro hombre, se suma a los planos fílmicos muy bien resueltos y elaborados por este joven director, que ya en "Whisky" había demostrado cualidades para fotografiar una Montevideo, plena de melancolía, pero también de cierta ternura urbana, de los habitantes y la arquitectura.
Buena fotografía y un trío de actores de un sostenido nivel interpretativo -Humberto Vargas, Sara Bessio y Anaclara Ferreyra Palfy- definen esta obra interesante acerca de un nucleo familiar del siglo XXI.