Galería de secretos
En su reciente visita a la Argentina, Peter Bogdanovich contó que una vez almorzando con Jimmy Stewart, éste le dijo que para él el cine le da a la gente “pequeños pedazos de tiempo”. Sin dudas, el cine es ese arte que, como ningún otro, es capaz de imitar la vida con uno de sus elementos más intrínsecos: el paso del tiempo. 45 años es una obra que sirve de gran ejemplo para esto, ya que está centrada en una semana dentro de, como lo remarca el excelente título, 45 años de matrimonio entre Kate y Geoff. Las expresiones, los movimientos, los espacios de la casa, la ausencia de ese registro en el paso del tiempo, todo está allí para mostrar que el tiempo ha pasado, y el final está más cerca del principio, pero siempre hay motivos para celebrar la vida y sus embistes a pesar de todo.
En una combinación actoral descomunal, Charlotte Rampling –nominada al Oscar por esta actuación- y Tom Courtenay –premiado en Berlín por el papel- encarnan esta agradable pareja de ancianos a punto de conmemorar de forma muy particular su aniversario de bodas. No cuatro décadas ni las bodas de oro, sino el punto medio. Y precisamente este tipo de detalles van hilando fino la psicología de los personajes, que se encuentran ante un fantasma del pasado que comienza a minar la relación hasta sacar hacia la superficie sus peores secretos.
Más allá de los bellísimos planos que arma Andrew Haigh en este drama, no hay mucho para decir a nivel formal de una película que está más enmarcada en una corrección narrativa y cierto esquematismo propio de un cine más medido que de uno que busca “jugar” con las herramientas disponibles. Sin embargo, en este caso está bien que así sea, ya que está todo dispuesto por esa contienda dramática por parte de la dupla de actores, que realmente están impresionantes en su trabajo.
Los momentos de silencio y contemplación por parte de Rampling (que se carga al hombro cada uno de los planos de la película) y el pantano emocional que construye Courtenay son dignos de aplauso, teniendo como resultado final una película muy difícil de leer en cuanto a empatía, pero sumamente atrapante. Sobre todo por ese punto de giro que da hacia la mitad, cuando se revela el secreto más importante que Geoff le guardó durante tantos años a su amada Kate.