Una comedia romántica renovada
Zooey Deschanel y Joseph Gordon-Levitt, protagonistas y dueños de un carisma en el que se apoya este film.
Aunque el punto de partida sea el clásico "muchacho conoce chica", esta no es una comedia romántica, advierte la voz narradora en el comienzo, y ya queda claro que los guionistas (Scott Neustadter y Michael H. Weber, los mismos de La pantera rosa II ), y el director Mark Webb harán todo lo posible por diferenciarse de las fórmulas más frecuentadas. Por de pronto, la anunciada premisa admite alguna corrección: se trata más bien de "chico romántico conoce chica no romántica" y el cuento empieza por una ruptura, tanto como para que después sólo se trate de averiguar por qué razón la relación llegó a ese punto aparentemente sin retorno. Esa escena es bien prometedora con su gracioso equívoco nacido de la comparación entre la pareja del caso y la que formaron Sid (Vicious) y Nancy. Más adelante se verá que el nivel de ingenio afloja un poco y que gran parte del encanto de la película (que lo tiene, sin que esto signifique, como se ha alardeado por ahí, que es una especie de Annie Hall contemporánea), dependerá del carisma y la buena química de los protagonistas, Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel, y de la estructura elegida para contar su historia.
Porque los 500 días del título, los que viven Tom y Summer (él, arquitecto frustrado que redacta textos para tarjetas de felicitación; ella, la nueva secretaria que le hace perder el seso), tienen todos los altibajos que pueden imaginarse en una pareja que difiere en lo sustancial aunque coincida en lo accesorio (los dos son fans de The Smiths, por ejemplo), no son expuestos en forma lineal. Vienen en capítulos -cada uno con su numeración- que se suceden en aparente desorden yendo hacia atrás y hacia adelante en el tiempo. Esta técnica narrativa -debe suponerse- les sirve a los autores para reírse un poco de los lugares comunes de las comedias románticas, para acertar con algunas ideas de montaje e insertar ocasionales observaciones graciosas y probablemente también para "vestir" con aires de originalidad un material que en el fondo no se aparta tanto de lo convencional. El recorrido incluye algún número musical, pantalla dividida, karaoke, una secuencia que ironiza sobre la futura felicidad doméstica y se parece a un comercial de Ikea, algún personaje secundario bien definido (el amigo de Tom y su jefe, mucho más que la hermanita, una de esas nenas que sólo existen en el cine) y un tono general amable al que mucho ayuda la simpática desenvoltura de Gordon-Levitt.