Al igual que los films italianos, nunca creí que una película griega me provocaría el mismo efecto.
Moon 66 questions (traducido al español como “66 preguntas a la luna”) es una cinta producida entre Francia y Grecia cuya historia nos presenta una situación límite donde la protagonista en cuestión debe aprender a lidiar, una relación entre padre e hija (personificados por Sofía Kokkali y Lazaros Georgakopoulos, en el rol de Artemis y Paris respectivamente) que no parece ir hacia buen puerto y un pasado oculto como el gran desencadenante.
Esta propuesta recae el mayor peso en la actuación para que todo avance, gracias al guion y la dirección de Jacqueline Lentzou. Una estética visual que combina material de video con la empleada actualmente (16:9), a cargo de Konstantinos Koukoulios. Ante un score de Delphine Malaussena, el argumento va tomando forma, como si fuera un gran rompecabezas, al tener solo un único punto de vista. El necesario para comprender su entorno y que todo lo que vemos tenga sentido, de un modo u otro. Tratar la salud desde otro enfoque, más realista sin ser explícito, con la medida exacta, logra el objetivo deseado. Sin relleno de diálogos, poniendo en primer lugar a la imagen y la música, marca un ritmo con planos mayormente cerrados.
Por último, una mención especial a la actuación de Nikitas Tsakiroglou como Jacob, fundamental en esta pieza. Y como dato de color, la clausura de los créditos técnicos está acompañada por la canción “Words” de F.R. David (una elección acertada que engloba lo narrado previamente).
En líneas generales, este drama familiar de 98 minutos apunta a un público selecto. Personalmente me interpela al estar atravesando un acontecimiento similar, sin embargo se disfruta porque no cae en lo cliché con golpes bajos. Al contrario, busca la emoción a través de la comunicación no verbal.