Al servicio de alimentar la sed de diversión millennial, 7 Deseos recurre al cliché, lo fácil y predecible para atraer a las jóvenes mentes de esa generación.
Protagonizada por Joey King y Ryan Phillippe, Wish Upon (en su título original) cuenta la historia de Clare (King), una joven que vive en la etapa insufrible de la juventud en que todo lo que ve fuera de su ambiente es un cuento de hadas. Clare no aguanta el comportamiento de su padre (Phillippe), tampoco soporta ser un cero a la izquierda en su escuela y de no tener al chico de sus sueños… con esto nos vamos haciendo una idea de qué clase de chica es. Ahora bien, agreguemos una caja china infernal de deseos y voilà! tenemos esta mezcla de The Monkey’s Paw y Final Destination.
El problema del film es que toma un patrón predecible desde su comienzo; John R. Leonetti y Barbara Marshall, director y guionista del proyecto respectivamente, instalan personajes cuyos destinos están cantados al exclamar un saludo, y en el caso de las escenas sucede exactamente igual; puros clichés y sin esfuerzo de sorpresas. Para completar, tampoco ayuda el hecho de que la película se toma demasiado en serio para lo que en realidad es: una comedia con tintes de horror. Las cosas simplemente no funcionan al mezclar un intento de dramatismo en una escena que en su resolución genera risas.
Sobre el humor del film, 7 Deseos recae en un constante loop de situaciones absurdas -no sólo por presentar muertes hilarantes, sino porque trata de recrear un ambiente teen que saca lo peor en el público-. Nos encontramos con la típica canción rebelde cada vez que la acción sucede en la escuela, lugar que está repleto de individuos que se asemejan a clones del breakfast club 20′ de John Hughes: tenemos al asiático, al deportista, a la reina de la moda, al gay, a la chica que piensa antes de actuar, todo estos personajes se sienten estándar pero llevado al extremo de lo insufrible, y no merecen absolutamente el mínimo de interés por parte del público. Eso sí, hay una excepción, y es en parte gracias a Sydney Park. Ella básicamente se carga cada escena al hombro, opacando -gracias a Dios- a la propia Joey King y dejando en el público cierta añoranza por más presencia de su personaje.
En resumen, 7 Deseos es una simple excusa para generar un leve interés en el público adolescente. Una idea con un contenido correcto que fracasa al desarrollarse la acción.