Dirigida por John R. Leonetti (Annabelle) este jueves llega a las salas de cine la cinta de terror 7 deseos. Otro gran fracaso dentro del género.
Ni siquiera la premisa suena lo bastante interesante como para verla. La historia gira en torno a Claire (Joey King), una adolescente que debe vivir con el tormento de que su madre se suicidó cuando ella era pequeña. La joven convive junto a su padre Jonathan (Ryan Phillippe), un recolector de basura.
Un día el hombre decide regalarle a su hija una caja china que encontró entre un montón de desperdicios. Ahí es cuando comienzan los problemas: la caja musical tiene el poder de cumplir todo tipo de deseos.
Claire, a modo de juego en un principio, comienza a pedir un par de deseos un poco absurdos: que su padre deje de avergonzarla, que la “chica mala del Instituto se pudra”, que el joven más guapo se enamore perdidamente de ella y, como era de esperar, pasar de ser una chica “invisible” a ser la más popular del colegio. En lo que no repara la protagonista es en que cada vez que la caja le cumple un deseo algo malo ocurre a su alrededor.
El cine de terror nos tiene acostumbrados a sacar películas malas y ésta, claro está, no es la excepción. Si bien no cuenta con las típicas premisas de casas embrujadas con espíritus malignos o asesinos seriales que persiguen a un grupo de adolescentes, la película constantemente bordea lo absurdo. Las muertes que suceden a lo largo del metraje tienen un estilo similar a las de Destino final, pero sin llegarle siquiera a los talones a las del filme dirigido por James Wong.
En plan de rescatar algo de 7 deseos no se halla nada. Ni siquiera las actuaciones son destacables, al menos no en el buen sentido. Entre actores que lloran y lloran pero no derraman ni una sola lágrima, la mejor (peor) actuación se la lleva la joven protagonista al interpretar una especie de Gollum de forma, completamente, sobreactuada.