DIÁLOGOS SOBRE UNA TELA Cuatro grandes artistas plásticos argentinos deciden experimentar sobre un lienzo como pocas veces se ha hecho en la historia, pintando “a cuatro manos”. “Yuyo” Noé pone manos a la obra junto con las de Eduardo Stupía y por otro lado dialogan sobre una tela Guillermo Roux con Carlos Alonso, haciendo de esta experiencia compartida una excusa brillante para recorrer varios temas centrales en la vida personal y artística de cada uno. Su relación con el mundo expresivo del otro es el puente eficaz que nos lleva a escuchar a estos cuatro grandes maestros hablando de su relación con la pintura, sus convicciones, sus ideas, sus conceptos, sus valores ético – estéticos y ante todo sobre el mágico acto de crear. Este documental se transforma así en un fresco donde descubrimos la sinergia que se produce cuando dos artistas se encuentran a dialogar en una misma tela. Danzan con la armonía o el contrapunto, generando geniales momentos donde juegan a ser amigos o enemigos trazo contra trazo, idea sobre idea, color sobre color, figura sobre fondo. Algunos de los pasajes centrales son las recorridas por dos exposiciones en las que vemos como en “Mano a mano” y en “¡Me arruinaste el dibujo!” se arma el íntimo vínculo plástico y humano en estos duetos tan icónicos. Para crear la muestra “Mano a mano” Carlos Alonso y Guillermo Roux hacen circular un mismo dibujo que viaja de Córdoba a Buenos Aires – o viceversa – donde uno completa la propuesta del otro como quienes se escriben una carta de amor, pero aquí las palabras están hechas de colores y las emociones terminan siendo la obra. Mientras que en “¡Me arruinaste el dibujo!” “Yuyo” Noé y Stupía abren cancha y batalla en una misma tela donde crean universos caóticos y poderosos, donde se hablan de un rincón al otro del lienzo como una cancha de fútbol o un ring. Donde construyen un caos “que encierra un camino cifrado para acceder a lo sublime”, parafraseando al mismísimo Noé. A 4 manos es una coproducción de UNTREF MEDIA con la Maestría en Periodismo documental de la Universidad de Tres de Febrero. A partir de una idea de Osvaldo Tcherkaski, director de la maestría, el documental se realizó con un equipo conformado por la gente de UNTREF MEDIA, docentes y alumnos, junto a otros profesionales del cine nacional. Es más que destacable la simpleza y la fina precisión de la cámara que junto a la envolvente suavidad de la iluminación despliegan en armonía este relato. Plano tras plano logran poner en el podio el trabajo de observación de estos artistas en acción, dejándolos fluir en la imagen sin interferencias que les quiten protagonismo. El trabajo de realización echa por tierra cualquier preciosismo vano en búsqueda de una puesta que se luzca más que los mismos artistas retratados. Lo que hace de estos 65 minutos un paseo transparente y cuidado, circulando entre salas de exposición, estudios de pintura, pequeñas entrevistas y las imágenes de las obras como eje del filme. Un pequeño homenaje a la pintura y, ante todo, al encuentro a través del arte. Por Victoria Leven @victorialeven
En el juego de crear y en la posibilidad del diálogo hay una chance para que un documental como este pueda existir y trascender lo finito de la anécdota disparadora del relato: un lienzo en blanco y dos figuras trabajando en conjunto. El periodista Osvaldo Tcherkaski logra captar el espíritu más interesante de los artistas creando, pero también, gracias a su oficio, se permite dejar todo librado a la propia suerte de cada uno, y ese reclamo externo sobre el trabajo de uno, termina generando expectación y expectativa ante el resto.
EL ARTE COMPARTIDO Quien ha tenido la oportunidad de enfrentarse a un planteo artístico de cualquier clase, comprenderá rápidamente la diferencia radical que existe entre abordarlo de manera individual o de manera colaborativa. Las problemáticas son diferentes, sobre todo porque, en general, es mucho más fácil cuestionar el trabajo del otro que el de uno mismo. Es cierto que hay disciplinas que son fundamentalmente colectivas, como el cine, pero en las artes tradicionalmente individuales e individualistas, como la literatura (en Argentina tenemos el paradigmático caso del tándem Borges/Bioy) o las bellas artes, pareciera que trabajar en colaboración es algo extraño, inaudito, algo a construir. El documental A 4 manos, coproducido por UNTREFMEDIA junto con el Laboratorio Audiovisual de Investigación y Experimentación (LaIE) de la Maestría en Periodismo Documental, explora un poco la cuestión de la pintura y el dibujo en colaboración, contando las experiencias de dos parejas de artistas: Felipe “Yuyo” Noé y Eduardo Stupía, de un lado. Guillermo Roux y Carlos Alonso, del otro. Luego de un comienzo un tanto confuso (no queda claro quién es quién, ni quién presenta qué cosa), la película de Osvaldo Tcheraski se acomoda rápidamente en las cuestiones en las que le interesa indagar, es que su corta duración no le deja espacio para el divague. Queda clarísimo que en A 4 manos no interesa la búsqueda formal, sino más bien que quede expresado con claridad el contenido y que quede planteado el debate, es decir, pareciera que se busca una técnica documental correcta y precisa que tampoco agrega mucho a la cuestión. Lo que veremos será cómo ambas parejas dan testimonio de cómo ha sido su experiencia de trabajar una tradición individual de manera colaborativa: cómo decidieron hacerlo, de qué manera se manifiesta el contrapunto, qué significa un cuadro a cuatro manos, cuáles son los límites y los resultados de esta manera de trabajar. También se incluyen intervenciones de curadores, críticos y especialistas del arte que explican y le dan un marco teórico al trabajo de los protagonistas. Hasta aquí todo correcto -demasiado-, y sin dejar de señalar que hay alguna manipulación innecesaria aunque no tan grave, digamos que el mayor acierto de Tcheraski es cruzar algunos testimonios que dejan al descubierto las diferencias de cosmovisiones, sobre todo entre Noé y Roux. Ambos manifiestan de alguna manera que no podrían trabajar juntos, básicamente porque interpretan el arte de manera diferente. Por un lado tenemos la visión filosófica, pretensiosa y disruptiva de Noé, con todo ese discurso acerca del caos y una gran consideración de sí mismo; y por el otro la visión más intuitiva, más humilde, clásica, y aún así muy virtuosa de Roux. Sí, desde este lado nos unimos al #TeamRoux sin dudarlo, que de los cuatro protagonistas de A 4 manos es quien demuestra algo que parece perdido en los ámbitos de la pintura: sentido del humor. Dicha esta digresión personal, es justo señalar que A 4 manos, a pesar de estar lejos de la perfección, logra contar su tema con suficiente eficiencia y deja plantado un debate interesante acerca del arte compartido.
¡A pintar! No hay mejor ámbito para el estreno de A 4 manos (2017) que la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, más por lo que cuenta que por como lo cuenta. Un documental con formato televisivo, bastante básico, donde el valor radica en el contenido y no en la forma. A 4 manos toma la experiencia de cuatro pintores que decidieron trabajar de a par sobre una misma obra. Por un lado Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía mientras que por el otro tenemos a Guillermo Roux y Carlos Alonso, cuatro de los artistas vivos más importantes de la argentina. La historia se centra en la experiencia de cómo es, para dos figuras reconocidas a nivel mundial, trabajar sobre un mismo lienzo, en donde la técnica y la teoría son diferentes en cada uno y el ego juega un rol primordial, pero esta es solo la excusa para entablar un diálogo abierto sobre la concepción del arte visual con ideas muchas veces contrapuestas, otras conflictivas y en donde lo idelógico y sociopolítico no está ausente. A 4 manos es un documental de los llamados de cabezas parlantes, en el que su director Osvaldo Tcherkaski priorizó más el qué que el cómo para acercar al gran público una intimidad a la que rara vez el ciudadano común se puede acercar. En ese sentido es más que valioso.
La suma de las partes A 4 Manos (2017) es un documental de Osvaldo Tcherkaski (director y docente de la Maestría en Periodismo Documental en UNTREF), realizado en coproducción de UNTREFMEDIA con el Laboratorio Audiovisual de Investigación y Experimentación (LaIE) de la maestría. Pone escena a cuatro de los artistas más importantes de la plástica argentina contemporánea: Luis Felipe “Yuyo” Noé, Eduardo Stupía, Carlos Alonso y Guillermo Roux. Están divididos en duplas con el objetivo de ahondar, a través del diálogo, en sus obras y la forma de concebir el oficio. La puesta en escena se divide en dos planos. Por un lado, retrata estos grandes exponentes como fuente testimonial que, desde lo teórico, argumentan su forma de entender el trabajo. Por otro, sustenta, a través del registro de sus obras, la génesis del fenómeno de experiencia creativa, sensorial y emotiva que conlleva intrínseca una obra de arte. Así nace este fenómeno atípico, vanguardista que ordena el presente histórico e ideológico desde la simbiosis del dibujo y la pintura como nuevo paradigma donde el autor propone y el cuadro dispone en un trabajo equitativo, colaborativo y elíptico la esperanza de enaltecer la ley de figura y fondo donde la psicología Gestalt desarrolló como parte de las leyes de percepción la construcción del todo desde la suma de las partes en 1920. Bajo este mismo espíritu surgió el guión a raíz de una nota que Tcherkaski leyó en el diario sobre una muestra en curso titulada “Me arruinaste el dibujo” (2009), en el que la dupla Stupía-Noé exhibía en el Centro Cultural Borges una serie de trabajos -estilo ping-pong- donde construían en un lienzo un trabajo conjunto a partir del concepto abstracto que los define artísticamente. Este acontecimiento despertó su curiosidad por investigar la contrapartida de este modo de hacer: la figurativa e integró al proyecto audiovisual Roux y Alonso con el objetivo de construir desde el arte un campo de debate que refleje dos campos antagónicos del dibujo, la pintura y la plástica, como así también su dinámica para converger en sus diferencias y contrapuntos el resultado final de una obra integrada e intervenida por la dinámica de reflejar problemas y virtudes en pos de superarlos y reflejarlos en una obra única, que opere sin autor y al mismo tiempo sea de todos. En este sentido, es interesante cómo construye mediante este juego de egos donde cada artista busca tácitamente dejar su marca la unión, anclada a la intervención estética. Esta premisa centrada en una nueva forma de crear donde todos se ponen a prueba a sí mismos, y al otro, en este desafío de llenar la hoja. Así, Tcherkaski establece una analogía entre el arte y su profesión periodística: ambos representan la realidad desde distintas metodologías y son producto de diversas opiniones teóricas y políticas. Estas visiones se unifican y crean desde la intervención estética plástica una nueva manera de decir, subjetiva, como canal de diálogo y aceptación. Lo mismo ocurre en el formato de la crónica periodística. Entretanto, con el correr de los minutos Tcherkaski inscribe a la premisa un nuevo concepto: el espacio-tiempo de la hoja en blanco como territorio. La regla a seguir se circunscribe a respetar los límites; esto denota que los derechos de uno terminan donde comienzan los del otro ya que deben intervenir el lienzo en igualdad de proporciones. Sin embargo, la figura de Alonso representa el líder y delinea el paradigma a seguir. En este devenir, el espectador también interviene en el proceso; se mimetiza con esta hoja viajera que recorre las locaciones de los talleres que van desde Martínez y San Telmo hasta Unquillo, provincia de Córdoba, donde reside Alonso. En estos intervalos, el relato se impregna de escenas conceptuales donde los artistas cuentan desde su experiencia por qué consideran el arte consecuencia directa de la realidad histórica: Noé afirma que la iconografía de Perón fue quien más lo inspiró mientras que Roux rememora cómo vivió la movilización emblemática del 17 de octubre de 1945 junto a sus padres -también artistas- quienes le dijeron “Esta es la historia”. Así, A 4 Manos logra su objetivo: Supera las diferencias desde el trabajo solidario y registra cámara en mano cómo las energías anómalas fluyen y se integran, dándole fin a la grieta.
Lienzo a medias. Detrás de la obra de arte hay siempre un proceso que lleva hasta ese resultado final, que concentra la historia del artista hasta ese punto en la historia del que nace la obra. En las artes plásticas usualmente es un proceso individual y personal, sin intermediarios ni negociaciones; pero en 2011 Luis Felipe “Yuyo” Noé y Eduardo Stupía presentaron más de medio centenar de obras realizadas “a 4 manos” en la muestra que llevó por título ¡Me arruinaste el dibujo! Las obras producidas especialmente para esa exhibición tenían la particularidad de ser trabajadas en conjunto por ambos artistas, algunas veces por turnos pero otras veces simultáneo y fueron el disparador para que un equipo formado por estudiantes y docentes de la Maestría en Periodismo Documental de la Universidad Nacional de Tres de Febrero se decidiera a investigar y registrar el proceso creativo que implica la experiencia de compartir una obra como esa. Este documental registra entrevistas a los artistas durante el montaje de la muestra y el proceso de producción de una obra en conjunto, pero también amplía el espectro para incluir una experiencia similar llevada adelante años después por otra dupla integrada por Guillermo Roux y Carlos Alonso, quienes con un estilo bastante diferente al otro dúo se enviaron durante meses mitades de dibujos para que el otro los complete. Dos no hacen uno: Como suele pasar en el género documental, A 4 Manos pide cierto conocimiento previo sobre dibujo y pintura en general, pero sobre todo sobre los artistas en particular. Las entrevistas que develan las intimidades del proceso creativo tanto de estas obras como de otras emblemáticas de su carrera aluden siempre a fragmentos de información justificadamente ausentes; después de todo no es un intento de explorar sus carreras enteras sino uno de sus momentos más recientes. Sin embargo se las ingenia para lograr sostener algo de interés incluso para los legos en la materia, llevando a los entrevistados a cuestiones más generales sobre sus respectivas visiones sobre el arte y el rol que debe ocupar en una sociedad. Lo logra a fuerza de un montaje ágil que no se demora de más en cuestiones demasiado teóricas pero que sin embargo no logra esconder la clara división que existe entre las dos mitades del documental que puebla cada dupla, con tonos y ritmos visiblemente diferentes que van más allá de las claras diferencias de estilo y personalidades entre las duplas de artistas; mientras dos de ellos dan muestras de su profundidad teórica y filosófica, el otro dúo asume un estilo mucho más coloquial y didáctico, presentando su obra al público a la vez que muestra los hilos de su producción con otro candor, por lo que el documental muestra algunas dificultades para congeniar todas sus partes. Conclusión: Enfocado a un público muy específico que ya conoce a los artistas y su obra, A 4 Manos puede generar también algo de interés en aficionados ocasionales a las artes plásticas
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.