Retrato de un acreedor infernal
Más allá del innegable agotamiento de un subgénero como el de los “falsos documentales de terror”, el cual merece pasar a retiro aunque sea por un tiempo, lo que pone en evidencia Actividad Paranormal 2 (Paranormal Activity 2, 2010) es la enorme dificultad que implica construir un corolario de un éxito formalista, apegado a un determinado patrón de representación. Si bien Hollywood fagocita todo lo que considera rentable para adaptarlo de inmediato en piloto automático, en el trajín de la duplicación suele olvidar la esencia y dejar una lustrosa cáscara con vistas a neutralizar la novedad original y crear un esquema.
Precisamente estamos frente a la típica precuela mainstream que a pesar de respetar la estructura narrativa del film de Oren Peli no llega ni por lejos a los mismos resultados aterradores, quedándose en una ráfaga de espasmos bien ejecutados pero carentes de corazón en su triste concepción mimética. Así es cómo retomando las tribulaciones de la pobre pareja compuesta por los malogrados Katie (Katie Featherston) y Micah (Micah Sloat), ahora el eje gira hacia la familia de la hermana de ella, Kristi (Sprague Grayden), quien convive en un caserón con Dan Rey (Brian Boland) y su hija Ali (Molly Ephraim).
Dos meses antes de los acontecimientos primigenios, el clan se reúne sin conocer las consecuencias y muy pronto comienzan los ruidos nocturnos y los movimientos esporádicos de objetos. En esta ocasión el arribo de un bebé al hogar, primer retoño del matrimonio Rey, es la excusa elegida para justificar mucha cámara en mano, apuntalar la intensidad dramática y conferir al relato un aire de tragedia suburbial a la Poltergeist (1982). El mayor inconveniente pasa por el guión de Michael R. Perry, Christopher B. Landon y Tom Pabst: la trama es en extremo predecible y avanza con demasiada torpeza.
Sin embargo la película escapa de la debacle gracias al correcto desempeño del realizador Tod Williams y la profesionalidad de Sprague Grayden de 24 y Jericho, claramente una mejor actriz que Katie Featherston. El suspenso minimalista del pasado apenas si se hace presente durante el desenlace, los vaivenes restantes abandonan las sutilezas y generan más indiferencia que empatía. Al intentar atar cabos sueltos sin necesidad en la más pura tradición industrial, Actividad Paranormal 2 termina siendo un proyecto forzado y de características agridulces: este retrato de un acreedor infernal poco asusta con sus clichés...