Nada sabíamos del paradero de Katie y Hunter desde el final de la segunda parte de la saga de “Actividad Paranormal”, la seguidilla de filmes que vino a ocupar el lugar que dejó vacante la ya desaparecida (y pronta a ser relanzada) serie de “El juego del miedo”.
Lejos de la cámara en mano o de los objetivos con fines meramente de seguridad, aquí toda la acción será captada por dispositivos tecnológicos vinculados con la computación o el entretenimiento. Netbooks, iPhones y PC varias serán de la partida.
La adolescente Alice comienza a descubrir que sus nuevos vecinos, una madre ausente y un perturbador niño de ocho años, distan años luz de lo que podríamos considerar “normales”. Para cuando logre descifrar el enigma, por supuesto ya será demasiado tarde.
Como suele suceder con cada una de estas franquicias, nada queda de la creatividad o de los trucos que en una primera instancia podían llegar a sorprender al espectador. Lo que no significa que los casi noventa minutos de proyección estén carentes de sobresaltos, mayormente apuntados al público adolescente, el nicho de mercado para el cual se ha pensado esta tercera secuela (ya se ha confirmado la realización de dos nuevas entregas, una de ellas probablemente localizada en Sudamérica).
El carisma de sus protagonistas, el bienvenido clima de auto parodia que se respira en el aire y un par de sustos bien creados compensan el final grandilocuente que poco tiene que ver con el espíritu original de la historia.