En su opera prima, Adiós querido Pep, la cineasta uruguaya Karina Zarfino presenta una película focalizada en la vida y en la muerte.
La película gira en torno a Isabel (Florencia Raggi), Pilar (Marian Bermejo) y Marla (Claudia Cantero), tres amigas que se conocieron en Barcelona cuando eran jóvenes pero que, por cuestiones de la vida, siguieron sus respectivas vidas por separado. Tras la muerte de Pep, marido de Marla, las tres mujeres vuelven a verse las caras y ahí es cuando, luego de incómodos silencios, secretos y resentimientos del pasado comienzan a salir a la luz.
La trama comienza a desarrollarse poco a poco y, al principio, no se cuenta con mucha información. El film se toma su tiempo para explicar la historia detrás de cada una de las protagonistas: mientras que una de ellas se encuentra gravemente enferma, otra se encuentra en un camino espiritual buscando explicaciones sobre la vida y la tercera acaba de perder a su amor.
Una vez todos reunidos, el argumento va desenvolviéndose en una única locación: la casa de la ahora viuda. De esta manera se genera una sensación de encierro, lo que realza un clima de incomodidad que deja en evidencia los fantasmas del pasado. El ambiente de enemistad se va acentuando cada vez más y más y la tensión entre Pilar e Isabel resulta imposible de ocultar.
A pesar del tono depresivo que parece reinar en el film, la película no cae en un clima negativo constante. Los recuerdos de los buenos momentos pasados logran contrarrestar el ambiente de enemistad y tristeza. El rencor debe quedar atrás, los errores deben ser perdonados y la vida debe continuar.