Agosto

Crítica de Emiliano Fernández - CineFreaks

La familia matriarcal

Podríamos decir que es por demás extraño el caso de Tracy Letts, si consideramos lo que suelen ser los patrones habituales del Hollywood actual: si bien en primera instancia debemos aclarar que hablamos de producciones independientes, resulta excepcional que se le permita al propio autor de la obra teatral escribir en solitario el guión de la adaptación para la pantalla grande. El norteamericano alcanzó esta hazaña la friolera de tres veces seguidas, lo que sin dudas señala el respeto que este actor reconvertido en dramaturgo despierta entre sus colegas, el off Broadway y la “industria del espectáculo” en general.

Luego de las interesantes Peligro en la Intimidad (Bug, 2006) y Killer Joe (2011), ahora es el turno de Agosto (August: Osage County, 2013), un trabajo que eleva el número de personajes pero a la vez mantiene ese tono ambicioso a nivel interpretativo, indicando que el minimalismo extasiado de las propuestas anteriores se ha trasladado al ensamble en cuestión. Hoy John Wells reemplaza al mítico William Friedkin en lo que vuelve a ser una suerte de comedia dramática apuntalada en detalles corrosivos y un humor negro muy notorio, en esta oportunidad volcado hacia la institución familiar y las cuentas pendientes.

En un clan de estructura matriarcal, un buen día la figura paterna desaparece y con él un necesario “contrapeso emocional”: Violet Weston (Meryl Streep), una mujer mayor adicta a los fármacos, no encuentra a su esposo alcohólico Beverly (Sam Shepard). Eventualmente éste aparece muerto y con motivo de su funeral se dan cita en la casona rural de Oklahoma sus hijas Barbara (Julia Roberts), Ivy (Julianne Nicholson) y Karen (Juliette Lewis), más sus respectivas parejas. Por supuesto que la mesa estará servida para que explote un cóctel de sadismo contextual, reproches ácidos, insultos y pasadas de factura de variada índole.

A pesar de que el convite logra despegarse de la dinámica teatral y construye con solvencia una narración netamente cinematográfica, aquí nos reencontramos con un conjunto de características -tanto positivas como negativas- que terminan dejando un sabor algo agridulce en el paladar del espectador. Entre los puntos a favor, podemos mencionar la intensidad lacrimógena a flor de piel, el estilo relativamente despojado con el que se ha encarado el material, el buen gusto en lo que respecta a la introducción esporádica de algún golpe bajo y la eficaz coyuntura bucólica, la cual enmarca una historia de triste alienación.

Nuevamente el saldo es positivo aunque la falta de un desarrollo un poco más meticuloso y la escasez de sorpresas concretas en lo que hace a la configuración melodramática impiden que el opus de Wells crezca más allá de un terreno fértil, una potencialidad quizás no del todo aprovechada por el director. Tampoco está de más aclarar que esta es la creación más “tradicional” de Letts en el ámbito de las tablas, lo que derivó en una pequeña epopeya anímica que en realidad no puede ir mucho más allá de una irreverencia modesta y el excelente desempeño de la gran Meryl Streep y sus partenaires masculinos/ femeninos…