La novela best-seller de Sara Gruen que dio origen a esta película fue publicada en el 2006 y se mantuvo durante doce semanas en la lista de los libros más vendidos del New York Times. Con motivo de ese suceso, la escritora comentó: “Agua para elefantes es acerca del amor en todas sus formas: entre hombres y mujeres, entre familias y entre gente y animales. Es acerca de las distintas formas en las que nos tratamos. En algunas ocasiones lo hacemos bien, en otras no”. Lamentablemente su transposición a la gran pantalla no resultó del todo efectiva.
Con una supremacía del esteticismo por el simple hecho de la majestuosidad visual (no porque fueran funcionales al relato, como en el caso de la extraordinaria serie “Carnivale”), una pareja central con poca química (aún menos deseo y escasa sensualidad en sus escenas conjuntas) y una previsibilidad constante en todas las acciones (quién puede dudar cómo comenzará, se desarrollara y concluirá esta historia de amor), “Agua para elefantes” es de esas adaptaciones cinematográficas que pueden resultan muy buenas o todo un fiasco. Sin caer en extremos, y viendo todos los esfuerzos y recursos puestos en su desarrollo, se puede asegurar que pequeños cambios hubieran hecho del filme una propuesta mucho mejor.