Es común que las películas animadas de Hollywood tomen una cultura extranjera y la reinterpreten a gusto, pero también es habitual que varios de esos países apuesten a sus propios proyectos animados, con identidad propia, sin sacrificar el sentido del entretenimiento. Por ese camino va la coproducción peruana-holandesa Ainbo: la guerrera del Amazonas.
Ainbo es una joven aspirante a guerrera de una tribu del Amazonas. Es intrépida, quiere superarse y ama a su familia adoptiva y a toda su gente. Justamente ellos correrán peligro ante la amenaza de una entidad malvada conocida como Yakuruna, que trae enfermedades y destrucción. Ainbo deberá emprender un viaje a través de la selva para proteger a los suyos, a su mundo.
Lo primero que sobresale del film es la recreación del Amazonas, con sus paisajes deslumbrantes y sus leyendas que cobran vida. El trabajo de animación contribuye a la espectacularidad de varias secuencias. Lejos de quedarse en los logros visuales, el director José Zelada y su equipo fortalecen la historia con un guión dinámico, al estilo de Disney, y con personajes que tampoco se apartan demasiado de los que pueblan aquellos largometrajes. Por ejemplo, el armadillo Dillo y el tapir Vaca, guías espirituales y comic relief. Todo esto, sin renunciar a una genuina identidad sudamericana.
Otro acierto de los realizadores pasa por el manejo de los subtextos. Hay una fuerte impronta ecologista, aunque saben darle un giro a lo que parece ser un trazo grueso. También hace gala de un feminismo poderoso, pero sin falsedad.
Ainbo: la guerrera del Amazonas es tan querible como la protagonista y sus amigos, y confirma que es posible amalgamar el alma autóctona y el lenguaje de las clásicas historias de aventura, además de que permite comprobar la evolución del cine animado producido en Latinoamérica.