Escrita y dirigida por Arturo Castro Godoy (El silencio) y protagonizada por Julieta Zylberberg, Aire es una película que pone en el centro la figura de la madre en medio de una cotidianidad hostil.
Lucía (Julieta Zylberberg, quien acaba de estrenar una película con un protagónico en un registro totalmente distinto: All Inclusive) es madre de un niño con síndrome de Asperger. Lo cuida y lo cría sola, aunque a veces cuenta con la ayuda de su madre con quien justo sabemos que algo sucedió, una discusión o una pelea por la cual está algo alejada.
Un día que parece ser como todos comienza con ella quedándose dormida, con su hijo que no quiere ir a la escuela (probablemente una situación que se repite todo el tiempo y a la cual ella responde sin hacer mucho caso, quizás cansada, abrumada) y con un trabajo que no le brinda la seguridad que necesita. Pero al rato de empezar su jornada laboral recibe una llamada de la escuela y le avisan que el niño se dio un golpe y ella necesita ir. Lo que podría ser algo normal (los niños juegan y exploran y es común que en medio de ese aprendizaje se lastimen), para Lucía y en especial para su hijo Matías no lo es. Porque lo conoce y sabe que no reacciona como todos ante situaciones inesperadas y junto a gente desconocida.
A partir de ese momento se sucede toda una escalada de situaciones que confabulan en impedirle el simple propósito de llegar a su hijo. En su trabajo le dan mil vueltas para dejarla ir, el colectivo no llega y se toma un taxi que no puede terminar de pagar, en la escuela se entera de que al niño lo derivaron al hospital y así se van sucediendo una tras otra, porque todo lo que puede salirle mal a Lucía ese día le va a salir peor. Ella intenta hacer las cosas bien, del modo en que están pautadas, pero aun así recibe negativa tras negativa y la paciencia de a poco se le va acabando.
Sola y desesperada, Lucía, que es asmática y la desesperación siempre está a punto de impedirle respirar, intenta moverse en medio de una ciudad que no parece nunca querer ayudarla. Santa Fe, por momentos muy parecida a Buenos Aires, es el escenario principal de esta historia, donde ella chocará contra piquetes, hombres que quieren aprovecharse y gente incapaz de ayudarla si no tiene el dinero que necesita.
Arturo Castro Godoy logra generar un clima desesperante, siguiendo todo el tiempo de cerca a Lucía, que nunca cede ante las puertas que no dejan de cerrarse frente a ella y junta coraje de donde ya no tiene para seguir adelante ante las situaciones más imprevisibles.
Carlos Belloso y María Onetto aparecen durante algún segmento, cada uno como los dos personajes más humanos, aunque cada uno tenga su límite.