Por un lado, un semental italiano. Por el otro, un toro salvaje. Cada uno se consagró de manera separada, con actuaciones que ya son míticas. Entonces, ¿por qué no imaginar a Sylvester Stallone y a Robert De Niro enfrentándose en el ring cinematográfico? Es cierto, ya no son tan jóvenes, pero, como queda demostrado en Ajuste de Cuentas, mejor tarde que nunca.
Décadas atrás, Henry “Razor” Sharp (Stallone) y Billy “The Kid” McDonnen (De Niro) fueron dos de los más importantes rivales en el mundo del boxeo. Sus enfrentamientos -con guantes o mediante palabras- eran legendarios. Y cuando estaba por llegar la pelea que decidiría cuál de los dos sería el mejor, Razor abandona el boxeo, lo que molestará por siempre a The Kid. Treinta años después, ambos son personas mayores, que permanecen lejos de la idolatría de antaño para sobrevivir como pueden. Pero el fuego del pasado vuelve a arder cuando surge la posibilidad de retomar la monumental pelea. Con el propósito de recuperar la gloria (y, sobre todo, el hambre competitiva), Razor y The Kid deberán arreglarse para promocionar el evento y, de paso, lidiar con asuntos personales que todavía los aquejan.