Alanis

Crítica de Patricio Paludi - Revista Meta

Alanis es madre soltera de un nene de un poco más de un año. Comparte un departamento en Once junto a una amiga mayor que ella. Ambas son trabajadoras sexuales y utilizan su hogar para recibir clientes. La informalidad del trabajo o la convivencia con un bebe no parecen ser problema para ellas, que se cuidan y ayudan mutuamente. Hasta que se produce un violento allanamiento con policías y asistente social que cambiará sus vidas. Gisela, la mayor queda detenida y Alanis junto a su pequeño Dante, quedan en la calle.

En su quinto largometraje, Anahí Berneri vuelve sobre un personaje femenino fuerte que debe atravesar todo tipo de turbulencias para readaptarse, quizás Alanís sea su personaje más fuerte y seguro de todos, el que menos conflictos internos posee y él que más debe luchar contra las injerencias externas que tratan de modificar su modo de vida. No estamos aquí ante una historia de gente de clase media que sufren crisis existenciales.

El contexto elegido, con el universo de la noche y la marginalidad puede emparentar ciertos pasajes de esta obra con “Un Año sin Amor”. Berneri retrata nuevamente un submundo oscuro, con reglas y códigos propios, sin demonizar ni juzgar a sus personajes. A partir del realismo y la cotidianeidad con la cual lo representa, nosotros como espectadores podemos rechazar o comprender a sus protagonistas. Allí es donde reside el elemento más interesante de Alanis, la incomodidad que generan las distintas situaciones que vive su protagonista.

Hay una esencial elección de casting, todos los actores encarnan a la perfección con sus personajes haciendo muy difícil distinguir la línea entre realidad y ficción, pero sin lugar a dudas es el trabajo de Sofia Gala el que lleva a la película a generar todas las sensaciones que el guion propone. Y más acertado aun es hacerla trabajar junto a su hijo Dante Della Paolera, la intensidad del vínculo trasciende la pantalla y hasta hay momentos de ternura tan genuina que sirven para respirar un poco ante tanta opresión.

Alanis no es una película agradable, nunca intenta serlo, es más bien una representación realista, como un documental de observación por momentos, de un sector marginal de la sociedad, que todos vemos pero no conocemos y a partir de trabajos como este podemos quizás empezar a entenderlos.