Alicia en el país de las maravillas (Alice in Wonderland, 2010) es quizás la película más intrascendente de Tim Burton, aquí trabajando en piloto automático y atrapado en su propia medianía. Los únicos puntos positivos son el diseño de producción y la hilarante participación de Helena Bonham Carter, en el resto de los apartados reaparecen viejos vicios del director: tenemos problemas narrativos varios, un guión escuálido, colores poco sutiles, personajes desaprovechados y un ritmo general un tanto tedioso. El formato 3D pasa sin pena ni gloria, recién durante el desenlace nos topamos con algunos detalles interesantes. Para colmo de males cae de maduro que han insertado en la mayor cantidad de escenas posibles al Sombrerero de Johnny Depp con vistas al innecesario lucimiento del actor, todo a través de martillazos contra una historia que le debe mucho al Hook (1991) de Steven Spielberg. Tan infantil como pasatista, la propuesta a fin de cuentas es otro triunfo del estilo por sobre la sustancia. Alguien le tendría que avisar al buenazo de Tim que el público agradece el equilibrio entre ambas vertientes más que la mera sobrecarga visual…