Me siento algo mal al ver una película con unos peluditos personajes que me quieren hacer reir.
De verdad. Y me siento mal por dos cosas: primero porque no está bueno que ellos después lean esto y no les caiga bien lo que uno diga y segundo, porque si el objetivo de ellos era la sonrisa, no lo han logrado.
Alvin, y sus otros dos amigos que ni tienen nombre en el cartel, secuaces en esta banda llamada “Las Ardillas”, nos invitan, sin éxito, a un viaje por un mundillo de inocencia, escatología y gags físicos de dudoso buen gusto y certificado mal humor.
Alvin, amaestrado por la mano de la directora Betty Thomas, quien otrora, hace más de diez años, dirigiera Dr. Dolittle (1998), se inserta a la fuerza en un mundo real donde no existen más que bandos buenos y malos, y un mundo en el que el hecho de que una ardilla hable, cante y baile, no sólo es lo más normal del universo sino que también, es lógico. Y que lo hagan, más tarde y en lugar de una ardilla, seis, es motivo de gran festejo.
Esta secuela de una primera parte que confieso, no he visto y no creo que vea nunca, está filmada siguiendo los lineamientos de la vieja escuela del Cine Argentino, esos años de loco brillo y edición juvenil, planos exteriores amplios, persecuciones, caídas y golpes que nos llevan inmediatamente a aquella época en la que Francella con un gesto nos hacía matar de la risa y en donde nunca creíamos que ese mismo ser de bigotes que decía “Uhhhh” un día iba a estar siendo visto por los ojos del mundo como “uno de los mejores actores de reparto del mundo”.
Aunque en este caso, no está Francella, está Alvin. Y dudo mucho que un día lo afeiten para hacer “una película de verdad”.
Hasta aquí, con los animalitos. Luego, tenemos geniales interpretaciones.
Por ejemplo, el personaje de Toby, alguien que en el cast puede aparecer como “Imbécil 1”, y sabremos de quién se trata será, a lo largo de la corta película, la figura humana que cuide de nuestras Ardillas.
Esto, porque Jason Lee, el que desde hace unos años nos cuenta que su nombre es Earl, atento a que su carrera ya no necesita de estas cosas salvo para hacer mejores regalos en navidad, aparece durante los 88 minutos de la película, sólo 4:34.
Es verdad. Los conté. De cualquier modo, no vas a ver esto y mucho menos lo vas a hacer con un cronómetro en la mano.
Yendo al punto del asunto: antes de que pasen 15 minutos de película, tiran a una señora en silla de ruedas por una escalera, escuchamos “Hey, You Got Me Rocking” cantada por las ardillas, una versión de “Stayin Alive” con la voz “finita” y nos preguntamos adónde nos hemos metido, qué estamos viendo, y qué tomó la gente que decidió la banda de sonido de esta “obra” para considerar que esos temas, clásicos, pero viejos, podrían prender en “los niños”.
Será cuestión de googlear cuánto recaudó la primera parte para entender un poco más, ¿no?
En el apartado técnico, Alvin y Las Ardillas 2 tiene un buen CGI con buenas texturas y no mucho más que “buenas”, siendo ya todo un logro que uno pueda poner tantas veces la palabra “buena” en una misma oración y sin poner un punto, tratándose de lo que estamos hablando.
Y el guión, en fin, les hago una prueba a quien quiera hacerla: Alvin y sus amigos tienen que ir a la escuela, allí encuentran humanos malos que los quieren castigar, pero mientras tanto, un nuevo grupo de Ardillas hembras, fanáticas de la “Alvin´s Band”, irrumpe en escena y ambos tienen que competir por un premio en metálico. Hay un enamoramiento. Hay un acercamiento. Miradas.
¿Es muy difícil prever que terminarán siendo un gran equipo y buscaran el Bien Común Americano?
Detalle 1: cuando las tres ardillitas hembras aparecen, y ya que nos han presentado a Alvin y sus Amigos con ropita, nos llama la atención que ellas estén desnudas. Y que lleguen en un sobre de FedEx. Alguien tiene que avisarle a los chicos de ese correo. Quedó claro que son rápidos, pero también quedó claro que TRANQUILAMENTE, puedo enviar SERES VIVOS. Ay, estas pautas publicitarias…
Detalle 2: El primer encuentro entre ambos grupos, es luego de cuarenta minutos de empezada la película. Ahí sí, llenos de cordura, ponen un tema que los niños conocerán: “I Want To Know What Love Is”. Sí. Claro. Ese. El de los lentos que bailabas cuando eras un niño. ¿Y el criterio? Bien, no hay de qué.
Esto afirma una situación realmente importante: esta es una película para que vayas con tu nueva novia soltera pero madre de dos hijos y apretarle la mano mientras los niños comen pochoclo y toman gaseosa aguada. No olvides esta recomendación.
Luego de eso, todo lo que dijimos que pasaría, caídas, el amor, más caídas, gran fiesta y sólo falta Obi Wan Kenobi, Gandalf y Wally para que estemos todos en Le Grande Finale.
Pero atención, que tenemos dos sorpresas más:
Un sobrecierre que EXPLOTA de mal gusto antes de los títulos y que hace que mínimo, sintamos curiosidad por ver este asunto y luego, la sorpresa final ya en los créditos: la película fue escrita por TRES personas.
No me extrañaría que esos tres, sean ardillas.