¿Qué oscuros secretos esconde en sus profundidades? ¿Qué tesoros de la historia yacen en su piso? ¿Cuán vasto es, y qué tantos recursos puede otorgarnos? ¿Hay vida aún desconocida?
El género survival es uno que ha ido ganando tracción en la producción hollywoodense debido a su fácil adaptación en el mercado. De una narrativa bastante similar entre sus distintos productos, destaca por su alta inversión en efectos especiales y en alguna que otra personalidad del star-system que lleve audiencia a las salas.
En la mayoría de los casos entrega un film mediocre. En otros, uno digno de aplaudir.
Otros se quedan en un puesto intermedio. Como el último trabajo de William Eubank.
En búsqueda de recursos, la compañía TIAN taladra a siete millas de profundidad de la Fosa de las Marianas. Pese a las advertencias, lo peor ocurre y la base subacuática comienza a implosionar. Seis empleados, al mando del Capitán Lucien y la ingeniera mecánica Norah Price, dan inicio a un arriesgado plan que les permita llegar a salvo a la superficie. Pero ni derrumbes, ni problemas de oxígeno o presión los puede preparar para el mayor problema: lo desconocido.
Si la película suena conocida, es porque probablemente lo sea.
Hay un gran esfuerzo de parte de Brian Duffield y Adam Cozad para que su guión no pase al olvido entre sus congéneres. Aun así, los puntos de giro y el carácter de ciertos personajes permiten dar con un patrón que posibilite al espectador saber lo que se viene.
Es, sin embargo, un esfuerzo digno de notar en el apartado técnico. Las tomas subacuáticas ya son suficientemente complicadas en condiciones normales, pero dar con una que efectivamente retrate la falta de luz, de esperanza, característica del piso marino, es admirable. La cinematografía de Bojan Bazelli, con una gran predominancia de los verdes fríos, se disfruta bastante.
Eubank logra dar algunos momentos verdaderamente atractivos en el género en cuanto a la desenvoltura de la acción. Aún con todas las ineptitudes del guión, se nota la mano de un cineasta con mucho camino por delante. Sumado a la fantástica banda sonora de Marco Beltrami y Brandon Roberts, el resultado es una trepidante y asfixiante batalla por la vida.
El elenco da lo mejor de sí a sabiendas de las trabas del género. Stewart, experimentada en el cine independiente, parece haber encontrado un balance para darle a su Norah algo más interno con lo que trabajar, haciendo caso omiso del evidente conflicto con el entorno.
J. Miller es Paul Abel, el mismo tipo de comic-relief al que nos acostumbró gracias a “Sillicon Valley” y “Deadpool”, y Vincent Cassell está automatizado a la función de autoridad lúcida y sagaz en la figura del Capitán Lucien, aquel que el argumento demanda.
Sobresale Jessica Henwick con su Emily Haversham, la pata más débil de equipo. En contraste con los demás, tiene mejor material con el que trabajar, y Henwick lo aprovecha al máximo con cada una de las horrorosas y traumáticas situaciones en las que cae el grupo.
La audiencia deberá prepararse para respirar profundo y no mirar demasiado en los detalles. Puede que “Underwater” sea la experiencia terrorífica que todos imaginamos cuando pensamos en el fondo del mar, pero hace un gran esfuerzo por llegar ahí.