Amigos con beneficios (Friends with benefits) afortunadamente no es Amigos con derechos (No strings attached), la premisa inicial podrá llegar a ser la misma, demostrar la liviandad con que un hombre y una mujer pueden basar la amistad sólo en encuentros sexuales desprovistos de sentimientos, pero el desarrollo es bien distinto.
Aquí, Mila Kunis (la bailarina por la que Natalie Portman pierde la cabeza en El cisne negro y figura de la sitcom That 70's show) es una cazatalentos neoyorquina que acaba de ser abandonada por su novio en la puerta del cine que proyectaba un revival de “Mujer Bonita”. Con un poco de reclutadora de personal y otro tanto de relacionista pública, su trabajo consiste en encontrar los ejecutivos ideales para posiciones de alto rango en diversas empresas. Como parte de su rutina logra convencer al fundador de un popular blog angelino (Justin Timberlake en uno de sus mejores trabajos cinematográficos) para ocupar el cargo de editor de la revista GQ en las oficinas centrales de Nueva York. Ambos acaban de finalizar relaciones duraderas y descreen de todo aquello que las comedias románticas y el mecanismo hollywoodense intentan hacernos creer. Casi al pasar y sin pensarlo demasiado, ni siquiera midiendo las consecuencias que esto puede llegar a traer aparejado, deciden llevar su amistad un paso más allá y convertirse en amigos con ciertos beneficios. No hay obligaciones, caricias después del sexo, ni ataduras. Pero hasta los detractores más férreos del amor de novela pueden caer en sus redes.
Desde el minuto uno, esta revisación de las comedias románticas se propone romper con el esquema típico que inunda las pantallas cada temporada y, de paso, criticar al mismo género al cual pertenece. Hay clichés que sirven para parodiar los propios lugares comunes de las historias rosas, aunque en efecto el final de Amigos con beneficios roce y esté a punto de caer en uno también. Timberlake compone un personaje que le sienta a la perfección y se lo nota cómodo, relajado y confiado en que es capaz de transmitir convicción a través de este joven profesional que se debate entre su familia en Los Ángeles (Richard Jenkins como su padre tiene sus momentos de lucimiento) y su carrera en la Gran Manzana. Kunis, de una belleza exótica y magnética, vuelve a sus orígenes y pone en práctica su timing para la comedia. Tanto Patricia Clarkson como Woody Harrelson se llevan los aplausos en las pequeñas participaciones que tienen como la madre de ella y el colega de él, sin por ello opacar o desdibujar a los verdaderos centros de la historia.