La vida y la muerte son temas clásicos de la ficción. Pero la posibilidad de interrumpir la vida mediante una muerte inesperada aunque acordada de antemano de manera profesional, ya es un concepto más extravagante. Es el concepto de Amor por Sorpresa.
Jacob (Jeroen van Koningsbrugge) no es un hombre feliz. Desde niño que no demuestra sentimientos, y la muerte de su madre lo lleva a querer ejecutar una decisión tomada: suicidarse. Claro que en su residencia, repleta de servidumbre, se le complica encontrar la privacidad para ahorcarse, dispararse con una escopeta o asfixiarse. Entonces descubre Elysium, una empresa privada que se especializa en lograr que los clientes tengan un buen viaje al otro mundo, utilizando tácticas y momentos que uno puede elegir. Jacob opta por la sorpresa, de manera que el deceso sea inesperado. Minutos después de firmar el contrato, conoce a Anne (Georgina Verbaan), otra aspirante a “viajera”, y la atracción será inmediata. Mientras esperan ser atropellados o algo por el estilo, empezarán a compartir momentos, bailar tango, andar en los carísimos autos del muchacho… El hasta el momento insensible Jacob comienza a sentir apetito por la vida… y ganas de no morir aún, por lo que pide una prórroga a Elysium. No será nada fácil alterar los papeles, así que los recientes enamorados pasarán a estar en problemas que, les guste o no, podrán hacerlos “viajar” cuanto antes.
Luego de ganar el Oscar a la Mejor Película Extranjera por Carácter, en 1998, el director holandés Mike van Diem fue tentado por Hollywood. Estuvo cerca de filmar Juego de Espías, que recayó en Tony Scott. Tras una serie de frustraciones, enfocó su talento en los avisos publicitarios. Amor por Sorpresa marca su regreso al largometraje, y con una comedia romántica que, más allá de algunos elementos esperables si esta película se hubiera hecho en los Estados Unidos (golpes, disparos, persecuciones), posee un tono melancólico que la vuelve entrañable. La premisa remite a Al Filo de la Muerte (título argentino de The Game, de David Fincher), a la nacional La Corporación, a cargo de Fabián Forte, con algo de Los Agentes del Destino. Sin embargo, la película de van Diem se sostiene por sí misma, y también es convincente durante las escenas dramáticas.
Con una apatía que no esconde ternura, Jeroen van Koningsbrugge hace querible a Jacob. Su inexplicable carisma le sirve para conquistar a Anne y al espectador, como un James Stewart de los Países Bajos. Georgina Verbaan funciona como su complemento ideal, y el resto del elenco no desentona en el código que maneja la película.
Amor por Sorpresa no llega a ser una obra maestra y la resolución queda forzada, pero le alcanza para dejar pensando en cómo el amor se puede imponer a la muerte.