Una señora elegante y manipuladora.
Lady Susan Vernon (Kate Backinsale) es una hermosa viuda de la alta sociedad inglesa del siglo XIX, muy culta y refinada pero que se ha quedado sin un centavo y sabe disimularlo muy bien. Sin aceptar que no tiene en realidad donde vivir visita parientes y vive divinamente como invitada.
Sabiendo que debe buscar una solución a su precaria economía, Susan hará cualquier cosa con tal de conseguir un buen marido para su hija, y tal vez uno para ella también. Con pocas opciones en su lista decide instalarse en la casa de su familia política, donde es bien recibida por su cuñado y mirada con desconfianza por su cuñada.
Hermosa y terriblemente manipuladora, Susan arma un tremendo revuelo en la casa, y su cuñada no tarda en descubrir el tendal que ha dejado en todos los sitios que ha visitado. Celos, engaños, y otros pormenores trascurren en el lugar, pero siempre manteniendo el decoro y respetando la hora del té.
Basado en el relato corto de Jane Austen “Lady Susan” el filme refleja a la perfección la sutileza con la que la autora describe a la pacata sociedad de la época, pero a diferencia de otras adaptaciones aquí el eje no son los sentimientos ni los romances, sino esa cualidad que desarrollaban las mujeres en esos tiempos en los que estaban siempre relegadas a un segundo plano, que las llevaban a aprender a mover los hilos desde la sombras para lograr lo que querían, a disimular sus emociones y disfrazar palabras.
Kate Backinsale interpreta magistralmente a esta cínica señora que sin culpas ni remordimientos manipula a todos a su alrededor, incluso a su propia hija, con tal de asegurarse su futuro.
Entre mansiones, porcelana, vestidos y sombreros transcurre esta comedia que si bien se burla de las costumbres y la hipocresía de la época, termina dejando de lado la ironía y la crítica para convertirse en una novela que por momentos resulta demasiado contenida y hasta acartonada.
Alrededor de la protagonista las actuaciones son correctas, y tanto las interpretaciones como la puesta en escena es bastante teatral. Sin ser la mejor adaptación de la autora, esta película es una correcta comedia costumbrista, con un final redondo; pero también un interesante retrato de la época, a través de los ojos de Jane Austin.