La temática de la locura ha sido abordada repetidas veces en el género del drama romántico; siempre ha sido una buena forma de crear cierta empatía con el ñpersonaje, ya sea por gracia o lástima; pero grandes amores de la pantalla han tenido su cimiento en la demencia de uno (o ambos) miembros de la pareja.
El español con fuerte presencia en Argentina Beda Docampo Feijoo parece haber tomado nota de esto, y en base a esta premisa construyó su último film que, en realidad, data de 2009, Amores Locos; y aunque aquí seguramente no estemos frente a un gran amor que perdurará en el recuerdo de la pantalla, sí logró crear un film correcto, eludiendo algunos lugares comunes esperados, eso sí, dije algunos.
Enrique (Eduard Fernández) es un psiquiatra que vuelve a España desde los EE.UU., en una visita al Museo del Prado se encuentra con Julia (Irene Visedo) una guía y cuidadora del lugar; y como un flechazo, ni bien ella lo vea caerá desmayada. Es que ella está convencida de que ellos son los protagonistas de una pintura anónima del Siglo XVII, “La clase de música”, y como una suerte de reencarnación están destinados a continuar con el amor que siglos atrás, asegura, quedó trunco.
Nuestro prtagonista aceptará, escuchará sus argumentos a cambio de que poder tratarla como paciente, secretamente la analizará para un ensayo sobre la demencia en la pasión desenfrenada. Julia demuestra tener visiones sobre la imagen de esa pintura, y de cómo continúa la historia y lo que la rodea. Muy pronto el psiquiatra descubrirá que hay algo más, una historia oculta a revelar.
Este no es el único romance que atraviesa la película, aleatóriamente podríamos decir que todos los personajes, en mayor o menor medida se encuentran signados por algún amorío; un colega y amigo de Enrique se enamora de una prostituta a la que trata como una novia en alquiler, la hermana quiere quedarse embarazada para retener a su amante casado, la ex esposa infiel utiliza todas las armas para reconquistarlo, su hija recibe cartitas de un compañero; y por el lado de Julia, su abuela recibe poemas anónimos desde un celular, además de esa otra historia oculta.
Docampo Feijoo, hizo un film más que sobre el amor, sobre la pasión, sobre eso que no podemos controlar, y se pregunta si eso es algo que puede tratarse clínicamente, la respuesta estará en cada espectador.
Con una trayectoria despareja en la que encontramos puntos notables como "Quiéreme" y el telefilm "Locos de Contentos", pero otros insufribles como "Buenos Aires me mata", "El mundo contra mi" y "Ojos que no ven"; aquí maneja tanto la historia como la estética con solvencia, la película se sigue con un ritmo cálido y evita los golpes bajos, aunque en los tramos “históricos” (como ya lo ha demostrados en otros de sus filmes) cae en cierta ampulosidad.
Otro dato en contra es que ciertas incoherencias o puntos flojos en la trama la pueden debilitar, será cuestión de creer todo lo que se nos muestra.
Fernández y Visedo logran buena química, y sobre todo ella luce muy luminosa aunque su personaje podía ser algo oscuro; y el resto del elenco, en el que contamos entre otros con Marisa Paredes como la abuela de ella, acompaña de manera sólida.
"Amores Locos" no es film perfecto ni mucho menos, es un drama correcto, menor, para amantes de este tipo de historias en donde el amor flota en el aire y todos se rigen por él. A estos, público al que va dirigido, les hará pasar una y media grata y ligera; quienes busquen algo más tal vez la vean algo cursi, son cuestiones del romance, no siempre entiende de razones.