Animal

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La vida le sonríe a Antonio. Matrimonio feliz, hijos, un buen trabajo, vive en una casa hermosa en Mar del Plata y el dinero nunca es un problema. Hasta que un día, mientras sale a correr frente al mar, en un plano secuencia que evoca algo de "Birdman" (Bo es uno de los guionistas de ese filme), se detiene un segundo y pierde el conocimiento. Armando Bo, en su segunda película después del logrado debut de "El último Elvis" y el Oscar por el citado largometraje de Alejandro González Iñárritu, pone el foco en el derrotero de este hombre (interpretado magistralmente por Francella) y en qué se convierte con tal de salvar su vida. Un riñón es lo que necesita Antonio. Y el salvajismo al que alude el título atraviesa esta historia. Porque cuando los canales tradicionales del sistema de salud no siguen un curso lógico y los tiempos se agotan, Antonio se pasará al costado ilegal, sin meditarlo demasiado ni evaluar los costos. Allí se topará con Elías (Federico Salles, impecable) y Lucy (Mercedes De Santis), una pareja sin rumbo ni escrúpulos. Elías está dispuesto a ceder su riñón a cambio de una casa. Y en ese extraño intercambio comienza lo más intenso de la trama. Todo se pone tan áspero que la tensión invade el cuerpo del espectador. Quizá allí resida lo mejor del filme de Bo, quien supo manejar los hilos para demostrar que las situaciones límite generan transformaciones que no tienen retorno.