Anomalisa

Crítica de Fernando Casals - Revista Meta

LAS VOCES EN TU CABEZA

“Anomalisa” es un profundo, ingenioso y triste retrato de la alienación del amor, filmado en hermosa animación stop-motion. Charlie Kaufman arma una historia muy pequeña con grandes preguntas. “¿Qué es ser humano?” dice Michael Stone (la voz de David Thewlis) un famoso orador motivacional en medio de una crisis existencial. De visita en Cincinnati para dar un discurso sobre asistencia a clientes en una convención, luchará con su contenida desesperación en cada interacción social.

Nada fuera de lo ordinario, hasta que nos damos cuenta que para Michael todo el mundo tiene la misma voz (todas las voces de Tom Noonan). La homogeneización de su universo. Incluso cuando hace una cita para ver a su antigua amante, su voz es idéntica a la de todos los demás, sólo un poco más enojada.

Cuanto más conocemos a Michael, más cuesta quererlo, sin embargo su patetismo lo hace extrañamente más cercano. Sin olvidar que estamos hablando de muñequitos en escala 1/6. Por lo cual uno podría pensar que la decisión de contar esta historia de esta manera le daría a la película una sensación más impersonal, pero mágicamente el efecto es el contrario. Hay algo acerca de la animación stop-motion – el movimiento cansino, la cálida iluminación – que lo hace lucir dolorosamente real.

Michael es un hombre en crisis y con enormes problemas para conectarse con otros. ¿Quién va a asitir al hombre que asiste a las personas que asisten a los clientes? bueno, por casualidad, Michael conoce a un par de mujeres, una de ellas, Lisa (Jennifer Jason Leigh) suena como nadie más. Tiene la voz de… Lisa

Y siendo una película de Charlie Kaufman, nunca nada es sencillo, incluso cuando se habla sobre las banalidades de la vida, sí, incluso las banalidades de la vida no son simples. Si hay un problema, o el atisbo de una ocurrencia, Kaufman florea su estilo único en cada línea de dialogo.

Los guiones de Kaufman lo han puesto en un nivel que la mayoría de los guionistas no alcanzan. Porque se puede aprender a escribir, pero no se puede aprender a tener ideas y a expresarlas a través de estados de ánimo y sentimientos de manera tan inteligente, honesta y sorprendente.

Y como en sus películas anteriores, sigilosamente se mueve a través del mundo que construye, para averiguar el destino de los sentimientos. En esa búsqueda -con suerte- sus personajes podrán encontrar su propia voz y escuchar la del otro dentro de ese cuentito imperfecto que es el amor, la anomalía, esa flor entre la maleza de la vida ordinaria.