El cine industrial europeo viene haciendo justicia con tópicos otrora escabrosos como las miserias de la resistencia o las atrocidades cometidas por las milicias de ocupación, poniendo en el candelero eso de que los nazis no fueron los únicos genocidas de la Segunda Guerra Mundial (la masacre fue potestad de todas las potencias involucradas). Como si se tratase de una versión sintética de Black Book (Zwartboek, 2006), la muy interesante Anónima: Una Mujer en Berlín (Anonyma: Eine Frau in Berlin, 2008) retrata con agudeza las vejaciones que padecieron las alemanas durante la invasión soviética de 1945. Más allá del contexto circunstancial de revancha bélica, lo que sobrevuela constantemente es la mugre ideológica del machismo, esa respuesta idiota a las frustraciones e inhibiciones de los pobres diablos (si la voluntad de imponerse como hobby frente a la mujer es propia de los cobardes, el maltrato ya califica de furia gratuita derivada de un deseo homosexual reprimido). Con una gran actuación de Nina Hoss, este “diario de campo” no deja títere con cabeza en su afán desmitificador para con las mal llamadas “fuerzas de liberación”, hoy el patético Ejército Rojo…