Demasiado maquillaje
Un dato fundamental y bastante evidente para quien conoce la película: Antes del estreno es algo así como una remake de Opening night de John Cassavetes. Tenemos una actriz a punto de estrenar una nueva obra. Tenemos a su marido director (en la versión de Cassavetes es director de teatro y va a estrenar la obra con ella, en la de Giralt es director de cine y nunca ha trabajado con su esposa). Los días previos a la función. El trabajo de una actriz, la inseguridad, las relaciones afectivas. Giralt agrega una hija, un entorno más rural, mayor rigor en la puesta en escena. Pero los proyectos se parecen demasiado.
¿Por qué resulta fundamental este dato? Porque la comparación es inevitable. Y de una comparación con Cassavetes no se suele salir indemne.
La película está filmada con largo planos secuencia que se pasean por los espacios, por los personajes. Ya sea dentro de un auto, con un trayecto en el que se va sumando gente; dentro de la casa; por los jardines; desde adentro hacia afuera o de afuera hacia adentro. La cámara es casi un personaje más: mira a uno, después pasa al otro, sigue al siguiente, se pierde, se cruza. La puesta en escena es fundamental en Antes del estreno y es muy rigurosa. También es rigurosa la idea de seguir a estos personajes sin pausa a lo largo del fin de semana que precede al estreno de Casa de muñecas en el teatro San Martín.
No se puede decir que Giralt no sea fiel al juego que se propuso crear en esta película ni que sea infiel a sus personajes, centro fundamental de una película sin argumento. El problema radica en una paradoja esencial que está en la base de la concepción de Antes del estreno: la de la imposibilidad de poder combinar el artificio minimalista y refinado de la puesta en escena con la intensidad que se necesitaría en las actuaciones.
Erica Rivas ha mostrado ya sus enormes capacidades como actriz y fue capaz de sostener una película muy intensa en la que aparecía prácticamente en todos los planos (estamos hablando de Por tu culpa), pero en Antes del estreno queda deslucida. ¿Actúa ella peor en una que en otra película? Para nada. El problema es lo que se quiere hacer con su personaje: jugado entre la diva caricaturesca y la mujer insegura, el personaje de Juana Garner no termina de constituirse porque en realidad nunca terminar de tener un momento para sí misma. O está rodeada por su familia o está rodeada por sus amigos o está ensayando la obra de teatro. Los pequeños momentos de angustia, que se perfilan al pasar, ocurren tan al pasar pero a la vez señalados de forma tan obvia que más que permitirnos vislumbrar una intimidad inaccesible manchan la película como signos semánticos no digeridos. La idea de mezclar realidad y ficción, vida con teatro, conversación con líneas de diálogo (idea que, de nuevo, Cassavetes había desarrollado a la perfección) no funciona nunca por un detalle muy simple: cuando Juana está ensayando sus parlamentos para Casa de muñecas, habla siempre de modo artificioso, habla en español traducido, usa siempre tiempos compuestos. Si el espectador elige entender que Juana está hablando también de la relación con su marido, tendrá que hacerlo a puro esfuerzo interpretativo.
Otro recurso para sugerir intimidad está dado por los ralenti que cada tanto puntúan la película. Un detalle: estos ralenti ocurren en medio de largos planos secuencia y se aplican sobre un metraje que evidentemente no fue filmado para generar luego ese efecto. ¿Esto qué quiere decir? Que los ralenti son feos, están mal hechos, cortan la película más que hacerla fluir.
A diferencia de lo que había hecho Cassavetes, Antes del estreno no se centra exclusivamente en la actriz protagónica, sino que suele dejarla de lado para seguir a su marido e incluso a su hija y amigos. Esta probablemente sea una de las mejores decisiones de Giralt, porque permite que circule cierto aire por la película, le permite variedad, le permite construir un mundo que así adquiere densidad.
El problema con estas escapadas de la protagonista es que funcionan de la misma forma que lo que veíamos con ella: movimientos de cámara fluidos, buenas actuaciones, diálogos aceptables, pero todo lo que pasa lleva la marca de una intensidad que deberían generar los actores pero que la película no se detiene para generar.