Misterios de un alunizaje
Esta es una docuficción sobre un hecho que puede haber ocurrido o no. Precisamente la intención de este thriller de ciencia ficción, tiene la función de sembrar la duda en el espectador, si realmente lo que está viendo fue real, o forma parte de la imaginación de los guionistas de esta película que dirigió el madrileño Gonzalo López-Gallego.
Con una narración cinematográfica que se apoya en el cine documental y de ciencia ficción "Apollo 18..." va detallando instante a instante, lo que ocurre cuando la Nasa decide convocar a tres astronautas para enviarlos en una nueva misión a la Luna.
El proyecto es absolutamente secreto y los hombres ni siquiera le podían revelar lo que iban a hacer a sus propias familias. Esta misión se llamó Apollo 18, de la que ni la NASA es capaz de definir si se realizó o no. O mejor dicho, más bien niegan el hecho.
EN EL VACIO
Lo cierto es que una vez realizado el alunizaje por los astronautas, éstos descubren una serie de hechos que comienzan despertar en ellos una misteriosa sensación de inseguridad. A pesar de tener mentalidad científica, los pilotos sufren de cierto pánico y más aún cuando descubren una nave soviética parecida a la norteamericana y más tarde manchas de sangre dentro y fuera de la cabina, por lo que presumen que sus colegas rusos están muertos.
¿Quién los mató? ¿Por qué murieron, o cuáles son las causas? es algo que los norteamericanos se disponen a investigar. Poco después una rara situación se produce dentro de la nave mientras descansan. Se escucha un ruido y más tarde una pequeña roca lunar aparece fuera de la bolsa hermética en la que se la había colocado.
Más tarde se escuchan ruidos afuera de la nave y lo que sigue es la exploración a un cráter lunar, que parece una cámara refrigerada, por el intenso frío que se encuentra en esa extraña cavidad y a continuación uno de los astronautas vive una particular sensación, según lo comenta, en la que cree que su cabeza está por estallar.
LA MISION
El hecho se dice ocurrió en 1973 y el director Gonzalo López Gallego, igual que su colega Rodrigo Cortés (también español), en "Enterrado", lo que se propone explorar, es la sensación de claustrofobia y de asfixia que percibe tanto el espectador, como los mismos protagonistas, al sentirse atrapado u observado por algo que no se sabe qué es.
Con planos cerrados y prácticamente en una sola locación, López Gallego se las ingenia para ir creando una espiral de suspenso y terror que va in crescendo, a la vez que mezcla imágenes de videos y tomas subjetivas que dan cuenta de lo que viven esos hombres, poco antes de un desenlace que aún hoy permanece en el misterio.
Un guión poco trabajado, repetitivo, con escenas a las que le falta un mayor desarrollo dramático, el director trabaja la idea de un "terror externo que acecha" y lo hace con recursos que terminan convirtiéndose, por momentos, en una insalvable sensación de monotonía.