Las películas de terror en clave de falsos documentales se niegan a morir. Desde El Proyecto Blair Witch, en 1999, que el subgénero es usado para contar de manera más vívida y anticonvencional historias de invasiones extraterrestres (Alien Abduction, que en realidad es anterior a El Proyecto...), zombies hambrientos (REC y su secuela), bestias gigantes como Godzilla (Cloverfield: Monstruo), casas embrujadas (Actividad Paranormal y sus secuelas), posesiones satánicas (El Último Exorcismo, la argentina Incidente).
Apolo 18 – La Misión Prohibida es el caso más reciente. Ahora hay más elementos de ciencia-ficción y los sucesos ocurren fuera de la Tierra.
En los 60 y principios de los ’70, eran comunes las misiones tripuladas al espacio. El programa Apolo, de la NASA, realizó diecisiete misiones, y seis pudieron aterrizar en la Luna. El Apolo 17, en 1972 parecía ser la última misión al satélite natural de nuestro planeta. Parecía: un año después, una misión no oficial es enviada allá, con el supuesto objetivo de instalar un satélite artificial. Los dos astronautas responsables del objetivo empezarán a advertir que algo no anda bien en el territorio lunar. Hay algo extraño en el ambiente, en las rocas... Sus temores quedarán confirmados cuando encuentran los restos de una misión soviética, que incluye un cadáver y sangre por todos lados. Los astronautas descubrirán que el Departamento de Defensa —que financiaba la misión— sabía lo que estaba ocurriendo, y que dependerá de ellos salvarse de la inusual amenaza que mora en la Luna.
Todo esto, contado con cámaras de 16mm manipuladas por los protagonistas y por las ya instaladas en el módulo espacial. Filmaciones supuestamente perdidas que aparecieron hace poco en Internet. Además, al principio y al final se recurre a la utilización de imágenes de archivo muy hábilmente mezcladas con las partes de ficción. Como una versión más barata de los primeros minutos de Transformers 3: El Lado Oscuro de la Luna, en la que también se presentaba una teoría —más delirante, por supuesto— de por qué el Hombre nunca más volvió a esa parte de la Vía Láctea.
Al principio, la recreación de la vida de los astronautas en el espacio es realista, aunque bastante densa, pero con el correr de los minutos va aumentando la tensión y la sensación de claustrofobia. En cuanto a la naturaleza de lo que acecha a los personajes, no conviene adelantar demasiado.
El director español Gonzalo López-Gallego viene de dirigir los largometrajes Nómadas, Sobre el Arco Iris (en donde ya había una estética de cámara en mano) y El Rey de la Montaña, en la que dirigió a Leonardo Sbaraglia. Con Apolo 18 debuta en Estados Unidos con esta película, y lo hace con muy buen pulso. Pero el nombre con más peso en el film es el del director —pero esta vez productor— Timur Bekmambetov, responsables de Guardianes de la Noche, Guardianes del Día y Se Busca. Este cineasta ruso se está volviendo un peso pesado en Hollywood y prepara Abraham Lincoln: Vampire Hunter.
Pese a que los falsos documentales terroríficos ya empezaron a agotarse, y sin ser genial, Apolo 18 – La Misión Prohibida se las arregla para poner nervioso al espectador y hacerle experimentar miedo en tiempo real, como si lo que vemos en la pantalla hubiera sucedido realmente.