Owen Wilson y Vince Vaugh, miembros del Frat Pack, dos actores que tienen su puesto de estrellas de comedia asegurados, con una gran química entre ellos, regresan con esta nueva comedia del director Shawn Levy (realizador desparejo pero que en los últimos años ha hecho películas muy taquilleras). En ella, los amigos pertenecen a una generación atrasada, que no supo ponerse al día con la tecnología, y a quienes el tiempo se les fue de la mano. Se les fue y lo notan cuando se quedan sin trabajo, aquel que consistía en hacer lo que ellos sabían: vender. Pero vendían relojes, y hoy ya nadie mira su muñeca para saber qué hora es.
Por eso, tras una gran escena en la que suena y cantan “Ironic” de Alanis Morisette, los muchachos que creen tener una gran venta asegurada, se enteran por otra persona que de repente pasaron a ser desempleados. ¿Y ahora?
Nick (Wilson) cae en las manos del excéntrico marido de su hermana, y es allí cuando hace su pequeña participación especial otro de los miembros del Frat Pack, ni más ni menos que Will Ferrell. A Billy todo le cuesta más, pero al sentarse frente a la pantalla de pc, descubre dónde está el futuro: en Google.
El lugar que hace unos años fue designado el más divertido en el que se puede trabajar comienza a tomar pasantes. Pero Billy no puede ir a por eso él solo, tiene que hacerlo acompañado de Nick, su hermano de toda la vida. Claro, que no va a ser tan sencillo como iba a creerlo.
Sin embargo, allí están. En el mundo de Google. Logran entrar a competir, siendo el centro de las miradas de los demás pasantes, todos jóvenes, tecnológicos y muy inteligentes. Nadie les pone fichas y terminan en el equipo de los marginados, aquellos a los que nadie elige.
Toda la película va a ser una prueba tras otra, individual pero también colectiva.
Sí, “The Internship” es una oda a Google. Pero es también una película divertida y simpática sobre personas que necesitan saber que sus vidas no están destinadas a trabajos aburridos hasta el día de su muerte, que nunca es tarde para tomar una decisión que te cambie la vida, ya sea postulándote para trabajar en el lugar más deseado por todo el mundo, como decidiendo salir en una cita tras tantos años dedicados sólo al trabajo.
“The Internship” no le escapa a las referencias sobre todo cinéfilas. Los Juegos del Hambre, Harry Potter, X-Men y hasta Flashdance aparecen (me reservo contarles cómo, pues ahí radica la gracia). Grandes gags surgen a partir de ellos.
La dupla que nunca falla, recordemos el gran e inesperado éxito de “The Wedding Crashers” lo hace otra vez. Son ellos sobre todo el motor de una comedia más larga que lo habitual, pero que no se siente estirada.
Su opuesto es Max Minghella, actor que se lo vio en otra película que habla sobre la tecnología pero aquella vez enfocada de manera más oscura en cómo influyen en las relaciones, “The Social Network”.
Además del abanico de personajes que serán los compañeros de los dos amigos ya adultos, aparece en pantalla la figura femenina y es ni más ni menos que Rose Byrne, cuyo personaje sufre una transformación acorde al aprendizaje de Nick.
Resumiendo, el film es una propuesta divertida y refrescante, con claras moralejas (nunca es tarde para volver a empezar, todo es mejor en equipo, a veces hay que levantar la mirada de la pantallita del celular, una vida dedicada sólo al trabajo es una vida vacía…) y no falla. Ideal para pasar un buen rato y salir con una sonrisa en el rostro.