Un cuervo de mascota
Ganadora del Festival Bafici 2012 (Mención especial) y del Oso de Oro en Berlín (Mejor ópera prima), Aprendiendo a volar (Kauwboy, 2012) nos transporta al mundo de un niño de diez años y su amistad con una cría de cuervo.
Jojo (Rick Lens), un chico de diez años que intenta escapar de su solitaria niñez debido a la poca atención que le presta su padre y a una madre ausente (de gira con su banda en Estados Unidos), entabla una amistad con una cría de cuervo, depositando en él su necesidad de crear una conexión con alguien.
Luego de dar una rápida leída a la sinopsis, la mirada pre concebida de espectador antes de ver el film, podría inclinarse a que la película girará exclusivamente en torno a la relación in crescendo entre el niño y su cuervo, pero descubriremos para nuestra sorpresa, que la crianza del pájaro funciona como un escape de los problemas reales que Jojo vive en su casa, y de asuntos familiares con los que este prefiere no lidiar y guardar en su interior.
Ronald, el padre de jojo (Loek Peters), se construye como un personaje esencial en el film, ya que, si bien se introduce como una ausencia en las primeras escenas (durante los primeros 15 minutos solo lo vemos desde su auto cada vez que se dirige o regresa del trabajo), y de a poco se irá materializando y convirtiendo en un personaje cada vez más enigmático e interesante.
Sabemos que uno de los conflictos del film tendrá que ver con la aversión de su Ronald hacia los animales, tema que Jojo menciona desde el primer momento a través de la frase: “Mi padre dice que los animales y las plantas pertenecen al exterior”, pero de a poco se descubrirá el verdadero conflicto, mucho más enriquecedor que el simple ocultamiento del cuervo a su padre.
La estética del film, a través de planos cerrados y del bellísimo recurso que utiliza el director (congelar las imágenes para hacerlas perdurar unos segundos más en el tiempo) y la calidez de la música folk de Ricky Koole que acompaña a nuestro personaje en distintos momentos claves de la historia, solo puede definirse como exquisita.
Y si a esto le sumamos el punto de vista puesto en la inocente mirada de Jojo, y su creciente amistad con una amiga que busca reflejar el naif “primer amor”, nos dará como resultado a una película caracterizada por un relato fresco y sencillo, y que consigue con éxito evitar los golpes bajos que se destacan en algunos films hollywoodenses del estilo, como ocurre con Siempre a su lado (Hachiko 2009) o Marley y yo (Marley and Me, 2008).